El país enfrenta, de nuevo, este año del señor 2023, el escenario de unas nuevas elecciones; para una democracia debería ser motivo de esperanzas y cambios, de premios a las gestiones exitosas y castigo a los responsables de las malas políticas públicas, se trata de tiempos de cambios políticos y renovación de autoridades, de planes y proyectos, de debates y argumentos, de promesas…
El caso venezolano es bastante particular en este sentido,
empezando porque la misma idea de democracia, que durante estas aciagas décadas
ha estado cuestionada y hasta denunciada, se encuentra sentada en el banquillo de
los acusados; el régimen de Nicolás Maduro ha manipulado y torcido el concepto
de democracia hasta hacerlo casi irreconocible, las libertades políticas han
sido conculcadas, en especial el derecho a la información y a la libre opinión,
el estado de derecho y el orden constitucional son una caricatura, el solo
hecho de haber convertido el Tribunal Supremo de Justicia en un mercado, donde
las sentencias se venden al mejor postor, ya habla de la inequidad y el abuso
de la casta política que ha tomado el poder.
La democracia en Venezuela es solo nominal, una condición
que existe en las palabras que se utilizan en los discursos y proclamas, pero
está ausente en la realidad; no se trata de gobiernos del pueblo para el
pueblo, como expresa uno de los memes más populares, es todo lo contrario, es
un gobierno militarista, fascista, explotador y colonialista, que utiliza la
violencia y la mentira como herramientas fundamentales para sostenerse en el
poder.
De modo que estas elecciones, que de manera bastante oscura se
perfilan en nuestro futuro inmediato, serían una de las maneras que tiene el
gobierno de Maduro de permanecer en el poder y justificarlo por vías
aparentemente institucionales, para efecto de su imagen como país civilizado;
pero las evidencias en su contra se han acumulado, como violador de derechos
humanos, destructor del ambiente, promotor de un estado autoritario y
totalitario, como socio de mafias y agente del crimen, como promotor del
terrorismo… no son acusaciones al boleo, tribunales e instancias internacionales
mantienen expedientes abiertos en estas y otras causas por las que el gobierno
de Maduro, en algún momento, tendrá que responder.
El problema fundamental que enfrentamos los venezolanos es
que el país necesita con urgencia un giro político, que nos saque de este
marasmo e inoperancia que estamos viviendo como sociedad; si realmente
tuviéramos una democracia, este cambio sería posible en un escenario de libre
competencia, con diversas opciones de programas y partidos, pero no es el caso,
estamos ante un gobierno de ineptos e ignaros, que quieren perpetuarse en el
poder a como dé lugar para seguir explotando al país para sus propios
intereses.
Las circunstancias fuerzan una polarización extrema, y digo
extrema porque el tiempo ha pasado inexorablemente y no hemos podido arreglar
nuestro problema, que en estos momentos se agudiza, ya que el sufrimiento de la
población, las circunstancias económicas y humanitarias se han agravado a un
grado insoportable; para aquellos que no se han dado cuenta, los venezolanos
estamos enfermando y muriendo a granel, los que pueden huyen del país, el
hambre y la miseria campean en nuestro territorio, nuestro futuro sencillamente
ha sido anulado.
Los mecanismos constitucionales y de orden democrático
obligan al gobierno de Maduro a realizar unas elecciones, justo en el peor momento
para su interés continuista; la nueva burguesía chavista y madurista está
obligada a continuar con sus políticas esclavistas sobre el pueblo, con el
agravante de que hay medidas judiciales y policiales internacionales contra sus
más altos dirigentes, lo que los ha obligado a hacer vida atrincherados entre
nosotros, ciudadanos que diariamente somos usados como rehenes políticos y
escudos humanos… esta situación no es nueva, simplemente se ha agudizado.
El escenario es delicado y nos estamos jugando la
sobrevivencia como nación, pero aun así, hay sectores y estancos políticos que
no están registrando las señales de peligro, y pretenden seguir con el juego
electoral como si nada pasara; en este sentido, nos encontramos con los
partidos políticos tradicionales, que tienen toda la intensión de seguirle el
juego al gobierno tratando de conquistar beneficios económicos y de poder, para
ellos el país no ha tocado fondo y puede aguantar hasta que ellos, los
“verdaderos demócratas”, sean llamados de vuelta al gobierno.
Están los nuevos partidos, nacidos a la sombra de la
revolución bolivariana, ofreciendo variadas opciones para “resolver” nuestros
problemas existenciales, desde un capitalismo “light”, pasando por los diversos
ecosocialismos, el chavismo revisado, los diversos cultos luciendo su rostro
cívico, iniciativas personalistas y voluntariosas, tecnócratas y empresarios
ofreciendo la salida corporativista… tenemos de todo, hasta el momento una
decena de candidatos representando las más variadas tendencias, lo que en términos
de una democracia formal y funcional sería ideal, pero ése no es nuestro caso.
A esto debemos añadir toda una categoría de grupos de
estudio e intelectuales, representantes de organizaciones académicas,
universidades y gremios de artistas,
plenos de “influencers”, encuestadores, analistas, opinadores, que salpican
nuestra noosfera con informaciones sobre sus gustos personales, clientes,
tendencias, modas y opiniones, distrayendo nuestra atención de lo urgente, de
cómo podremos sobrevivir en un mundo de monstruos.
Al madurismo le ha caído como anillo al dedo esta
incapacidad de los venezolanos de ponernos de acuerdo y conformar una mayoría,
ellos han trabajado para crear un clima de miedo y desinformación, la hegemonía
comunicacional del gobierno ha triunfado aún por encima de las redes sociales,
los problemas de conectividad, de suministro de energía estable y la profusión
de la censura y los “fakenews” se han encargado de neutralizar cualquier
ventana a la crítica y a la formación de opinión pública.
El madurismo tiene sus cofres de guerra llenos, pueden
financiar a este nuevo “chiripero”, que se dedica a imposibilitar la
polarización que necesitamos para llevar un candidato que defina la
confrontación con el gobierno revolucionario, pues lo que necesitamos es
confrontar, diferenciarnos, aglutinar, crear esperanza, producir riqueza, crecer
y triunfar contra quienes quieren seguir siendo los amos del país.
El único candidato que brilla con luz propia en este
concierto de candidatos es una mujer, es María Corina Machado, quien ha probado
tener una solidez y un compromiso con Venezuela a toda prueba, ya tiene años
peregrinando por toda nuestra geografía llevando su palabra y su fe en una
Venezuela distinta, lo que la hace una candidata indoblegable, transparente,
conocida y recia.
Pero María Corina tiene varios problemas con algunos venezolanos:
primero, es mujer y con personalidad propia, a eso le agregamos que viene de
una familia de empresarios exitosos, de constructores del país productivo, sus
ideas están muy lejos del comunitarismo y la ideología “débil” del socialismo
estatista. María Corina cree en el trabajo, en la excelencia, en la propiedad
privada, en los valores democráticos fundamentales, como el respeto a la
persona, la libertad, la libre expresión, la libre competencia, la educación y
la salud.
María Corina tiene lazos con el mundo occidental, es un
refinado producto de la cultura que define a Europa, a los EEUU y a una buena
parte de Latinoamérica, no reniega de sus orígenes hispanos ni de su religión
cristiana, no pretende ser heredera de oscuras tradiciones orientales y, menos
aún, del comunismo. Es una madre de familia, esposa, profesional, pero por
sobre todas las cosas una ciudadana con plenos derechos y ferviente defensora
de la ley y el orden.
¿Qué la hace apta para ser presidente de Venezuela? Su amor
por el país, para empezar; es una mujer que ha renunciado a las comodidades de
su casa para dar una dura lucha por sus convicciones y sueños, que son los
nuestros, es una profesional universitaria con experiencia en gerencia, una
política articulada que puede hablar correctamente y argumentar con coherencia,
ha tenido actuaciones como parlamentaria, se ha codeado con jefes de estado de
otros gobiernos, sabe enfrentar las crisis e incluso peligros a su propia
seguridad con valentía, sabe manejar organizaciones y grupos de trabajo para la
consecución de metas, ha demostrado ser una estratega de valor, principalmente
por su constancia.
En un país misógino por tradición, machista, socialista,
totalitario, militarista, cultor del realismo mágico y patriarcal, María Corina
Machado es la candidata perfecta para combatir las aberraciones del chavismo y
lo voy a explicar.
El chavismo-madurista es hoy una de las tantas minorías que
componen el mosaico político de Venezuela, lo han hecho tan mal, que todos los
venezolanos saben, desde el hambre y el desamparo que sienten, que el chavismo
es la causa de sus males; no puede ganar unas elecciones limpiamente, ni pretender
ser mayoría, nunca lo fue.
Pero tienen el control del CNE, que es el órgano electoral,
el que inscribe a los candidatos, a los partidos, que regula las elecciones y
cuenta los votos… aunque contemos con algunas personas íntegras en su directiva,
el organismo obedece a directrices políticas y tiene un pésimo historial, al
punto de carecer de credibilidad, ya que en el pasado reciente hemos visto que
puede obrar a favor de ciertas tendencias, favoreciendo candidaturas, incluso
de personas claramente extranjeras, que ha presentado tardanzas inexplicables
en sus operaciones, que ha dejado a millones de venezolanos fuera del padrón
electoral, negando el derecho al voto a quienes están en el extranjero y sobre
todo porque, de acuerdo a la ley que regula a esta institución, todos sus
miembros deben ser apolíticos.
A quienes tratan de convencernos de que estas elecciones son
“normales”, que se ajustan a las estadísticas, que conforman parte de un patrón
estudiado y cuyos resultados son invariables dentro de un patrón inflexible,
les digo: los venezolanos estamos pisando territorio desconocido en política,
el contendor es tan perverso que se ha reservado la posibilidad de
transformarlo todo a su favor, desde las fechas hasta los padrones electorales,
tienen la custodia del proceso, de sus elementos físicos y digitales, y tienen
la vocería, la que ellos designen en un momento dado y saben que una vez
anunciado el resultado que ellos laman “irreversible”, la trampa se convierte
en un hecho legal, sujeto, si acaso, a revisión judicial.
María Corina quiere prescindir del CNE para las primarias,
lo que luce sensato, pero ha sido duramente atacada por una jauría al servicio
de los revolucionarios; los candidatos claramente comprados por el régimen la
acusan de anti demócrata y alimentan con sus injurias y ataques personales una matriz
de opinión que crea el rechazo y hasta el odio hacia esta mujer, circunstancias
que la definen como “la otra”, la diferente, la contraria, que es justamente lo
que necesitamos y el chavismo quiere evitar, convertirla en la contendora… pero
les doy una noticia, ya es tarde, ella es nuestra Juana de Arco, la que no se
dobla como cañas al viento, la que no puede coexistir con el crimen organizado,
la que no se va a dejar chantajear.
María Corina no es cualquier mujer, ni cualquier candidato.
María Corina tiene una imagen mucho más fuerte y sólida, que trasciende los
desplantes y ordinarieces de quienes se están beneficiando de las limosnas del
socialismo bolivariano, dentro de la estrategia roja rojita de ganar las
elecciones en aguas revueltas por medio del engaño, la compra de conciencias, a
fuerza de falsear la realidad… mientras María Corina esté allí, denunciando las
imposturas y proponiendo las nuevas líneas de la prosperidad para el país, el
chavismo no tendrá una nueva oportunidad de impunidad.
Es por ello mi llamado a toda la oposición de cerrar filas
detrás de María Corina. Ella es tan sólida como un doblón de oro, ya tiene años
predicando su verdad, sin miedo y sin pausa; detrás de su figura está con lo
más granado y preparado de nuestra intelectualidad, gente dispuesta a llegar a
la verdadera independencia, espiritual y materialmente. Nos conviene olvidar,
aunque sea por estos meses de campaña, nuestros atavismos y complejos. Se trata
de una venezolana auténtica, inteligente y forjada en la lucha contra las
bestias del oprobio.
Ella está allí, como un diamante tallado, de altísimos
quilates, y ningún otro candidato tiene su brillo. Los otros contendores, que
no tienen chance alguno, que se parecen tanto a los socialistas bolivarianos, deberían
desprenderse de sus prejuicios y acercarse a ella para negociar una gran
coalición; ella es tan política como ustedes, dispuesta a hacer y cumplir compromisos
por el bien de Venezuela. Marchar con sus pendones será un acierto; hay una
oportunidad clara en partir desde donde ella ha llegado. -
saulgodoy@gmail.com
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