martes, 4 de diciembre de 2018

La toma ideológica de Venezuela



Mis disculpas a mis fieles lectores si les parezco monotemático, pero mi país ha sido destruido y su población diezmada por una ideología basura, corrosiva y antihumana, que se llama socialismo, y todavía siento que, una buena parte de la población, sobre todo entre la más preparada y culta, la que actualmente dirige o pretende dirigir los destinos de la transición y la reconstrucción de la nación (que tendremos que inventar), a pesar del desastre vivido, todavía le hace “ojitos” al socialismo y está dispuesta a seguir por esa senda de oprobio, que sólo conduce a la esclavitud del ser humano.
Tal y como alega el profesor Peter Self, de la Escuela de Economía de Londres y de la Universidad Nacional de Camberra, Australia, el socialismo no pasa de ser una crítica al capitalismo derivada de la doctrina marxista, es una ideología inacabada, que presenta una utopía pero no dice como construirla, que se atiene a valores colectivistas como el de justicia social (repartición distributiva de la riqueza), solidaridad e igualdad, pero al momento de concretar su plan de acción para la gobernabilidad, cae en profundas contradicciones, como la incorporación de elementos tan básicos y primitivos como la planificación centralizada en manos del estado y su burocracia, y que entran en franca contradicción con el auto gobierno de los trabajadores sobre el plantel y la actividad industrial, lo que conlleva a luchas intestinas entre las clases obreras y el estado socialista, represión, imposiciones y contrarrevoluciones.
Para mí, personalmente, fue devastador enterarme y tener que leer la serie de ditirambos y elegías a la memoria de uno de los socialistas más emblemáticos de nuestra historia reciente, como lo fue Teodoro Petkoff; entiendo que fue un hombre de amplias relaciones públicas, un político admirado y un empresario de las comunicaciones que marcó, no sólo una manera de decir las cosas, sino una actitud ante el poder; hasta allí lo entiendo, pero tratar de disminuir su responsabilidad en nuestra tragedia es un error: fue coparticipe y promotor de un régimen despiadado y que trajo la nefasta influencia político-militar cubana a nuestro país; fue parte de una plataforma política que permitió que surgiera un Chávez, y luego un Maduro dentro de nuestra democracia, cuyo único fin era acabarla y esclavizar a nuestro pueblo, él lo sabía, lo vivió pues fue perseguido, pero jamás cambió de opinión, murió creyendo que el socialismo (su particular manera de  ver el socialismo) salvaría a Venezuela.
Igual me sucede con la indulgencia con que es tratado el establecimiento educadores de izquierda que controla la Universidad Central de Venezuela (UCV), uno de los precursores más importantes de esa ideología llamada el Socialismo del Siglo XXI, un mamarracho informe de retazos de ideas de toda índole, que mezclaba indiscriminadamente ideas bolivarianas con marxismo, con maoísmo y cristianismo, con nazismo y creencias astrobiológicas derivadas de la santería y los mitos indígenas precolombinos, aquello no era solamente un insulto a la inteligencia racional, sino que esta casa de estudio se convirtió en la incubadora del oprobioso “talento” que hizo posible la aparición del actual PSUV, convirtiéndose en un elemento estratégico de primer orden para los recepciones y propaganda del castrocomunismo en nuestro país.
Nuestras instituciones políticas, entre ellas la mayoría de nuestros partidos políticos, todavía sustentan con orgullo, y nos lo restriegan en el rostro, sus antecedentes socialistas y comunistas, tratando de hacernos ver nuestra historia como un inevitable matrimonio con esas ideologías de izquierda, y unidas con lazos de afecto con los más despiadadas totalitarismos del mundo; esto, sin tener las mínimas bases de formación e ideologización que les permitan comprender su propia posición y lugar en ese mundo de grises y sombras que constituye el socialismo internacional, en todas sus variantes.
Todavía más devastador aún ha sido el rol de la Iglesia, en su papel de meretriz de todas esas corrientes de pensamiento que jalonean a los débiles y desamparados al campo del marxismo, de los reclamos existenciales de justicia social basados en el odio de clases, del repudio a la producción de riqueza y a la propiedad privada, de ese querer entregar las armas de la espiritualidad humana y conformarse con el materialismo histórico, una igualdad forzada por la violencia y la muerte del individualismo, como motor de la diferencias que hacen posible el progreso social… la iglesia latinoamericana renunció a su papel de pastor espiritual de los pueblos, para convertirse en un apéndice más de los intereses comunistas y sus metas políticas.
La academia y los intelectuales están conformados por gente que ha lactado socialismo desde sus cunas, son un reducto de esa izquierda terca y acomodaticia y, a pesar de que últimamente se han dado reacciones y contra movimientos, para balancear desde el liberalismo esas opiniones y puntos de vista, no han encontrado la fuerza ni los momentos adecuados para plantar su bandera y sostener su trinchera a todo evento; los argumentos están allí, al igual que la convicción, pero falta esa masa crítica de personas necesarias para una contraofensiva de importancia.
Todavía más triste es el mundo de nuestra farándula y artistas, personajes mediáticos y de gran proyección entre el público de masas, muchos de ellos educados en los cuadros de la izquierda de fin de siglo, con esa mentalidad menesterosa y populista, hecha a fuerza del rating, de los volúmenes de venta, de los televisores encendidos y ahora, de la exposición en las redes sociales, al servicio de la hegemonía roja rojita y sus innumerables tentáculos culturales, predicando el evangelio de la igualdad y el sometimiento al estado paternalista. Algunos de estos “anclas” y figuras públicas, con fuerte imagen entre sus seguidores, pareciera no importarles el daño que pueden hacer manteniendo posiciones comprometidas con su pensamiento izquierdista primitivo, como si el asunto fuera algo más personal que otra cosa.
El mundo empresarial y financiero privado, desesperado en un acto último de sobrevivencia ante el estado acaparador, normativo, intervencionista y enemigo de la propiedad privada, hace intentos desesperados de negociación, y acomodos insólitos, con el régimen en la búsqueda de esos meses, semanas y días que podrían continuar operando sin tener que declararse en quiebra, ya no hay un clima para inversiones y productividad; aquella luna de miel entre el estado socialista y la empresa privada está terminando en un uxoricidio, donde el estado ahoga suavemente con la almohada en el rostro a su amada de los emprendimientos; el capitalismo en nuestro país está totalmente desnaturalizado.

El fracaso definitivo del socialismo

El país nacional debería sentirse violado, abusado y maltratado pero, sorpresivamente, quedan muchos izquierdistas e idiotas condicionados, que lo que hacen es besarle la mano al gran torturador, al violento, que nos muestra constantemente el látigo, y no dejan de alabarlo y pedir clemencia, a sabiendas que aquella adulación obligada lo excita todavía más; los más disociados piensan todavía que el socialismo es rescatable, que hay una manera de hacer las cosas bien, dentro de la tesis del estado centralista, poderoso, dueño de los medios de producción y dispensador de canonjías… el chavismo fracasó porque, en opinión de estos sufridos socialistas, sus operadores se equivocaron de camino.
He pensado incluso que nuestro caso es uno perdido, que nos merecemos todo este camión de estiércol que nos está cayendo y del cual pareciéramos no haber aprendido la lección, pero me doy cuenta que esto nos está sucediendo por simple inercia, porque el foco de la atención pública está ocupado por factores colaboracionistas, que no quieren perder su papel protagónico en este apocalíptico final; los medios de comunicación no tienen otros interlocutores, la derecha venezolana se encuentra a la defensiva, tratando de pasar inadvertida, para que no le caigan a palos, o peor, la apresen, la torturen y asesinen, de allí mi admiración por la valentía de una mujer como María Corina Machado.
Pienso y siento que en el país todavía queda una gran reserva moral, una gran oposición de centro derecha y de un poco más allá; la gente está hastiada del comunismo y sus aliados socialistas, el castigo ha sido excesivo y hay un fuerte repudio que se traduce en una conducta agresiva y vengativa a la que hay que dejar seguir su curso. En lo personal, yo no estoy de acuerdo en tratar de detener la catarsis social que el pueblo necesita; tiene que haber una ruptura general, traumática e histórica para ponerle punto final a este triste episodio nacional; se hace necesario un hito que nos recuerde, y a las próximas generaciones, que hay situaciones límites que tienen consecuencias y un altísimo precio.
Debido a nuestro carácter abierto y cosmopolita, a nuestra gran capacidad de adaptación, hemos incorporado a nuestra cultura ideologías perniciosas, disfrazadas de humanismo, patriotismo y cristianismo; no hubo quien nos advirtiera sobre la trampa que nos tendían, nuestra historia contemporánea estuvo marcada por los instintos revolucionarios de algunos justicieros sociales, que nos arruinaron la vida; la pobre e insuficiente preparación política y ciudadana, esa enfermiza necesidad de figuras autoritarias y en uniforme, nos cegó al momento de querer buscar los cambios que el país pedía; caímos en manos del populismo más feroz y patrañero del mundo, de un grupo de resentidos sociales e ignorantes que, de inmediato, nos pusieron la bota en el cuello.
No teníamos un sistema inmunológico suficientemente desarrollado y la gripe socialista se nos convirtió en un monstruo totalitario… y nadie hizo nada porque confiamos, creímos en sus cantos y utopías, pensamos que teníamos instituciones y fibra democrática para sobrellevar ese asalto y todas nuestras expectativas fallaron.
Lo que apareció en escena fueron más socialistas, más gente confundida, esperanzada en un cambio de rumbo que nunca se dio; todo se inclinó hacia lo peor, hacia la barbarie… nos fallaron nuestros líderes, nos engañaron los que suponíamos mejor preparados y, en el ínterin, mientras nuestra juventud moría asesinada en el asfalto en manos de nuestras Fuerzas Armadas, éramos traicionados una y otra vez por pacifistas, por negociantes, por expertos en resolución de conflictos, por gobiernos que creíamos amigos, por intereses inconfesables de millones de dólares, por la más salvaje de las corrupciones, de esas que trafican con las miserias humanas…
Repito, el comunismo y sus asociados socialistas nos han propinado un castigo que no merecíamos. Éste era un país de socialistas felices y bobos y, en algunos aspectos, lo sigue siendo, a pesar de todo, por ello insisto en llevar nuestra situación al límite, sólo de manera traumática podremos extraer el socialismo de nuestra alma.
El socialismo es el caldo de cultivo de los peores regímenes criminales del mundo, no lo digo yo, lo tiene establecido la historia política del mundo, por ello es que las mafias prosperan en socialismo, por ello es que los embaucadores hacen sus mejores negocios en socialismo, porque no hay defensas, no hay respeto, no hay autoridad legítima sólo terror.
Pero ahora hay una circunstancia que podría hacer la diferencia, está encendida la lumbre de la libertad y del individualismo, y se levantan hogueras en varias partes del país; la gente se reúne y conversa, conspira, resiste y critica… ya hay consciencia de nuestra realidad y de nuestra estupidez; ya sabemos lo que no queremos, valoramos lo que nos han quitado y nos arrechan los que quieren que permanezcamos oprimidos y en silencio.
Tengo la esperanza y me llegan las señales de que la racionalidad y el pensamiento práctico están renaciendo en la población, las contradicciones existenciales son tan rudas y notorias que ya el aparato de propaganda se hace inoperante, los aumentos de salario se entienden como lo que son, un nuevo ataque del gobierno hacia nuestra capacidad productiva y de trabajo, los nuevos precios regulados de los productos como avisos de escases y acaparamiento, los nuevos bonos, becas y “regalos” vía el carnet de la patria, como nuevas cadenas para la esclavitud, el aumento de combustibles y del transporte como el tributo de nuestra gente a los nuevos poderes coloniales de Cuba, China y Rusia.
Venezuela se va a levantar de sus cenizas, vamos a reinventar al país, no para regresarnos sobre nuestros pasos y volver a ser lo que fuimos, porque la Venezuela que una vez conocimos, ya no existe; debemos inventar una nueva, vamos en pos de nuestro destino y ese destino no se encuentra en el socialismo, ni en las promesas de un mundo feliz de rentistas, que nos fue negado; vamos a tener que luchar y muy duro, vamos a competir y a ser creativos, vamos hacer de nuestra tragedia una lección de vida. Nos sale un cambio de piel completo, con un nuevo papel en el concierto de naciones civilizadas y con un futuro que será el proyecto de una legión de hermanos que nos tendrán como ejemplo; en eso creo y tengo fe.   -     saulgodoy@gmail.com



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