Algo
muy serio y peligroso está ocurriendo en la oposición, supuestamente
democrática, que nos representa en la Asamblea Nacional; un nutrido grupo de
analistas ha estado describiendo, desde distintos ángulos, el problema y
dándonos sus opiniones sobre lo que parece ser una rebelión, un acto de
independencia de un grupo de parlamentarios al mandato del pueblo al que se deben.
Aunque,
en el otro extremo de esa oposición, el grueso de la gente, la que está en la
calle, la del hombre y la mujer de a pié, que todavía están aquí luchando y
padeciendo lo que nos queda del país, esa mayoría que finalmente es la que
cuenta al momento de solucionar nuestra crisis o hundirnos en las tinieblas y
la desesperación, esos conciudadanos no se están dando cuenta de que sus parlamentarios
los están traicionando tratando de llegar a términos con las mafias chavistas,
mientras ellos se encuentran en pleno romance con la figura de Juan Guaidó,
como el nuevo líder que ha aglutinado las esperanzas de nuestro pueblo por un
cambio y salida de nuestros problemas.
El
Sr. Juan Guaidó, perteneciente al partido Voluntad Popular, es actualmente el
presidente de la Asamblea Nacional y también, el presidente interino del país,
debido a circunstancias extraordinarias.
Nicolás
Maduro, el representante del chavismo y el agente del castrocomunismo cubano en
nuestro país, ha cesado en sus funciones como presidente de la república, de
acuerdo a nuestras leyes, pero pretende seguir usurpando el cargo, a raíz de
unas elecciones no reconocidas, ni por el pueblo ni por la Asamblea Nacional ni
por una buena parte de la comunidad internacional, por haberse cometido fraude,
pero apoyado por las armas de los militares.
Maduro
no acepta la invalidación de las elecciones y pretende seguir en funciones; de
hecho, sigue tratando de llevar su gobierno como si nada hubiera sucedido,
incluso acelerando la instauración del estado comunal, que nadie sino Cuba
quiere, pero una buena parte de los países del mundo no lo reconoce como
presidente; lo cual ha degenerado en la particular situación de que el país
cuenta con dos gobiernos, uno legítimo, y el otro de facto.
Todo
esto sucede en medio de una de las crisis económicas y sociales más pavorosas
de nuestra historia, provocada por la imposición del gobierno de Maduro del
llamado Socialismo del Siglo XXI, que es una fórmula de gobierno desarrollada
en Cuba y dirigida por ese gobierno extranjero, para imponer el comunismo en
Venezuela.
Luego
de veinte años de gobierno de gobierno chavista, que en realidad no se trata de
otra cosa que de un operador político, actuando como autoridad colonial de Cuba,
y representada primero, por el presidente Hugo Rafael Chávez, y luego de su
asesinato, de manera consular por su agente, el ciudadano indocumentado,
probadamente de origen colombiano, pero con documentación de identidad falsa,
el Sr. Nicolás Maduro Moros.
Venezuela,
por todos es conocido, atraviesa por una de las peores crisis humanitarias del
mundo, con graves síntomas de hambruna, enfermedades y desplazados, producto de
la condición de estado fallido que han provocado los gobiernos chavistas, entre
otras causas por la altísima corrupción imperante en el gobierno, la
destrucción sistemática de su aparato productivo y la violencia a granel
desatada en el país.
Los
organismos mundiales, que velan por la paz y el orden, están a la espera de
ingresar al país, para asistirlo con ayuda humanitaria urgente, para aliviar el
sufrimiento de la población, pero esto no ha sido posible pues el gobierno
impuesto por Cuba, representado por Maduro, no acepta que la crisis exista e
impide el ingreso de la ayuda humanitaria, agravando de esta manera el
sufrimiento de la población y provocando un deterioro general de la situación
política en la región.
En un
acto de estrategia política para aliviar la presión a la que está siendo
sometido, y acosado por una serie de investigaciones y acusaciones por violar
derechos humanos fundamentales, Maduro decidió permitir la entrada de parte de
la ayuda por medio de la Cruz Roja de Venezuela, acción esta que no se sabe si
podrá ser monitoreada y debidamente auditada para que esos medicamentos y
alimentos no sean comerciados en el mercado negro o peor, consigan salir del
país hacia Cuba.
Un
importante grupo de socialistas demócratas venezolanos, en el seno de la
Asamblea Nacional, no está haciendo su trabajo de utilizar todas las vías y
maneras posibles para salir del régimen usurpador de Maduro, el núcleo más
importante de estos parlamentarios, no quieren, por preferencias personales,
por ideología, por falsos prejuicios, que los EEUU, Colombia y Brasil
intervengan militarmente en nuestro país, negando el pedimento formal para esta
solución, y están tratando de llegar a un acuerdo de elecciones con el
chavismo, aún en contra de la opinión mayoritaria de los venezolanos.
Esta
clara violación al mandato popular de que se encuentre la manera de solucionar
la terrible situación humanitaria que sufrimos en el país, está siendo
desobedecida por nuestros representante al negar la aplicación de ciertos
artículos de la constitución que permitirían tal intervención, este desacople
de nuestros supuestos representantes con nuestro mandato ciudadano de romper,
de manera clara y definitiva, con el chavismo y negarle cualquier posibilidad
de acceder al poder, este intento irresponsable de llegar a un supuesto
co-gobierno con los cubanos, le está produciendo daños a la imagen y la
credibilidad del Sr. Guaidó, quien insiste en aparecer como persona imparcial y
líder de todos los venezolanos; pero claramente se ve que sus posibilidades de
accionar son limitadas, que están sujetas a una serie de acuerdos secretos.
Todos
los nombramientos de funcionarios del gobierno de Guaidó obedecen claramente a
esos pactos entre los partidos socialistas; es por ello que, tanto en Houston
como en New York, pululan los dirigentes izquierdistas, que no pueden disimular
su disgusto con la posición del gobierno de Trump y, en vez de ocuparse de
solucionar los problemas del país, se descubre en operaciones para fortalecer
sus bases económicas y políticas, sobre todo en los asuntos petroleros, con
miras a que piensan serán muy pronto gobierno electo y en funciones, y
necesitan sus cofres llenos.
Sabiendo
todo esto, esa gran mayoría venezolana debería hacer varias cosas en mi humilde
opinión: la primera es seguir apoyando a Guaidó, pero conscientes de su
naturaleza, y enterados de su plan de que el socialismo continúe como forma de
organización social y política en el país, estar en guardia y a la defensiva de
estas intenciones de los socialistas de continuar en el poder, tomar una
actitud más responsable y no dejarse llevar por sentimentalismos con respecto a
Guaidó, quien efectivamente está sustentando su popularidad en una campaña para
ganarse el apoyo de los venezolanos dirigida al corazón de su público diseñada
de esta manera por sus expertos de mercadeo político.
Segundo,
no permitamos que el partido Voluntad Popular y sus socios de Primero Justicia,
Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y todos esos partidos socialistas, que se
han agarrado la Asamblea Nacional para adelantar sus intereses, nos utilicen
como tontos útiles; si Guaidó es el hombre del momento y debemos apoyarlo pues
habrá que hacerlo para remover a Maduro, pero no acompañarlo mas allá por esa
ruta al socialismo.
Tercero,
debemos identificar en el mundo político venezolano quienes son los que se
oponen al socialismo y quienes ofrecen una opción viable hacia el capitalismo,
el libre mercado y la libertad, una vez identificado, sumar todos los apoyos
posibles para llevarlos al poder y contrarrestar la fatal tendencia en la que
va encaminada el país.
Cuarto,
rechazar de manera pública, agresiva y contundente cualquier intento de
negociación con el chavismo, propuesta por interesados en esa tendencia, entre
quienes se encuentran los pacifistas usuales, los “tolerantes democráticos”,
entre ellos muchas figuras de los medios de comunicación y personas con
influencia social, los representantes de la iglesia, y todo ese Frente Amplio,
que no es otra cosa que un nido del chavismo light.
Los
memes que la oposición izquierdista nos ha obligado a tragar, “sumar y no restar”, “la unidad al costo que sea”, “la solución si no es pacífica no es
solución”, “En Venezuela cabemos
todos”, deberían ser revisadas con espíritu crítico ya que detrás de ellos
hay todo un programa de promoción del socialismo, de conformismo y
colaboracionismo justamente con los comunistas, y con toda la intensión para
que el país se nos llene de delincuentes y sociópatas para hacerlo ingobernable.
A
todas estas, hay una parte importante de la oposición que no quiere saber de
críticas, ni de reclamos, ni observaciones sobre el desempeño de nuestros
políticos, cuando alguien hace un comentario sobre algunos de estos personeros
públicos, que son hombres y mujeres que han escogido voluntariamente ese
camino, y que sus actuaciones y discursos están a la orden de la sociedad que
dicen representar.
Estos
representantes políticos se disgustan y se victimizan porque no les gusta que
los emplacen ni los corrijan y menos aún que los contradigan, en nombre de una
mal entendida ética del trabajo político, ellos son supuestamente quienes
arriesgan el pellejo, quienes se exponen a la opinión pública, quienes hacen el
trabajo que nadie más está dispuesto hacer, ese es un argumento falaz.
Lo
peor es que tienen a unos “groupies”
o seguidores que les hacen barra desde las redes sociales y mandan a callar a
los críticos tildándolos de enemigos y traidores de la democracia por hacer
comentarios sin bases ni argumentos en contra de sus líderes, pues siento decirles,
en una verdadera democracia los políticos deben defenderse y responder a
cualquier señalamiento que se les haga, aún aquellos que no tengan sustento, la
naturaleza de un político es defender sus posiciones, no ocultarse detrás de
sus “fans” para no responder sobre
sus actuaciones.
Los
políticos hacen su trabajo porque ellos así lo escogieron y haciéndolo,
asumieron todos los riesgos y beneficios de la profesión, como cualquier otra,
y hay algunos malos políticos que aún haciéndolo pésimamente mal, traicionando
la confianza de sus electores, engañando vulgarmente a la inteligencia humana,
degradándose, chapoteando en la corrupción y en la desinformación, cuando
alguien los critica reaccionan como si los hubieran insultado, y algunos de sus
seguidores más furibundos alegan que son injustamente atacados y le piden a sus
críticos que se censuren, que no opinen ni ejerzan el derecho que tienen a
pronunciarse sobre sus actuaciones, que por ser políticas, afectan la esfera de
muchas personas, de una comunidad, de un país.
Esos
políticos que no les gusta que se les critique, que se hable mal de ellos,
están ocupando unos “espacios” de los cuales no quieren salir, a pesar de sus
fracasos, ideas equivocadas y hasta crímenes, pretenden seguir atornillados a
sus puestos y no brindarle la oportunidad a otros que si quieren hacerlo bien,
los partidos políticos los mantienen allí porque están cumpliendo órdenes, de
modo que no se trata de gente indefensa que se están “sacrificando” por
nosotros y sufriendo “injustos” ataques por parte de unos radicales, son parte
de una mafia política que hay que erradicar para poder adecentar la
intermediación entre los ciudadanos y el poder.
Esos
políticos son en mayor parte socialistas, tienen la piel muy fina para las
críticas y no aceptan argumentos en contrario sobre sus ideas y actuaciones
porque creen que están salvando al mundo, porque la gente debería estar
agradecida de que ellos existan y por si no lo sabían, no hay peor daño que se
pueda hacer a una comunidad que silenciar las opiniones que critican y le
reclaman a sus políticos un recto proceder, porque sin reclamos dejan de ser
políticos y se convierten en mafiosos.
La
verdadera oposición democrática venezolana debería manifestarse contra del
socialismo como opción de gobierno por todos los medios, y pronunciarse a favor
de una intervención militar multinacional en nuestro país para asegurar la
correcta distribución de la ayuda humanitaria; el primer paso es muy claro, y,
si el gobierno accedió a que entrara, se debe supervigilar esta entrega para
asegurar que llegue a donde se necesite, que no se utilice la ayuda con fines
políticos y de chantaje, todo lo que distraiga de este cometido debe ser
rechazado, nuestro plan debe ser ir abarcando nuestros problemas uno por uno,
sin atorarnos, pero con pie de plomo y contando con nuestros hermanos
norteamericanos que sufren de las mismas amenazas y peligros que nosotros, sólo
que ellos están mejor preparados en afrontarlas.
En
cuanto a la reconstrucción del país, tanto en su infraestructura y servicios,
sobre todo los servicios generales básicos como electricidad, agua, salud,
transporte, reactivar de inmediato el aparato productivo principalmente el
agroalimentario, de igual manera debe rescatar sus instituciones democráticas,
el gobierno de transición debe poder operar sin problemas para designar
funcionarios en los cargos que tienen sus períodos vencidos, para exigir
rendición de cuentas de los que abandonan los cargos, para reestructurar el aparato
burocrático sobre todo en el área judicial y electoral, debe poder dirigir con
absoluta obediencia a su mandato todo el aparato de seguridad del estado,
incluido el sector militar.
Por
último y quizás el paso más importante de este pasaje de la transición, es
preparar al país para unas elecciones generales al menor tiempo posible para
estabilizar nacional e internacionalmente la legitimidad y representatividad
del gobierno de los venezolanos, y será en este momento en que vuelva a ejercer
la soberanía que el socialismo revolucionario le robó. -
saulgodoy@gmail.com
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