domingo, 3 de marzo de 2019

Guaidó y la voluntad popular



No hay nada más poderoso en términos de la soberanía de un estado que la manifestación en las calles, que la reunión masiva de ciudadanos brindando su apoyo a un líder o a un gobierno; eso es mucho más fuerte y robusto que los guarismos que pudieran arrojar los organismos electorales sobre millones de votantes que otorgan su preferencia a un candidato; se trata de un inmenso reforzador de la confianza del pueblo en sí mismo y sus fuerzas, y es la máxima constatación de poder para los medios de comunicación, sobre todo para la prensa internacional.
Los comunistas lo saben y la han utilizado como imagen fundamental de su poder político, allí están las imágenes de Lenin y Stalin en medio de un mar de gente que les brinda su apoyo, de Fidel en sus arengas ante una plaza de la Revolución llena de bote en bote, de Chávez presidiendo los actos del Socialismo del Siglo XXI desde una tarima, escrutando el horizonte con binoculares para percatarse del tamaño de la concurrencia… pero cuando el favoritismo cambia y las masas apoyan al contrario, cuando se vacían los mítines, cuando se hacen huecos en las plazas y las avenidas se ven medio llenas, entonces esa imagen contundente de poder cambia y exigen el conteo de los votos.
Es lo que está sucediendo con el régimen chavista; nos tenían abrumados por la infinidad de imágenes de avenidas repletas de sus simpatizantes, de esa “marea roja” que se solazaban presentándonosla a cada momento, recordándonos que ellos eran mayoría y nosotros unos pobres “escuálidos”, En la calle es donde se miden las fuerzas y el chavismo abusó de estas concentraciones hasta que pudo; su capacidad de mantener los niveles de popularidad,, que una vez tuvieron o forzaron, se les ha ido a pique, a medida que su gobierno les ha mostrado a esas masas que sus ofrecimientos eran mentiras, que sus ideales eran un fraude y su gobierno una nueva forma de esclavitud.
Ahora no pueden mostrar esas impresionantes fotos, al menos que estén trucadas, o esas escenas televisivas, sino están retocadas por decenas de tomas superpuestas para llenar una avenida vacía, con gente que nunca estuvo allí… las últimas reuniones de sus simpatizantes producían pena ajena, nadie acudía a sus llamados, ni siquiera sus organizadores, que preferían ocultarse antes de aparecer, sin el más magro de los apoyos, lo que dice con rotunda firmeza que perdieron el apoyo popular, que ya nadie los quiere, que son historia… es por ello que ahora, en un cambio de estrategia, y en el desesperado intento por ganar tiempo, se abrazan a la tabla de unas pretendidas elecciones, que es en el fondo el argumento principal que esgrimen ante los organismos internacionales, un largo y tortuoso camino electoral que les compre tiempo para, al final, no aceptar los resultados bajo el pretexto de trampa y manipulación, para ganar más tiempo mientras se tramitan los reclamos.
Los comunistas no se van del poder por las buenas, y menos “estos” comunistas, que han “donado” una buena parte de la riqueza del país, durante estos últimos veinte años, para mantener al stablishment de la izquierda mundial en la cresta del poder político, en diferentes regiones del mundo, comprando conciencias, financiando costosas campaña políticas, sosteniendo infinidad de organizaciones de base que aseguraban las movilizaciones…
El chavismo cuenta, además, con una quinta columna infiltrada en la oposición venezolana, constituida por los principales partidos de la vieja democracia y algunos partidos de la nueva, que han sido amamantados con la misma leche de la corrupción y el oportunismo, y que hoy se encuentran muy cerca de la figura de ese nuevo líder… un líder que, a pesar de todas las circunstancias, se ha mantenido fuera de ese círculo nocivo, pero que sigue tutelado por ellos mismos, pues fueron ellos quienes lo llevaron a esa posición, y ahora le están exigiendo lealtad.
Pero Guaidó es diferente, no tiene ese pasado de revolcones en el chiquero de la vieja política; considero que es un espíritu incontaminado, cordial y justo, que sabe y ha caído en cuenta de las inmensas responsabilidades que asumió en esta compleja trama, que ya tiene consecuencias mundiales; a Guaidó le duele el país del que ha surgido, aspira a un mejor mundo para su familia y las generaciones futuras, ha visto y ha estado en las trincheras de la resistencia y no quiere que esa lucha ingrata continúe. Guaidó es un hombre que aspira a la libertad igual que mucho de nosotros.
Pero porque está mal acompañado, porque en su troupe marcha a su lado esa vieja guardia, experta en enfriar las iniciativas ciudadanas, en entorpecer la marcha de los acontecimientos para que el chavismo tenga un respiro, porque en esa chusma política hay conspiraciones en marcha en su contra, con la intención de que fracase, es por ello que me obligado a la tarea de denunciar ese peso muerto, que puede poner en peligro esta oportunidad de salir del régimen y conquistar de nuevo la democracia.
Guaidó pareciera no tener en claro el enorme poder que tiene con el apoyo mayoritario, visible y movilizado del pueblo de Venezuela, dispuesto a rescatar su democracia; no hay opinión de organismo internacional alguno que prive sobre la voluntad popular, a pesar de que algunos mandatarios y gobiernos Latinoamericanos, con la excusa de negar la intervención de fuerzas multinacionales bajo las banderas de la ONU, han escogido la defensa absoluta de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, cosa que considero una de las ficciones jurídicas más demodé del pensamiento político contemporáneo, no existe soberanía de los países si estos no pueden actuar libremente sobre sus economías y en el mundo de hoy tanto la economía como las finanzas se encuentra globalizadas, los mercados funcionan sin referencia a las decisiones locales.
Esto ha creado un nuevo modus vivendi entre los países del mundo, se han cedido ciertos derechos que antes eran de exclusivo manejo de los gobiernos, asuntos como la salud pública, la alimentación, el manejo de los derechos humanos de las poblaciones, ciertos aspectos de la seguridad de las naciones son ahora aspectos controlados internacionalmente por medio de tratados y las leyes internacionales, disminuyendo cada vez más aspectos fundamentales de la soberanía y la autodeterminación, vivir en un mundo cada vez más interconectado y en relación con otros ha hecho necesario que los pueblos renuncien a aspectos que eran fundamentales en sus fueros internos.
Pero quedaron aspectos de la política local, interna de los países, en manos de sus gobiernos, especialmente aquello que corresponde a la forma de organización política que los pueblos quieren darse, y en la tradición democrática no hay, fuerza más importante que la del apoyo popular, la voluntad de la mayoría, y es justamente con este apoyo, cuando no queda la menor duda de lo que desea una población que no hay manera que prevalezca la opinión de ningún país del mundo sobre lo que ha decidido el soberano, y que ha hecho, en el caso venezolano, del Sr. Guaidó, su legítimo representante.
Si esto es así, no hay manera que una decisión de un foro internacional como la ONU, se anteponga a los deseos de la mayoría del país no sólo en recibir ayuda humanitaria para poder sobrevivir, sino en sacar a un gobierno envilecido, que por sus actos haya convertido al país en una amenaza en la región, que es lo que está sucediendo actualmente, la ONU se está prestando para torcer esa voluntad popular y está protegiendo a una facción ideológica afín a la de los directivos de esa organización de naciones, que es la razón obvia por la que, la encargada de vigilar por la garantía de la defensa de los DDHH no se haya pronunciado sobre el caso de Venezuela y el porqué sus autoridades no hayan presionado en la entrega de la ayuda humanitaria.
Hay intereses en el mundo que quieren conservar a Venezuela inestable para que sus recursos energéticos no sean usados por occidente en la preservación de sus intereses, es más que obvio que hay factores trabajando para mantener a la región en conflicto permanente, si los comunistas no pueden hacerse con el petróleo venezolano, prefieren incendiar el Caribe para que nadie más lo utilice, eso lo puede ver hasta un niño.
Esta situación está obligando al recién juramentado presidente encargado de Venezuela, el Sr. Guaidó, a que exponga su integridad y su libertad entregándose a una jugada peligrosa, como la de anunciar al país su regreso del exterior, para que el gobierno lo aprese y probablemente lo desaparezca. Ya sabemos cuál es la catadura de la banda criminal de Maduro y, dado el estado de angustia en que vive, atrapado y sin salida, es capaz de cometer cualquier locura.
Si esto ocurriese, si el presidente encargado fuera hecho prisionero por el régimen de Maduro importarían muy poco las amenazas y las medidas que pudiera tomar la comunidad internacional, como respuesta al supuesto secuestro de nuestro líder, una vez que llegue al país; sólo lo peor puede esperarse de Maduro y eso es lo que va a ocurrir.
Pero también debo añadir, que esa estrategia desesperada pareciera ser una jugada política diseñada por el círculo interno de sus asesores con el fin de sacarlo del escenario para favorecer esa otra posibilidad de salvar al chavismo de su fin inmediato, posición que es apoyada por las fuerzas de la izquierda internacional, sus consejeros lo están empujando al sacrificio máximo, a que se entregue a su papel de mártir, para que la comunidad internacional reaccione en contra del régimen de Maduro, les puedo decir que allí están operando los colaboracionistas del chavismo, que quieren que Guaidó desparezca de escena y se lo están sirviendo en bandeja de plata al ogro caníbal de Miraflores.
En vez de seguir ese guión malintencionado, que sería la antesala a una negociación y un cogobierno entre chavismo y oposición colaboracionista, Guaidó debería irse a Washington, pedir una cita con su par, el Sr. Trump, y pedirle, en su condición de aliado y amigo del pueblo de Venezuela, que le proporcione los anillos necesarios para su seguridad personal para poder volver al país; que se ponga a la cabeza de los convoyes de ayuda humanitaria, pero esta vez con un acompañamiento militar, integrado por fuerzas combinadas de Brasil, Colombia y USA, que garanticen que la ayuda no será atacada y destruida como ya ocurrió, esta vez estaría acompañado por una fuerza de tarea multinacional, y que entre al estado Zulia, esta vez haciendo realidad la ayuda humanitaria para el país, “o sí o sí”.
Estoy abogando por la toma del estado Zulia, por el control territorial y definitivo de una región del país por parte del presidente legítimo de Venezuela y Comandante en Jefe de las fuerzas militares que lo acompañen, para restaurar el orden constitucional, donde impere el estado de derecho, y que desde allí, se inicie una campaña de reconquista de los estados andinos, que nos libere del chavismo y de las fuerzas insurreccionales, con todo lo que se necesite para obtener una victoria rápida y definitiva, para que Maduro se entere que hablamos en serio, para que los militares al servicio de la revolución cubana sepan lo que les viene, y para que el pueblo todo de Venezuela se sume a esta inmensa contrarrevolución.
Ya está bueno de utilizarnos como carne de cañón para complacer unos principios anémicos de derecho internacional y unos intereses de proteger al socialismo Latinoamericano; basta de ofrecer nuestra sangre para espectáculos mediáticos, donde siempre destacan los monstruos enseñando sus garras y colmillos ensangrentados. Si vamos a perder la vida o a quedar incapacitados, que sea por una causa justa, y no hay nada más justo que recuperar nuestra libertad. Vamos por ellos, démosle paz eterna a la bestia moribunda del chavismo, y salgamos de esta letrina donde nos confinaron.  -   saulgodoy@gmail.com


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