La humillación es un elemento de la violencia política importante pero poco entendido, principalmente porque está imbricada en el tejido cultural de los diferentes pueblos, en su carácter y tradiciones, que lo hace tener características particulares en cada situación, no hay una norma general que la explique.
Pero
ya los expertos están afinando sus instrumentos de observación y evaluación y
surgen cada día elementos que nos hacen entender sus mecanismos y respuestas,
uno de los principios que han surgido en estos estudios, es que cuando alguien
humilla a otro, éste, en algún momento, devolverá el golpe.
Uno de los investigadores más
destacados es la Doctora en Psicología, Evelin Gerda Lindner, de la Universidad
de Oslo, quien ha estudiado muy de cerca casos de humillaciones tan
emblemáticos como los surgidos en los conflictos bélicos de Somalia, Ruanda y Burundi.
Y el tema lo traigo a colación
porque uno de los instrumentos de dominio que utiliza el régimen chavista en
contra de la población venezolana es la humillación, que es el resultado de
aplicar políticas de control biológico, que tienen que ver con la alimentación,
la salud, la aplicación de la pena de muerte por parte de sus grupos de
exterminio, el suministro de agua potable y energía eléctrica, la recolección
de desechos sólidos y otras medidas para degradar el ambiente en los cuales
viven las personas a doblegar.
Todas estas medidas afectan de
manera importante la calidad de vida del ser humano, su concepto de dignidad, y
llegan al punto, de terminar con la vida biológica de las víctimas como se han
dado los casos de exterminio de neonatos en hospitales por medio de infecciones
hospitalarias, personas de la tercera edad en los ancianatos, que fallecen por
desnutrición, o la de enfermos terminales a quienes le son negado los
tratamientos por una falta provocada de los medicamentos.
¿Qué tipo de gobierno podría
hacer esto?, convertir el exterminio de una parte de la población en una
política pública y utilizar las instituciones del estado para el exterminio de
la población.
Sólo el fascismo es capaz de
hacerlo, el fascismo es una política que puede ser de izquierda o de derecha,
la ideología que los arropa es lo de menos, lo que importa es el totalitarismo
en el que funda su poder, la violencia de la que se vale para lograr el
sometimiento de la población de un país.
El Dr. Wilhem Reich, en su obra La Revolución Biosocial (1946) dice sobre el fascismo lo siguiente:
“Si,
por ser revolucionario, se quiere decir la rebelión racional contra condiciones
sociales intolerables; si, por ser radical, se quiere decir “ir a la raíz de
las cosas”, la voluntad
racional de mejorarlas, entonces el fascismo nunca es revolucionario. Es cierto,
puede tener el aspecto de las emociones revolucionarias. Pero uno no llamaría a
ese médico revolucionario que procede contra una enfermedad con violentos
insultos, sino al otro que, calladamente, con valentía y conscientemente,
estudia y combate las causas de la enfermedad. La rebeldía fascista siempre
ocurre donde el miedo a la verdad convierte una emoción revolucionaria en
ilusiones.”
El chavismo es definitivamente fascismo en su
expresión más pura y peligrosa, y como se encuentra en su fase terminal, ha
desplegado una serie de herramientas biopolíticas que efectivamente están
produciendo una gran cantidad de víctimas, el experto de la teoría del poder
político, el filósofo e historiador francés Michel Foucault nos refiere sobre
el origen de las mismas: “El poder
soberano es una forma de poder que históricamente estaba fundado en la
violencia- en el derecho a matar. Su privilegio característico, desde las leyes
Romanas, era el derecho de decidir sobre la muerte o la vida. En su forma
moderna, más limitada, como en su forma antigua y absoluta, era asimétrico: El
soberano ejercía su derecho a matar o permitir vivir, en otras palabras, demostraba
su poder en la capacidad que tenía de ejercer este derecho. Del poder soberano,
por vía deductiva, nace la necesidad de control a la sociedad apropiándose de
una parte de la riqueza de la nación, del acumulado de sus impuestos, de sus
productos y servicios, de su tiempo, cuerpos y ultimadamente de la vida misma.
Culminó en su privilegio de sostener la vida para luego suprimirla. La
obligación de declarar la guerra en nombre de la soberanía y la imposición de
la pena de muerte por ir en contra de su voluntad, fueron las formas de este
poder”.
Asesinar, eliminar a opositores, exterminar a la
población que no acepte las imposiciones del gobierno fascista lo que pretende
es asegurarse su permanencia en el poder, la orden del General Carlos Mata
Figueroa, gobernador del Estado Nueva Esparta, (a raíz de los incidentes que
sucedieron en la isla de Margarita con el cacerolazo y el repudio de la
población al jefe del régimen, el indocumentado Nicolás Maduro), de suspender
el suministro de alimentos a la población donde ocurrieron los hechos, habla
muy claro del fascismo que ya es inocultable.
Pero volvamos a nuestro tema fundamental, la
humillación ha sido un instrumento de política que ha traído consecuencias
desastrosas, tomemos el caso del pueblo alemán luego de la derrota de sus
ejércitos en la Primera Guerra Mundial, le fue aplicado el Tratado de Versalles
y su infamante cláusula donde acusa a los alemanes de ser totalmente
responsables de las causas de la guerra y obligarlos a reparar todas las
perdidas y daños resultantes, fue una humillación innecesaria que trajo como
consecuencia a un Adolfo Hitler y su promesa de devolverle su orgullo al pueblo
alemán y la venganza hacia sus enemigos.
En Ruanda, mientras gobernó la minoría Tutsi impuso
una serie de humillaciones sobre los Hutu y cuando cambiaron las circunstancias
y los Hutus se hicieron con el poder, exterminaron a medio millón de Tutsis en
menos de ocho semanas (1994), o las humillaciones perpetradas por las
diferentes minorías que componían la ex Yugoslavia que se hicieron gobierno
luego del desmantelamiento de la unión, y que resultó en una guerra de exterminio,
para lavar con sangre y horror las ofensas sufridas en contra del honor de
muchos de estos grupos étnicos y religiosos.
Los chavistas (y en su defecto, los cubanos
castristas) en su ignorancia, no se dan cuenta que están sembrando tormentas en
el país, que son ellos los responsables de imponerle tantas humillaciones
continuas al pueblo de Venezuela y que en algún momento, que parece estar
próximo a llegar, se les va a exigir responsabilidades, y a muchos de ellos, el
pago del ojo por el ojo.
El país es ya inseguro para los chavistas,
especialmente para quienes gobiernan, no pueden salir sin una fuerte escolta
para proteger su seguridad, dependen de la aquiescencia de las FFAA que ya
están sintiendo el rechazo del pueblo por su complicidad en las tareas de
humillar a los venezolanos, Nicolás Maduro lo experimenta en carne propia todos
los días.
A medida que la crisis se profundiza, que la escasez
y la inflación aumentan, y que el gobierno no hace nada por solucionarlas, las
humillaciones irán incrementándose en número e intensidad, habrá más víctimas,
hasta alcanzar el punto de quiebre, y vendrán los días de la venganza.
La solución a esta crisis está o en la renuncia
inmediata de Maduro o en la puesta en marcha del revocatorio y que el pueblo
decida, pero esto tiene que hacerse ya, las señales de que el país no aguanta
más tiempo están escritas en todos lados, bien brutos y malintencionados, por
no decir suicidas serían los responsables del chavismo si permiten que esta
situación continúe deteriorándose.
La humillación es una violación primaria de los
derechos humanos, una violación a los más profundos sentimientos de dignidad
que tiene una persona humana, es una afrenta al valor del honor en una cultura;
las colas inhumanas a las que el gobierno de Maduro obligan a la gente para
conseguir alimentos de la canasta básica, el maltrato que reciben los usuarios
del sistema de salud pública y las condiciones paupérrimas de sus instalaciones
y equipamiento, el obligar a los ciudadanos a encerrarse en sus casas después
de cierta hora, porque el hampa es dueña de las calles, la vida de ricos y
famosos que exhiben los privilegiados del régimen y las mentiras con que el
gobierno chavista trata de justificar sus desmanes, han acumulado en el pueblo
un rencor que ya no están en capacidad de manejar razonablemente.
¿Qué pasará después de que el chavismo decida
entregar el gobierno? Eso no lo sabe nadie, no hay manera de medir la
humillación acumulada por estos años de insensateces y crímenes del chavismo,
como en el caso Alemán, puede tardar años en que se cuaje la venganza.
El gobierno de Suráfrica aparentemente encontró una
solución en las comisiones de la verdad, donde víctimas y perpetradores se
enfrentaron cara a cara, los perpetradores tenían que escuchar a sus víctimas
relatando sus acusaciones y los hechos en su contra, para al final pedir el
perdón, la idea detrás de este careo víctima-victimario era que hubiera una
catarsis en la víctima, que al abrirse y hablar sobre su sufrimiento, pudiera
llegar a términos con su conciencia y así perdonar.
¿Eso va a suceder en Venezuela? ¿O caeremos en el
ciclo vicioso de humillaciones y venganzas hasta el exterminio?, repito, no lo
sé, lo que sí sé, es que cada día que pasa el chavismo deja un rastro
inaceptable de violencia y muerte, se sigue acumulando la humillación.
Yo tengo la impresión de que el chavismo es una
fuerza ciega y asesina que no tiene consigo los elementos necesarios para su
propia sobrevivencia, aparentemente no hay nadie dentro del chavismo que le
pueda aplicar el freno a esta situación de acelerada entropía, por lo que vamos
directos a una confrontación de consecuencias incalculables, los venezolanos no
nos vamos a dejar someter por unos criminales y ellos no quieren dejar de
humillarnos y exterminarnos, en estas circunstancias, ya la decisión fue
tomada.
Termino con unas palabras de la
investigadora Evelin Gerda Lindner, a manera de advertencia: “La humillación no es asunto solamente de
sentimientos o emociones. Es un proceso social o, quizás, un mecanismo social.
Para comprenderlo cabalmente, la humillación debe ser vista en su contexto más
amplio, su aspecto central es la interacción de los seres humanos con su
ambiente social y natural… el potencial de genocidios es grande particularmente
en sociedades que están en transición entre sociedades donde la humillación es
considerada normal y es aceptada y las sociedades donde está considerado una
violación de los derechos humanos… cuando las condiciones de quienes humillan
se debilitan o empiezan a desmoronarse, se esparce por el sistema miedo y
resentimiento que es sentido por grandes grupos más que por individuos… lo que
han aceptado los actos de humillación no los ven como la imposición de un orden
jerárquico, sino como la destrucción deliberada de la esencia de la humanidad
de las víctimas”. - saulgodoy@gmail.com
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