miércoles, 5 de junio de 2019

Cambiando estrategias



Hay una conseja popular que dice que no se debe cambiar de montura vadeando un río, y yo agregaría, al menos que sea el caballo la causa de mi temor a ahogarme, y es lo que nos está sucediendo con Juan Guaidó y sus muchachos de Voluntad Popular y partidos conexos, se pusieron nerviosos en el medio del río y no están nadando para llegar a la otra orilla, sino pateando con la corriente directo a los rápidos, las piedras y el desastre.
Los muchachos de la Asamblea Nacional son en su mayoría unos socialistas, con sus gríngolas bien caladas que les impiden ver lo que les viene, nunca estuvieron contentos con la compañía de los norteamericano por todo ese veneno comunista que nos ha inyectado la izquierda decimonónica desde que tenemos uso de la razón, “Los gringos son malucos, no hay que confiar en ellos” y prefieren entregarse a la compañía de los rojos, que en su primitiva concepción ideológica, son los buenos.
El socialismo y el comunismo son parte de esas ideas llamadas universalistas, que necesitan de los pueblos a que renuncien a su nacionalismo y su cultura que los determina como diferentes a los demás, para entregarse de lleno a una integración global, a una colmena de pueblos iguales comulgando en creencias de solidaridad y colectivismo que los llevarán a la utopía de un Nuevo Orden Socialista Mundial.
Fidel Castro mareó a Chávez con la idea de La Patria Grande, de hacernos uno con los pueblos oprimidos por el imperialismo y el capitalismo, Maduro anda detrás de esa idea de las naciones que están luchando por liberarse del yugo de los mercados y el consumo, y a Guaidó le dio por integrarse a una liga de naciones socialistas que buscan un mundo más bonito y aparejado a la Justicia Social.
Al momento de buscar aliados, Guaidó prefirió a los europeos, que en realidad pueden hacer muy poco por nuestro país, entre otras cosas porque están muy lejos, no tienen los recursos, y sufren su propios e ingentes problemas de autodeterminación, lo máximo que pueden hacer, lo están haciendo: hablar, negociar, tranzar.
Guaidó prefirió la ayuda de los socialistas europeos porque su partido siempre ha tenido ese cordón umbilical con las organizaciones socialdemócratas y social cristianas de ese continente, el hecho de que el padre de Leopoldo López, fundador del partido Voluntad Popular, sea hoy un flamante parlamentario en España confirman esos lazos de afecto e ideológicos.
Uno de los problema que tienen los socialistas europeos con su relación con Venezuela es precisamente Cuba, Europa siempre ha admirado al régimen de fuerza instaurado por Fidel Castro, por sus lazos culturales que tuvieron y conservan, pero por sobre todo por una cartera de inversiones importantes en los ramos del turismo, la hotelería, puertos, energía e infraestructura, y a la cual no quieren afectar debido a las pingues ganancias que le producen, y uno de sus grandes dolientes es precisamente el Vaticano, que por medio de su banco, y a través de corporaciones españolas e italianas, tiene en juego unos recursos importantes en la isla.
Pero para los socialista europeos este conflicto de intereses se resuelve igual en una mesa de negociación, no hay nada que no se pueda resolver cuando la gente decide conversar, y esto de parlar es importante para Guaidó y su grupo, pues pertenecen a esa estirpe de políticos de moral y principios relativos que apuestan en una mesa de negociaciones lo que sea para conservar sus “espacios”.
Hay dos razones importantes por las que los socialistas venezolanos se han hecho con tanto poder en el seno de la Asamblea Nacional aún a pesar del desastre que el socialismo ha causado a lo interno y a lo externo de nuestro país, la primera razón es que nuestra gente en una gran mayoría pareciera seguir gustándole el socialismo, llevamos 60 años de hegemonía socialista en el país y el cerebro del venezolano  está programado para sentirse feliz ante esta ideología para borregos.
La segunda razón es que nuestros socialistas endógenos “hicieron su agosto” con la tendencia unitaria, gracias a esa mal entendida y peor aplicada idea de unidad, se han hecho con la mayoría de los cargos en la Asamblea Nacional y se han posicionado como la fuerza política más representativa del país, fue gracias a esas listas, tarjetones únicos, coaliciones unitarias que los socialistas se han enquistado como un tripanosoma crucis en nuestras vísceras, esa fue una de las razones por las cuales un desconocido (hasta hace seis meses) como el Sr. Juan Guaidó es hoy nuestro presidente en transición.
Y cuando hoy, luego de medio año en esta nueva etapa de transición hacia la democracia no vemos una solución a nuestros problemas a la vista, nos damos cuenta de que nada ha cambiado, todo sigue igual y los venezolanos seguimos muriendo y padeciendo al usurpador en el poder, el único que ha hecho algo importante son los EEUU por medio de las sanciones que le ha impuesto el Sr. Trump al chavismo, pero permanece inamovible ¿Porqué?
Los EEUU están llevando a cabo un cambio profundo en su manera de ser y de actuar, son cambios importantes que están afectando los equilibrios y balances políticos en nuestro planeta, importantes autores de ciencia políticas nos advierten que desde hace ya algunas décadas los norteamericanos se están replegando para dentro de sus fronteras y áreas de influencia, la tendencia a la globalización dejó de ser un objetivo de la política exterior de Washington, el llamado de sus tropas a sus bases de origen, la no injerencia en conflictos lejos de sus tierras, la inversión doméstica, la creación de empleos y oportunidades dentro de su propio país, son las señales de un nuevo nacionalismo y autodeterminación.
John Mearsheimer de la Universidad de Chicago considera que los norteamericanos han caído en cuenta que una mejor vida no se logra promocionando la democracia y las libertades por el mundo, predicando las bondades del libre mercado o defendiendo a capa y espada el derecho de la autodeterminación, se les ha vendido por mucho tiempo que el liderazgo global traía grandes ventajas, se han dado cuenta que no es así, que es mejor hacerse fuertes a lo interno, cultivar sus propias ideas de una mejor sociedad, atender primero sus asuntos y seguridad que la de los demás.
Justo en ese momento empieza el derrumbe del régimen chavista y de la hegemonía cubana, y el gobierno del Sr. Trump estaba, a pesar de lo anteriormente expresado, dispuesto a ayudar a Venezuela y partir lanzas por nuestra gente, pero aparecieron los muchachos socialistas de Voluntad Popular y partidos conexos con sus ideas universalistas y colectivistas, y pretendieron, como es su estilo, negociar con poca claridad y honestidad con los norteamericanos y estos, al ver la falta de seriedad de Guaidó, su preferencia por la salida consensuada, decidieron abrir un compás de espera, mantener en observación a nuestros socialistas y esperar.
Mientras los norteamericanos se bañan en aguas del realismo político poniendo en orden sus prioridades nacionales, los venezolanos estamos embarcados en una idealismo a ultranza, persiguiendo una utopía con el Nuevo Orden Internacional, teniendo como meta pertenecer a una comunidad de naciones multipolar, postcolonialista y multiculturalista, unos objetivos con un tufillo fuertemente neochavista.
Afortunadamente para nuestro país, el asunto Venezuela continúa siendo un delicado escenario para la seguridad de los EEUU, no pueden simplemente darle la espalda, pero si crea cierto malestar la actitud de nuestros chicos socialistas de tomarle el pelo a los gringos, de pretender estar de acuerdo con ellos y sacarles negociaciones en Oslo del bolsillo, de marearlos con esperar por el Grupo de Contacto y el Grupo de Lima, mientras el Comando Sur espera.
Y allí continúan, en vez de tener un agresivo lobby de gente capaz y conocedora de la cultura y la política norteamericana abogando por nuestro país y por una salida rápida a nuestro problema, en vez de tener profesionales en Washington que por lo menos conozcan el idioma y que entiendan lo que sucede en su entorno, los cambios que se están sucediendo, prefirieron nombrar a Julio Borges y a Carlos Vecchio como nuestros representantes estrellas, que lo que han hecho es tenderle la alfombra roja a los negociadores europeos, y retardando la intervención militar humanitaria en nuestro país, en vez de estar haciendo visitas y sosteniendo conversaciones de alto nivel con la Casa Blanca, prefieren perder el tiempo con actores secundarios.
En el ínterin, los venezolanos siguen sufriendo, mucho de ellos, los más inocentes, muriendo, y la hambruna se cierne amenazante sobre el país mientras Guaidó sigue armando sus templetes y convocatorias de calle para bailar y decirnos las mismas sandeces, que vamos bien.
Yo creo que llegó el momento de cambiar de montura, no importa que estemos en el medio de un río crecido, la corriente nos arrastra y podemos perder el país.  –   saulgodoy@gmail.com





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