jueves, 27 de junio de 2019

Venezuela, un tablero para guerras híbridas



El objetivo de toda guerra es ganarla, el único sentido que tiene toda la movilización de recursos, personal, esfuerzo y dinero es derrotar al enemigo, y para hacerlo “vale todo”, aparentemente las reglas de etiqueta en los encuentros bélicos quedaron en el pasado, privan todavía algunos compromisos de carácter humanitario, pero tampoco son muy respetados.
El problema real de las nuevas guerras consisten en que son multifacéticas, polemológicas le dicen algunos académicos, y no sólo se circunscriben al enfrentamiento armado sino que hacen uso de otros recursos entre ellos, los conocidos como “cinéticos y no cinéticos”, algo así como pasivos (operaciones psicológicas), o activas (movilizaciones de componentes armados para hacer contacto con el enemigo), la intervención de sistemas automatizados de los servicios del estado (bases de datos, electricidad, comunicaciones), el flujo de noticias, e incluso el clima social de un país (seguridad, abastecimiento, movilización), lo cual complica de manera importante el concepto y el manejo de una guerra.
Venezuela está en guerra, que de eso no le quepa la menor duda a nadie, somos el escenario de una guerra híbrida en la que se están utilizando elementos ya probados en otros escenarios, y se están experimentando con nuevas formas de confrontación, nuevas armas no convencionales que incluyen, así suene exagerado, armas diplomáticas, legales, argumentales (de discursos), de propaganda, de información (noticias falsas y reales, interpretaciones de hechos), económicas (jugar con el precio de los alimentos) y hasta morales (¿Eres un patriota o un traidor?).
De hecho tenemos un duelo en los principales organismos de representación de naciones, mundiales, regionales y sectoriales, en cuanto al reconocimiento de los legítimos representantes de Venezuela, hay una guerra diplomática cruenta sobre qué bando, si los de Guaidó o Maduro, tiene el poder de lograr compromisos y acuerdos internacionales, es notorio como ciertas instituciones y algunos funcionarios están claramente alineados con los intereses del comunismo internacional, lo mismo sucede con los medios de comunicación de alcance global y hasta con algunos tribunales internacionales.
Pero el grueso de las guerras híbridas se confrontan con: ejércitos convencionales, grupos subversivos y paramilitares, grupos terroristas, campañas de desinformación, inteligencia subversiva, ataques cibernéticos, sabotaje, apoyos políticos a grupos separatistas y otros grupos opositores al gobierno (o contrarios a la oposición) y favorables al atacante, el uso de mafias y carteles del crimen para el control de una actividad o territorio, todo esto de manera conjunta, coordinada y simultánea, es por ello que este tipo de guerra necesitan de tanques de cerebros (think tanks) con especialistas en cada área y un Centro de Comando y Control multipropósito, que mueva todas estas operaciones de manera ordenada y eficiente en tiempo real.
Estas diferentes actividades han borrado los límites de los conceptos de guerra, algunos, como los británicos se inclinan por categorizarla dentro de las llamadas “guerras irregulares”, los australianos aunque no tienen claro donde ubicarla, le dicen guerra no convencional, son de los que más la han estudiado y se han preparado para detectar y medir este tipo de amenazas (esto, por la cercanía e influencia de China en su espacio geopolítico y la capacidad de éste país para intervenir, la economía, la emigración de sus nacionales y el ciberespacio).
La NATO ya tiene manuales que identifican estas guerras y procedimientos para combatirlas, las escuelas militares continentales en Europa, sobre todo la de los países nórdicos y de los Balcanes, tienen think tanks ocupados en el asunto y publicando estudios especializados sobre el tema, los países del Medio Oriente, que han sido y son escenarios de estas guerras, se están preparando para resistir sus embates, Brasil y Colombia que están sufriendo de algunas de sus manifestaciones son en Latinoamérica los que están más interesados en ocuparse en construir defensas contra ella, pero somos nosotros los venezolanos, los que estamos sufriendo una de las guerras híbridas más avanzadas del planeta y ni cuenta nos damos, todavía estamos esperando el desembarco de los Marines y “la plomamentazón” entre los bandos, cuando en realidad estamos sufriendo la guerra híbrida más dura, la más larga, la más complicada que se está librando en el planeta.
Es la más complicada porque fue parte de la estrategia de Chávez abrirla para que entraran en conflicto diversos intereses mundiales, que no fue el interés de Fidel Castro ni de los rusos, quienes querían conservarla confinada en un pequeño grupo, hasta tener a varios gobiernos de la región comiendo de la mano, cosa que lograron, y perdieron por errores políticos, se habían aprovechado que el interés de Washington estaba concentrado en otros puntos calientes del planeta en su guerra en contra del terrorismo, y habían descuidado a Latinoamérica.
La guerra híbrida que se abate sobre nosotros es tan complicada que hasta grupos terroristas islámicos están metidos en nuestro país hasta las narices, la participación europea ha puesto el caldo “morao” en las negociaciones con el dictador Maduro, entre otras cosas,  porque el viejo continente sufre su propia guerra híbrida y en pleno desarrollo, aparte de la invasión islámica que enfrentan, lo que sucedió en Ucrania no para allí, la influencia Rusa se está abriendo camino para fomentar sus intereses energéticos y del crimen organizado, los chinos están haciendo presencia en la economía de la UE cada vez con mayor profundidad, el que haya llegado un tren expreso de carga de Pekín a Madrid, dice mucho de la “conectividad” con el gigante asiático, parte de su Iniciativa del Cinturón o de la nueva Ruta de la Seda, como también se conoce, que les permitirá expandir su economía e influencia en occidente.
Las desavenencias de los EEUU con los países europeos por los asuntos de seguridad, inversiones militares y tarifas para sus productos, especialmente los automóviles, no está resuelto, y explica como los socialistas europeos están utilizando el asunto venezolano como carta para presionar a Washington para nuevos acuerdos, los europeos necesitan mantenerse bajo el paraguas de seguridad norteamericano sin que implique tener que “desviar” recursos para fortaleces sus propios ejércitos.
Y por favor, no vayan a creer que se trata del petróleo y de nuestros otros recursos que nos hacen un botín codiciado para tanta gente, es nuestra posición geoestratégica, tan cercana a los EEUU y en el ombligo del continente, lo que nos hace tan atractivos a los poderes mundiales en conflicto, quien domine Venezuela tendrá el control efectivo de un área de tránsito fundamental en el mundo.
Los rusos no se van a dejar quitar por las buenas la oportunidad de tener una plataforma operativa en nuestro país en contra de su archienemigo, los chinos son más misteriosos, pero sin duda tienen resentimientos en contra del gobierno norteamericano por el daño que le está causando a su economía y su avance de dominación tecnológica.
Pero el asunto se complica todavía más, tomando en cuenta que una parte esencial de las guerras híbridas consiste en la utilización de la población endógena del país objetivo, para la defensa o el ataque de las ideas, blancos, intereses que se encuentran en juego, tratar de influenciar y manipular la opinión pública para que actúen a favor de asegurar la victoria, bien sea por medio de movimientos de resistencia, golpes de estado o guerra civil, para ello se utilizan avanzadas herramientas de Operaciones de Información con las cuales modifican la percepción de la realidad, introduciendo elementos totalmente artificiales, preparados en laboratorios como son atentados, asesinatos, intentos de golpe, escándalos políticos con la intención de asegurarse el control de la “realidad”.
Tantos los rusos como los norteamericanos se acusan mutuamente de haber sido los creadores de las guerras híbridas, lo que sí sabemos es que tienen tiempo desarrollándose, el experto ruso Andrew Korybko dice en su estudio Guerras Híbridas, De las revoluciones de colores a los golpes (2015),  lo siguiente:

A partir de finales de 2010, una ola de protestas surgió en el mundo árabe, partiendo de Túnez y extendiéndose hacia Argelia, Jordania, Egipto y Yemen, lo que se conoció como Primaveras Árabes; después de ellas, otras protestas con características similares ocurrieron también en Europa central y en el este, llegando finalmente a América Latina, incluso en Brasil. No faltaron Organizaciones No Gubernamentales, think tanks y medios de comunicación para saludar las olas de protestas. Así como intelectuales supuestamente de izquierda, muchas veces financiados por los mismos think tanks y escribiendo columnas en los mismos medios de comunicación. Todos saludaban la inexistencia de un partido o cualquier otro instrumento político; la defensa de banderas genéricas y supuestamente universales como "democracia", "libertad" y - ¿por qué no? - "felicidad"; todo organizado gracias a los nuevos soportes y plataformas tecnológicas de Internet; todo espontáneo.

Según el estudio de la RAND Corp., uno de los Think Tanks más importantes de USA los rusos fueron los primeros en utilizarla en la Guerra de Crimea donde se anexionaron ese importante territorio en el 2014, ya la habían utilizado en Georgia en el 2008 y volvieron a repetir la estrategia en Ucrania, utilizaron tropas élites, unidades de Operaciones Especiales, apoyaron grupos políticos de la oposición y crearon todo un escenario de información, tanto local como internacionalmente, que les permitió la ventaja diplomática y militarmente.
En un testimonio del experto en guerras híbridas, Christopher S. Chivvis, ante el Comité de Servicios Armados del Congreso en Washington, en 2017, dijo sobre las mismas:
 
El Kremlin no pretende utilizar las estrategias híbridas como sustituto de las acciones militares o como precursoras de una guerra. Al contrario, lo que hace es asegurarse que el resultado político en los países objetivos se alineen con los intereses rusos.  Los más vulnerables son los países con una débil institucionalidad legal y con leyes que favorecen la corrupción, o donde importantes grupos domésticos compartan el interés y la visión rusa. Sin embargo, aún países fuertes como los EEUU y Alemania, no están a salvo de estas amenazas.

De acuerdo al escenario que estamos viviendo en el país, se hace necesario que nuestros políticos de oposición, especialmente aquellos que tienen responsabilidad de gobierno en nombre de la oposición democrática (Guaidó y compañía), no se dejen vencer por la mala costumbre del “cuanto hay pa’eso” o de estar favoreciendo directrices partidistas que pudieran estar comprometidas con el enemigo, la manipulación de la información, las presiones, el cálculo político entre las partes en conflicto es tremenda, el interés de todos los venezolanos debería ser el salir vivos y con las mejores posibilidades de sobrevivencia y reconstrucción del país.
Cualquier otro cálculo sea éste electoral, de intereses personales o partidistas, o de enriquecimiento vía la traición y la corrupción, sobran; estando contestes en la situación por mi descrita en este breve ensayo, espero que el enfoque político se agudice y las decisiones a tomar se hagan más claras, el país entero se está jugando su posibilidad de existir, el simple hecho de que un ciudadano indocumentado, con claras simpatías hacia los regímenes de fuerza comunistas, impuesto por el gobierno de Cuba y soportado por un grupo de militares corruptos, indican el tamaño del peligro que enfrentamos, y que la salida negociada con el enemigo no es salida, es una trampa.
En un escenario multimodal como una guerra híbrida, las negociaciones están calculadas como un elemento más en la ecuación de la ofensiva, una negociación puede confundir, ganar tiempo, desviar la atención, introducir nuevos elementos en el conflicto… cuando los objetivos de una guerra de éste tipo son las dimensiones humanas en su aspectos físico, culturales, políticos y psicológicos, los acuerdos negociados son una tuerca en el andamiaje, no la solución del problema, y más cuando una de las partes, dentro de su debilidad ante el ataque, pretende recurrir a la negociación una y otra vez, sin importarle los resultados infructuosos.
Hasta el momento, el objetivo a ganar con estas guerras, es el dominio del territorio y subyugar a la población hacia los intereses del vencedor, en el caso venezolano se trata de que un grupo político nacional favorable a la posición Rusa-China-Cubana quede en el poder gobernando en su nombre, esa es la razón de la preocupación de estos vuelos que llegan al país con personal militar extranjero, pues igual que sucedió en Crimea, es probable que “hombrecitos vestidos de verde”, apoyando con armamento y logística las manifestaciones populares a favor del régimen, inclinen la balanza a favor de los invasores.      -    saulgodoy@gmail.com















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