Los
chavista hacen girar el mun do a su entorno, son ellos los que importan, son la
razón primera y última de la existencia, victimas del más infantil de los
solipsismos, consideran que el universo existe porque ellos lo crean y que al
ellos dejar de existir, se apaga el universo.
Basta
con hacer una lectura de sus principales postulados para encontrarse con este
complejo del año cero, cuando llegaron al poder, igual que el líder loco y
asesino de Pol Pot en Camboya, la historia empezó con él, así piensa Maduro y
todos sus secuaces, así pensaba Chávez y así piensa Fidel y Raúl Castro.
Son
personas básicamente ignorantes, llenos de creencias mágico-religiosas, con una
naturaleza vitalista, violenta y egocéntrica a las que le viene muy bien el
doctrinario marxista que les habla de una revolución del proletariado, de la
destrucción del orden establecido en nombre de la Justicia Social y cuyo fin
último es traer al mundo a un nuevo hombre, a su imagen y semejanza, alguien
quien no tenga que rendirle cuentas a nadie, que viva en estado natural, sin
leyes, ni gobierno, ni Dios, únicamente llevado por el amor y la solidaridad al
colectivo, haciendo lo que les da la gana.
Por
ello, esa fijación de mirarse el ombligo y desdeñar cualquier otro estímulo
externo, no hay otra medida que sus necesidades ni otras ideas que la que su
pobre cerebro, producto de una infancia desnutrida y de un entorno de violencia
familiar, les pudo haber dado.
Su
comportamiento errático, sus maneras autoritarias, su inestabilidad de
sentimientos y su escaso orden mental lo hacen vivir de consigna en consigna,
de dogma en dogma, aprendidas como un credo sin entender mucho de sus
consecuencias.
Lo
importante para el revolucionario Latinoamericano es su persona y su camada, su
bienestar y su seguridad, lo demás es política que para ellos son simplemente
daños colaterales, esperanzas de una masa de desposeídos que algún día, alguien
se encargará de satisfacer, promesas que deben ofrecer cada vez que están en
campaña electoral.
Imagínese,
amigo lector, si para el marxismo, el fin último de su lucha revolucionaria es
la disolución del estado ¿Cuál es su interés por preservarlo?
El
estado es una creación histórica y política que llevó de un inmenso trabajo
intelectual y práctico que requirió de siglos para poderlo llevar a las formas
que hoy en día exhibe, necesitó de una evolución del pensamiento político de
los hombres que lo llevaron de una tribu hacia un dictador, de un dictador a un
emperador, luego a un rey y después a unos señores feudales, luego a una
burguesía y ciudades estado, para luego
convertirse en naciones para dar paso federaciones y mercados comunes para
evolucionar hacia la globalización y gobiernos mundiales.
Se
dice fácil pero se trata de un camino plagado de conflictos y guerras, de
acuerdos y negociaciones, de tratados y experimentos en formas de organización
social, nacieron las ideologías y las formas de gobiernos, la democracia, la
dictadura, el fascismo, el comunismo, el estado-mercado, el liberalismo, los
gobiernos militares, el parlamentarismo, el nacionalsocialismo y otros muchos
ismos que se han practicado, algunos con éxito otros acabaron en rotundos
fracasos.
Se
inventaron las constituciones, la separación de poderes, se hacían elecciones,
unas generales, otras de segundo orden, otras colegiadas, se crearon todas esas
instituciones que hoy en día mantienen vivos y operando a los estados, sus
tribunales de justicia, sus asambleas nacionales, sus cabildos municipales, sus
ministerios y secretarías, sus cancillerías…
En
fin, la evolución del estado iba paralelo al esfuerzo civilizatorio del mundo,
lo importante era mantener un orden, una paz social que pudiera propiciar el
trabajo, la innovación, una constante mejora en la calidad de vida de la gente,
mayor participación, educación, justicia, salud y seguridad para todos.
La
lógica del estado se sustentaba en una base política, en el concurso de la
mayoría, en la lo que llamaban la voluntad general, que por medio de las
elecciones se buscaba el consenso, las naciones se manejaban como un todo
orgánico gracias a estos arreglos sociales donde la representatividad jugaba un
papel predominante, los gobiernos que contaban con el apoyo popular eran legítimos
y actuaban en nombre del país.
Nada
de esto tiene importancia para el revolucionario Latinoamericano, el orden
político, el estado es la fuente de las injusticias y las diferencias de clase,
lo demás no importa porque para estos marxistas su misión es ir desmontando el
estado, claro, mientras lo hacen, ellos mandan, como si fueran dictadores, es
la fuerza que les dan las armas y la violencia, se convierten en los dueños de
su universo que son los territorios que dominan, los países donde la gente ignorante
les permite la entrada a la política.
Y
cuando los revolucionarios entran en la política son como un ácido en las
estructuras del estado, lo van corroyendo hasta que las vigas se rompen y el
edificio cede y se derrumba, esa ha sido la experiencia histórica en el mundo,
no lo estoy inventando.
Los
gobiernos de facto se mantienen por una organización militar o paramilitar, los
que tienen las armas son los que mandan, se ordena y se obedece, las relaciones
son mucho más simples y brutales, el terror es el elemento que une, el miedo al
castigo es el único incentivo para la paz social y de esta manera se mantiene
la unidad hasta que viene una contrarrevolución y se cambia de jefe, la
organización política trata de pasar por un estado, con sus instituciones, pero
el poder real es vertical y unívoco.
El
gobierno revolucionario socialista de Nicolás Maduro ha estado desde casi
cuatro años en esta labor de destrucción del estado venezolano, contaminando a
todas las instituciones con un totalitarismo que hacen del partido de gobierno,
el PSUV, y sus intereses políticos (en los que Cuba es prioridad, aún por
encima de los intereses nacionales) el único centro de toda gestión del estado,
siendo su aspecto más grave el desmontaje de la estructura electoral del estado,
con un organismo comicial coaptado por fanáticos militantes del PSUV, con la
tarea de no hacer más elecciones, en un intento de trasladar la soberanía de la
nación, del pueblo, hacia el poder ejecutivo.
El verdadero Plan de la Patria
Estas
acciones para transformar la democracia en dictadura pasa por desconocer a la
Asamblea Nacional, cuyos diputados son elegidos por la voluntad popular y son
los legítimos representantes del pueblo, Maduro ha estado socavando las bases
institucionales de la Asamblea Nacional utilizando al Tribunal Supremo de
Justicia cuyos miembros son todos fichas del gobierno y que con sus sentencias,
torciendo de manera descarada la interpretación de la Constitución y las leyes,
le han “autorizado” a romper con el estado de derecho.
La
Asamblea Nacional es el único poder público que no está en manos del gobierno,
por lo que en la labor de destrucción del orden establecido, pasa por anularla
y está a punto de hacerlo al tratar de aprobar el presupuesto nacional fuera de
la norma constitucional, es decir, sacudiéndose el control que ejerce el poder
legislativo sobre esta importante función.
Si
llegare hacerlo, el gobierno de Maduro dejaría de ser gobierno pues ya no hay
estado, la lógica del poder democrático no funcionaría, lo que quiere decir,
para todos los efectos, la República Bolivariana de Venezuela dejaría de serlo,
Maduro no sería más presidente, ni el TSJ un tribunal supremo, se perderían
todas las instancias normativas, se anularía todas las demás instituciones, el
orden constitucional no existiría.
Maduro
y los magistrados del TSJ piensan que la lógica del estado puede violarse sin
que afecte a toda la estructura del estado, que ellos, los revolucionarios,
pudieran escoger como si se tratara de un menú de opciones, que instancias de
poder quedan legitimadas y cuáles no, ni se imaginan el problema que crearían
al desnaturalizar el estado de derecho para convertirlo en otra cosa, de hecho
ya muchos países nos están dando el tratamiento de un estado fallido.
Ni
Maduro ni el TSJ pueden aprobar presupuestos, eso no está dado en ningún estado
del mundo, pues estaría en conflicto con la noción de lo que significa el
Tesoro Nacional, de la inversión y el gasto público, tendrían que reelaborar
todo el sistema de la administración pública, con lo cual, van a tener que
prácticamente reinventar los procesos administrativos, y elaborar, en plena
crisis financiera, una nueva forma de crear y administrar recursos.
Al
desconocer las funciones de la Asamblea Nacional por vías otras que la de la
Constitución, se pierde toda legitimidad y con ella la representación que
pudiera tener ante la comunidad de naciones, va a ser imposible efectuar
negocios con un ente inexistente, que no se atiene a ninguna regla, que
desconoce su propia ley a voluntad, que no tiene contraloría, que carece de autoritas, que no es soberano, que
renunció a su carácter nacional, independiente y sujeto de derechos y
obligaciones para pasar a ser un ente regido por la voluntad de una persona, o
varias, a manera de un club o cartel sin normas conocidas y sostenida
únicamente por la fuerza de las armas.
Maduro
todavía anda utilizando instituciones del viejo orden democrático como el TSJ
porque sabe que no puede presentarse como dictador a lo Juan Charrasqueado, a
lo mero macho, ya que el mundo simplemente lo rechazaría aún más de lo que
está, la difícil situación que enfrenta en el seno del Mercosur es precisamente
por esta falta de legitimidad, cree que su jugada, guardando las apariencias
constitucionales, le puede resultar, pero en realidad es tan burda que sólo lo
deja en evidencia, su debilidad es mortal, la deshacerse de la lógica del
estado ya no tiene como presentarse ante los demás, ya no es pares inter pares.
Tengo
la impresión que la interpretación que de los fines del marxismo está
realizando la revolución socialista bolivariana, sustentando la voluntad de
unos pocos en contra de la mayoría es simplemente opresión y explotación, que
si el interés es cambiar la concepción del estado por una dictadura del proletariado,
habría que realizar unos pasos anteriores a la anulación de la lógica del
estado, entre ellas, la realización de algún congreso constituyente que derogue
todo el orden anterior e imponga el nuevo, aunque fuere para informar al resto
de la comunidad internacional, porque de aquí en adelante dudo mucho que un
cheque, un pagaré o un contrato firmado por alguien en representación de la
extinta República Bolivariana de Venezuela tenga algún valor en ninguna parte
del mundo. - saulgodoy@gmail.com
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