Cuando
la gente dice que estamos entrando en una transición, nuestros partidos
políticos de la oposición democrática no se imaginan que la cosa es con ellos
también, estos últimos tiempos de resistencia en la calle nos han demostrado a
los ciudadanos, que nuestros líderes políticos y sus organizaciones políticas
necesitan una profunda reingeniería, tan sencillo como que está a la vista, que
con éste estamento político, no vamos a ninguna parte.
La
sociedad civil rebasó, y con mucho, los límites de competencia de un gran
número de políticos en la MUD, que lo que están dando es pena ajena en sus
declaraciones y puntos de vista, muchos de ellos parecen sacados del cofre de
los recuerdos, cuando el país era manejado por un bipartidismo entre factores
de la izquierda democrática.
Se
siente y se nota que no hubo renovación ideológica, que muchos de estos voceros
de la MUD que han tomado protagonismo en el asfalto ante los piquetes de la
Guardia Nacional, están más vacíos de ideas que una totuma alongada, de las que
crecen en el patio de mi casa, y que cuando caen al piso se abren mostrando
carnosidades y concha, nada más.
Si lo
que quieren es cobrar popularidad por los golpes que han acusado en las marchas
y el gas lacrimógeno que han respirado, les digo, no basta, son necesarias las
ideas, los discursos, que los conecten con la Venezuela sufrida y valerosa que
ya está harta de la mediocridad, las acciones que hemos visto, las
negociaciones, reuniones, estrategias que están desarrollando nos hablan de una
concepción política pragmática, utilitarista para unas agendas que no pasan del
interés personal de una pequeña cúpula de operadores políticos.
El
chavismo ha sido una sobredosis de incongruencia y pobreza mental, un tsunami
de populismo barato, ante el cual se puede distinguir claramente quien piensa y
quien copia, y vistas las opciones, muy pocos piensan, estas cualidades se han
transferido por osmosis a nuestra oposición política, para todos esta a la
vista que no hay un plan para salir de esta situación, excepto el de confiar en
el destino y seguir la constitución como si la constitución fuera una especie
de sortilegio.
Los
principales partidos de la oposición democrática presentan un muy serio vacío
de ideas que nos hacen temer por una muy difícil, larga y problemática
transición, la manera como se han comportado durante la decadencia chavista nos
hacen sospechar que no son las personas y organizaciones más idóneas para sacar
al país de la postración en el que los enemigos de Venezuela la han dejado.
Hay
demasiados vicios, esquemas mentales caducos, visiones de país desfasadas,
ideologías ancladas en el pasado que hacen imposible recurrir a modelos y
soluciones que operan en los límites de la experimentación social y política,
se necesitan agallas y capacidad de cambio para llevar a una Venezuela
arruinada y destruida en el alma, a que pueda recuperarse y vuelva a confiar en
sí misma.
Estoy
hablando que tenemos políticos, jóvenes en su mayor parte, pero con alma de viejos,
educados e ideologizados en doctrinas que nada tienen que ver con nuestras
extraordinarias circunstancias, muchos de estos gerentes sociales, que se
venden como la solución para nuestros tiempos y circunstancias, no tienen la
menor idea de que hacer al momento de que el pueblo les dé el mandato de
sacarnos de este pantano donde estamos atascados.
Uno
los escucha hablar y es el mismo discurso de la democracia venezolana de hace
cincuenta y cuarenta años atrás, dependientes de un estado fuerte, centralizado,
dueño de todos los recursos, rentista, benefactor, paternalista, clientelista,
planificador, socialista, interventor, controlador y autoritario, pareciera que
fueran clones de aquellos partidos cuya formulan repiten ad nauseaum para cualquier eventualidad bajo el sol.
Venezuela
va a necesitar no sólo de políticos que le den la cara, que les hablen claro y
planteen soluciones a corto, mediano y largo plazo, porque será un delicado
intercambio de sacrificios por soluciones, deben mostrar resultados y la única
manera de hacerlo es hacer minería en la estructura estatal, e ir entregándole
a la población civil organizada, actividades, sectores productivos, servicios e
infraestructura que antes estaban en manos del gobierno central, habrá que
privatizar grandes parcelas de los servicios públicos, incluyendo algunos
sectores de la justicia, la educación, la salud y hasta la seguridad y defensa,
que para algunos es desprenderse de “soberanía”, me imagino que habrá un
momento en que incluso sea necesario sacrificar al Banco Central de Venezuela
para poder estabilizar la macroeconomía, hay políticos de nuestra oposición que
sentiría que se les está cortando un brazo si eso llegara a suceder.
Tendríamos
que llegar a favorecer mucho más un sistema de regiones autonómicas, con mayor
independencia política y administrativa que lo que hasta hoy habíamos visto
para poder garantizarles su desarrollo, sería entrar en un verdadero modelo
federal con lo que cambiaría drásticamente el poder de los partidos políticos nacionales
tradicionales.
Tenemos
un estado mastodonte, que padece de un gigantismo que nos está matando a todos
los venezolanos, ya que tenemos que alimentarlo, mantenerlo y soportarlo sin
que nos proporcione los beneficios que tal sacrificio implica, principalmente
en dos áreas fundamentales, el sector militar y el educativo, de modo que hay
que desmontarlo de la manera más rápida, razonable e inteligente para causar el
menor daño posible, con lo que vamos a necesitar gente experta en transferencia
de funciones y personal sin perturbar el orden social ¿Qué vamos hacer con tres
millones de empleados públicos innecesarios, acostumbrados a una seguridad
social estable? Tal número de gente lanzada al enorme sector de desempleados
que ya existe, causarían una situación de desorden en el sistema muy difícil de
contener.
Estoy
seguro que nuestros políticos ni siquiera se han paseado por este escenario, y
que si lo hicieren, su única fórmula sería la de sostener ese mismo estado, sin
tocarlo, para no levantar olas que afectaran su popularidad.
Estoy
al tanto del papel de acompañamiento y de soporte que les ha tocado jugar a los
partidos políticos, han estado al lado del pueblo en los peores momentos de la
represión, les han dado aliento y hasta ejemplo de resistencia, todo eso está
muy bien, pero ¿dónde está el plan para salir de esta pesadilla? Seguimos
reaccionando a las circunstancias sin tomar iniciativas, operando en un marco
de reglas estrictas y muy injustas visto las libertades que se toma el régimen
de Maduro al momento de acabar con la oposición, no respeta ni el derecho a la
vida, nos quiere ver a todos pasando hambre y en un grado de dependencia al
estado digno de esclavos.
La
reglas que la oposición se ha autoimpuesto de pelear una batalla limpia con las
reglas constitucionales, ante un enemigo que le importa un pito las normas
democráticas y de consenso es verdaderamente lamentable, ya habrá tiempo de
asignar responsabilidades por haber sido promotores de sacrificios humanos
innecesarios, por exponer a nuestros jóvenes a peligros imposibles ante una
horda de salvajes.
Nuestros
partidos políticos operan a un nivel de acción sumamente primitivo, su
principal función es la de ganar elecciones y una vez en el poder, conservarlo
por el mayor tiempo posible, lo que hagan para lograr ambos objetivos no
importa, todo vale en política, incluso ir en contra de la ley, lo importante
es que nadie se entere, y si se enteran, que nadie lo recuerde, porque luego de
un tiempo en el congelador, la máxima en nuestro país para éste tipo de
avatares, es que en Venezuela, no hay cadáveres políticos, este es el país de
los muertos vivientes.
En
cuanto al público, al electorado, la gran masa de venezolanos y aquí me
incluyo, ya sabemos que Maduro y el gobierno de Cuba, nos quiere bajo la bota
militar, oprimidos por la violencia y la fuerza para explotarnos como manso
ganado dispuesto al matadero, ya todos estamos claros que con esta
Constituyente comunal lo que nos depara es más lucha por nuestra libertad, que
al final será nuestra, que vamos a tener que pagar un costo enorme, entre otras
razones, porque nuestros políticos fueron incapaces de organizar al pueblo para
otro tipo de resistencia, que no estaba dentro de las reglas de sus juegos de
política de salón, porque fueron incapaces (y muchos tuvieron miedo de asumir
sus responsabilidades) de liderarnos hacia la victoria total sobre nuestros
enemigos.
La
gran culpa que nuestros partidos y líderes políticos tienen que asumir, es que
ocuparon puestos de comando y dirección aún a sabiendas que eran incapaces de
dirigir y solucionar nuestros problemas, no quisieron admitir su falta de
coraje, voluntad y preparación para el trabajo que supuestamente debieron haber
hecho, en este sentido, se comportaron como unos chavistas más, y la historia
se los reclamará. - saulgodoy@gmail.com
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