Joseph Proudhon, el socialista utópico, dijo de la obra de Karl Marx en 1847: "Es un tejido de groserías, calumnias, falsificaciones y plagios. Marx es un parásito del socialismo".
Algunos autores que han estudiado a
profundidad su obra se han dado cuenta de que efectivamente a Marx no le
temblaba el pulso al momento de incorporar a sus trabajos bloques completos de
otros autores sin ni siquiera citarlos, de sus investigaciones realizadas en la
Biblioteca del Museo Británico se han descubierto adulteraciones de
estadísticas que le sirvieron para justificar sus opiniones, sobre todo las
usadas en los capítulos XIII y XV de El
Capital.
Una de las tesis fundamentales de
esta obra es que las condiciones del trabajador en Inglaterra habían empeorado
con el capitalismo, para ello refirió las informaciones recogidas en los Blue Books, que eran los reportes
anuales del Parlamento inglés donde se decía todo lo contrario, los
trabajadores vivían más y mejor, pero para probar su tesis tomó datos de
reportes treinta años antes, con lo que estaba haciendo un fraude histórico.
Ejemplos de esta mala costumbre se
repite en su discurso a la Internacional de Trabajadores en 1864 donde de nuevo
cambia los números de los discursos del primer ministro inglés Gladstone sobre
el estado de la economía, el desempleo y los salarios de los trabajadores.
Su actividad como plagiador se
refleja en muchas de las frases famosas que se le atribuyen, de Marat se
apropió de la máxima "El proletariado
nada tiene que perder, excepto sus cadenas".
De Heine "La religión es el opio de los pueblos".
De Louis Blanc tomó la fórmula "A cada uno según sus capacidades, a
cada uno según sus necesidades".
De Shapper "Trabajadores de todo el mundo, uníos", y de Blanqui la
expresión "Dictadura del
proletariado".
Para quienes tengan la curiosidad,
tome una copia del Manifiesto de la
Democracia de Víctor Considérant, escrito cinco años antes del Manifiesto Comunista y se darán cuenta
del enorme fraude de Marx.
Karl tenía un carácter endemoniado,
intolerante, era un racista a ultranza, sus referencias a los pueblos
inferiores es constante, despreciaba a los razas aborígenes, a las mujeres y a
los negros, le tenía una especial rabia a los rusos, es ya conocida su
desestimación por la figura de Simón Bolívar a quien dejó muy mal parado en su
nota biográfica.
Dejemos que Ángel Vivas nos ilustre
sobre el punto: “Karl Marx también ofendió la memoria de nuestro
Libertador y por ende al pueblo venezolano en su obra “SIMON BOLIVAR” elaborada
en 1857, la cual reposa en los archivos del Instituto Marx-Engels- Lenin de
Moscú. En 1857 Charles Anderson Dana que era Director del New York Tribune
solicitó a Marx y a Engels unas biografías para incluirlas en la New American Encyclopedia.
Las biografías fueron escritas, y Marx elaboró la de Simón Bolívar, al tiempo,
Charles Dana la devuelve con una gran cantidad de observaciones por el tono
prejuiciado y ofensivo en contra de Simón Bolívar con el que había sido escrita
exigiéndole que se documentara más sobre nuestro Libertador.
Marx escribe una
carta a su amigo intimo Engels fechada en Londres el 14 de Febrero de 1858 en
la que le comenta sobre los reclamos de Dana diciéndole lo siguiente: “En lo
que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono
enciclopédico, pero hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como
Napoleón Primero al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el
verdadero Soulouque” la sola comparación con el llamado “Emperador” negro
Souluque, dictador haitiano que surgió de entre los esclavos para cometer
fechorías contra su propia gente, pone a nuestro Libertador, desde el envidioso
y retorcido punto de vista de Marx en la posición de un dictadorzuelo
oportunista y demagogo.”
En palabras de Zé Ninguém Marx tenía graves
problemas de comportamiento: "Era un
burgués intelectual judío que odiaba a los judíos, a los intelectuales y a los
burgueses. En fin, un sociópata que se odiaba a sí mismo. Hasta ahí todo bien.
El problema era cuando hacía escuela, cuando se convertía en mentor de una
multitud de gusanos igual a él".
El ruso Mikhail Bakunin, a quien Marx
denunció falsamente como agente secreto de la policía zarista, lo tenía como
una "pila de estiércol", Karl Heinzen, su compañero en la redacción
de la Gazeta Renana lo describió como
"Espíritu perverso, capaz de todo,
menos de un gesto noble".
Su familia fue la que más sufrió las
consecuencias de su perversidad nata, de los seis hijos que tuvo de su
matrimonio, tres murieron de niños, en la carestía más absoluta y tres
cometieron suicidio (sus hijas Jenny, Laura y Leonor).
Su esposa Jenny envejeció
prematuramente y murió sin perdonarle su adulterio con una empleada doméstica
de la que nació su único sobreviviente, un hijo al que nunca reconoció y
expulsó de la casa.
Fue mal amigo y ofendía a quienes
pagaban sus cuentas como fue el caso de Henriette y Engels con quienes tuvo amargos
desencuentros por dinero.
Marx murió de mala manera, a los 65 años, solo, de balneario en balneario, buscando aliviar sus terribles dolores, lleno de tumores, con los pulmones hechos un trapo, sufriendo de fiebres, insomnio y terribles jaquecas.
Marx murió de mala manera, a los 65 años, solo, de balneario en balneario, buscando aliviar sus terribles dolores, lleno de tumores, con los pulmones hechos un trapo, sufriendo de fiebres, insomnio y terribles jaquecas.
En palabras del nunca bien ponderado
filósofo brasileño Olavo de Caravalho, uno de los expertos latinoamericanos en
la obra de Marx, "Marx nos miente
con sus presupuestos filosóficos, miente con su apreciación de la historia,
miente con sus teorías económicas, y miente con sus datos estadísticos que
finge son comprobables. De su obra nada se aprovecha, excepto el método
dialéctico que lo usan los astutos y mentirosos para ganar debates".
Por todas estas notas de su carácter
y vida, es la razón por la que sus ideas están impregnadas de una pulsión hacia
la violencia que no tienen parangón en el pensamiento occidental, sus ideas
quedan claramente establecidas en la necesidad del uso de la violencia para el
logro de sus fines, el sociólogo comunista francés Alain Badiuo nos recuerda: “Así, la palabra «comunismo» implicaba la palabra
«revolución», en el sentido de una legitimación política e ideológica de la
insurrección o de la guerra del pueblo, y, por tanto, de una violencia
colectiva dirigida contra los explotadores y sus aparatos policiales y
militares.”
En segunda instancia, una vez ganada
la revolución, con
la represión desplegada por el nuevo poder popular contra los intentos
contrarrevolucionarios encabezados por las antiguas clases dirigentes (La
dictadura del proletariado).
Había
igualmente una violencia en un tercer nivel, ya instaurado el nuevo régimen
comunista, y trataba sobre esos ajustes revolucionarios necesarios para lograr
el predominio total, por lo que había que aceptar grandes dosis de violencia, bajo
la forma de coacciones ejercidas en masa, a menudo parecidas a auténticas
guerras civiles, sobre todo en el mundo rural.
Por
último, Marx preveía la violencia interna por la lucha por el poder dentro del
partido único e implicaba una violencia vinculada al
control del poder por parte de un grupo estable y unido y, en consecuencia, la
liquidación incesante —es decir, las purgas— de los adversarios reales o
imaginarios.
Y no es para menos, el
advenimiento de una sociedad igualitaria no es un hecho natural y espontáneo,
tiene que ser forzado y su resistencia ahogada en sangre, el comunismo es un
empresa absolutamente anti natura, va en dirección contraria al instinto animal
en el hombre, a su esencia como persona e individuo, solo con la violencia más
atroz se puede imponer un régimen de estas características.
Marx experimentó en vida muchas
de estas formas de violencia que nacían de su doctrina y escribió con detalle
sobre las mismas, para un hombre de su catadura, el parto revolucionario era un
hecho violento, la historia le daría la razón plenamente. - saulgodoy@gmail.com
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