Wilhelm
Reich (1897-1957) psiquiatra de origen austríaco y descubridor de la energía
conocida como orgón, fue un escritor prolífico, un investigador teórico y experimental muy cuestionado en su tiempo, perseguido
por los nazis primero y luego por el gobierno norteamericano, la mayor parte de
su obra fue destruida, su reputación enlodada con cargos de demencia y con
procesos judiciales acusándolo de fraude, murió en la cárcel en New York, a sus
60 años.
Sus
“alocadas teorías” han tenido un importante renacimiento debido a nuevos
descubrimientos científicos y existe un movimiento mundial por rescatar su
memoria y trabajos en psiquiatría, sociología, política, ambiente.
En
este breve artículo trataré de resumir su pensamiento sobre el fascismo, una
manera de hacer política que conoció de primera mano y trató destruirlo.
Como resultado de sus investigaciones sobre la
naturaleza represiva de la sociedad sobre el individuo, en especial sobre su
sexualidad, llegó a la conclusión que: “Como resultado de miles de años de
perversión social y educativa, las masas de la población se han vuelto
biológicamente rígidas e incapaces de libertad. Ya no son capaces de organizar
una convivencia pacífica.”
La verdadera naturaleza
del hombre es pacífica, cooperativa, inclinado hacia el amor y el trabajo pero
el acondicionamiento social que tiende hacia el autoritarismo, lo educa para la
obediencia y el conformismo, el hombre nace en medio de un conflicto entre el
anhelo a la libertad y el miedo a la libertad.
La supresión de la vida sexual natural de los niños
y adolescentes cumple la función de estructurar a las personas para que sean
portadores voluntarios y reproductores de una civilización mecanicista y
autoritaria; miles de años de sometimiento humano han desembocado en un estado
de flujo y agitación.
Esto ha resultado en que el hombre viva en un
continuo conflicto consigo mismo y las consecuencias son las guerras y la
destrucción, que la sociedad tiene como episodios necesarios para la evolución
social y personal de sus miembros.
Esta situación ha enfermado al individuo y a la
sociedad, pero lo más atroz de esta absurda situación es que existen un puñado
de gánsteres, de neuróticos perversos, de “políticos” jugando a ser los jefes,
los líderes y que se colocan en posiciones para explotar esta desesperación
social de millones de personas decentes e industriosas, que engañadas,
ingenuamente ponen en manos de estos estafadores políticos, el poder.
Los portadores de la pestilencia fascista han
comprendido la incapacidad de las masas para la libertad y han sostenido que es
un hecho biológico, y así inalterable. Han puesto en circulación teorías
raciales irracionales y además engañosas, ideas sobre una raza cósmica, elegida
para salvar al mundo, para liberar al hombre de sus cadenas haciéndolos
esclavos de causas nacionales que se agotan en la obediencia al líder y en el
culto a su personalidad.
Los dictadores, sin
excepción, han construido su poder sobre la irresponsabilidad social de las
masas que necesitan de un caudillo que les dé sentido y rumbo.
Reich creía que el
carácter humano está construido sobre tres capas biosíquicas, estas capas
corresponden al desarrollo social en donde está inmerso el individuo, pero
dejemos que sea el propio Reich quien nos lo explique (Tomado del prefacio a su
obra La Psicología de Masas del Fascismo,
1946): “En la
capa superficial, el individuo medio está constreñido, es cortés, compasivo y
consciente. No habría la tragedia social del animal hombre, si esta capa superficial estuviera en contacto inmediato
con su núcleo natural profundo. Su tragedia es que ése no es el caso. La capa
superficial de la cooperación social no está en contacto con el núcleo
biológico de la persona, sino separado de él por una segunda capa
intermediaria, consistente en impulsos crueles, sádicos, lascivos, predadores y
envidiosos. Esto es lo “inconsciente” o “reprimido” freudiano; en el lenguaje económico-sexual,
es la suma total de los “impulsos secundarios”. La biofísica del orgón ha
mostrado que el inconsciente freudiano, el
elemento antisocial en la estructura humana, es un resultado
secundario de la represión de los impulsos biológicos primarios. Si se
penetra esta segunda capa, perversa y antisocial, regularmente se llega a una tercera
capa, la más profunda, que llamamos el núcleo
biológico. En esta capa que es más profunda, el hombre, bajo condiciones
sociales favorables, es un animal honesto, industrioso, cooperativo, capaz de
amor y también de un odio racional… Como resultado de esta desafortunada
estructura, cada impulso social natural o libidinoso del núcleo biológico debe,
en su camino a la acción, atravesar la capa de los impulsos perversos
secundarios, donde se vuelve desviado. Esta desviación transforma el carácter originariamente
social del impulso natural en un impulso perverso y, de este modo, inhibe
cualquier manifestación natural de la vida.”
Para Reich, el fascismo actúa en esa segunda capa
del carácter, la de los impulsos secundarios, no se trata de una ideología, ni
de un partido político, o la caracterización de un grupo social, el fascismo es
la expresión política organizada de esa estructura emocional básica en el
hombre que busca el autoritarismo, es esa visión maquinizada de la vida, cuasi
mística, que destruye la libertad, alimenta las dictaduras y es apoyado por las
masas.
Reich es muy claro, todos tenemos dentro de nosotros
esa tendencia fascista, es una mezcla de emociones irracionales que nos llevan,
por medio de una supuesta revolución progresista, a un estadio de orden
primitivo y salvaje. La única manera de enfrentarlo es reconociéndolo y
plantándole resistencia.
El fascismo es el odio actuante, la búsqueda
constante del conflicto- y agrega Reich- de unos hombres y mujeres impotentes
sexualmente, que en su terminología significa, incapaces de sentir amor y en
quienes prevalece lo perverso y lo sádico.
La mentalidad del fascista es la mentalidad del
“hombre pequeño”, que ansía someterse a la autoridad, es ese acondicionamiento
ancestral a ser un reprimido, en las ideas, en la acción, en la sexualidad, que
necesita ser dominado y sentirse grande a través de lo que Reich denomina, los
sueños milenarios de los sargentos mayores de ese vasto ejército, que es
nuestra civilización enferma.
Creo que es una de las mejores descripciones del
chavismo que he leído en mucho tiempo. –
saulgodoy@gmail.com
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