Hay quienes creen que el chavismo es una organización política con ideas propias, con valores de orden democrático, con vocación de servicio público y principalmente, con voluntad republicana, en el sentido, que su pretensión es hacer de Venezuela un mejor país por medio del trabajo político, enmarcado en las leyes y la constitución, con respeto a la disidencia y a las minorías.
Algunos
han llegado al exabrupto de comparar al chavismo con otros partidos republicanos
como Acción Democrática, alegando que le hacemos un flaco favor a la democracia
negándole el derecho de existencia a este grupo humano, que siguiendo con la
torcida lógica constitucionalista, tendría el mismo derecho de coexistir con
los otros partidos políticos, alegando, que el chavismo no va a desparecer
simplemente negándole el derecho a la participación en los asuntos nacionales.
En mi
opinión ésta equivocada percepción del chavismo, confunde el comportamiento
criminal con el comportamiento político, no hace distinción entre los enemigos
de la democracia y los grupos facinerosos que por medio de la fuerza quieren
tomar el poder e imponer su voluntad.
Me
explico, el chavismo nace de una enorme equivocación, en el seno de un grupo de
militares golpistas cuyo propósito era acabar con la democracia, en
conchupancia o asociados, a corrientes subversivas internacionales de la
izquierda radical, cuyo proyecto es instaurar regímenes totalitarios y
militaristas en la región.
El
chavismo nace de un enorme vacío de ideas, su principal motivación era la
voluntad de poder para provecho personal de la camarilla que lo alentaba,
cuando Chávez y su grupo se alían al castrocomunismo, inmediatamente se
hicieron acreedores de una franquicia que venía con un paquete ideológico, en
una presentación revolucionaria socialista, que le daban un carácter político
beligerante y cierto lustre de luchadores por reivindicaciones sociales y
humanitarias.
Con
el teniente coronel Hugo Chávez a la cabeza, un histriónico personaje que
impuso su sello personal al movimiento sedicioso, luego de su fracaso en la
toma del poder por las armas, jugaron suerte a competir electoralmente, y como
el país se lo permitió, como en ese momento no hubo conciencia ni
reconocimiento del peligro que significaba tener a estos maleantes compitiendo
democráticamente en la carrera política, como el país se encontraba sumido en
una profunda crisis de identidad y liderazgo, fue de esta manera que pudieron
hacerse con la presidencia de la República por medio de los votos.
Gracias
a la inmadurez de las instituciones, a la ineptitud de los dirigentes del
momento, a la ignorancia del pueblo y a las terribles desigualdades sociales
que se habían fomentado, el discurso, la figura y la organización que presentaba
el chavismo se hicieron irresistibles al ánimo del momento, pero en el fondo
seguían siendo los mismos militares golpistas apoyados por el castrocomunismo,
y como no eran políticos y porque nunca lo serán, sencillamente porque no
tienen el ADN democrático que se necesita para ser un partido político en
democracia, tuvieron que recurrir a la simulación, montaron su estructura
operativa, la rellenaron con la ideología prestada de Cuba y matizada por el
bolivarianismo, y abrieron la tienda para captar prosélitos que resultaron ser
todos, unos bandidos.
Todo
el mundo sabe que el chavismo es un cartel criminal, allí va a parar lo peor de
nuestra sociedad, los “echaditos a perder”, los que nunca tuvieron la
oportunidad de figurar, los mediocres, los resentidos, los caza fortunas,
oportunistas, tramposos, lo que sucede es que como tenían el lustre
revolucionario socialista atrajo mucha gente de la izquierda que se tragó el
cuento de la “Justicia Social” que promovían, creyeron que con su participación
y buena voluntad harían la diferencia y podrían cambiarle el alma oscura al
partido, que ya en su nombre, Partido Socialista Único de Venezuela, PSUV,
venía la semilla de su naturaleza totalitaria y antidemocrática.
Y
fueron estos pendejos de la izquierda que cayeron engolosinados en el panal de
miel del chavismo, los que trataron de darle cierta dignidad a lo que en
realidad era un pranato, un cartel de
narcotraficantes, un nido de fuerzas subversivas armadas y violento, un
entramado de corruptos.
El
chavismo siempre ha sido y será una organización criminal, quien pretenda
asignarle la categoría de partido político o movimiento social, está ciego ante
la evidencia de 17 años de terror y destrucción.
Ningún
país del mundo que se considere así mismo como civilizado puede, ni aún en las
más amplias concepciones de la política, pretender incluir al crimen, las malas
costumbres, a la mentira, la ignorancia y la violencia como parte destacada de
su entorno democrático, porque sencillamente un cartel del crimen, del resentimiento
y la venganza nunca podrá despegarse de su raíz torva y maltrecha.
Se
pretende por medio de una hegemonía comunicacional hacerle ver al país y al
mundo que el chavismo es otra cosa, que son hombres y mujeres que les importa
el prójimo, que son humanistas, supuestamente demócratas, que aman a sus
hermanos y quieren hacer del país una potencia, pero la realidad es ineludible
y cualquier intento por ocultarla es criminal, así tengan en su nómina a uno de
los mejores constitucionalistas del país, el hampa organizada, las personas que
viven de las actividades ilícitas, los que no tienen moral, los ladrones, los
torturadores y asesinos, los corruptos y narcotraficantes no pueden tener lugar
en la política, no pueden pretender dirigir un país.
Por
algo Venezuela ocupa los peores lugares al momento de medir sus índices de
gobernabilidad, de transparencia, de calidad de vida, de oportunidades de
negocios, de democracia, porque no somos una democracia, el país está tomado
por el crimen organizado y nos ha retrotraído a la barbarie más absoluta, de
linchamientos en las calles, de colas enormes para conseguir alimentos, de
apagones y falta de agua, de inflación y controles de cambio, de hospitales y
universidades cerradas, vivimos casi aislados del mundo, con un grupito de
dirigentes multimillonarios que a cada momento les descubren cuentas secretas
en el extranjero, paraísos fiscales con enormes sumas de dinero mientras en el país
los niños se mueren de mengua.
El
chavismo es anti política, es antidemocrático e inhumano, mal pueden comparársele
con otros partidos políticos tradicionales y hacerle creer a la gente que se
trata de una alternativa democrática, el solo hecho que esté utilizando al
Tribunal Supremo de Justicia y la figura de un referéndum para liquidar al Poder
Legislativo, que es el único poder en manos de la oposición política y elegido
por la voluntad popular, ya indica el verdadero talante del chavismo.
Quien
crea que el chavismo y su partido, el PSUV, es una organización política que va
a cumplir con el ordenamiento constitucional,
que se trata de un esfuerzo para conseguir el bien común, de un medio
para la participación, de un recurso para un mejor país, quien crea eso, no
tiene la menor idea del problema en que los venezolanos estamos metidos. - saulgodoy@gmail.com
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