“La historia no es ni un tribunal
ni una coartada”.
Reinhart
Koselleck.
Contar,
narrar lo que está sucediendo en Venezuela implica tomar del leguaje
expresiones que nos vienen del pasado para tratar de describir lo que acontece,
nuestros historiadores y politólogos continuamente nos remiten a episodios de
nuestro pasado inmediato y remoto, para establecer criterios, equidistancias,
experiencias, que pudieran explicarnos lo que nos ha sucedido y nos acaece, en
un continuo flujo social que no para, y que desde hace ya tiempo, se viene
acelerando de manera vertiginosa, necesitamos recurrir a esas descripciones
históricas ya estructuradas y explicadas para tratar de comprender el presente.
Para
entender nuestro momento debemos explicarlo, conceptualizarlo, utilizando una
semántica que trata de asir realidades difíciles de explicar, si recurro a los
conceptos, como bien dice Manuel Orozco Pérez de la Universidad Carlos III de
Madrid, en su ensayo Aceleración social y carencia de
experiencia. Sobre la semántica de los tiempos históricos de Reinhart Koselleck
(2015):
Los conceptos, en tanto que esquemas de
orientación y de acción para la praxis y la teoría que nos permiten ordenar lo
real, son ya de por sí inestables y requieren de modificación y rearticulación
continua. Y dado que el sujeto es un animal que conceptualiza y que sabe que
tiene conceptos, está igualmente en continua modificación y rearticulación.
Entre la realidad y el registro lingüístico articulado para su comprensión
existe una tensión que no llega a disiparse, que reaparece una y otra vez, y
que conduce a una reconceptualización y reestructuración constante de la
realidad.
En el caso venezolano estamos sometidos a variables
importantes y son, el uso ideológico que el chavismo le dio al lenguaje, al
punto de crear una especie de neolengua que influye en la manera como describimos
nuestra realidad, conceptos como Cuarta República, Justicia Social, Revolución
Bolivariana, Soberanía, Pueblo, Patria Grande, Mundo Multipolar, Hegemonía,
Poder Popular, Felicidad, Patriotismo, Socialismo, entre otras muchas
expresiones, ya vienen recargadas con un contenido altamente manipulado y con
intención de confundir.
La narrativa chavista, su versión interesada de la
historia patria, su manejo de los significados de fechas conmemorativas,
eventos, sucesos, noticias, información económica, índices y la mera
desfiguración que hacen del lenguaje mal hablado, peor escrito y en constante
transformación, nos indican que es intencional la siembra de la confusión
mental entre los venezolanos, les es de gran utilidad que el pueblo no sepa
definir muchos de las medidas y acciones del gobierno, que implícitamente
indican una cosa, pero ellos dicen que hacen otra, es imposible evaluarla
situación del país debido a las falsificaciones y la oscuridad con que se
maneja la información.
Lo que dice el gobierno que ha hecho en materia de
inversión es un claro ejemplo de los desplantes que pretenden acerca de su obra
de gobierno, se publicita la construcción de obras que no existen, se
reinauguran obras ya existentes, se ponen primeras piedras en desarrollos a
comenzar pero que quedan allí, en vallas publicitarias y anuncios, se inflan
exageradamente el número de desarrollos habitacionales, todo, con el propósito
de engañar al pueblo haciéndoles creer que hacen obras pero en realidad son
coartadas para sus robos y actos de corrupción.
Igualmente, las situaciones que se han derivado de
las políticas chavistas nos han conducido por un terreno virgen, inexplorado,
pleno de condiciones económicas y sociales que nunca habíamos experimentado,
que de hecho, ningún país del mundo había vivido, desde un cartel del crimen
gobernando a un país en nombre de la democracia, a unos narcotraficantes y
genocidas interactuando con los países civilizados del mundo en los foros
internacionales en las mismas condiciones de igualdad, un país sometido a
experimentos bio-políticos por parte de un gobierno extranjero, que interviene
en nuestra vida como factor colonialista de una ideología, que lo que busca es
el sometimiento y la esclavitud de los pueblos (es el caso de Cuba, que
publicita ayudas médicas y programas de asistencia de entrenadores deportivos
para introducir tropas y personal de inteligencia en el país).
Esta divergencia impuesta desde el poder hacia el
lenguaje, sumado al dominio hegemónico de los principales medios de
comunicación y del aparato de la educación pública, han logrado en estos veinte
años en crear un verdadero revoltillo mental entre la gente, el común de las
personas abandonaron el rigor mental, la disciplina del pensamiento y se
contentan con los chismes y rumores sin confirmar, en especial a voceros del
gobierno a los que han empoderado de la verdad y del derecho de decir
disparates, como corresponde en un proceso de construcción de un nuevo estado y
un nuevo hombre.
Este gusto por decir cosas sin sentido, obviando la
lógica de la composición gramatical y de la descripción del mundo, descartando la
experiencia y falsificándola con fantasías y “falsos positivos” nos ha
convertido en una sociedad donde abunda la información falsa, los rumores y los
juegos de los múltiples sentidos que tienen las palabras, y esto es así
principalmente en la interpretación de algo tan importante como son las leyes,
que ya nadie sabe lo que significan, todo es dejado a la discreción del
funcionario de turno o a una libérrima interpretación de tribunales dirigidos
por homicidas con prontuario.
Imagine entonces estimado lector, el trabajoso
asunto de poder concretar una diagnóstico de nuestra realidad donde al mismo
momento en que son demolidas nuestras principales instituciones, mientras otras
luchan paralelamente por mantenerse a flote, somos un país en una situación tan
novedosa que estamos creando precedentes en el mundo en las relaciones
internacionales, las palabras genocidios, crímenes en contra de la humanidad,
controles poblacionales, violencia institucional, adquieren nuevos
significados, el totalitarismo está siendo ensayado en agresivas formas,
estamos viviendo bajo dos gobiernos, dos presidentes, dos congresos y un solo
país ocupado por fuerzas extranjeras y rodeado de otras fuerzas extranjeras que
tratan de contener a las primeras.
Mantener la cordura y cierta distancia de los hechos
que nos sacuden en un continuo estacato de situaciones que empeoran nuestra
calidad de vida, en una cascada de consecuencias y alusiones que se derivan en
mas territorios desconocidos; estar en quiebra, al borde de la hambruna,
sufriendo una inflación desbocada que vaporiza en cuestión de horas precios,
sueldos, valor de la moneda, dignidad, seguridad, planificación presupuestaria…
estar sin documentos de identidad a merced de funcionarios que no tienen claro
sus obligaciones, en un país en caos en medio de organizaciones y bloques de
naciones que no se pueden poner de acuerdo sobre como estabilizar a nuestro
país, tratar de sacar algo en claro ante tal avalancha de estímulos y
situaciones contradictorias es simplemente una acción heroica, no perder la cordura
en Venezuela es ya de por sí una victoria.
La gente se aferra a cualquier signo u oportunidad
de seguridad, aunque sea breve, la tranquilidad es un lujo inalcanzable, todos
estamos enervados al máximo, involucrados hasta los huesos, sin posibilidad
alguna de perspectiva, de punto de vista, las cosas suceden en nosotros, con
nosotros, sobre nosotros, contra nosotros, en un alud de imágenes, diligencias,
acciones para la sobrevivencia que resulta un milagro que haya gente capaz de
pensar en algo, de dibujar futuro, de contar con una explicación de cómo carajo
llegamos a esta situación.
Hay una estratagema que pudiera ayudarnos en este
terrible impase, y es el aplicado a las transiciones, cuando un grupo humano
vive en una transición, tal cual los venezolanos lo estamos en experimentado en
carne viva, la única manera de tener algo por verdadero no es el presente sino
el futuro, es decir, esa idea de hacia dónde queremos ir, por lo que debemos
sacrificarnos, por aquello que el resto del mundo pudiera ayudarnos a lograr,
creando esta posibilidad cualquier malestar pudiera pasar como pasajero.
Se trata de un intercambio de ideas, esas
proyecciones a futuro las convertimos en expectativas que de alguna manera nos
compensa la incomprensión del presente y lo pone fuera de su alcance, y con un
poco de suerte y mucho trabajo, pudiéramos hacerlo realidad o como decía
Goethe, estaríamos reescribiendo la historia.
Y con esto, volvemos a la semántica de los tiempos
históricos, si tenemos un proyecto a futuro, si podemos acariciar ciertas
expectativas de un mundo mejor, tenemos que describirlo, conceptualizarlo,
construirlo en el lenguaje, y en medio de un presente turbulento en pleno
desarrollo, lleno de incógnitas y sin
referentes semánticos apropiados, construyamos un futuro estructurado sobre
nuestras expectativas, con ideas hermosas y posibles, imaginemos un país por el
que vale la pena todo nuestro sacrificio, démosle las palabras que lo vistan,
los conceptos adecuados y trabajemos para hacerlo realidad, eso nos dará
material para la vida y la esperanza, se ha hecho antes, bajo múltiples
circunstancias, y funciona. - saulgodoy@gmail.com
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