He seguido desde hace varias décadas los pasos de este político y economista norteamericano, varias veces candidato a la presidencia de ese país, socialista, perseguido político y finalmente reo de la justicia bajo cargos de defraudar al fisco.
La Rouche es un hombre sumamente inquieto, de gran
inteligencia y muy bien informado, sus opiniones han sido mayormente tomadas
como locuras de un alucinado, pero quienes lo hayan podido leer, no deja de ser
inquietante la posibilidad de que este hombre pudiera tener la razón.
Marxista convencido, trabajó por muchos años con un
pequeño imperio de publicaciones asociado al partido laborista norteamericano,
donde destacó como organizador de un aparato de inteligencia con alcance internacional,
sus contactos con la industria militar, con la alta política en Washington lo
llevaron a oscuras relaciones con la CIA y la NSA, fue varias veces demandado
por importantes periódicos debido a escándalos surgidos a raíz de sus
informaciones que muchas veces resultaron falsas.
Su organización política y de negocios tiene diversos
frentes internacionales, fundó el Schiller
Institute en Alemania en 1984, financió y organizó varios partidos
laboristas en Europa, fue asesor de varios gobiernos en Latinoamérica
incluyendo México, Argentina, Perú y Panamá, tenía contactos en varios
gobiernos del medio oriente, tenía acceso a contactos de alto nivel en Turquía
e India, y siempre se distinguió como enemigo de la Unión Soviética, aunque
luego fue reconocido como analista económico por la Duma en Rusia en donde ha
recibido honores.
Amasó una gran fortuna sostenida por una ingeniería
financiera a escala mundial, constituyó un ejército privado y se aisló en su
mansión en Virginia, alegando amenazas de asesinato en su contra por parte de
varias organizaciones terroristas, denunció internacionalmente la aparición de
diversas pandemias como el cólera, el sida, la gripe aviar como parte de
programas de guerra bacteriológicas promovidos por enemigos del mundo libre.
En 1988 es llevado a juicio, fue sentenciado a 15 años de
prisión, pero fue liberado en 1994 bajo vigilancia, su caso fue revisado en el
2004 y finalmente liberado de la vigilancia de la corte
En sus escritos, que son abundantes, y como conferencista
alrededor del mundo, ha abarcado los más diversos temas, hoy voy a tratar de
resumirles su visión del estado del planeta tierra y la humanidad en base a dos
artículos fundamentales que se pueden conseguir en la internet, ellos son: Las reglas de sobrevivencia, artículo
que apareció en la publicación que él dirige, Executive Intelligence Review el 15 de junio de 2007, y la
conferencia El asunto de la
globalización, que dictó en Washington el 8 de Febrero del 2008, en una
reunión de diplomáticos.
LaRouche es de la opinión que el mundo está al borde de
la destrucción, su prognosis se basa en la crisis de cuatro sistemas mundiales,
el sistema físico y biológico colapsando en la pobreza y en pandemias que
rápidamente desarrollan enfermedades virulentas, un sistema político
congestionado por guerras y divisiones, y con una amenaza de caos mundial que
está fuera de todo control, agreguemos un sistema financiero que ha perdido
sentido y se está autodestruyendo, se espera que explote como una pompa de
jabón rociando el entorno con un spray
inconsistente que se lo llevará el viento, y por último, estamos sentados sobre
una montaña de armamentos nucleares capaz de destruir el planeta varias veces.
El mundo está dominado por un sistema económico que se
encuentra a un paso de la quiebra y por ende de un desastre mundial, que sumirá
al mundo en una nueva edad de la oscuridad (refiriéndose a la Edad Media), una
quiebra que ha sido calculada fríamente por grupos económicos anglo-holandeses-norteamericanos
para sus propios intereses y en aras del dominio mundial.
Estos grupos han permitido que la economía mundial sea motorizada
por el sector militar y el volátil y muy especulativo mercado de capitales, con
el objetivo de acaparar y asegurar para sí, el mercado mundial de las materias
primas.
Por esta vía, el dólar norteamericano se ha convertido en
la base de la economía mundial, una base muy endeble que depende más de las
deudas y papeles que, de una economía real, el déficit interno de USA se ha
convertido en una espada de Damocles sobre el sistema financiero internacional.
Es así como las tres economías emergentes más importantes
del mundo, China, Rusia y la India dependen en gran medida para su desarrollo,
de las inversiones norteamericanas, sus mercados y su sistema financiero.
Previendo el colapso inminente del sistema económico
mundial, tanto Norteamérica como Europa, se han preparado, bajo la filosofía
del imperio ultramontano veneciano, que se activó luego del desplome del
Imperio Bizantino en el año 1000 dc., aproximadamente, y que duró tres siglos
para consolidarse.
La administración del presidente Bush pretendió
amurallarse y por medio de un sistema de defensa automático que puede “hacer
llover muerte” sobre cualquier punto del planeta y con el uso de ejércitos
privados manejados por las grandes corporaciones, mantener un poderío mundial
con la capacidad de ir conquistando de nuevo el planeta tierra, lo que implica
una guerra de exterminio en contra del islam.
Bajo esta pavorosa perspectiva LaRouche, proponía darle
un alto al modelo económico existente, su plan consistía en volver a los
modelos básicos de desarrollo mundial que propuso el presidente norteamericano
Franklin Roosevelt.
Este plan se basaba en descolonizar el mundo, respetar la
soberanía nacional de los países, utilizar el poderío norteamericano para
ayudar en el desarrollo de las naciones, planes estos que se vieron truncados
por su muerte y por la influencia de Churchill y las oligarquías
anglo-holandesas que prácticamente iniciaron un plan de conquista del alma y la
mente norteamericana, posicionándose como dueños del inmenso parque industrial
y luego, como rectores de su sistema financiero.
LaRouche, destaca
en su plan por un nuevo orden mundial, primero, que se conforme un sistema de
cooperación internacional que básicamente consistirá en asegurarse que los
precios de las materias primas esenciales sean estables y asequibles para
todos, que los estados tengan acceso al crédito a largo plazo para poder
embarcarse en la construcción de obras públicas fundamentales que garanticen la
salud y los servicios básicos para sus nacionales, todo esto significaría
establecer un nuevo sistema monetario y la formación de capital a largo plazo.
LaRouche calcula que en un plazo de cincuenta años, en
dos generaciones, sería suficiente para estabilizar la economía mundial sobre
estas nuevas bases. El quid del
asunto, el secreto del éxito de este plan es justamente la voluntad política de
Norteamérica de liderar un cambio de ruta como el que propone LaRouche, no hay
otro país en el mundo con la suficiente fuerza y capacidad global para
embarcarse en un cambio tan profundo con posibilidades reales de éxito, la
actual Europa no tiene el músculo necesario y una coalición de países
consumiría un tiempo del que no se dispone.
El plan LaRouche se basa primordialmente en sostener a
toda costa la economía euroasiática que, según su punto de vista, si colapsa,
se llevará consigo al resto del mundo y tiene sentido, allí está concentrada
2/3 de la población mundial.
Estas ideas de Lydon LaRouche, por más alocadas que
suenen y a pesar de la leyenda negra que rodea a este caballero, creo no deben
ser descartadas.
Ambos artículos son mucho más complejos y llenos de
explicaciones técnicas que el resumen que les presento, el manejar estas ideas y
discutirlas es una de las ventajas de vivir en libertad, es ejercitar el propio
criterio, cosa que en un régimen socialista como el que vivimos en Venezuela se
dificulta hasta hacerlo imposible.
- saulgodoy@gmail.com
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