miércoles, 27 de febrero de 2019

Después de derrotar al castrocomunismo chavista



A quienes me leen siempre les recuerdo que el chavismo está conectado al comunismo internacional que es una red de corrupción, terrorismo y crimen que tuvo 20 largos años para echar raíces profundas en nuestro país, ni se diga en el continente.  La única manera de explicar lo que nos pasó en Venezuela, es que fue una cayapa internacional, una conspiración de carácter global para posesionarse no solo de nuestra riqueza petrolera, sin para crear una plataforma militar y de intervención política para todo el continente, incluyendo como objetivo  a los EEUU.
¿Qué quiero decir con que echaron raíces? Que solo un idiota puede pensar que la historia de esta pesadilla termina con la captura de Maduro y su estado mayor, piensen en las organizaciones, empresas, sindicatos, partidos políticos, comunas, medios de comunicación, universidades, y otras instituciones, que pudieron haberse creado con el propósito de que pudieran ayudar al chavismo a volver al poder en caso de una derrota como la que están a punto de sufrir, o por lo menos van a tratar de hacerlo, contando con que el país seguirá siendo una democracia, y por lo tanto, sujeto a un nuevo asalto de las instituciones por agentes que se hacen pasar por demócratas, de hecho ya sabemos que tienen gente infiltrada dentro de los partidos políticos, ni digamos de nuestros cuerpos de seguridad.
Es por ello que el trabajo de limpieza y purga del país apenas comienza con la derrota militar del régimen de Maduro, ahora viene el trabajo largo, de detalle, de mucha paciencia que básicamente trata de garantizarle al país su seguridad, material, civil, política y constitucional, este trabajo se divide en dos grandes tareas: proteger a la nación y defendernos de nuestros enemigos, que no son la misma cosa.
Proteger a la nación consiste fundamentalmente en impedir que acciones de siembra y desarrollo de una actividad política como el chavismo nunca más vuelva a repetirse, hay que negarle toda oportunidad de remisión a este cáncer revolucionario, y la única manera de hacerlo es fortaleciendo nuestro sistema inmunológico, creando los medios apropiados para que las comunicaciones fluyan a todo nivel, que la información sea accesible a todos, que los alerta tempranos sean tomados en cuenta por quienes tienen el poder de decisión y estén dispuesto a actuar, y que podamos contar con los anticuerpos apropiados para contener cualquier infección.
Defendernos de nuestros enemigos trata de saber quiénes son, donde están, con qué recursos cuentan y cuáles son sus planes con respectos a nosotros, y tan fundamental como lo anterior, tener los medios para desactivar esos planes y hacerles altamente costoso que lo vuelvan a intentar.
Ya sabemos que no somos monedita de oro, hay intereses y grupos que nos quieren hacer daño simplemente por estar donde estamos y tener lo que tenemos, y si realmente hemos aprendido la lección, ya deberíamos estar atentos a nuestros enemigos internos tanto como a los externos, todo lo que he planteado hasta el momento tiene un solo y único basamento, Venezuela más que nunca necesita desarrollar y profesionalizar su propio aparato de inteligencia, ese es un trabajo que nadie más debería hacer por nosotros, y es la piedra angular de toda planificación estratégica.
Pero cuando hablo de nuestra propia inteligencia no estoy hablando ni remotamente de los patéticos intentos de la inteligencia chavista que es la misma inteligencia cubana, una inteligencia policial-militar que parte del principio de la sospecha general y que tiene en el espionaje y la tortura su sus puntas de lanza, la inteligencia de la que hablo se remonta a un nivel superior, sin descuidar la parte policial y militar, debe aprovechar los recursos de la información abierta del mundo que es extremadamente abundante y útil si se maneja adecuadamente, y con criterio.
La inteligencia de la que hablo es la información que nos hará fuertes, eficientes, proactivos, y permitirá que nuestra recuperación sea rápida y sólida, la inteligencia de la que hablo es la que permitirá a millones de ciudadanos venezolanos repartidos por el planeta podamos convenir en un proyecto global de redes de información para nuestro desarrollo y obtener y ofrecer a nuestro país ventajas competitivas, que nuestras embajadas realmente hagan su trabajo de informar al extranjero sobre nuestra cultura, bienes y productos, que exista un intercambio útil que nos informen a los venezolanos de las metas e intereses de esa comunidad internacional, que nuestra academia contribuya con la construcción del país que queremos dándonos los recursos humanos especializados que requerimos para la tarea,  en análisis de la información, en lenguas modernas, en criptografía, en cartografía y sensores remotos, en informática, etc., esta es parte de una inteligencia que le está negada a un policía o a un militar, es la inteligencia civil, la única que nunca se ha trabajado en nuestro país, la más necesaria.
La mayoría de nuestros gobiernos trabajan en ambientes restringidos, de poca información útil para la toma de decisiones, con un gran margen de error en contra, nuestros dirigentes entran a reuniones y se hacen parte de mesas de trabajo con una preparación mínima, muchas veces ignorando quien es la persona que tienen en frente y cuáles son los escenarios alternativos si el plan que tenían fracasa, lo que da pie a que sean manipulados, confundidos y cedan terreno ante las presiones, es tarea de una buena inteligencia reducir al máximo esas incertidumbres y darle herramientas y salidas de situaciones comprometedoras a nuestros líderes, de hecho si la inteligencia es óptima lo más seguro es que se consigan las metas planificadas y que se puedan sortear los inconvenientes que surjan.
En ese lenguaje pobre y restringido que caracteriza nuestro ambiente, inteligencia, para los venezolanos, es principalmente inteligencia que se produce en los cuerpos de las policías políticas, detectar alzamientos, revolucionarios, agentes provocadores, opositores al gobierno demasiado visibles a la opinión pública, periodistas incómodos, pactos entre grupos de interés, personalidades que pudieran influir en la gente… se trata de una inteligencia social, de barrios, de chismes, de soplones, de torturadores, de vigilancia y seguimientos.
Con la llegada de los Cubanos, los Rusos y los Chinos el ambiente empezó a modificarse, aunque no mucho, era el mismo estilo totalitario y se dieron avances en la propaganda negra, en la intercepción de telecomunicaciones, y principalmente en el control político resultante de la bio-data por medio de chips inteligentes y registros más rigurosos sobre personas, propiedades, movimientos bancarios, control sobre los documentos de identidad y los registros públicos.
Con aquellos cambios en el manejo de la llamada “big data” bastaba para tener a la ciudadanía en un puño, los jefes de la inteligencia bolivariana no eran un dechado de recursos y habilidades, eran simples esbirros a quienes había que ponerle la tarea y estar supervisándolos todo el tiempo.
Esta manera primitiva y ciega de hacer inteligencia era más que suficiente en un pueblo que carecía de malicia, una enorme manada de pacifistas y come flores que lo que más les gustaba era perdonar y abrazarse como hermanos, todavía sufrimos de esa falta de capacidad para la sobrevivencia, somos un pueblo bregador y que no se rinde, pero todo lo hace sin inteligencia, la cognitiva y la que se refiere a información de seguridad, no tenemos el espíritu de combate que hace a los ganadores.
Mientras los gobiernos democráticos sigan apostando a los militares para qué manejen la inteligencia civil, mientras que la seguridad sea solamente un coto exclusivo de los policías, y quienes  tengan la responsabilidad de dirigir estas instituciones sean simples palomas (pacifistas) y no halcones (guerreros), como debería ser, entonces ya sabemos que estamos en riesgo de una recaída, con este comentario no estoy despreciando al estamento policial y al militar, ambos tienen una función importante y complementaria en el mundo de la inteligencia, pero cada uno en su área de trabajo, y deben responder a una estrategia común dictada por las necesidades de un gobierno civil y en coordinación con la llamada “comunidad de inteligencia”, tanto nacional como internacional.
Las personas aptas para las funciones de inteligencia no crecen en los árboles, son profesionales que necesitan de un largo entrenamiento, sus responsabilidades son claves para un país y necesariamente deben equivocarse y errar para ir adquiriendo experiencia, lo cual no es una buena noticia, pues las consecuencias pueden ser costosas y peligrosas, pero no hay manera de obviar esta iniciación, y más aún, cuando debemos fundar los órganos de inteligencia en Venezuela desde cero.
Yo acostumbro a decirle a mi audiencia cuando trato el tema, que Venezuela tiene que hacer borrón y cuenta nueva con toda su información nacional, ya que la misma reposa en los cuarteles del G-2 en La Habana y en este momento está siendo manipulada por fuerzas enemigas extranjeras, debemos hacernos la idea de que fuimos invadidos y todos nuestros archivos confiscados; la primera tarea de un jefe de inteligencia en nuestro país debe ser proteger toda la data sensible que se genere a partir de éste momento, y eso, es una labor de titanes, y lo peor, es impostergable.  -  saulgodoy@gmail.com






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