Y
aquí hablo de hombre o mujer, y me refiero a las cualidades de estadista, de
quien asume la representación de un pueblo, porque una cosa es ser líder y otra
es llegar a calzar los zapatos de un estadista, que no es sólo darle leyes y
normas a un pueblo, sino guiarlo por pasajes turbulentos sin que pierda el rumbo
o perezca en el intento, la cualidad de estadista la da la experiencia y el
estudio sobre los asuntos de estado, es un saber que se aprende en el oficio de
estar al mando.
Y una
de las maneras de llegar a ser un estadista, es estudiando la vida de otros estadistas
para saber lo que hicieron cuando las circunstancias estaban en su contra y
como resolvieron los ingentes problemas de sus pueblos.’
Para
mi gusto Pericles, Alejandro, Cesar, el Emperador Zhu Di de la dinastía Ming,
conforman lo mejor del mundo clásico, tengo mis favoritos de la Edad Media, del
mundo moderno y del contemporáneo que harían una larga lista entre los que incluyo
a mujeres como la reina Isabel de España y a Elisabeth de Inglaterra, al
general Washington en los EEUU y a mi general Páez en Venezuela, por supuesto a
dos de mis favoritos, Churchill y De Gaulle, todos líderes probados en
situaciones límites, que tuvieron que sacar recursos personales en los peores
momentos posibles, en los cuales, otras personas se hubieran derrumbado y sus naciones
sufrido amargas derrotas.
De
las cosas que aprendí estudiando la vida de estos grandes políticos es que
todos estaban por encima de sus propios escrúpulos y limitaciones morales, y que
llegado el momento tomaron decisiones que había que tomar, a pesar de su
disgusto personal por ellas.
La
gran diferencia entre un líder y un estadista radica en que el líder jamás trasciende
de su persona, es él en toda circunstancia, limitado por su esencia moral y
cultural, el estadista debe dar un paso más allá de su propia existencia y
sacrificar su seguridad, salir de su zona de confort por su pueblo y actuar en
territorio desconocido donde los costos por un error son enormes.
Creo
que el Sr. Guaidó, nuestro presidente interino, ha llegado a su límite, no
puede ni quiere ir más allá de sus propias limitaciones y creencias,, sigue
siendo un muchacho no un hombre, sigue siendo un líder, no un estadista.
Sus
posiciones personales privan sobre la situación nacional, eso se ve claramente
con sus opiniones sobre una posible intervención militar extranjera en un país
que ya no da más y empieza a desaparecer en la historia, prefiere la autocomplacencia
o peor, complacer los principios y temores de unos débiles morales que están a
su alrededor asesorándolo, mal aconsejándolo en base a sus propios y mezquinos
intereses políticos, para que no tome las decisiones que ya hace rato ha debido
tomar.
Para
su grupo, los que lo llevaron a su posición de poder, no les importa, el nombre
de ellos no estará escrito en la historia pero el del pobre Guaidó quedará por
siempre como un líder fallido que nunca pudo superar su condición de un “buen
muchacho”.
Sigue
muriendo la gente, sigue el país arruinándose a paso acelerado, siguen algunos
venezolanos respaldando a su líder instantáneo, que son aquellos que ven
nuestro desastre dentro de unos parámetros de tiempo y necesidades que no son reales,
estamos perdiendo al país y el líder va a paso de tortuga, esperando no se sabe
a qué, cubriendo unos requisitos que no existen sino en su mente, importándole
sólo sus particulares prejuicios, no lo lamento tanto por él, que ya será juzgado
por la historia como el joven equivocado para el momento, sino por quienes
vamos a sufrir el colapso del país que somos multitud. -
saulgodoy@gmail.com
Sin negar la instrucción , debe ser acompañada de algo más que eso, de información ....no podemos ocultar que por primera vez en 20 años, tenemos posibilidades de luz, las estrategias son determinantes pero no de dominio público, de lo contrario su efectividad se hace nula. Hay que tener aplomo, para tomar el rumbo correcto sin caer en el vacío sin desperdiciar esta nueva (y mejor ) oportunidad de salir del estigma que sufre nuestra población.
ResponderEliminarEstimado lector(a) estoy de acuerdo con su apreciación, nunca habíamos estado tan cerca de solucionar nuestro problema, a un costo intolerable, pero allí estamos y Guaidó es parte de ello, no le quito su importancia ni su papel relevante en lo que estamos a punto de exdperimentar, solo esperaría un mayor protagonismo y decisión en lo que nos viene, casi que las cosas suceden por inercia y no por una voluntad política asertiva y direccionada.
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