“Dos
o tres o mil cabezas piensan mejor que una. Se aplica a la tesis de que el
colectivo imbécil es una agrupación de personas inteligentes que se reúnen para
imbecilizar-se, una intellientzia
local que ofrece, colectivamente respuestas mucho más imbéciles de la que sus
miembros en soledad lograría producir por sus propios medios”.
Olavo
de Carvalho, filósofo brasileño.
Empezando
que se trata de una costumbre muy comunista, eso de hacer un pronunciamiento
sobre un tema que se encuentra en la palestra pública, y se consiguen una
cierta cantidad de firmas que lo apoyen, entre ellos personalidades de cierta
importancia y otros nombres sin ninguna relevancia, por lo general el chorizo
de firmas es tan largo que sólo publican las más relevantes o las que quieren
hacerse pasar por relevantes, para finalizar con la coletilla de “sopotocientas firmas en depósito”, de
modo que mucha gente dio su firma creyendo que iba a salir retratada con los
grandes ligas de su medio, resulta que ni siquiera publican su nombre, o lo
hacen de un tamaño tan ínfimo (cuando se trata de legiones de partidarios) lo
cual, cuando ha contribuido con dinero para su publicación en el periódico más
leído, resulta una estafa.
En Venezuela
es casi un deporte, eso de los remitidos públicos firmados por los bien
llamados colectivos, trátese de académicos, artistas, intelectuales,
profesores, gremios, víctimas o políticos, todos tienen algo que decir al
unísono, todos coinciden en expresar un problema o sus posibles soluciones con
las mismas palabras y el mismo sentir.
Por
lo general es la iniciativa de alguien quien se toma muy a pecho el problema o
situación y considera necesario hacer una manifestación colectiva pública y por
escrito, con lo que, desligarse del asunto a posteriori resulta un problema,
por lo general el panfleto lo escribe alguien que conoce del problema y que por
lo general no sabe escribir, o de alguien quien escribe muy bien pero desconoce
la materia, la mayor parte de estas posturas colectivas están marcadas más por
la inteligencia emocional que por la racional, el asunto es que cuando
finalmente sale publicado, una gran parte de los involucrados se sienten
burlados porque eso no fue sobre lo que ellos estuvieron de acuerdo.
Y es
que está el asunto de los borradores y de la copia final, con alguna
modificaciones imposible de consultar a tanta gente, “Pero el espíritu es el
mismo”- te alegan, aunque tú sabes bien la diferencia entre “rogar” y “exigir”.
En
nuestro país, y parece que es una tendencia muy común en otros países de
Latinoamérica, les encanta una lista de “notables” de “intelectuales
comprometidos”, de “ciudadanos preocupados”, de “artistas con el país”… que no
me mal entiendan, son todas expresiones colectivas de gente con una opinión en
común y que por lo general pretende, entubar a la opinión pública en mecanismos
políticamente correctos para que no surja competencia en lo tocante a
solucionar las crisis, o pretenden no pagar el precio de la libertad,
escurriendo las responsabilidades.
En
esos comunicados expresan sus deseos como si se tratara de un listado al ratón
Pérez o al Niño Jesús, por lo general son pacifistas con una aversión a las
salidas violentas, o a sacar unos malandros del poder de la única forma
posible, lo más probable es que se trate de impulsar negociaciones con el
narcotráfico y con terroristas, de llamar a un diálogo con los verdugos en un
desesperado intento por reducir las ejecuciones sumarias que el régimen hace
diariamente en las calles de Venezuela, llamando a la conciencia de estos
criminales o despertando lástima con sus ruegos, todo sea por evitar o prolongar el conflicto, sin importar si la
parte perdedora es la oposición.
No se
dan cuenta que estos llamados a la cordura y a la sindéresis justo en el
momento del despliegue del horror es simplemente una acicate a multiplicar la
maldad, estas demostraciones de debilidad son las que excitan de sobremanera al
violador y lo hace más violento porque se sabe dueño de la situación, y al
igual que el matarife en un matadero, cuando el corderito empieza a balar por
su madre en medio del olor a sangre, es un premio para que el degüello continúe
con más ahínco.
Para
el escritor y filósofo brasileño Olavo de Carvalho en su polémico libro O Imbecil Colectivo (1996) en el que
hace una dura crítica a la cultura de ese país, dice que la intelligentzia (vocablo ruso que
denomina a los intelectuales locales) de los pueblos se distinguen por tres
actitudes básicas, la primera, cada miembro de la colectividad se compromete a
sólo percibir como realidad lo que todos perciben al unísono, segundo, todos
juran que ese recorte minimizados de la realidad que han hecho, es la única
visión verdadera del mundo, tres, todos profesan un divisor en común y es que
su versión es infinitamente más inteligente que la de cualquier persona dentro
o fuera del grupo y agrega, tal y como Marx y Freud lo han demostrado al
descubrir el poder de la conciencia colectiva sobre la conciencia autónoma.
Lo
peor de hacerse parte de este tipo de comunicado es que si hay reacción, si hay
crítica y observaciones, o peor, si hay malos entendidos, tengan sus firmantes
que aparecer en la palestra pública explicando lo que quisieron decir y cuáles
fueron sus verdaderas intenciones.
Antonio
Gramsci el promotor de la hegemonía cultural, instruía a sus cuadros marxistas
estas prácticas de publicar estos remitidos colectivos como llamados de la
consciencia nacional.
Ahora,
háganse la pregunta ¿Qué es lo que intentan unos intelectuales izquierdistas
reunidos en gavilla con un comunicado pidiendo negociaciones con el régimen de
Maduro? ¿Demuestran debilidad o fortaleza? ¿Es lo más inteligente a estas
alturas de los acontecimientos o pasa como un acto de cobardía?
La
oposición democrática desde un principio, por medio de la MUD estuvo siempre
dispuesta a la negociación, fue el gobierno quien reiteradamente violaba su
palabra empeñada, hacía trampa, no cumplía con las condiciones, se burlaba de
sus adversarios, y los representantes de la oposición insistían, reuniéndose en
secreto, pactando a puertas cerradas y siempre terminaban como unos idiotas,
denunciados por el mismo gobierno de estar reunidos tramando un arreglo secreto.
Ya
deberíamos estar curados en salud con las nefastas intervenciones del Vaticano
a favor del gobierno de Maduro y de los intereses de Raúl Castro en Venezuela,
el club de negociadores venezolanos insisten en involucrarlos (a Francisco y a
Bergoglio) para que vuelvan a hacernos daño o para alargar la salida de la dictadura
comunista, yo me quedo con nuestros curas que han probado en carne propia la
naturaleza de la bestia, y saben que esas criaturas reptantes del gobierno no
tienen palabra.
Ahora
las condiciones cambiaron, el gobierno está contra la pared y busca con quien
negociar, aunque insiste en su posición “dura” pero con una torpeza sin igual,
lo sucedido en el asalto al parlamento no tiene nombre y cuando siente las
brasas de la presión internacional en el trasero, entonces permite que Leopoldo
López continúe preso en su casa, justo el gesto de buena voluntad que
necesitaba el club de negociadores de la oposición, para que volvieran a hacer
la danza de la lluvia.
Afortunadamente,
ni soy inteligente ni pertenezco a ningún grupo de notables, lo poco que pienso
lo hago por mi cuenta y lo digo con mi nombre, no ando buscando firmas para
validar mis argumentos ni me diluyo en conciencias colectivas, tampoco ando
negociando con bichos de uña.
Creo
que es el momento de introducir ciertos cambios en nuestra cultura, tratar de
enderezar lo torcido y no dejarnos llevar por culillos, ansias de protagonismo
ni depresiones, el momento que vive nuestro país es heroico, es una gesta por
la libertad que va a necesitar mucho más que pacifismo y sacrificios humanos de
jóvenes ante las fuerzas del horror, olvídense de la palabra negociación, para
negociar con el chavismo hay que tenerlo en el piso, inmovilizado y derrotado, aquí
lo que viene es lucha y sólo habrá un ganador, ya veremos si la compasión tiene
cabida en las resultas. -
saulgodoy@gmail.com
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