A
medida que se va produciendo un aumento en la represión del gobierno hacia la
población civil, se destruyen las instituciones y se deja al país sin garantías
constitucionales, el derecho y la norma pierden su vigencia, y se produce el
fenómeno de la anomia social, o como decía jean Jacques Rousseau, volvemos al
estado de la naturaleza.
Lo
que ya está sucediendo es que empiezan a concretarse acciones, motivaciones e
identidades a nivel local, en los barrios, caseríos, poblaciones del país que
nada tienen que ver con las condiciones políticas del conflicto mayor, es
decir, la cúpula del régimen chavista que se ha visto obligado por sus crímenes,
a atrincherarse en el país, pues están solicitados por órganos de seguridad
internacional para su captura y seguirles juicio para que respondan por sus
violaciones a la ley, poco tiene que ver con la violencia que se genera en las
calles de Venezuela.
Aprovechando
la falta de ley y orden y la respuesta normativizada de los cuerpos de
seguridad del estado, diferentes grupos de la sociedad, armados y sintiéndose
amos de sus territorios, toman la iniciativa de la venganza, el control sectorial,
el pillaje, el bandolerismo, y en algunos casos hasta la oferta de seguridad
por un pago, sustituyendo al mismo estado en una de sus funciones principales, generando
una violencia muy puntual que no tiene relación con la violencia política
generada por el régimen, pero que los medios de comunicación y el mismo estado,
utilizan para atribuirles un carácter de violencia política.
Claramente
vemos dos tipos de violencia en acción, por un lado la motivada políticamente,
supuestamente bajo un marco abstracto ideológico y producido por un grupo en
armas defendiendo una posición basada en lealtades y creencias, que sería la
motivación Schmittiana (promocionada por la teoría política de Carl Schmitt)y
otra muy distinta, muchas veces confundida entre estas, pero que sólo responde
a la codicia y la rapiña, que sería el espíritu Hobbesiano expresado en la
máxima del hombre, como lobo del hombre.
Este
es un fenómeno que los estudiosos de la guerras civiles tienen en cuenta para
determinar la profundidad y complejidad de los conflictos armados en una
sociedad, ya que a medida que el conflicto político escala en represión, como
es el caso de Venezuela, de igual manera van escalando el predominio de las
bandas armadas y la violencia local, hasta que llega a un punto en que ambos
tipos de violencia, aunque distintas, confluyen y se hacen una.
Los
chavistas están empeñados desde hace tiempo, y lo han declarado públicamente,
en querer una guerra civil, y están haciendo todo el empeño por obtenerla ya
que en ese escenario, previsto en La Habana por el régimen de Raúl Castro,
podrían convertir el problema venezolano en un conflicto internacional donde se
unirían las fuerzas de la subversión armada y se invitarían a mercenarios de
todas partes del mundo, incluyendo el terrorismo islámico, que si la CIA maneja
la misma información que yo, deberían saber que ya están actuando en varias
partes de Latinoamérica y en especial los grupos islámicos iraníes, en
Venezuela.
Este
proyecto tiene décadas en su planificación para erosionar el poder y la
presencia de los EEUU en el área, pero más peligroso aún, sería un conflicto diseñado
para manejar a la minoría más importantes de los EEUU, los hispanos, con fines
revolucionarios y dentro de las fronteras norteamericanas, lamentablemente el
partido demócrata, por lo menos una parte importante de su liderazgo, tiene el
interés político de debilitar al partido republicano en la lucha por el poder,
y ha aceptado la participación cubana en Latinoamérica, sin darse cuenta que
han permitido una importante penetración de los intereses cubanos dentro de las
comunidades hispanas, sobre todo en Florida, California, New York, Arizona,
Nuevo México, New Jersey.
El
filósofo francés Raymond Aaron exploró en varias obras su preocupación por la
decadencia de occidente, y descubrió algunos síntomas de esta esclerosis que
ataca al cuerpo político de los grandes poderes mundiales, señala Aaron que
cuando compiten la necesidad con la intencionalidad y gana la necesidad, la
decadencia empieza su lento proceso, los EEUU durante varios lustros estuvo
involucrada en la defensa de la libertad y la democracia en el mundo, su papel
en las dos guerras mundiales confirman fehacientemente esa voluntad.
Pero
luego de los ataques terroristas en su contra y la amenaza del fundamentalismo
islámico a sus aliados, sumado esto, al peligro nuclear que representa el
díscolo gobierno de Corea del norte, la necesidad tomó las riendas de las
acciones norteamericanas, por más de 50 años la amenaza comunista en
Latinoamérica fue pospuesta en su lista de prioridades, y el resultado está a
la vista, el subcontinente se encuentra de nuevo haciendo aguas y sigue siendo
incapaz de atender su propia sobrevivencia.
La
única manera de parar este nefasto plan sería con una respuesta definitiva,
simultánea y drástica hacia Venezuela y Cuba, que sería la señal más
contundente para que Rusia y China, dejen de estar tentando su suerte y jugando
con los intereses de los EEUU en el área, pero el partido demócrata sigue
poniéndole trabas al gobierno de Trump y lo tienen con las manos atadas.
Corea
del Norte está siendo usada como distracción para las fuerzas de defensa
norteamericanas mientras el Plan Venezuela es alimentado por Rusia y China como
carga de profundidad, concentrando bajo el régimen de Maduro una coalición de
todos los enemigos de occidente dispuestos a contaminar toda la región con
sentimientos anticapitalistas y antiimperialistas, que ya están actuando en
algunos de los discursos que se escuchan dentro de los EEUU en algunas
comunidades hispanas, discursos que tienen letra cubana.
A
partir de los sucesos del 11S71 y las medidas que tomó el gobierno de los EEUU
en contra de algunos países con vinculaciones terroristas, los enemigos de los
EEUU decidieron cambiar la estrategia, apuntando ahora a alimentar el
descontento interno, sus propias tensiones raciales y de clase para alimentar
un estallido social o una revolución,
Venezuela
fue un globo de ensayo en este sentido, se afinaron los mensajes, los
camuflajes políticos adecuados, los instrumentos legales, las opciones
electorales y la penetración de la oposición por elementos pro-régimen
comunista, se trata de la estrategia del Caballo de Troya en una versión mucho
más sofisticada, de largo aliento pero sin dudas, letal para el sistema
democrático.
Occidente
se encuentra bajo un asalto en diferentes frentes, Europa tiene sus propios
problemas pero no se han dado cuenta que la semilla cubana fue sembrada en el
seno del partido PODEMOS de España, que Grecia ha sido penetrada por el
discurso bolivariano de justicia social, que los Balcanes experimenta un renacimiento
en sus agravios de clases y del odio social hacia los países ricos, en la más
rancia tradición de la filosofía de la liberación adelantada por el Foro de Sao
Paulo, que Turquía está experimentando con el modelo chavista de la unión
cívico-militar para instaurar una dictadura.
Todo
esto conforma el viejo modelo ideológico marxista leninista revivido, luego de
la caída del muro de Berlín, vía Cuba y Venezuela en medio de un mundo en
conflicto por superpoblación, escasez de algunas materias primas, reducción de
elementos para la sobrevivencia como agua potable, tierras productivas, cambio
climático, conflictos religiosos, étnicos, enormes diferencias en desarrollo y
prosperidad entre los países del mundo, aumento de la pobreza, aumento de los
regímenes autoritarios, carreras armamentistas.
Una
de las características fundamentales del Plan Venezuela fue su gran cobertura
mediática, iniciada por el presidente Chávez, quien aprovechando la abundancia
de petrodólares se dedicó a promocionar en el mundo su proyecto revolucionario,
esta exposición mediática se mantuvo con el dictador Maduro, debido justamente
a la ejecución pública de una de las democracias más representativas de
Latinoamérica.
Delante
de todo el mundo, el dictador se encargó no sólo de vejar y bañar con sangre
los valores fundamentales de las libertades humanas, sino que se burló de todas
las instituciones globales, incluyendo al Vaticano, para desmontar, ante la
indiferencia primero, pero luego, cuando se dieron cuenta de la gravedad del asunto,
de la impotencia de occidente, de ver en televisión, ya no la ejecución pública
de algún funcionario o líder democrático, sino la de todo un país siendo
ajusticiado en las calles ante los intereses del narcotráfico, la corrupción y
el terrorismo.
Con
este show mediático de desafío y violencia descarnada ante los poderes fácticos
de occidente, y el que estos permanezcan sin actuar ante la destrucción de una
democracia, que es la joya de la corona en el orden internacional, sólo un
mensaje parece ser claro para los enemigos de la sociedad abierta: es temporada
de caza en contra de la civilización judeocristiana.
Pero
no es sólo este aspecto político hay un trasfondo importante y es un tema
policial, estamos hablando que los carteles del crimen organizado
principalmente el del narcotráfico, lavado de dinero, corrupción, contrabando,
trata de blancas, juego ilegal, tráfico de armas y sustancias peligrosas,
tráfico de especies animales en peligro, el mercado negro de minerales
estratégicos, documentación falsa, tráfico de órganos, de niños para la
adopción, pornografía, medicinas sin permisos sanitarios y otras especialidades
del sub mundo criminal, están desarrollando sus bases operativas rápidamente en
el país aprovechando la burbuja de tolerancia de la que goza el gobierno por
parte de la comunidad internacional.
He
estado advirtiendo durante varios años del peligroso ajedrez que se juega en
Latinoamérica en contra de la seguridad de los EEUU, inexplicablemente he visto
con asombro no sólo el silencio cómplice de sus autoridades ante la amenaza,
sino la intención tácita y expresa de hacerle fiesta al régimen de Cuba y
permitir el avance descarado del comunismo en Venezuela, hay una metástasis en
progreso, y el único capaz de aplicar el remedio heroico al paciente, para
salvarlo, se debate entre si el asunto es grave o no, si lo afecta y en qué
medida.
Venezuela
se ha convertido en una vitrina y carnada para los EEUU en la que se despliegan
graves amenazas para la sobrevivencia del actual orden internacional, hay
factores internos en la nación norteamericana que esperan por como la Casa
Blanca actúa en nuestro caso, para iniciar una serie de movimientos entre los
que se encuentran los ataques, que el presidente Donald Trump está
experimentando por parte de sus contendores políticos, para demostrar su
incapacidad como líder mundial y de esa gran nación, el partido demócrata cree
que actuando de esta manera, se asegura la hegemonía de la izquierda
norteamericana concertada y al servicio de estos intereses oscuros, sin darse
cuenta que está firmando su acta de defunción, la debilidad de occidente no se
encuentra en lo material ni en el poderío militar, está en la mente de sus
líderes, en sus temores y errores al tomar las decisiones que conciernen su
seguridad.
Siempre
he creído que en los EEUU está personificado el poder y el balance de la
civilización occidental, que si el mundo pierde a los EEUU, se pierde la
posibilidad de sobrevivencia de la cultura, la filosofía, creencias, medios de
vida y las posibilidades de libertad, me siento en el deber de advertir una vez
más, lo peligroso de la situación en Venezuela, nuestro pueblo ha dado fe de su
compromiso con los valores de la democracia, nuestro jóvenes están siendo
sacrificados en las calles por esta convicción, nuestros presos políticos son
torturados y algunos asesinados, muchos somos los periodistas y escritores que
somos blanco militar de esta revolución, y a pesar del peligro, continuamos
expresando lo que pensamos.
Hemos
dado el ejemplo de valor para enfrentar al monstruo totalitario, pero la ayuda
ha encontrado obstáculos en llegar, sobre todo gracias al socialismo
internacional y su poderosa maquinaria diplomática y mediática, que distrae los
esfuerzos por detener la crisis en mi país.
Apagándose
la luz en Venezuela, estoy seguro, empezará a apagarse la luz en todo el
continente y llegará el momento en que poco a poco, dentro de los EEUU, sin
importar cuán alto sea el muro que construyan, empezarán las luces a titilar
primero, se hará la luz mortecina, para luego sucumbir a la oscuridad. Todavía
hay tiempo para que esto no suceda.
- saulgodoy@gmail.com
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