sábado, 25 de febrero de 2023

Frente a nuevas elecciones, por Saúl Godoy Gómez

 

El país enfrenta, de nuevo, este año del señor 2023, el escenario de unas nuevas elecciones; para una democracia debería ser motivo de esperanzas y cambios, de premios a las gestiones exitosas y castigo a los responsables de las malas políticas públicas, se trata de tiempos de cambios políticos y renovación de autoridades, de planes y proyectos, de debates y argumentos, de promesas…

El caso venezolano es bastante particular en este sentido, empezando porque la misma idea de democracia, que durante estas aciagas décadas ha estado cuestionada y hasta denunciada, se encuentra sentada en el banquillo de los acusados; el régimen de Nicolás Maduro ha manipulado y torcido el concepto de democracia hasta hacerlo casi irreconocible, las libertades políticas han sido conculcadas, en especial el derecho a la información y a la libre opinión, el estado de derecho y el orden constitucional son una caricatura, el solo hecho de haber convertido el Tribunal Supremo de Justicia en un mercado, donde las sentencias se venden al mejor postor, ya habla de la inequidad y el abuso de la casta política que ha tomado el poder.

La democracia en Venezuela es solo nominal, una condición que existe en las palabras que se utilizan en los discursos y proclamas, pero está ausente en la realidad; no se trata de gobiernos del pueblo para el pueblo, como expresa uno de los memes más populares, es todo lo contrario, es un gobierno militarista, fascista, explotador y colonialista, que utiliza la violencia y la mentira como herramientas fundamentales para sostenerse en el poder.

De modo que estas elecciones, que de manera bastante oscura se perfilan en nuestro futuro inmediato, serían una de las maneras que tiene el gobierno de Maduro de permanecer en el poder y justificarlo por vías aparentemente institucionales, para efecto de su imagen como país civilizado; pero las evidencias en su contra se han acumulado, como violador de derechos humanos, destructor del ambiente, promotor de un estado autoritario y totalitario, como socio de mafias y agente del crimen, como promotor del terrorismo… no son acusaciones al boleo, tribunales e instancias internacionales mantienen expedientes abiertos en estas y otras causas por las que el gobierno de Maduro, en algún momento, tendrá que responder.

El problema fundamental que enfrentamos los venezolanos es que el país necesita con urgencia un giro político, que nos saque de este marasmo e inoperancia que estamos viviendo como sociedad; si realmente tuviéramos una democracia, este cambio sería posible en un escenario de libre competencia, con diversas opciones de programas y partidos, pero no es el caso, estamos ante un gobierno de ineptos e ignaros, que quieren perpetuarse en el poder a como dé lugar para seguir explotando al país para sus propios intereses.

Las circunstancias fuerzan una polarización extrema, y digo extrema porque el tiempo ha pasado inexorablemente y no hemos podido arreglar nuestro problema, que en estos momentos se agudiza, ya que el sufrimiento de la población, las circunstancias económicas y humanitarias se han agravado a un grado insoportable; para aquellos que no se han dado cuenta, los venezolanos estamos enfermando y muriendo a granel, los que pueden huyen del país, el hambre y la miseria campean en nuestro territorio, nuestro futuro sencillamente ha sido anulado.

Los mecanismos constitucionales y de orden democrático obligan al gobierno de Maduro a realizar unas elecciones, justo en el peor momento para su interés continuista; la nueva burguesía chavista y madurista está obligada a continuar con sus políticas esclavistas sobre el pueblo, con el agravante de que hay medidas judiciales y policiales internacionales contra sus más altos dirigentes, lo que los ha obligado a hacer vida atrincherados entre nosotros, ciudadanos que diariamente somos usados como rehenes políticos y escudos humanos… esta situación no es nueva, simplemente se ha agudizado.

El escenario es delicado y nos estamos jugando la sobrevivencia como nación, pero aun así, hay sectores y estancos políticos que no están registrando las señales de peligro, y pretenden seguir con el juego electoral como si nada pasara; en este sentido, nos encontramos con los partidos políticos tradicionales, que tienen toda la intensión de seguirle el juego al gobierno tratando de conquistar beneficios económicos y de poder, para ellos el país no ha tocado fondo y puede aguantar hasta que ellos, los “verdaderos demócratas”, sean llamados de vuelta al gobierno.

Están los nuevos partidos, nacidos a la sombra de la revolución bolivariana, ofreciendo variadas opciones para “resolver” nuestros problemas existenciales, desde un capitalismo “light”, pasando por los diversos ecosocialismos, el chavismo revisado, los diversos cultos luciendo su rostro cívico, iniciativas personalistas y voluntariosas, tecnócratas y empresarios ofreciendo la salida corporativista… tenemos de todo, hasta el momento una decena de candidatos representando las más variadas tendencias, lo que en términos de una democracia formal y funcional sería ideal, pero ése no es nuestro caso.

A esto debemos añadir toda una categoría de grupos de estudio e intelectuales, representantes de organizaciones académicas, universidades y  gremios de artistas, plenos de “influencers”, encuestadores, analistas, opinadores, que salpican nuestra noosfera con informaciones sobre sus gustos personales, clientes, tendencias, modas y opiniones, distrayendo nuestra atención de lo urgente, de cómo podremos sobrevivir en un mundo de monstruos.

Al madurismo le ha caído como anillo al dedo esta incapacidad de los venezolanos de ponernos de acuerdo y conformar una mayoría, ellos han trabajado para crear un clima de miedo y desinformación, la hegemonía comunicacional del gobierno ha triunfado aún por encima de las redes sociales, los problemas de conectividad, de suministro de energía estable y la profusión de la censura y los “fakenews” se han encargado de neutralizar cualquier ventana a la crítica y a la formación de opinión pública.

El madurismo tiene sus cofres de guerra llenos, pueden financiar a este nuevo “chiripero”, que se dedica a imposibilitar la polarización que necesitamos para llevar un candidato que defina la confrontación con el gobierno revolucionario, pues lo que necesitamos es confrontar, diferenciarnos, aglutinar, crear esperanza, producir riqueza, crecer y triunfar contra quienes quieren seguir siendo los amos del país.

El único candidato que brilla con luz propia en este concierto de candidatos es una mujer, es María Corina Machado, quien ha probado tener una solidez y un compromiso con Venezuela a toda prueba, ya tiene años peregrinando por toda nuestra geografía llevando su palabra y su fe en una Venezuela distinta, lo que la hace una candidata indoblegable, transparente, conocida y recia.

Pero María Corina tiene varios problemas con algunos venezolanos: primero, es mujer y con personalidad propia, a eso le agregamos que viene de una familia de empresarios exitosos, de constructores del país productivo, sus ideas están muy lejos del comunitarismo y la ideología “débil” del socialismo estatista. María Corina cree en el trabajo, en la excelencia, en la propiedad privada, en los valores democráticos fundamentales, como el respeto a la persona, la libertad, la libre expresión, la libre competencia, la educación y la salud.

María Corina tiene lazos con el mundo occidental, es un refinado producto de la cultura que define a Europa, a los EEUU y a una buena parte de Latinoamérica, no reniega de sus orígenes hispanos ni de su religión cristiana, no pretende ser heredera de oscuras tradiciones orientales y, menos aún, del comunismo. Es una madre de familia, esposa, profesional, pero por sobre todas las cosas una ciudadana con plenos derechos y ferviente defensora de la ley y el orden.

¿Qué la hace apta para ser presidente de Venezuela? Su amor por el país, para empezar; es una mujer que ha renunciado a las comodidades de su casa para dar una dura lucha por sus convicciones y sueños, que son los nuestros, es una profesional universitaria con experiencia en gerencia, una política articulada que puede hablar correctamente y argumentar con coherencia, ha tenido actuaciones como parlamentaria, se ha codeado con jefes de estado de otros gobiernos, sabe enfrentar las crisis e incluso peligros a su propia seguridad con valentía, sabe manejar organizaciones y grupos de trabajo para la consecución de metas, ha demostrado ser una estratega de valor, principalmente por su constancia.

En un país misógino por tradición, machista, socialista, totalitario, militarista, cultor del realismo mágico y patriarcal, María Corina Machado es la candidata perfecta para combatir las aberraciones del chavismo y lo voy a explicar.

El chavismo-madurista es hoy una de las tantas minorías que componen el mosaico político de Venezuela, lo han hecho tan mal, que todos los venezolanos saben, desde el hambre y el desamparo que sienten, que el chavismo es la causa de sus males; no puede ganar unas elecciones limpiamente, ni pretender ser mayoría, nunca lo fue.

Pero tienen el control del CNE, que es el órgano electoral, el que inscribe a los candidatos, a los partidos, que regula las elecciones y cuenta los votos… aunque contemos con algunas personas íntegras en su directiva, el organismo obedece a directrices políticas y tiene un pésimo historial, al punto de carecer de credibilidad, ya que en el pasado reciente hemos visto que puede obrar a favor de ciertas tendencias, favoreciendo candidaturas, incluso de personas claramente extranjeras, que ha presentado tardanzas inexplicables en sus operaciones, que ha dejado a millones de venezolanos fuera del padrón electoral, negando el derecho al voto a quienes están en el extranjero y sobre todo porque, de acuerdo a la ley que regula a esta institución, todos sus miembros deben ser apolíticos.

A quienes tratan de convencernos de que estas elecciones son “normales”, que se ajustan a las estadísticas, que conforman parte de un patrón estudiado y cuyos resultados son invariables dentro de un patrón inflexible, les digo: los venezolanos estamos pisando territorio desconocido en política, el contendor es tan perverso que se ha reservado la posibilidad de transformarlo todo a su favor, desde las fechas hasta los padrones electorales, tienen la custodia del proceso, de sus elementos físicos y digitales, y tienen la vocería, la que ellos designen en un momento dado y saben que una vez anunciado el resultado que ellos laman “irreversible”, la trampa se convierte en un hecho legal, sujeto, si acaso, a revisión judicial.

María Corina quiere prescindir del CNE para las primarias, lo que luce sensato, pero ha sido duramente atacada por una jauría al servicio de los revolucionarios; los candidatos claramente comprados por el régimen la acusan de anti demócrata y alimentan con sus injurias y ataques personales una matriz de opinión que crea el rechazo y hasta el odio hacia esta mujer, circunstancias que la definen como “la otra”, la diferente, la contraria, que es justamente lo que necesitamos y el chavismo quiere evitar, convertirla en la contendora… pero les doy una noticia, ya es tarde, ella es nuestra Juana de Arco, la que no se dobla como cañas al viento, la que no puede coexistir con el crimen organizado, la que no se va a dejar chantajear.

María Corina no es cualquier mujer, ni cualquier candidato. María Corina tiene una imagen mucho más fuerte y sólida, que trasciende los desplantes y ordinarieces de quienes se están beneficiando de las limosnas del socialismo bolivariano, dentro de la estrategia roja rojita de ganar las elecciones en aguas revueltas por medio del engaño, la compra de conciencias, a fuerza de falsear la realidad… mientras María Corina esté allí, denunciando las imposturas y proponiendo las nuevas líneas de la prosperidad para el país, el chavismo no tendrá una nueva oportunidad de impunidad.

Es por ello mi llamado a toda la oposición de cerrar filas detrás de María Corina. Ella es tan sólida como un doblón de oro, ya tiene años predicando su verdad, sin miedo y sin pausa; detrás de su figura está con lo más granado y preparado de nuestra intelectualidad, gente dispuesta a llegar a la verdadera independencia, espiritual y materialmente. Nos conviene olvidar, aunque sea por estos meses de campaña, nuestros atavismos y complejos. Se trata de una venezolana auténtica, inteligente y forjada en la lucha contra las bestias del oprobio.

Ella está allí, como un diamante tallado, de altísimos quilates, y ningún otro candidato tiene su brillo. Los otros contendores, que no tienen chance alguno, que se parecen tanto a los socialistas bolivarianos, deberían desprenderse de sus prejuicios y acercarse a ella para negociar una gran coalición; ella es tan política como ustedes, dispuesta a hacer y cumplir compromisos por el bien de Venezuela. Marchar con sus pendones será un acierto; hay una oportunidad clara en partir desde donde ella ha llegado.   -   saulgodoy@gmail.com

 

 

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