He seguido con mucha atención la carrera del ambientalista español Jesús Garzón Heydt, uno de responsables directos de la recuperación del águila imperial, el zamuro negro y el lince íbero.
Este madrileño de sesenta y dele de años, recibió de
manos del Rey de España, el prestigioso premio Fondena 2009 por su labor en la preservación de pastizales y de la
trashumancia, trabajó con el distinguido ecologista Félix Rodríguez de la
Fuente, cuando en vida y durante los años 70 transmitía sus célebres programas
de televisión sobre la naturaleza en España.
Jesús Garzón fue uno de los ganadores del prestigioso
galardón de The Slow Food Organization
hace ya unos años, con base en Boloña, Italia y con 65.000 miembros en todo el
mundo, ésta organización otorga el premio a aquellos hombres y mujeres que se
han distinguido por propiciar la producción de productos alimenticios de alta
calidad, su consumo racional y de acuerdo a un máximo respeto por el ambiente.
El naturalista español Jesús Garzón Heydt |
Garzón también ha sido uno de los propulsores de las
leyes que protegen en España la trashumancia, la antiquísima costumbre del
traslado de rebaños de animales alternativamente de campos de verano o
invierno, en busca de pasturas.
La trashumancia se da en países donde hay diferencias
climáticas que ameritan el movimiento estacional del ganado, traslado que se
hace, si son distancias cortas, en una semana a quince días, y si son largas
hasta un mes.
En Venezuela la trashumancia del ganado vacuno en los
llanos era actividad común en las primeras décadas del siglo XX, con la
industrialización de la actividad, esta costumbre ha ido desapareciendo
gradualmente.
Estas veredas por la que transitan los rebaños en Europa,
se ha descubierto, son esenciales para el balance ecológico de grandes áreas
naturales. También era una importante manera de intercambio cultural entre los
pueblos y promueve el comercio entre diferentes comarcas.
Eran rutas que los animales hacían aún antes de su
domesticación por el hombre, y que hasta hace muy poco, era común ver en
España, Francia, Inglaterra e Italia, la modernización ha hecho que el
productor prefiera mantener a los animales en un solo sitio y alimentarlos con
concentrados y suplementos industriales.
Al negársele al animal la oportunidad de viajar de un
microclima a otro, de beber agua en quebradas y pastar de manera natural, se le
niega también al hombre la oportunidad de proveerse de un alimento sano y
sabroso, en especial se suprime un importante factor que actúa sobre la
ecología que se genera en los senderos que transitaba el ganado, cuando se
mueve de un lugar a otro.
En primer lugar, el ganado tiende a usar los mismos
caminos para ir a buscar agua, refugio o pastizales, en ese trayecto podemos
observar dos acciones importantes para la ecología de esos senderos; por un
lado la pisada de los animales, que produce una compactación del suelo, y por
otra los excrementos y la fertilización de la tierra.
El profesor Francés A. Vocin dejó una extraordinaria obra
sobre las hierbas, pastos y suelos, fue, aparte de un extraordinario científico,
un agricultor y ecologista de primera línea.
En su obra Dinámica
de los Pastos, Vocin nos ilustra sobre lo que se conoce como influencias
culturales ejercidas por el pie del animal.
En el tema de los suelos o edafología, tenemos los dos extremos, un
suelo poroso y uno compactado, y entre ellos una cantidad de rangos importantes
para que el suelo sea fértil y productivo.
Un suelo poroso significa una gran cantidad de aire en su
estructura, y uno compactado, menos celdas de aire, ambas condiciones favorecen
el crecimiento de ciertos microorganismos, hierbas y cultivos, Vocin nos dice: "Si examinamos más de cerca esta
vegetación podremos apreciar que las partes del suelo más comprimidas (donde
transita el ganado) están dominadas por plantas anuales, mientras las menos
afectadas por la circulación poseen mucha mayor cantidad de plantas
vivaces".
La combinación de ambas, en un sistema, hace posible la
formación de pastizales más sanos y productivos. Vocin hace un estudio y una
clasificación de las plantas (en Francia) de acuerdo a su resistencia a los
rebaños y obtiene el siguiente resultado: 26 tipos de hierbas que no resisten
el pisoteo, 26 tipos sensibles al pisoteo, 24 bastantes resistentes, 24 muy
resistentes y 8 hierbas favorecidas por el pisoteo.
Dentro del concepto de una ecología dinámica, esto es
importante, pues con el conocimiento de las interrelaciones de estas plantas se
puede sustentar una actividad de pastoreo sana y sin rebasar la capacidad de
sustento del territorio.
En cuanto a los excrementos de los animales, hay varias
acciones a notar:
1-Influencia directa sobre la parte verde de la planta
2-Aporte al suelo de minerales.
3-Aporte
de elementos orgánicos.
4-Modificación de la microflora y microfauna,
favorecimiento del desarrollo de gusanos de tierra.
Se ha estimado que en una jornada de pastoreo
(johnstone-Wallace) un animal de unos 500 kilogramos puede dar de 12 a 13
boñigas o bostas con un peso total de 25 Kg (aprox.), es decir que en 124 días
de pastoreo, una estación en Europa, son depositadas 4.500 Kg., de bostas en
aproximadamente 144 m2., de superficie.
La calidad de la bosta depende en gran medida de la
calidad y cantidad de las hierbas ingeridas por el animal, nos encontramos-
como dice Vocin- en presencia de una "hélice orgánica" de la
producción natural y en presencia de la ecología dinámica en acción.
La presencia de animales en suelos degenerados puede
impactar de manera positiva la reactivación de ciclos y relaciones simbióticas
importantes para el rescate de ciertas áreas.
Pero en su lugar, la técnica industrial ha impuesto la
inmovilidad de los rebaños para un mejor control y más productividad, hemos
creado situaciones monstruosas como la enfermedad de las vacas locas y la
presencia en altas cantidades de dioxinas en la carne de pollos y cerdos
productos de los procesos industriales y la mecanización.
A partir de la Cumbre Ambiental de Río de Janeiro de las
Naciones Unidas, y a los esfuerzos de hombres como Jesús Garzón en España, las
ancestrales prácticas de la trashumancia están siendo rescatadas del olvido,
protegidas y estimuladas.
Los mejores quesos de Europa invariablemente provienen de
ovejas, cabras y vacas con una vida más cerca de la naturaleza, con movilidad, igualmente
sucede con los embutidos y demás carnes preparadas, su certificado de origen se
relacionan con su manejo, lo cual marcan la pauta para los precios y la
preferencia de un público más exigente, como los amigos de la organización Slow Food.
El rescate de maneras de producción más amigables con la
naturaleza como la agricultura orgánica, la trashumancia y otras formas más
benignas y conservadoras del equilibrio ecológico es la nueva ola para el siglo
XXI. – saulgodoy@gmail.com
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