El azar mismo fluye en toda
avenida de sentido: es de todas las cosas la más entremetida. Que es absoluto y
constituye la más manifiesta de todas las percepciones intelectuales. Que es un
ser vivo y consciente, es lo que toda la estupidez correspondiente al
raciocinio no podrá negar con todo su atrevimiento.
C.S.
Peirce
Jorge
Luis Borges tiene un cuento titulado La
Lotería en Babilonia y trata de una fantástica institución donde todos los
elementos y eventos del universo son sometidos a sorteo y determinados por el
azar, el profesor Carlos J. Alonzo de la Universidad de Pennsylvania, en su
artículo Borges y La Teoría (2005),
nos dice de esta narración lo siguiente:
“La lotería en Babilonia” propone un
mundo fantástico en que, lenta y casi imperceptiblemente, la causalidad es
reemplazada como primer principio motor del universo por el azar, un juego
conceptual particularmente afortunado, pues el primero de los términos,
causalidad, es casi idéntico a su opuesto en español, casualidad. A pesar de lo
mucho que se haya insistido, este cuento no trata de argüir a favor ya sea del
Azar o de la Casualidad como principios determinantes del universo, sino
mostrar que es posible sustituir la causalidad por su opuesto absoluto—la
casualidad—y aún vislumbrar el universo como ordenado por un primer principio,
independientemente del hecho de que proponer la casualidad como primer
principio motor pone en jaque precisamente el concepto de un primer principio
motor, es decir, la postulación de un agente absoluto de causalidad y propósito
teleológicos. El mundo que presenta “La lotería en Babilonia” es un sin sentido
lógico; pero lo que importa es que ese mundo se puede concebir y describir, a
pesar de ese dislate fundamental.
Y es justamente lo
que hace el autor de origen libanés Taleb Nassim Nicholas en su ya legendario
libro El Cisne Negro, el impacto de lo
altamente improbable (2007) el cual lo resume de la siguiente manera:
En este ensayo
(personal), yergo la cabeza y proclamo, en contra de muchos de nuestros hábitos
de pensamiento, que nuestro mundo está dominado por lo extremo, lo desconocido
y lo muy improbable (improbable según nuestros conocimientos actuales), y aun
así empleamos el tiempo en dedicarnos a hablar de menudencias, centrándonos en
lo conocido y en lo repetido. Esto implica la necesidad de usar el suceso
extremo como punto de partida, y no tratarlo como una excepción que haya que
ocultar bajo la alfombra. También proclamo con mayor osadía (y mayor fastidio) que,
a pesar de nuestro progreso y crecimiento, el futuro será progresivamente menos
predecible, mientras parece que tanto la naturaleza humana como la «ciencia»
social conspiran para ocultarnos tal idea.
Lo “altamente improbable” no es otra cosa que un evento azaroso
extremo, el cual cambia las condiciones de la normalidad en el curso de una
actividad que se espera permanezca constante o con mínimas variaciones.
El libro fue considerado en su momento uno de las más importantes
contribuciones al pensamiento y su autor tenido como un genio, que sin duda lo
era, por lo menos para cierta crítica, se convirtió en un bestseller y le dio a su autor fama y dinero, aunque aparentemente,
ya Taleb había amasado una pequeña fortuna en su profesión como analista de riesgos
para firmas de inversiones y bancos.
Taleb es un actuario y matemático financiero, profesor en reconocidas
universidades en Ingeniería del Riesgo, fue durante algunos años corredor de
bolsa y luego consultor para importantes instituciones financieras alrededor
del mundo, aunque según confiesa, siempre quiso ser filósofo, un hombre
cosmopolita, vástago de una importante familia en su Líbano natal, políglota y
de una vasta cultura, se ha convertido en una estrella en ese mundo de las
altas finanzas, al punto de ser uno de los invitados a la reunión en Davos en
2009.
Pero ¿Qué es un cisne negro? Permitamos que sea el mismo Taleb Nassin
quien nos lo explique:
Antes del
descubrimiento de Australia, las personas del Viejo Mundo estaban convencidas
de que todos los cisnes eran blancos, una creencia irrefutable pues parecía que
las pruebas empíricas la confirmaban en su totalidad. La visión del primer
cisne negro pudo ser una sorpresa interesante para unos pocos ornitólogos (y
otras personas con mucho interés por el color de las aves), pero la importancia
de la historia no radica aquí. Este hecho ilustra una grave limitación de
nuestro aprendizaje a partir de la observación o la experiencia, v la
fragilidad de nuestro conocimiento. Una sola observación puede invalidar una
afirmación generalizada derivada de milenios de visiones confirmatorias de
millones de cisnes blancos. Todo lo que se necesita es una sola (y, por lo que
me dicen, fea) ave negra. Doy un paso adelante, dejando atrás esta cuestión
lógico-filosófica, para entrar en la realidad empírica, la cual me obsesiona
desde niño. Lo que aquí llamamos un Cisne Negro (así, en mayúsculas) es un
suceso con los tres atributos que siguen. Primero, es una rareza, pues habita
fuera del reino de las expectativas normales, porque nada del pasado puede
apuntar de forma convincente a su posibilidad. Segundo, produce un impacto
tremendo. Tercero, pese a su condición de rareza, la naturaleza humana hace que
inventemos explicaciones de su existencia después del hecho, con lo que se hace
explicable y predecible. Me detengo y resumo el terceto: rareza, impacto
extremo y predictibilidad retrospectiva (aunque no prospectiva). Una pequeña cantidad de Cisnes Negros explica
casi todo lo concerniente a nuestro mundo, desde el éxito de las ideas y las
religiones hasta la dinámica de los acontecimientos históricos y los elementos
de nuestra propia vida personal. Desde que abandonamos el Pleistoceno, hace
unos die.7 milenios, el efecto de estos Cisnes Negros ha ido en aumento. Empezó
a incrementarse durante la Revolución industrial, a medida que el mundo se
hacía más complicado, mientras que los sucesos corrientes, aquellos que
estudiamos, de los que hablamos y que intentamos predecir por la lectura de la
prensa, se han hecho cada vez más intrascendentes.
Lo más importantes de la tesis de Taleb es que nosotros los humanos construimos
una versión de la realidad en donde obviamos a los Cisnes Negros, que tal como
los presenta nuestro autor, son determinantes en el curso de la eventos que
afectan nuestras vidas, por ello cada vez que aparecen el mundo nos cambia,
generalmente para mal pues no estábamos contando con ellos, pero a veces tienen
su efectos positivos como en el caso de los grandes descubrimientos científicos
que se hacen fuera de los métodos y protocolos de los procesos de
investigación, o esos golpes de suerte que de la nada nos empapa la fortuna con
sus regalos.
La argumentación de Tale es bastante original, recurriendo a su
experiencia personal nos presenta como la guerra del Líbano, que afectó de
manera profunda la vida de su familia y de todos los habitantes de su país, fue
causada por un Cisne Negro que apareció de la nada e incitó un conflicto armado,
o el crack financiero de 1987 que dejó a tanta gente arruinada y al sistema
financiero de rodillas, todo por un evento que nadie vio venir.
De hecho- nos dice Taleb- los cambios fundamentales en la vida de las
personas y las sociedades están signadas por la aparición repentina de algún
Cisne Negro, lo que sucede que nuestra cultura, educación y tendencia natural
es la de darle un orden artificial aun mundo en caos, esto para poder
sobrevivir y encontrar cierta seguridad en nuestras vidas, de allí toda esa
armazón de teorías que desde los tiempos de Platón hemos construido para
explicarnos el mundo, que lo que hacen es “protegernos” de los Cisnes Negros.
Eso explica porque las personas que trabajan con el caos y los riesgos,
que estudian el desorden y los cambios inesperados, tienen unas ventajas que el
resto de los mortales no tenemos, y por lo cual sus asesorías son tan bien
pagadas, algunos nos preparan para que no nos afecten dichos cambios, otros como
Taleb, se las han ingeniado para aprovechas a los Cisnes Negros y sacarles
provecho, lo que no es tarea fácil, y en el mundo de la inversiones y de las
grandes apuestas ese conocimiento es altamente apreciado, el estar preparado
para los cambios repentinos y sin aviso, vale oro.
En nuestro caso, Venezuela, la aparición de Hugo Chávez y el Socialismo
del Siglo XXI en nuestra vida como nación fue un Cisne Negro, muy poca gente
estaba preparada para su impacto, razón por la cual estamos en la situación de
postración en las que nos encontramos, aunque hubo un ínfimo porcentaje de
personas que se beneficiaron de ello, la recompensa para los ganadores fue
gigantesca, pero fue a costa de la vida y sufrimiento de mucha gente, todavía
lo es.
Sin dudas al respecto recomiéndola el libro de Taleb, es de lectura
grata y sobre un tema muy interesante, Tareb es una de esas personas con las
que me gustaría compartir una buena conversación con un buen vino, pero tendría
que ser él quien pagara la cuenta, ya que por mi lado un Cisne Negro me dejó
desplumado, tengo en fila otro de sus libros, esta vez sobre filosofía, El lecho de Procusto, aforismos filosóficos
y prácticos (2010), tan pronto lo lea les tendré informados, hasta la
próxima. - saulgodoy@gmail.com
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