La
enorme falta de criterio y mesura por parte de la alta oficialidad de nuestras
FFAA ha sido la principal causa de su derrumbe ante la opinión pública como
institución seria, eficiente y democrática, y esta debacle tiene un costo
tremendo que todavía no ha sido asimilado a lo interno de la institución pero
que ya se siente en las expresiones de rechazo, burla e irrespeto a sus
efectivos cuando se encuentran en funciones públicas.
Me
permito señalar algunas de estas consecuencias, la primera sin lugar a dudas
tiene que ver, a lo interno, con el orden y el respeto a la jerarquía y las normas
que rigen el cuerpo militar.
Cada
vez son más notorias las faltas al orden y la desobediencia en sus cuadros,
algunos, como son los casos de unidades encargadas de la seguridad en la
frontera, en minas, en los puntos de control de tránsito (terrestre, naviero y
aéreo), así como en aduanas y en la seguridad de instalaciones industriales,
sobre todo de alimentos y combustibles, en actividades contra el tráfico
ilícito de drogas, resguardo de penales y depósitos de armas, debido a la
injerencia del contrabando, de asociaciones con el crimen organizado y de una
práctica generalizada de un comercio ilícito, buena parte de estos componentes
trabajan por su propia cuenta con fines exclusivos de enriquecer a sus mandos y
operadores.
Esa
economía subterránea ha sustituido los fines y objetivos de la institución y la
ha transformado en una organización criminal que opera con independencia e
imponiendo sus propias leyes, a tal punto esto es así, que se han dado casos,
públicos y notorios, de enfrentamientos armados con su saldo de víctimas
mortales entre componentes, en franca competencia por territorios, fueros y
mercados, con la terrible imagen hacia la población civil, que no hay manera de
controlarlos y que sus jefes son parte del Alto Mando militar y actúan
protegiéndolos.
Esto
ha dado como resultado que los fines de la institución militar de brindar orden
y seguridad a la población no se están cumpliendo, peor aún, que son las FFAA
uno de los principales promotores de los delitos que más afectan la salud del
cuerpo social.
El
otro aspecto que le ha restado significativamente majestad y autoridad a los
integrantes de las FFAA, es su participación activa y pública en asuntos de
política que competen a la población civil, pero como lo hacen desde los
uniformes, como se tratan de políticos armados, como tienen otras instancias a
las que rinden cuenta, sus actuaciones son en su mayor parte abusivas, sin
control ciudadano ni de los órganos civiles, sin rendiciones de cuenta y
confundiendo los ámbitos militares con los políticos, resultando
invariablemente en actuaciones desatinadas, donde imperan los excesos, el ánimo
de lucro y un desprecio supino por el bien común.
Los
gobiernos socialistas bolivarianos de Chávez y Maduro, por medio de la tesis
fascista de un solo pueblo un solo gobierno, de la manida tesis comunista de
una unión cívico militar, le ha permitido a los militares actuaciones y
participación en sus gobiernos donde se da una clara injerencia proselitista,
injerencista y hasta ideológica, convirtiendo a las FFAA en un apéndice del
partido de gobierno y degenerando sus funciones, en guardianes de la supremacía
de un socialismo que lo que le ha traído al país son desgracias y ruina.
Ministros,
gobernadores, alcaldes, embajadores, directores de empresas estatales,
presidentes de instituciones financieras, no hay cargo gubernamental que estos
militares hayan ocupado sin que la corrupción, los malos manejos de la cosa
pública, los abusos de poder, y la coaptación para delinquir no hayan afectado
sus desempeños, lo que ha dejado en claro que ni están intelectual ni
moralmente preparados y que su formación profesional deja mucho que desear.
Una
de las principales contradicciones de un militar ejerciendo un cargo público,
es precisamente el que imponen un secretismo y una mordaza sobre su desempeño,
aún cuando sus actuaciones afectan la vida de la sociedad civil de manera
importante, no quieren críticas, no dan información, no presentan cuentas, y al
momento de exigirles responsabilidades entonces se repliegan a las instancias
militares, a sus propios fiscales, tribunales y procedimientos donde sus
expedientes desparecen, pero mientras tanto ejercen la censura y desprecian a
las instancias y los ordenamientos civiles, ya que lo peor del asunto es, que
para ejercer el cargo público ni siquiera renuncian a sus privilegios y rangos
militares, algunos conservan incluso sus sueldos y beneficios como militares, aparte
del que gozan como funcionarios, creándose una situación que contradice no solo
la justicia sino la equidad.
El
haber jugado a la “política” con estos gobiernos socialistas de la manera como
lo han hecho, puso a los militares en una posición de vulnerabilidad y peligro
todavía mayor que los simples hechos de corrupción, los llevó a jugar
peligrosamente con la traición a la patria.
El
hecho de que el chavismo haya establecido con el régimen de los Castro en Cuba
(tradicionales enemigos de Venezuela, el único país que luego de nuestras guerras
de independencia, se atrevió a enviar fuerzas armadas en nuestra contra para
atentar en contra de nuestra soberanía), una unión tan estrecha, principalmente
sobre bases ideológicas, colocó a nuestro estamento militar en una disyuntiva,
acostarse con el enemigo o enfrentar a su Comandante en Jefe.
La
historia es conocida, fuimos infiltrados por las fuerzas enemigas del
castrocomunismo y le entregaron la plaza sin disparar un solo tiro, ante los
venezolanos demócratas, libertarios y republicanos, nuestras FFAA traicionaron
su juramente de lealtad a la patria.
Es
claro que el socialismo bolivariano tenía todas las intenciones de destruir a
nuestro componente militar, lo lograron, se dejaron involucrar en actos de
represión en contra de la oposición política democrática, asesinaron,
torturaron detuvieron y le arruinaron la vida a incontables familias
venezolanas con el único propósito de mantener en el poder a la gente
equivocada.
Nuestras
FFAA ni siquiera son tenidas a nivel internacional como un cuerpo militar
profesional al servicio de los intereses de la República de Venezuela, sino
como una fuerza al subordinada al coloniaje de los Castro, y han caído tan bajo
en la estima de otros cuerpos armados, que son vistos con desconfianza y temor,
no por su fortaleza y habilidad combativa, sino como sirvientes de un poder
extranjero cuyo contacto se traduce en fraudes, injerencias, delitos y
vergüenza.
A los
militares no les gusta enfrentar esta realidad, pero han caído tan bajo, que su
actual Comandante en Jefe es un extranjero indocumentado, lo que los hace una
tropa de facinerosos sin ningún tipo de moral, repudiados en su país y en el
mundo entero, y tienen un Ministro de la Defensa que da pena por tratar de
defender lo indefendible ordenando a sus tropas desconocer a la voluntad
popular y a la Asamblea Nacional.
Los
militares se encuentran ahora ante otro dilema, el país yace arruinado, al
borde de una crisis humanitaria de magnitudes impredecibles, el gobierno
socialista bolivariano se encuentra en una tremenda crisis de legitimidad, el
piso político que lo sustentaba se esfumó, no hay manera que el chavismo
resista mucho tiempo en el poder sin que use las armas de la república en
contra de su propia población.
Maduro,
en su desespero, le ha otorgado a los militares una serie de concesiones de
carácter económico a manera de pago para que lo sostengan en un absurda dictadura
sin futuro, un grupo reducido de oficiales comprometidos con el gobierno, con
los Castro y el crimen organizado todavía hacen pronunciamientos a favor de
este contubernio que ha sido nefasto para la institución militar.
Tienen
que decidir, o se terminan de hundir con el gobierno, o ayudan a la sociedad
civil y democrática a solucionar de manera constitucional este trance, y lo
pueden hacer presionando a sus oficiales vendidos al crimen y al socialismo, y
poniéndole un parado al traidor que ha usurpado el cargo de Comandante en Jefe
de sus filas, apoyar a la Asamblea Nacional como autentica representación de la
voluntad popular, es la única salida que les queda, la otra es echarse cuchillo
a su propia garganta. - saulgodoy@gmail.com
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