viernes, 25 de enero de 2019

Cuando León Tolstoi fue excomulgado



Si el biógrafo británico A.N. Wilson está en lo cierto, luego de terminar su novela Anna Karenina Tolstoi sufrió un cambio importante en su vida, producto quizás de las fuertes depresiones que lo asaltaban, lo cierto es que sus interés en las novelas cambió, de hecho, se encontraba trabajando en su obra Los Decembristas, un proyecto de largo aliento sobre el que había investigado a fondo y lo tenía como su próximo trabajo, esta planificación se trastocó por su interés en una inmersión total en la religión, lo que en la práctica se tradujo en una cuidadosa lectura de los evangelios del Nuevo Testamento, y para una mente tan brillante como la del escritor ruso, eso significaba una lectura crítica y sin mediaciones.
Ya desde su temprana juventud, Tolstoi había mostrado su naturaleza anarquista y su propensión a desconfiar del orden establecido y sus instituciones, hacia juicios éticos que anteponía a cualquier norma,  pero a partir de esos años que algunos expertos sitúan a partir de 1878, y como resultado de una crisis existencial, éste proceso de conversión religiosa se profundizó; ya había escrito sus principales obras maestras, las novelas largas como la Guerra y Paz era ya cuestión del pasado, siguió siendo un brillante escritor y sus cuentos y novelas cortas hablan de ello, hay algunos críticos como Harold Bloom que lo prefieren como escritor maduro, es decir, con sus obras más breves.
Nos dice Bloom en su libro Genios (2002) lo siguiente:

En 1822 Tolstoi tomó lecciones de hebreo de un rabino y se concentró tenazmente en la lectura de la Biblia, ante la creciente desesperación de su esposa. Cuando la religión lo absorbía sus desavenencias aumentaban, pero se acercaban una vez más cuando él se dedicaba de nuevo a la ficción. Hacía mucho tiempo que Tolstoi había dejado de comulgar con la Iglesia Ortodoxa rusa y se había convertido en un tolstoniano con muchos seguidores, tanto en Rusia como en el extranjero, Fue Máximo Gorky  quien hizo el comentario definitivo sobre la religión de Tolstoy: Tiene relaciones sospechosas con Dios; a rato me recuerdan la de dos osos de un mismo cubil. Dios no se hubiera sentido cómodo con el conde León Tolstoi.

Lo que Tolstoi sacó en claro de sus lecturas, fue una interpretación personal de los evangelios y sobre todo, de la vida de Cristo, a quien le reconocía su naturaleza humana, no divina, fue la manera como vivió Jesús lo que llamó la atención de Tolstoi y sobre ello escribió en su poca conocida obra, El Reino de Dios está con Ustedes, en la cual destaca su entrega a la humanidad con una vida llena de ejemplos de solidaridad y amor hacia sus semejantes, empezando por renunciar a sus bienes materiales, por la no utilización de la violencia, incluso en contra del mal, resalta la oposición de Jesús en contra de todo tribunal humano, en otras obras fundamentales sobre su pensamiento religioso como Lo Que Creo (1883), y otras como Una Confesión, Los Cuatro Evangelios, alinean su pensamiento en una posición en contra de la doctrina oficial.
Tolstoi creía en que los cristianos debía vivir sus vida de una manera sabia y correcta, teniendo como ejemplo la de Jesús y sin esperar recompensas como la gracia divina o una vida en el más allá, sin milagros, pero guiados por principios morales, no creía en la resurrección y consideraba a la iglesia de su tiempo como una organización corrupta cuyo único interés eran el poder y el dinero, el cristianismo que propugnaba era uno “purificado” de mitos y falsas pretensiones que fueron inventadas para mantener al hombre esclavizado.
Esta posición levantó indignación entre los miembros del poderoso Sínodo Sagrado de la Sacrosanta Iglesia Ortodoxa Rusa, quienes procedieron el 20 de febrero de 1901 a excomulgar a Lev Nikolayevich Tolstoi, se traba de un individuo altamente peligroso debido a su fama y proyección mundial, favorito del Zar y una figura de arraigo popular que podía convertirse en un verdadero dolor de cabeza, decidieron cortar por lo sano.
La investigadora Anna Hamling de la Universidad de Brunswick, realizó un trabajo que demuestra como los popes de la Iglesia le montaron a Tolstoi un expediente para indisponerlo con el Zar y con el pueblo, para proteger sus privilegios que eran muchos y muy importantes, el Sínodo había llegado a la conclusión que los revolucionarios estaban en contra de los intereses de la Iglesia, y por lo tanto eran sus enemigos y Tolstoi calzaba ese molde.
La Iglesia Ortodoxa en ese momento del siglo XIX era muy influyente en Rusia, algo así como un poder dentro del poder político, manejaba las relaciones con el estado zarista con guantes de seda, sabía que hilos mover para que actuaran las piezas del gobierno, su pretensión de que se trataba de la verdadera iglesia cristiana y dispensadora de la autentica palabra de Dios, era parte del orgullo nacional haciéndolo creer que eran el auténtico pueblo elegido, todo esto le había proporcionado grandes riquezas e influencias.
La idea de apresarlo fue descartada ya que podría revertirse y darle mayor popularidad al escritor, de modo que la idea de excomulgarlo y denunciarlo para provocar odio en contra de Tolstoi y su obra fue la idea que prevaleció, efectivamente empezaron a publicar en la revista Tserkovnyje Vedomostii (Las noticias de la Iglesia) denuncias en contra de Tolstoi, siendo la más dura la del cura Sergiej Kronshtadsky, pero sucedió lo que temían, la redacción se vio inundada de cartas de los liberales defendiendo al intelectual, quien en ningún momento pidió perdón o mostró arrepentimiento por sus ideas; a pesar de lo impopular de la medida, se procedió con la excomunión.
Hasta el mismo Lennin, en su revista Iskra (La chispa), defendió al escritor cuando fue excomulgado, posteriormente dijo de él que era el espejo de la Rusia revolucionaria, pero la verdad era que se dedicó a corregir y criticar muchas de sus ideas y posiciones, que eran claramente contrarrevolucionarias.
Pero el cambio que experimentó Tolstoi no fue sólo espiritual, empezó a utilizar vestimenta de campesino de manera cotidiana, se hacía sus propios zapatos (sus amigos decía que no eran solo feos sino sumamente incómodos) y se convirtió en un peregrino por sitios sagrados llevando consigo a una gran multitud, hacía largos retiros en apartados monasterios, llegado el momento dejó de beber alcohol y de comer carne, se restringió en satisfacer su apetito sexual, estaba en un proceso de purificación desde que cumplió los cincuenta años, y que con el tiempo se hizo más cercano al ascetismo.
Cuando se cumplió el centenario de su muerte en el año de 2010, Serguéi Stepashin, representante de la Unión Rusa del Libro, le pidió al Patriarca Cirilo que levantara la excomunión como un gesto de piedad a la memoria del gran escritor, el archimandrita Tijon, encargado de responder a la petición, la negó, aludiendo a las ideas de Tolstoi como: “destructivas para los cimientos espirituales y sociales de Rusia… Los ortodoxos siguen venerando el gran talento literario de Tolstoi, pero también continúan rechazando sus ideas anticristianas”
Es por ello que en su lápida y monumento no hay cruces ni motivos cristianos.
Tolstoi escribió sobre la Iglesia Rusa de manera displicente:

“Las Iglesias son iguales en todas partes, y si la católica, anglicana o luterana no tienen a mano a un gobierno tan sumiso como en Rusia, no es por falta de ganas. La Iglesia, como Iglesia que es, y sea cual sea su denominación – católica, anglicana, luterana, presbiterianas – no puede dejar de aspirar conseguir lo mismo que la rusa, ni de ocultar el verdadero sentido de las enseñanzas de Cristo, sustituyéndolas por otra doctrina que no les compromete a nada, que excluye toda posibilidad de comprender  la auténtica y vital enseñanza de Cristo, y, lo más importante, que justifica la existencia de sacerdotes que se alimentan a costa del pueblo”

En los últimos tiempos teólogos y estudiosos de la obra de Tolstoi han abundado en el estudio de su propuesta religiosa que algunos han catalogado como anarcocristianismo, aunque académicos como el profesor japonés Mitsuru Eguchi está dándole un viraje inesperado a las investigaciones, señalando una importante influencia del budismo, sobre todo la rama del Loto Sutra.
Tolstoi esperaba de toda religión que se conformara con la realidad, sin elementos místicos, la religión estaba obligada a ofrecerle a sus seguidores un código de comportamiento, en la que se destacaba la entrega al prójimo pues, sólo salvando a los otros, como lo hacía Cristo, como lo hacia el iluminado Shakyamuni, se podía encontrar con la verdadera felicidad, aprendió Tolstoi de las enseñanzas budista que el trabajo diario de las personas consiste en siempre ser mejor de lo que eras antes.
Tolstoi era un consumado lector, tenía acceso a libros de todo el mundo, dominaba varias lenguas, y sus amigos y allegados le enviaban publicaciones recientes e incunables, su capacidad de concentración en sus investigaciones era legendaria, de modo que cuando tomaba un tema prácticamente lo exprimía, cuando se abocó a la religión no fue diferente, se instruyó en todas las principales religiones y entre ellas, leyó sobre el budismo, que en su diario calificó como enseñanzas “maravillosas”, sobre todo le interesó el budismo clásico, el de las Cuatro Nobles Verdades y el de los Diez Buenos Preceptos, llegó a escribir “La vida es procurarse lo que es bueno, y procurarse lo bueno es vida”.
N. Strakhov le escribió a Tolstoi, según el artículo de Mitsuru Eguchi, donde le informa que acaba de enviarle la edición francesa del Loto Sutra de Eugène Burnouf que causó un gran impacto en Tolstoi en 1880. Eguchi comenta que las observaciones de Tolstoi sobre dos de las más importantes parábolas de los evangelios tienen una interpretación inminentemente budista, para Tolstoi la oveja perdida y que regresa al redil avanza más y más rápido en su perfección, al igual que el hijo pródigo que retorna a su hogar, se eleva espiritualmente más alto que aquellos que se han quedado en casa.
La religión- según Tolstoi- no le debe imponer reglas a la gente, pero sí debería inspirar y motivar a que las personas alcance un estado mental ideal y una completa perfección y armonía con el infinito.
Su definición de Dios era la siguiente: “Siento dentro de mí un ser espiritual que es parte de todo lo demás. Igualmente sé que esta presencia espiritual se encuentra en las otras personas. Y sé que este ser espiritual es parte de mí y de las otras personas, que no puede existir por sí sólo. Este ente espiritual lo llamamos Dios”.
Esto es clave en el pensamiento religioso de Tolstoi, Dios no es el creador, ni personifica la existencia, Dios es vida, es la energía que todos compartimos, de allí viene su creencia en la santidad de la vida humana, que es la base de su filosofía de la no violencia, todos tenemos a Dios dentro de nosotros que debería ser el basamento del respeto mutuo y la concordia entre los todos los hombres.
En algún momento la Iglesia Ortodoxa Rusa tendrá que revisar el caso de Tolstoi, si bien es cierto que  para el dogma religioso, sus ideas no pasan de ser una herejía, sus basamentos éticos son correctos y conformes al cristianismo, no creo que resista un análisis serio para continuar imponiéndole es éste genial escritor el pesado estigma de la excomunión.    -     saulgodoy@gmail.com





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