Tuve la oportunidad de vivir en Michigan, terminé mi carrera en la población de Kalamazoo en 1976 y ya para aquel entonces el río Kalamazoo estaba empezando a ser saneado, conocí de aquel esfuerzo de primera mano, y ya que se habló en algún momento de rescatar el río Guaire en Caracas, quisiera compartir con ustedes la historia de cómo salvaron ese río.
El pueblo de Kalamazoo está
situado al sur de Michigan, si trazáramos una línea recta entre Detroit y
Chicago, estaría a mitad de camino. A
principio del siglo XX las grandes fábricas de papel del medio oeste decidieron
instalarse en el pequeño poblado, el río era perfecto para resolver sus
necesidades de agua, que eran grandes, pero también ideal para descargar en su
lecho los desperdicios que producían en el proceso.
Para 1920 el río era todavía
navegable (267 Km., de largo), la gente en verano iba a pasear en canoas y
aunque despedía ya un olor desagradable, la brisa y el paisaje atraían a los
lugareños, sobre todo en su desembocadura cuyas marismas constituían una
reserva natural importante.
Ya en 1950 el río Kalamazoo era
una apestosa y débil corriente de agua turbia, incapaz de sostener vida en su
cauce, la ciudad había crecido a espaldas de su río que solo podía verse entre los
edificios industriales y patios de ferrocarriles.
Los estudios de ese año
indicaban que los 127.000 residentes y sus fábricas, arrojaban al río un volumen
de desperdicios equivalente a una ciudad de 650.000 habitantes, ahora había
grandes factorías de piezas automotrices, compañías farmacéuticas y otras
industrias pesadas.
Un río "limpio" tiene
alrededor de sietes partes de sólidos dispersos en cada millón de partes de
agua, luego de la Segunda Guerra Mundial el río mostraba siete veces más esa
cantidad de sólidos, llegó un momento en que esos sólidos depositados en el
fango mermó la corriente del río, al punto, que apenas y podía desembocar en el
lago Michigan.
Al bajar la corriente, el agua
perdía más y más oxígeno, en las riberas sólo habían cochinillas, sanguijuelas,
mosquitos y algas broza.
Las fábricas arrojaban 170
toneladas de desechos diarios al río.
Michigan es un estado rico en
agua dulce, lo llaman el estado de los lagos, grandes reservorios de agua se
encuentran por doquier producto de los deshielos de la última era glacial y el río
Kalamazoo era un río pequeño, no era fuente de agua potable para ninguna
población, por lo que nadie se quejaba ni lo extrañaban.
Las fábricas de papel empleaban
el 25% de la fuerza laboral de la población, la ciudad era realmente hermosa,
aunque las casas no pudieran abrir sus ventanas en verano por el hedor.
Pero finalmente, la Comisión de
Recursos Acuíferos de Michigan advirtió del enorme peligro de epidemias que
enfrentaba la población con aquella cloaca abierta, pasando por el medio de la
ciudad, se habían detectado importantes depósitos de desechos de BPC (bifenilos
policlorados, PBC en inglés) además, el lago Michigan, que sí se surtía de agua
potable a importantes asentamientos humanos, empezaba a dar muestras de una
peligrosa contaminación.
Las fábricas, que sabían el costo
enorme de sanear el río intentaron tapar la situación proponiendo que se declarase
el Kalamazoo como "río industrial", por supuesto dicha clasificación
no existía, lo que querían era declararlo una causa perdida, pero las
autoridades y la opinión pública se opusieron resueltamente.
La sociedad organizada,
encabezada por grupos ecológicos, de pescadores y cazadores, inició una guerra
prolongada de baja intensidad y de desgaste, no fue nada espectacular, no hubo
demostraciones ni marchas, pero fue un esfuerzo sostenido, de lobby en los
corredores políticos, de campañas de prensa, de información a la comunidad.
Se aprobaron nuevos impuestos
para limpiar el río, se emitieron bonos, se crearon autoridades del río y se
buscaron las mejores tecnologías. La
mayoría de las empresas de papel abandonaron la zona, prefirieron huir a
enfrentar el largo camino de rescatar el río.
En la década de los sesenta se
reunieron 1.000 millones de dólares, la mitad la puso el gobierno federal, la
otra mitad la empresa privada y la ciudadanía por medio de colectas y
donaciones, y con ese dinero se inició una obra que aún hoy continúa.
En 1986 entró en operaciones la
Planta de Recuperación de Aguas construida a un costo de 122 millones de
dólares, allí todos los días se procesan 100 millones de litros de agua.
El problema de mayor
persistencia fueron las grandes cantidades de BPC, unas 150 tonelada que
todavía formaban parte del sedimento del río y son sustancias altamente
cancerígenas, pero se experimentó con las nuevas tecnologías de recuperación
del fango, incluyendo el uso de bacterias genéticamente diseñadas para eliminar
metales pesados, se han reforestado las riveras del río con especies de plantas
capaces de filtrar y reconvertir elementos peligrosos para la vida humana.
Aún se mantiene un programa
intensivo de rescate de bosques rivereños, sobre todo cerca de los depósitos de
desechos tóxicos, hoy clausurados de manera definitiva con nuevas tecnologías
de contención y sellado, creando diversos bolsones impermeables enterrados bajo
tierra.
El río ya no huele, la vida
silvestre ha vuelto a las riberas, los especialistas en pesca y vida salvaje
calculan que para la segunda década del siglo XXI, el río podría generar 7.6 millones
de dólares solo en permisos para la pesca recreativa, aunque todavía existe
cierta precaución sobre la ingesta humana del pescado del río por su alto
contenido de mercurio.
Cuando ya estaban prontos a
declarar el río libre de contaminación, en el año 2010, un derrame de más de un
millón de galones de petróleo, proveniente de la rotura de un tubo matriz que
alimentaba una planta de energía, volvió a contaminar el cauce y a poner, la
repuesta fauna silvestre, en peligro inminente.
De nuevo se movilizaron las
comunidades, las ONG’s ambientalistas, la empresa privada, afortunadamente
estaba en funciones una autoridad única para el rescate del delta del río, y
conjuntamente con el gobierno, se dio inicio a un plan de emergencia para
contener el derrame y minimizar el daño ambiental, fue un evento catastrófico
para los esfuerzos y las metas logradas al momento, el rio Kalamazoo volvió a
recaer y les costó un gran esfuerzo recuperarlo por segunda vez.
Para el día de hoy el cauce del
río está 90% recuperado y es ejemplo de este tipo de trabajo, se trata del
exitoso recate de, quizás, el río más contaminado de USA, un caso que es estudiado
por muchos países del mundo y que están tratando de replicar.
Salvar un río, deshacer lo que
hemos hecho con el Guaire y con el Río Tuy, con el Lago de Maracaibo, y el
crimen ecológico que está haciendo la CVG con el Caroní, va a tomar mucho
tiempo, esfuerzo y dinero, pero la tecnología existe y como en el caso del rio Kalamazoo,
lo importante es empezar y no parar hasta logarlo. – saulgodoy@gmail.com
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