Es cuando menos sospechoso que el residente del llamado Cuartel de la Montaña, un edificio público, que hasta hace poco cumplía con la función de Museo Militar, sean los supuestos restos mortales del Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías, quien fuera presidente de este país, Comandante en jefe de las FFAA revolucionarias y jefe político del partido de gobierno el PSUV.
Y
digo sospechoso por varias razones, la primera, que es público y notorio el
esfuerzo continuado y a expensas de los dineros de la nación, de convertir la
memoria de este hombre en una especie de culto religioso, y al llamado Cuartel
de la Montaña, en sitio de peregrinación tanto nacional como internacional, de
gente que admira la leyenda construida en torno a este militar populista.
De
todos los presidentes del país, desde la fundación de la República, es el único
que tiene este privilegio, aún por encima del Padre de la Patria y de muchos de
sus fundadores.
En
segundo lugar, es el único militar en toda la historia de la institución, que
goza de este privilegio sin tener los méritos regulares para un héroe de las
armas, tales como, guerras ganadas, territorios conquistados o por lo menos
recuperados, hazañas de valor y coraje bajo fuego enemigo, liderazgo efectivo
en movilizaciones bélicas, estrategias exitosas en el campo de batalla,
etc. De hecho, se trata de un Comandante
militar que jamás vio fuego enemigo ni lideró acciones de guerra.
Tercero,
mantener este entorno como si fuera un monumento nacional, con cambios de
guardia y otros honores, mantenimiento de la obra, de los servicios y personal
que allí labora, costear los actos que allí se celebran, las visitas y generar
el material necesario para la realización de eventos especiales, desde
transmisiones de programas de televisión (cadenas), celebraciones del
natalicio, muerte y otras fechas importante de la vida del Comandante, visitas
de personalidades, visitas regulares de sus fans, etc. Con cargo al presupuesto
nacional, no es solo un gasto injustificado, ya que no es del interés nacional,
sino que distrae una importante suma de dinero que podría cubrir los gastos de
otras instituciones que sí lo necesitan y si prestan un servicio indispensable
a la nación toda, como lo sería financiar una maternidad, o una escuela o algún
puesto fronterizo de las FFAA en su tarea de resguardo del territorio.
Los
verdaderos dolientes e interesados en mantener su memoria como serían su
familia, su partido político, e incluso el componente armado al cual pertenecía,
si quisieran rendirle honores a su memoria, habrían constituido algún tipo de
fundación o fondo, que por medio de contribuciones, aportes, donaciones o
cuotas pudieran conseguirle un lugar para hacerle un monumento y rendirle
honores a su memoria, pero no, se fueron por el camino más fácil, le arrimaron
el muerto al presupuesto nacional y somos todos nosotros, los venezolanos,
quienes pagamos vía impuestos, los dineros que mantienen este templo a Chávez.
Pero
no hay que ser muy perspicaz para darnos cuenta que hay intereses de orden
político y hasta religiosos, para mantener un lugar de culto a una personalidad
que la han convertido en imagen del movimiento revolucionario socialista
bolivariano del siglo XXI, hay incluso gobiernos foráneos que propugnan por
convertir la figura de Chávez en modelo de un líder comunista, en el proceso de
liberación de los pueblos oprimidos de Latinoamérica, de los intereses
imperiales y capitalistas del mundo.
La
figura ideológica y el culto a la personalidad de Hugo Rafael Chávez Frías es
un elemento sin duda perturbador en nuestro horizonte político, principalmente
porque el esfuerzo de propaganda del gobierno chavista, que ha continuado
Nicolás Maduro, va dirigido en exclusividad a las clases populares, a los jóvenes,
a los miembros de las FFAA que son justamente, el público del que alimenta sus
filas el partido Único Socialista de Venezuela, el PSUV.
Lo
más irregular de esta situación es que un partido político, que de acuerdo a
las últimas elecciones, se ha convertido en una minoría en el país, está
obligando a todos los ciudadanos a financiarle un gasto enorme de campaña para
adquirir prosélitos, la partida para mantener el Cuartel de la Montaña,
disfrazado de instalación militar, como parte del presupuesto de la nación es a
todas luces desequilibrado al momento de la equidad, la igualdad y el
equilibrio en la competencia por el poder político, todos los demás partidos
carecen de un monumento de este tipo para la adoración a un líder político que
se ha convertido en centro de sus campañas políticas.
Pero
para hacer de este caso algo todavía más significativo debemos añadir el sesgo
religioso que le están imprimiendo a este culto a Chávez.
No es
una sorpresa para los venezolanos como el mismo Chávez gustaba de verse comparado
no solo con los padres fundadores de la nación, sobre todo con la figura del
Libertador Simón Bolívar, en vida permitió que su figura fuera representada, en
expresiones artísticas populares, al lado o por encima del padre de la patria,
igualmente le gustaba y promovía su figura compartiendo espacios con Fidel
Castro y el Che Guevara, figuras revolucionarias del comunismo Latinoamericano.
Lo
más grave, desde el punto de vista de la usurpación de roles y prestigio, es
que se promoviera como un Cristo, figura central en las creencia religiosa
católica, que su personalidad, acciones y sentimientos fueran asociadas con la
de Jesús redentor de los pobres y desposeídos, que se urdiera toda una campaña
mediática, donde no faltaron expresiones marcadamente blasfemas de Chávez como
Jesucristo, campaña ésta, que la iglesia, inexplicablemente, permitió sin mucha
oposición.
Este
coctel de creencias animistas, cristianas, brujería antillana, supersticiones
locales, culto al héroe, al luchador social, al padre magnánimo, al militar
valiente y al caudillo necesario han rendido sus frutos, ya que a pesar de la
inmensa crisis que padece el país por causa de las erradas políticas de Chávez
como presidente de la República, su figura sigue teniendo valor positivo en la
imaginería del pueblo, y este aval es utilizado de manera indiscriminada por el
PSUV como elemento de campaña política y propaganda.
Es
por todo lo anteriormente expresado que considero que el templo a Chávez,
encarnado en las instalaciones del que fuera Museo Militar y que ahora lleva el
nombre de Cuartel de la Montaña, mientras exista, crea una distorsión
importante en el juego político venezolano, que no hay justificación racional
alguna, y menos aún legal, para que ese monumento a Chávez siga siendo costeado
por el presupuesto de la nación, ya que solo beneficia a grupos de interés que
son minoría y que nada tiene que ver con el interés nacional.
Creo
que existe toda la justificación necesaria para que la Asamblea Nacional abra
una investigación sobre este asunto, se
pronuncie sobre este espinoso problema que sin duda ha sido manejado desde una
posición estrictamente ideológica, y que distrae importantes recursos públicos
en beneficio de una parcialidad política, y en base a una serie de hechos y
narraciones falsas pretende, un partido político, beneficiarse de un culto a la
personalidad del hombre, sobre cuyos hombros recae la mayor responsabilidad del
calamitoso estado en que se encuentra nuestro país. -
saulgodoy@gmail.com
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