miércoles, 11 de mayo de 2022

En contra del “Sistema”

  

 


“Era 1974 yo cumplía los 35 años de edad y estaba regresando al país, luego de culminar mis estudios de postgrado en gerencia y en economía en los Estados Unidos. Es entonces cuando conscientemente decido concentrar toda esa vocación de servicio y pasión por la educación en un proyecto en el que pudiera sintetizar toda mi experiencia organizacional, gerencial, económica, musical y pedagógica. Ya contaba con todas las herramientas intelectuales necesarias para construir una gran institución, una gran empresa educativa, social y cultural para mí país. Por esos años solo había dos orquestas en el país”.

Entrevista que brindó el Maestro Abreu al periódico zuliano Versión Final en el año 2011.

 

Nunca me ha gustado el apelativo de “Sistema” para designar a las orquestas juveniles en Venezuela, es una palabra con demasiada carga fascista para identificar a las orquestas y los músicos que hacen arte, y del más sublime, en nuestro país.

“Sistema” suena a nazismo, a esas organizaciones temibles y mafiosas que nacieron a la vera de un régimen criminal como lo fue el Reich de Adolf Hitler, o si lo prefieren, a esas entelequias revolucionarias que tanto gustaban al Teniente Coronel de Paracaidistas Hugo Chávez Frías, que para todos los efectos, también era un fascista.

Si bien es cierto, y en opinión del politólogo Aníbal Romero, el chavismo es un régimen de izquierda radical, guevarista y antidemocrático, no menos cierto que dentro de su afición populista utiliza y permite la participación de elementos fascistas, sobre todo a niveles simbólicos.

Hay todo un movimiento en el país que, agradecido con la obra del maestro José Antonio Abreu en levantar y sostener a las orquestas en nuestro país, están dispuestas a olvidar y hasta borrar, ese lado oscuro de su vida, de complaciente funcionario a favor del régimen y sus capos, de maestro de ceremonia y productor de eventos masivos y populares, que buscaban darle brillo a unos pillos sin cultura, de servir como carta de presentación a una dictadura militar que combatió, asesinó, encarceló, a la juventud rebelde que le presentó batalla en las calles a sus hordas de Guardias Nacionales, enfrentando vehículos blindados, armas de fuegos y químicas, con escudos de cartón y banderas tricolores.

El maestro Abreu era un hombre de muchos talentos, y El Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (SNOJIV), son un recuerdo perdurable de su pasión por la música y de su vocación de cultor de brillantes músicos que han destacado en el orbe, pero fue un pésimo actor político, aunque sea admirado por su perseverancia y su fino instinto de sobrevivencia, tuvo que hacer cosas que moralmente son reprobables, y políticamente se convirtiera en un cómplice de una maquinaria opresiva y embrutecedora.

Lo sano sería tratar de buscar el balance justo entre sus virtudes y pecados, dibujarlo para la historia como un hombre imperfecto, en vez de tratar de endiosarlo y convertirlo en otra figura falsa de estas décadas perdidas de socialismo del siglo XXI, pero él mismo se encargó de dejar toda una hagiografía, que lo pintan más como un santo, que como en realidad era, un hábil oportunista.

Es posible que sea muy temprano para hacer un balance en la vida del fundador del “Sistema” y que le corresponda a otras generaciones hacer la revisión de su obra, lo que si voy a tratar de hacer, es de convencer a los responsables de las orquestas (incluyendo al sucesor del maestro Abreu, Gustavo Dudamel), a sus integrantes y administradores, tanto docentes como alumnos, de sus trabajadores y de su público que siguen con pasión sus programas y conciertos, que ya es hora de que le cambien ese horrible moquete y dejen de llamarlo el “Sistema”, que lo que hace es restarle dignidad y aprecio por lo que hacen tan bien, aunque entiendo que ya es una franquicia internacional.

 Y no es que en la antigüedad clásica no existieran los sistemas, con esa cualidad de orden, de suma de elementos, que constituía un todo orgánico y universal, pero no sería reconocidos como tales, allí está la obra de filósofos como Platón y el mismo Aristóteles, cuyos trabajos rebozaban coherencia y desplegaban un orden riguroso, pero en esa época no se conocía la palabra sistema con el significado que hoy le damos, tuvieron que pasar siglos para que el conocimiento sistematizado, primero llamado Suma, llegare a ser sistema.

Según Martin Heidegger en su libro, Schelling y la Libertad Humana (1941), nos explica:

 

… la palabra en griego significa “yo pongo junto”. Ello puede significar dos cosas. En primer lugar: yo ensamblo en un orden… quiere decir también: yo acumulo, incluso sin una red ordenadora previamente dada, cualquier cosa con cualquier cosa, sin escogencia ni fin… Entre esos extremos opuestos de la significación, ensamble interno y mera acumulación, se encuentra otra, según la cual sistema significa: marco… todo esto indica que el sistema posee esta interna posibilidad de oscilar entre ensamble, amontonamiento y marco, que todo sistema auténtico permanece siempre amenazado de decaer en inauténtico.

 

Por cierto Schilling utilizaba la palabra sistema, como una “concepción científica del mundo” y de las maneras de pensarlo, era utilizando como la herramienta fundamental para el idealismo alemán. Y fue esta noción de sistema la que evolucionó con un fuerte contenido matemático, que trataba de darle orden a las cosas de acuerdo a unas fórmulas que contabilizaban grupos, series, familias de objetos y actividades y que llegan hasta el día de hoy como una de las formas fuertes del pensamiento científico actual, en el principio fue la manera de describir a los seres vivientes con sus sistemas nerviosos, digestivos, respiratorios, etc. La medicina y la biología destacaron sus usos para comprender a los distintos elementos y sus interrelaciones al momento de explicar la vida misma.

Pero para filósofos como Nietzsche el sistema era fuente de reproches y cautelas, decía en su obra El Ocaso de los ídolos (1888): “Desconfío de todos los sistemáticos y me aparto de su camino. La voluntad del sistema es una falta de probidad.” Y en La Voluntad de poder (1884) no podía ocultar su desagrado: “La voluntad de sistema en un filósofo es, expresado moralmente, una corrupción más fina, una enfermedad de carácter, expresado inmoralmente, su voluntad de hacerse el tonto, más de lo que es; más tonto significa: más fuerte, más simple, más imperativo, más inculto, más mandón, más tiránico…”

A pesar de estas reservas y otras que surgieron posteriormente, en especial luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo cayó en cuenta de los sofisticados sistemas de exterminio humanos y discriminatorios en contra de razas denominadas “inferiores”, vistos los diversos sistemas de aniquilamiento masivo que se desarrollaron con las armas atómicas, los sistemas ya no eran herramientas inocentes y que expresaran el conocimiento humano en términos de humanidad y progreso.

Sin embargo, los sistemas se convirtieron en las herramientas más poderosas para el pensar racional en occidente, y tuvieron espectaculares desarrollos en la estadística, donde se desarrolló una Teoría General de los Sistemas, en las investigaciones operacionales de las ingenierías más avanzadas, en las investigaciones del futuro, en la Teoría del Caos, en el llamado pensamiento impreciso (Fuzzy Thinking), en la Teoría de los Juegos, que permitieron, en su conjunto, entre otras cosas el desarrollo de la exploración espacial, el desciframiento del genoma humano y los grandes adelantos en la Inteligencia Artificial.

 

El encantamiento fascista por los sistemas.

Contados son los grandes sistemas de pensamiento que tienen que ver con valores y el espíritu humano, Descartes, Spinoza, Schelling, Kant, Hegel, Freud, Marx, son algunos de los más descollantes, aunque debemos decirlo, son más numerosos los sistemas que tienen que ver con el control y sujeción del hombre a las normas, ideologías, religiones, instituciones y gobiernos (sistemas jurídicos, de inteligencia, políticos, etc.).

La naturaleza humana está sujeta a la costumbre, a la repetición, al hábito, es moldeable de acuerdo a ciertos usos y más si estos tienen premios y castigos; el comportamiento y las creencias están sujetas a manipulaciones, si no hay libertad ni educación, el ser humano es moldeable y puede ser dirigido hacia ciertos fines contrarios a su propio destino e independencia.

Todos los sistemas políticos que existen tienen a su vez la necesidad de que otros muchos subsistemas apoyen y den orden y contenido a sus objetivos, muchos de ellos intentan anular la persona humana para darle sentido y relevancia a los fines colectivistas y comunales, el fascismo es uno de ellos.

En Europa se dieron tres grandes manifestaciones del fascismo en el siglo XX, el alemán, el italiano y el español, todos en esencia eran sistémicos y buscaban su propio orden de la sociedad en términos donde las expresiones de individualidad eran necesariamente suprimidas.

En la Enciclopedia Británica, edición de 1962, de una de las bibliotecas que heredé durante la pandemia, el artículo sobre el fascismo dice lo siguiente:

 

Desde un principio el fascismo actuó como un enemigo implacable de la democracia y de los derechos  del hombre. La Sociedad estaba construida estrictamente sobre un orden jerárquico; sus líderes no eran electos, y tampoco eran responsables ante el pueblo, todo lo contrario, el pueblo era responsable antes sus líderes cuyas designaciones, dependían sólo de quienes estaban sobre ellos. La disciplina militar y una ciega obediencia debían permear toda la vida civil. Uno de los famosos slogans del fascismo italiano era: credere, obbedire, combatire.

 

Las instituciones culturales jugaban un papel estelar en el sostenimiento y difusión de la ideología del régimen, sobre todo el aspecto musical, de allí la labor del poeta norteamericano Ezra Pound al servicio de Mussolini, junto al gran músico Alfredo Casella y su esfuerzo por revivir la música de Vivaldi en unos memorables conciertos de la Accademia di Santa Cecilia, para luego desembocar en la música futurista que sería la música del nuevo orden fascista en Italia.

En España fue algo más complicado, no solo eran las marchas e himnos militares de la Legión Española, o de la canción que identificaba a La Falange, Cara al Sol, o las zarzuelas o los cuplés, los actos oficiales eran muchos más litúrgicos, con elementos religiosos incorporados, como el coro de Santo Domingo de Silos interpretando un canto mozárabe del siglo X, dedicado a príncipes y que recibían al Caudillo cuando entraba pomposamente en la basílica de las Salesas Reales, o el resurgimiento de la música de Falla para las sinfónicas y grupos de cámara, aunque hay que tomar en cuenta las diferencias entre un Madrid Neoclásico y una Barcelona mucho mas avant garde.

Pero fue quizás con la Filarmónica de Berlín, el mejor ejemplo de la música al servicio del régimen Nazi, penetrando en los sentimientos del público como expresión artística, para dar una imagen totalmente opuesta a los hechos y realidad de una arrolladora maquinaria de guerra, con programas especialmente diseñados para colonizar el alma.

Los norteamericanos se tomaron muy en serio la enorme influencia cultural que el nazismo tenía no solo en Alemania sino en el resto de Europa, al punto, que crearon un organismo especial para la desnazificación de occidente, el gobierno militar aliado por medio de la División de Control de la Información (ICD, siglas en inglés) se encargaron de controlar y contener el poderoso influjo que tenía la Filarmónica de Berlín y todo su aparataje de grupos de cámara, solistas y coros asociados, la orquesta era una poderosa herramienta de propaganda que era utilizada por el ministro Joseph Goebbels para celebrar los cumpleaños de Hitler, acompañar a las juventudes hitlerianas en sus enormes congregaciones, darle lustre a los aniversarios de estado, despedir héroes del partido, musicalizar películas y mensajes radiales, inaugurar eventos deportivos, pero también era enviada como embajadora de buena voluntad a los países invadidos, y como era una orquesta tan respetada y admirada, eran los mejores representantes del Tercer Reich, y esa imagen había que cambiarla de raíz.

Fue un proceso harto difícil y complicado que ameritó la presencia de expertos musicólogos, psicólogos y sociólogos norteamericanos para poderlo llevar a cabo, y en este esfuerzo de limpieza, resultaron las historias de artistas de la talla de Richard Strauss, Gerhard Hauptmann, and Wilhelm Furtwängler, y posteriormente de genios como Herbert von Karajan, Eugen Jochum, Hans Knappertsbusch, quienes fueron mantenidos en observación y finalmente “certificados” para retornar a sus actividades.

Lev Nikolaevitch dijo una vez: “Allí donde se quiere tener esclavos, hay necesidad de toda la música posible”.

 

La versión nacional del Mago de Oz.

Para quienes estuvieron al lado del maestro durante sus últimos años concuerdan que su gran preocupación, su gran temor, era que el Sistema se quedara sin el financiamiento del estado.

Recordemos que durante muchos años el maestro Abreu y su “Sistema” contaban con el apoyo de las empresas privadas, principalmente bancos y grandes corporaciones, la misma naturaleza de su organización había ya acaparado importante contribuciones, dejando al resto del mundo de grandes y pequeñas orquestas, con un muy escaso margen para el financiamiento de sus actividades, el “Sistema” lo consumía todo golosamente, era como un gran panal de abejas, allí estaban la propia Orquesta Simón Bolívar, que era la flor y nata del sistema, los mejores músicos de la organización que solo se presentaban en ocasiones y para públicos especiales, de allí para abajo, había orquesta para todos los gustos y de diversa calidad.

Coros, orquestas de Jazz, grupos de cámara, de percusión, de vientos, solistas, y aunque no contaban con agrupaciones bailables, muchos de sus programas contaban con pachangas y un show donde los músicos bailaban con sus instrumentos como era el caso del “Mambo” de Bersntein, y es que para la mayoría del público era un espectáculo conmovedor ver aquellos niños aporrear sus instrumentos con versiones de Tchaikovsky que arrancaban lágrimas y suspiros, Abreu fue un gran vendedor de sentimientos y mientras estos espectáculos sucedían ante nuestros ojos y oídos, nadie se preocupaba de dónde venían los reales y cuanto costaba aquello, y quizás lo más importante, si aquel aparataje tenía algún sentido.

El maestro Abreu revivió la figura arcaica de la gran orquesta, mientras más músicos, mejor, y desempolvó un repertorio de obras europeas del canon más conservador, con la promesa al público que escucharían algo nuevo y original.

El sistema fue creciendo y complejizando su estructura a medida que fue obteniendo el financiamiento, se apoyaba en una logística y movilizaciones que requerían de mucha preparación, variados y costosos equipos, instrumentos musicales, partituras, profesores, personal administrativo, viáticos, transporte, publicidad, seguridad, imprevistos… no importaba si eran conciertos nacionales, o internacionales, el flujo de dinero era constante y en grandes volúmenes.

Contaba con un presupuesto gigantesco que le permitía no solo traer a los mejores directores y solistas del mundo, sino desplegar una campaña internacional de presentaciones e intercambios que muy pocos países en el mundo podían permitírselo, o construir sendos teatros con lo último de la tecnología del sonido.

El Sistema, sin los cofres de petrodólares que le brindaba el estado venezolano era apenas una entelequia más, un sueño imposible de un idealista y nacionalista, si ustedes le quitan a este plan sus adornos y afeites principistas, lo que queda es una estructura fascista altamente eficiente y aterradora,  sus slogans, como el de “Tocar y luchar” eran muy a lo Mussolini, o el meme que repetiría Dudamel en sus viajes “la música es un derecho humano fundamental”, no decía nada de la estricta disciplina interna, la política del silencio, la reverencia obligada hacia los jefes, la importancia del grupo sobre el individuo, era una estructura que ligaba de manera íntima su suerte y prestigio al de los entes patrocinantes y gobiernos que lo financiaban, y fue con los gobiernos socialistas  que pudo levantar una organización como la que finalmente pudieron lograr.

Con el pasar de los años el Sistema consolidó un inmenso aparato de ideologización al servicio del régimen chavista, estaba diseñado como una Caja Negra, pocas personas conocían de su presupuesto, como se administraba, Abreu no le rendía cuentas a nadie, lo que salía de esa organización eran los conciertos, la música, que hacía suspirar a los venezolanos, que tocaba los más profundos sentimientos, sobre todo de ver aquellos jóvenes y niños empeñados en sacarle a sus instrumentos lo mejor del repertorio de música clásica universal.

¿Quién podría oponerse a tal labor de humanismo y construcción de país? ¿Quién sería capaz de levantar una crítica ante encomiable labor de hacer patria, de verdad, verdad? El sistema era perfecto en su trama y fines.

Los espectáculos que escogían eran masivos, multitudinarios, competían con los mejores conciertos de música popular, intentaban romper records de audiencia, se aunaba a artistas de prestigio y se presentaba ante públicos internacionales, los montajes que hacían eran dignos de los mejores conciertos como lo de la opera Aída al pie de las pirámides de Egipto, o las galas de Bayreuth celebrando a Wagner.

Lo que proponía Abreu no era cualquier cosa, aparte de una inmensa carpa para sus shows, estaba construyendo un aparato educativo nacional paralelo, la música era su ariete para abrir las puertas del gobierno, una organización nacional que se iba a replicar en cada pueblo, que iba a disponer sin ninguna oposición de los niños venezolanos y que se convertiría en su tutor y maestro hasta la edad adulta, lo decía en su entrevista:

 

Entonces me planteé ese reto: un proyecto estructural que le diera una nueva dimensión a la educación musical en Venezuela, que ofreciera a los jóvenes instrumentistas plataformas sólidas, en sus estados de origen, para que pudieran tocar y tener una carrera artística. Un proyecto que generara fuentes de trabajo para los músicos, para gerentes culturales, para los directores de orquesta. Era el momento de dar a todas nuestras ciudades y pueblos la posibilidad de que tuvieran sus propias orquestas sinfónicas y juveniles. Y soñé que con ese proyecto podríamos transformar nuestra sociedad desde abajo, desde la formación y la valoración del talento de nuestros niños…

 

Pero no contento con esto, su apetito quería mucho más de lo que podía tragar, ideó un plan verdaderamente totalitario en sus fines, y hasta con ribetes mágicos, decía más adelante:

 

El Sistema ha sido, durante sus 36 años de existencia, una verdadera transformación social y cultural, sin exclusiones ni estigmas de ningún tipo. De allí que hemos crecido en la incorporación de nuevos Programas que benefician a un amplio espectro de la población venezolana. Por ejemplo, tenemos El Programa de Educación Especial, de alcance nacional, para niños, niñas y adolescentes con necesidades especiales (sordomudos, invidentes, niños y jóvenes con Síndrome de Down y con otras dificultades) a manera de tratamiento y rehabilitación, a fin de que progresivamente sanen y se incorporen a la sociedad con toda normalidad. El Sistema incorpora a niños abandonados, en situaciones de riesgo y con muy pocas oportunidades económicas y sociales, además, le da oportunidad a aquellos jóvenes que no han contado con herramientas para desarrollar una profesión, y les ofrecemos capacitación laboral, por ejemplo, en el área de la construcción y reparación de instrumentos musicales, o en la formación como gerentes culturales o bien como promotores y productores artísticos. Además, tenemos el Programa de Orquestas Penitenciarias para procurar la reincorporación a la sociedad de aquellos hombres y mujeres que están privados de su libertad, ya estamos presentes con este Programa en ocho centros de reclusión del país. El Sistema es de todos y para todos.

 

La orquesta se convirtió en un fetiche, el único lugar donde todos los venezolanos estábamos de acuerdo, los músicos ejecutando las piezas y el público en sintonía con la puesta en escena, en ese momento no habían contradicciones, todos éramos iguales, comulgando en paz con la armonía universal.

 

Houston, tenemos un problema.

Dejé para último dos aspectos importantes de todo este entramado, el primero es el aspecto ideológico ¿Cuáles son las razones que mueven los engranajes de este aparato?, pues bien, no hay publicación oficial del Sistema, o declaraciones de sus miembros, que no dejan de mencionar la doctrina que desarrolló Abreu para su trampa cazamoscas, y es de utilizar la música como vía para escapar de la pobreza, que según tengo entendido es la causa fundamental que los benefactores del sistema, han accedido para entregar de manera totalmente ciega sus contribuciones a la causa.

Hay un autor norteamericano, el profesor Robert Fink, de la Universidad de California Los Angeles, musicólogo, que ha publicado un estudio sobre este aspecto titulado, Resurrection Symphony:

El Sistema as Ideology in Venezuela and Los Angeles (2016), en la que aborda el asunto de la ideología de manera detallada, Tanto Abreu como Dudamel están convencidos que el Sistema no solo trata de un programa para educar a los jóvenes en la música, sino que también es un programa social; en una entrevista que realizó en el país (2006), la investigadora Diana Hollinger, Abreu le responde  a la pregunta de que si él ha visto como el Sistema transforma la vida de los muchachos, le dice: “Sí, ¡Absolutamente! La música ataca los niveles de pobreza material porque transforma al niño completamente. Esta transformación lo hace un niño especial, opulento. De la misma manera que su mente mejora, sus aspiraciones, sus ideas también cambian. Ya no es un niño pobre. La pobreza material es superada.”

Y lo repitió en la UNESCO en el 2001, cuando recibió el premio Right Livelihood Award: “La pobreza material está siendo vencida por la riqueza espiritual”

Una riqueza espiritual que confluye en la vieja doctrina de la armonía universal, armonía que puede ser adquirida tocando para sus orquestas, que por medio de una alquimia espiritual transforma a la persona, y por un acto de fe, hace que deje de ser pobre.

La efectividad de esta ideología la vemos hoy en nuestra Venezuela, los niveles de pobreza en el país han aumentado de manera alarmante, si el Sistema hubiera sido efectivo sobre los más del millon de jóvenes, que dicen, ha incorporado en sus programas, en sus más de 300 núcleos por todo el país, Venezuela hubiera sido otra… pareciera que la “la labor social” de las orquestas de llegar a los más pobres es tan solo una intención, la realidad es muy distinta, Hay más pobreza, más desnutrición, más miseria extrema y hasta allí no llega el Sistema, de hecho pareciera haber estado diseñado para niños de clase media, o cuando menos, de familias pobres pero estables, con un mínimo de seguridad social y alimenticia.

Pareciera ser que aprender a tocar un violín y ser parte de una orquesta, trabajar muy duro para aprenderse su parte en la Segunda Sinfonía de Mahler (La Resurrección), hubiera bastado para dejar de ser pobre, pero eso no es así, no es verdad… la realidad indica que por más riqueza espiritual que tenga el ser humano, sus necesidades básicas siguen siendo prioritarias, por lo que esta oferta del Sistema siempre fue un fraude.

Pero el otro asunto es mucho más grave, y es la denuncia sobre abusos sexuales puertas adentro del Sistema, por parte de personas mayores, principalmente instructores y profesores que medran sobre los niños y jóvenes, buscando sus víctimas para actos pedófilos, podemos imaginar por qué estas denuncias, casi todas, nos llegan desde el exterior, las que se hacen en el país son eficientemente acalladas y metidas debajo de la alfombra.

La olla la destapó el musicólogo británico Geoff Baker en un libro, El Sistema: Orchestrating Venezuela’s Youth (2014),  inmediatamente tanto los periódicos el Washington Post como el New York Time, recogieron la denuncia, algunos ex miembros del sistema salieron a la palestra pública con denuncias ya más concretas, de modo que ya no pudieron ocultar el escándalo que se cernía sobre la organización, más que todo por presiones del exterior, se nombró un fiscal del Ministerio Público para continuar las investigaciones, el Sistema se puso a la orden de las autoridades y a favor de las presuntas víctimas, pero hasta allí, no sabemos nada sobre la evolución de los casos.

La presión internacional ha sido mucho más efectiva que la nacional, aparentemente el Sistema tiene a su favor una nómina de periodistas, influencers, funcionarios e intelectuales, encargados de pastorear la opinión pública lejos de los guisos y situaciones incómodas; el maestro Abreu y el Sistema tiene dolientes, que pretenden anteponer el “milagro” de las orquestas, y la figura casi santa del maestro Abreu, antes que encarar una posible realidad donde, una vez más, fuimos tomados por tontos.

Para muchos venezolanos es injusto que casi la única obra que vale la pena en el país en los últimos 40 años, que son el sistema de orquestas juveniles, sea cuestionada como si se tratara de una organización criminal, y creen ciegamente, que personas como el maestro Abreu y Dudamel han hecho posible algo diferente por el país, y detestan, que personas como quien les escribe, se atreva siquiera a dudar de la honorabilidad y de la buena voluntad de estos personajes, pero visto los socios que exhiben estos ilustres venezolanos, y los antecedentes que se abultan a sus puertas, creo que lo menos conviene, es quedarse en silencio.    -    saulgodoy@gmail.com

 

 

  

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