Diosdado Cabello en un hombre, un venezolano, un militar, un político y aparentemente, un narcotraficante, digo aparentemente pues ha sido señalado en el mundo entero sin que hasta el momento esté indiciado en ningún proceso judicial, aunque ya tiene unas medidas en su contra para que no ingrese en territorio Norteamericano, ni pueda hacer negocios lícitos con ningún nacional de ese país, además está involucrado en unas investigaciones del Departamento de Justicia por ese delito.
Su
rostro aparece en muchos diarios del orbe, su nombre se menciona en gran parte
de los noticieros del mundo y a la par, nuestro país aparece como un importante
centro de tráfico de drogas y este revolucionario, como el jefe de un cartel de
mafiosos que controla ese negocio.
El
narcotráfico es una actividad muy mal vista en casi todo el mundo pues es el
negocio de la manofactura, distribución, venta y consumo de drogas peligrosas,
muy adictivas, que destruyen al ser humano, principalmente a la juventud. Por ser un negocio prohibido, genera una
economía paralela, subterránea muy poderosa, que es capaz, si no se le
controla, de descarrilar las economías formales de los países y como es fuente
de una gran corrupción, destruye la fibra moral de los hombres y por lo tanto
de las instituciones, está considerado como un problema de seguridad y orden
público en todo el mundo.
Los
criminales que trabajan en este negocio de la muerte, tienen que actuar fuera
de la ley, ocultos, en las sombras y utilizando métodos que degeneran
usualmente en otros crímenes abyectos como sobornos a funcionarios, amenazas,
secuestros, contrabando, conspiraciones con otros grupos fuera de la ley,
asesinatos.
Y
porque es un negocio internacional es un negocio muy bien pagado que necesita
de una gran capacidad de transporte, contar con una fuerza personal de gente
armada que cuide la mercancía, de contactos en los gobiernos y con otros
carteles para que las operaciones fluyan sin contratiempo, dejando en su rastro
una estela de sangre, miedo y mucho dinero que no se declara ni paga impuestos,
de modo que la droga termina en las calles de las ciudades del mundo que a la
vez alimenta el vicio y la vida criminal en esas sociedades, destruyendo
familias.
Como
ven, se trata de una actividad que es perseguida y castigada cada vez que se
puede, y en la cual los países civilizados invierten recursos y tiempo para
tratar de detenerla.
El
sueño de todo narcotraficante es poder controlar toda esa cadena de operaciones
y actividades fuera de la ley de manera impune y segura, el negocio de la droga
siempre apunta a tener a los funcionarios de los gobiernos que se ocupan de
combatir este delito en sus nóminas, se genera tanto dinero en este negocio que
se puede comprar el alma de muchos, incluyendo a un partido político, o varios.
El
problema atípico con Diosdado Cabello, es que se trata del hombre más poderoso
de un país llamado Venezuela, es nada menos que el Presidente de la Asamblea
Nacional y maneja el partido de gobierno de ese país, su cartel es conocido
como El Cartel de Los Soles porque está dirigido por una mafia compuesta de
militares que controlan a una buena parte de las FFAA de Venezuela.
Si
todas estas acusaciones que circulan fueran verdad, el mundo civilizado tiene
un problema grave en sus manos, de hecho, es un problema que se repite de
manera reiterativa en naciones que no tienen la suficiente fuerza moral e
institucional para hacerle frente a esta amenaza y se dejan corromper por el
narcotráfico.
Si
fuera verdad este escenario de un país convertido en un narcoestado, con un
gobierno cómplice en esta funesta actividad en contra del mundo, la única
receta que la historia nos enseña como manera de extirpar este cáncer es la
intervención militar.
Pero
nos hemos adelantado en nuestro análisis, volvamos para atrás, ¿Que representa
este hombre, venezolano, militar, político y aparentemente, narcotraficante
para nosotros los venezolanos?
¿Es
un hombre carismático, que se ha distinguido por ser generoso con su pueblo,
que como Pablo Escobar, el infame narcotraficante de Medellín, repartía parte
de su fortuna con los barrios de su ciudad y hacía obra social? ¿Es el hombre
clave en nuestra patria que nos pueda asegurar un buen gobierno, una economía
prospera y un mejor futuro?
O se
trata más bien de un personaje atrabiliario, que sale en televisión con un mazo
de púas amenazando a la gente que odia, demandando a los dueños de los medios
de comunicación libres e independientes que se han hecho eco de estas noticias
internacionales sobre su persona, que tiene expedientes por corrupción en la
fiscalía que no han sido investigados, que se burla de las instituciones,
empezando por la que preside, la Asamblea Nacional, de donde ha expulsado a su
antojo a nuestra valiente diputado María Corina Machado, que se la pasa
pidiendo pruebas sobre sus delitos y tiene a los tribunales en su puño.
Por
lo pronto sus compañeros de partido, los del PSUV han quemado sus naves por
Diosdado, hasta el mismo Maduro le dio su voto de confianza, de solidaridad automática,
sin ni siquiera haber adelantado una investigación sobre estas gravísimas
acusaciones, lo que podría indicar, entre un abanico de posibilidades, que son
cómplices de este personaje en caso que fueran verdad estos señalamientos de
países afectados por la actividad de este cartel.
Es
muy posible que las mismas FFAA igualmente, hagan un pronunciamiento parecido y
no dejándole otra opción a la comunidad internacional, una vez que el proceso
en su contra obtenga una decisión oficial y judicial, que embarcarse en la
conformación de una coalición internacional para ir a buscar a Diosdado Cabello
del hueco donde se haya enterrado y ponerlo en un tribunal a rendir cuentas por
sus actos.
Espero
de verdad, que todo esto haya sido un enorme mal entendido, y que Diosdado
Cabello quede libre de todo señalamiento y continúe en su labor de hacer de los
venezolanos un pueblo cada vez más miserable y esclavo del socialismo
bolivariano del siglo XXI. – saulgodoy@gmail.com
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