Como
ya ha debido quedar meridianamente claro, es imposible gobernar a un país bajo
las condiciones en que se encuentra Venezuela en estos momentos, no sólo se han
roto todos los amarres institucionales y de legitimación del actual gobierno,
sino que ya no se hace nada por disimular la situación, lo que ha resultado en
un claro e incontrovertido enfrentamiento entre gobierno y oposición.
El
resultado de esta situación es un acelerado deterioro de la vida ciudadana y
del desmontaje inducido de la estructura del gobierno; las partes, que habían
permanecido unidas por inercia o simple costumbre, se están fracturando, y no hay
el dinero ni la voluntad para mantener de pie tan siquiera una ilusión de lo
que es un estado medianamente funcional.
Todo lo
que ves se reduce a unas escasas cuadras en el centro de Caracas, a las
cercanías del Palacio de Miraflores, desde donde se realizan las transmisiones,
los discursos y las manifestaciones de apoyo al régimen, cada día más
escuálidas. Maduro, pareces confinado en
tu bunker, desde donde despachas órdenes y mensajes de ánimo a unas fuerzas
fantasmagóricas, los gobernadores chavistas en las regiones tratan de
sobrevivir ante la continua degradación de la calidad de vida de sus estados,
están más ocupados en cómo van a salir de esta trampa en que han caído y
preservar sus fortunas personales que en resolver los problemas para los cuales
fueron elegidos.
Las
únicas verdaderamente activas son las bandas criminales mercenarias, mientras
les paguen o les permitan explotar sus “territorios liberados”, donde le caen a
tiros y malogran marchas de la oposición, destruyen equipos de periodistas y les
caen a palos a los dirigentes políticos.
Y los
militares, que han decidido servir de protectores de las bandas criminales para
ver el circo desde las gradas, actúan algunas veces contra la sociedad civil en
una supuesta defensa del gobierno de Maduro, como si las armas que portan para
la defensa del país, fueran a detener el inminente desplome de tu régimen.
Y
sobre este punto debo agregar, la decisión de la cúpula militar, intervenir a
favor del régimen infausto de un presidente indocumentado, y por lo tanto
ilegítimo, fue una mala decisión política; al ponerse de parte del usurpador
del poder (o sea, tú) y contra la mayoría democrática, la institución militar
quedó en evidencia porque constituye un factor de inestabilidad para los fines
republicanos, ya que no cumple con su labor de proporcionar seguridad a la
integridad de la nación, todo lo contrario, su juego se ha basado en
convertirse en un elemento cooperante con la criminalidad, el contrabando, la
inseguridad alimentaria, la violación de derechos humanos fundamentales y la disolución
del orden democrático. Eso es indiscutible y las pruebas están a la vista.
Si
bien es cierto que los responsables de esta situación tienen nombre y apellido,
que han sido y están siendo identificados por los diferentes organismos
defensores de los DDHH, y que se le seguirán los procesos judiciales a los que
haya lugar por sus responsabilidades, no cabe duda que ha sido la institución
militar la que ha sufrido en su conjunto el impacto de estas malas decisiones y
demostrado al soberano, al pueblo de Venezuela, que con la estructura que ahora
tiene ha desatendido los intereses de la nación.
Nicolás
Maduro, te encuentras en una encrucijada, esperaste demasiado tiempo y
postergaste la decisión de una solución viable al conflicto de gobernabilidad
que tu gobierno planteaba, y ahora estás
constreñido por fuerzas cada vez más azarosas, que te pueden seguir induciendo
a cometer errores garrafales, los que definitivamente te enterrarán y lograrán
que termines en el basurero de la historia.
Pero
el problema fundamental es que no es sólo eres tú quien está en la picota; tu
partido, las fuerzas políticas y sociales que te acompañan, tus aliados y
amigos, tu familia, se encuentran en frente a una clara y presente amenaza…
pensar sólo en ti es un error, todos sabemos lo “macho” que eres y que afirmas
que eres capaz de morir con las botas puestas por tu causa, el asunto es que no
se trata de algo personal, sino del país, y hasta del continente.
A
estas alturas, del conflicto venezolano está más que claro, con cada día que pasa
sin resolverse el asunto de tu permanencia en el poder, más gente muere, más
sufre la población, hay más deterioro económico e institucional… el problema se
ha convertido en una verdadera causa existencial y tu parálisis te delata,
actúas como si nada grave estuviera ocurriendo, sigues interpretando tu papel
de hijo de Chávez, de presidente constitucional, de líder de los movimientos de
la izquierda… nada de eso es verdad.
Si
todavía en Latinoamérica existe un
proyecto continental de la izquierda, el mismo ha sido seriamente dañado por el
desempeño de la revolución bolivariana, nadie quiere verse involucrado en los
errores y desatinos del gobierno de Chávez - menos del tuyo -, quebrar a un
país petrolero de la manera en que lo han hecho con Venezuela no es cualquier
cosa, somos el ejemplo de todo lo que un país que quiera progresar en paz no
debe hacer.
Te he
escuchado decir que tienes el derecho y el deber de terminar tu mandato, pues
fuiste electo por 7 millones de venezolanos (¡ojo! todavía hay 23 millones que
no te eligieron), pero el verdadero problema no es de lapso, o de derecho, o de
votantes, el problema es que una mayoría supuestamente te escogió para que
hicieras un buen gobierno, o de acuerdo con el también pretendido legado de Chávez,
continuar su trabajo, que en la letra (y música, porque al menos cantaba…)
suponía darle trabajo digno a los venezolanos, lograr buenos servicios, mejorar
su calidad de vida… no matarlos de hambre, ni que sirvieran de blancos a
criminales homicidas, ni gaseados por la Guardia Nacional cuando protestaran.
Es
tan sencillo, Maduro, como que no estás gobernando; no puedes gobernar, no sabes
gobernar, porque te enredaste en un proyecto de país que sólo servía para crear
ruina y pobreza, en una economía donde el gobierno se entromete en cada
resquicio y lo que hace es molestar, entorpecer los
procesos productivos y de distribución, hacerles perder tiempo y dinero a
inversionistas e industriales, el resultado es perdida de competencia, quiebra
de las empresas, destrucción de puestos de trabajo.
Tratar
de conducir una economía socialista con los peores, con el recurso humano más
atrasado e ideologizado, sólo podía conducir a la paralización de la producción
del país, si no se respeta la propiedad privada, si obligas a una parte de la
población a mantener a otra, si esperas que la empresa privada financie al
gobierno, simplemente, estás “meando fuera del perol”, si ese es legado de
Chávez van a tener que emplear a toda las FFAA y ponerle a cada venezolano una
pistola en la cabeza, para hacer algo tan tonto como arruinarse para mantener a
otro.
Pero
lo peor es no querer admitir que te equivocaste a pesar del desastre que tienes
frente a las narices; tener que escuchar la argumentación de que todo lo que
está pasando es causa de una guerra económica, de una conspiración
internacional, de unos empresarios mal intencionados, sólo es señal de que
tenemos al hombre equivocado en el puesto equivocado… mientras más lo repitas,
más obvia se hace la mentira.
Está
claro que los capos del chavismo tienen sus alforjas llenas y no es robar más
lo que los impulsa a permanecer en el poder… es miedo, Maduro, puro miedo, porque
una buena parte de ellos tienen causas abiertas en tribunales internacionales,
una gran mayoría son mencionados en expedientes abiertos por organizaciones de
defensa de derechos humanos, un buen grupo tiene causas por corrupción,
narcotráfico, lavado de dinero y otros crímenes mayores. Tu familia, Maduro,
está complicada en varias acusaciones; tú, personalmente, tienes muchas cosas
qué aclarar en los tribunales de justicia, pero no de esa justicia chavista o
revolucionaria que se ingeniaron, sino con la justicia verdadera donde tendrás
derecho a la defensa.
Pero
si lo que quieres es aguantar en el poder como sea, el tiempo que sea, te
cuento que es la peor de las estrategias posibles, porque la gente que te rodea
te obligará a cometer más crímenes y errores que terminarán por hundirte de la
peor manera, algo así como ser atrapado en un remolino, el vórtice se lo traga todo y no hay manera de salir.
Maduro,
a partir de este momento no hay nada puedas hacer que no te depare derrotas,
mala publicidad, nuevas complicaciones y mala voluntad, incluso de parte de tu
propio partido, que ya te ve como un problema; personas, países e instituciones
que te tenían algún aprecio (o interés), vale como ejemplo el caso del partido
español Podemos, ese clon chavista que estaban incubando para Europa, hasta
ellos te han abandonado; tener alguna relación contigo se ha convertido en un
peso embarazoso, creo que ya lo estás sintiendo en las últimas movidas de parte
de Cuba y su gobierno, que fueron tu gran paradigma.
Como
anteriormente lo mencioné, perdiste un tiempo precioso para buscar una salida
provechosa y estratégica; mi recomendación, que no te la ofrezco porque me caes
bien sino porque quiero que te vayas, es que dejes al país en paz, que tomes la
cuerda que la oposición te está lanzando, ya que la única manera de salir de
ese chupón, que te arrastra ineludiblemente hacia el fondo, es agarrarte fuerte
a ese cabo. Renuncia, Maduro, pero hazlo ya; los acontecimientos te están
arropando y tú te sigues hundiendo cada vez más. Las cosas no van a mejorar, se
agravarán, de modo que ve la renuncia como una oportunidad de salir del torbellino;
ya tendrás el tiempo y el dinero de pagar los mejores abogados y relacionistas
públicos para que te defiendan, porque podrás defenderte.
Tu
renuncia va a cambiar el juego por completo y allí puede haber una oportunidad;
en el fondo no hay vida. - saulgodoy@gmail.com
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