Estoy
absolutamente convencido que la llamada oposición radical es un constructo
cubano para designar de manera despectiva a quienes se oponen a sus designios
en la política venezolana, es una etiqueta que tratan de poner sobre aquellas
voces verdaderamente independientes y libres que hacen crítica, razonan,
explican, argumentan, dan soluciones a los distintos temas políticos que están
sobre la mesa en el país, esa etiqueta pretende poner en alerta, notifica al
público en las redes sociales y en el resto de la opinión pública, de la
existencia de un grupo de personas supuestamente peligrosas cuya tarea es
sembrar confusión y engañar a los venezolanos.
La
imagen que tratan de vender es que se trata de un grupo pequeño de venezolanos
que responden a intereses oscuros, probablemente financiados por organizaciones
extranjeras de inteligencia, radicados en su mayoría fuera del país, por lo que
no hacen vida en Venezuela y no están empapados ni de su realidad ni de sus
urgentes necesidades, son agentes del caos y el desorden cuyo interés es que el
país no se estabilice ni política ni socialmente, y para ello, se abocan a un
guión preparado para sembrar dudas, intrigas y miedo.
Esta
campaña de desprestigio y odio en contra de la inteligentzia opositora y a favor de los partidos políticos
tradicionales, es la razón por la que el aparato de comunicaciones del
gobierno, en alianza con la de los partidos cooperantes del chavismo, estén
empeñados en diferenciar y aislar a quienes son los verdaderos disidentes del
régimen chavista, a quienes están diciendo la verdad y tienen la percepción
correcta de la realidad.
Este
grupo de venezolanos que es la verdadera oposición, ha podido desenmarañar un
tupido tejido de complicidades, financiamiento, intereses compartidos,
relaciones y contubernios entre
algunos
miembros de la Asamblea Nacional, partidos políticos, figuras relevantes del
stablishment, directores de ONG’s, dueños de medios de comunicación,
empresarios, candidatos eternos y nuevos de la democracia corrupta, miembros de
la Iglesia y academia, que por todos los medios posibles, y la descalificación
es uno de ellos, están tratando desesperadamente de “aplanar” la opinión
pública para que exista un pensamiento único o unitario que favorezca sus
planes de cohabitación con el régimen de Nicolás Maduro, que es lo mismo que
decir, con La Habana.
Definitivamente,
la cabeza visible de estos cooperantes es Juan Guaidó, quien no ceja en su
intento de negociar nuestro futuro y que terminará acudiendo unas elecciones a
la medida de Maduro y sus huestes, con el mismo infausto CNE, pero eso sí, la
MUD- el G4- el Frente Amplio, tendrán asegurados sus “espacios” para que puedan
medrar a la sombra de sus amos y lo llamarán: “una victoria democrática”.
Como
todos ustedes saben en este país “todo es negociable” y lo que nos viene es un
largo y tortuoso camino de cohabitación, con unos mafiosos que a la primera
oportunidad estarán aplicándonos estados de excepción, medidas extraordinarias,
poderes especiales, situaciones de emergencia en el marco de la supuesta
transición y reconstrucción del país.
Se
volverá a llenar el país de vendedores de chatarra, de medicinas vencidas y
comida podrida, porque eso es lo que saben hacer, robar y llenarnos de basura,
pero esta vez con los hambrientos políticos de la oposición pacífica,
constitucional y democrática, que no ven el día en hacerse con unos jugosos contratos.
Siguen
los comunistas disfrazados de opositores diciendo que la oposición radical son unos
flojos que no quieren que Guaidó haga su trabajo, que nada nos gusta ni
satisface, que somos unos cobardes encerrados en nuestras torres de marfil y
tecleando furiosamente nuestros agravios… siguen como perritos falderos el
libreto del G-2 cubano, todas las ideas diferentes a las nuestras, censúrenlas,
toda disidencia, denúncienlas, claman los gruppies
de Guaidó- estamos tan cerca de obtener la victoria, votando, sin importar que
las elecciones sea inconstitucionales, sin importar que el árbitro esté vendido,
que las máquinas y el padrón electoral están podridos, tampoco importa, seremos
tantos ese día en las calles, que será un verdadero Tsunami de votos a favor de
Guaidó y sus caballeros de la mesa redonda, estamos salvados… las negociaciones
nos devolverán a nuestro país y despertaremos como si nada hubiera pasado,
apenas un mal sueño.
Sigan
creyendo, los tienen a todos ensartados como conejos sobre la parrilla, y los
están untando de chimichurri, a todos los trogloditas del PSUV se les sale la
baba por la comisura de los labios, se van a dar banquete.
Uno
de los grandes logros de la revolución bolivariana es que dejaron al país
prácticamente descerebrado, nadie parece poder hilvanar dos ideas juntas, menos
aun darse cuenta del enorme peligro que representa negociar con el narcotráfico
y el terrorismo, todos están ansioso de que salga humo blanco, se estrechen las
manos y Guaidó pida el levantamiento de las sanciones en cadena nacional desde
VTV, las compuertas del dinero se abrirán y veremos de nuevo el Gran Carnaval
Electoral, con cuarenta candidatos como decía Abraham, y Maduro tras
bambalinas, moviendo sus fichas entre la batucada de los tambores y los
caracoles, bailando la victoria de gobernar eternamente, como lo quería el
Comandante Supremo.
Sigan
echándole paja a los opositores radicales, búrlense de las voces agoreras,
ignoren los llamados a la cordura de la gente mejor enterada y con mayor
espíritu de sacrificio y entereza que haya visto este país en mucho tiempo, a
esa oposición radical van a tener que hacerles un monumento y pedirles perdón a
sus hijos porque fueron alertados y se rieron, les avisaron lo que venía y los
mandaron a callar.
Deténganse
un momento y piensen, respiren profundo y aclaren su mente ¿De dónde viene
Guaidó y quienes están a su lado? Vean por un momento a su alrededor, el país
destruido, la gente pasando necesidades y huyendo ¿Qué sentido tiene negociar
con los causantes de semejante desastre? ¿Pedirles que paren? ¿Qué repongan el
dinero robado? ¿Qué entreguen el gobierno y se vayan? Una cosa está muy clara,
no pueden salir del país sino hay muy pocos lugares en el mundo sin que los
arresten, son prófugos de la justicia internacional.
Vuelvan
a respirar profundamente y entérense de las noticias del día, el gobierno sigue
matando gente, continúa poniendo presos a los políticos, los militares
continúan resguardando las guaridas de los pillos, muchos de ellos militares,
los tribunales siguen haciendo de las suyas, la economía va de mal en peor,
falta de todo, pero principalmente agua, luz, gas, gasolina, seguridad,
trabajos productivos, la inflación nos carcome vivos, muy pronto no tendremos
para comprar alimentos, todo esto a pesar de que han venido comisiones de la
OEA, de la ONU, de la Cruz Roja, de la UE, de cualquier cantidad de ONG’s
internacionales.
Esto
no es una alarma, esto está sucediendo allá afuera en este momento y todos
sabemos quiénes son los culpables, los
mismos con quien Guaidó ordenó reunirse ¿Para qué?
Bueno,
en ese punto estamos, Guaidó está negociando unas elecciones con esos bichos
sin alma que le quitan a nuestros niños el alimento de sus bocas, para ellos
guardar sus divisas en bancos extranjeros y comprar autos lujosos y buena ropa,
con ellos estamos negociando unas elecciones en la que van a venir veedores
internacionales, gente de la ONU, de la OEA, de la OIT, del Vaticano, de
cualquier cantidad de gobiernos y ONG’s internacionales y ellos van hacer
trampa, como ya la han hecho, y por eso es que estamos como estamos, nos están
masacrando frente a la mirada atónita del mundo, y el discurso que impera es
que negociemos con nuestros asesinos.
Nuestros
comunistas endógenos le gritan airados a nuestra oposición radical que critica
y señala lo que les he venido refiriendo, ¿Y qué les dicen?: “Pero propón algo tu, ponte al frente y
échale gónadas como lo está haciendo nuestro amado Guaidó, es muy fácil
criticar y decir que yo no participo… a ver, ¿Cuál es tu plan? ¿Qué nos
invadan? ¿Qué nos bombardeen?”
Y
aquí hago una pausa.
No
podemos hacer nada porque no nos dejan, hay gente de la oposición
colaboracionista ocupando todos los lugares estratégicos en el país y no se van
a mover, han logrado legitimarse y crear intereses en sus cargos, y ahora que
creen que los van a poner donde hay, menos se van a mover, están allí
atornillados, decidiendo por todos nosotros como se juega el juego, lo único
que nos queda es opinar, denunciar, informar, criticar, porque igual que muchos
de ustedes no somos soldados profesionales, no tenemos el entrenamiento ni las
armas.
Pero
allá afuera de nuestras fronteras si hay militares entrenados y equipados
adecuadamente para atender este tipo de situaciones, ya nos lo han dicho, hay
manera para lograrlo, pero Guaidó y su equipo no han querido, de hecho, se han
empeñado en obstaculizarlo, en darles largas al asunto, en designar a
saboteadores profesionales y con experiencia para retardar este tipo de
medidas, para confundir a los organismos internacionales y complicar el camino
de las intervenciones humanitarias, lo están haciendo con el sólo propósito de
favorecer al gobierno de Maduro y realizar las elecciones en donde han puesto
toda sus esperanzas y sueño de poder, son tan mediocres y falsos, que los único
que les interesa es salvarse ellos, no renunciar al poco poder que tienen, y si
pueden, hacerse de todo el pastel.
Porque
ellos, al igual que el chavismo, en estos largos veinte años de oprobio, se han
dado cuenta que los venezolanos somos fácilmente manipulables, nos tragamos
cualquier cuento de camino mientras nos lo hagan con cierto glamur y por gente
bella, acariciando nuestro ya no tan hipertrofiado ego, y vendiéndonos un
sueño, pareciera que nos encanta que nos engañen.
Nuestros
socios y aliados se han dado cuenta de esta jugada, de hecho, todavía quedan
muchos socialistas con poder en Latinoamérica que están apoyando este retorno
de la revolución bolivariana en el continente, y va a ser de esa manera, con
una segunda caída de los venezolanos, producto de haber tropezado con la misma
piedra.
Una
cosa es clara, la gran mayoría de nosotros no somos políticos, desde nuestros
oficios y profesiones estamos haciendo política como lo pudiera hacer cualquier
ciudadano responsable ejerciendo su derecho a la opinión libre y reclamando, haciendo
contraloría social sobre las actuaciones de quienes si se asumen como políticos
vocacionales, y prestaron sus nombres para que fueran elegidos como
representantes del pueblo.
Lo
que sucede, es que los venezolanos hemos olvidado nuestro derecho que como
ciudadanos libres tenemos de participar en política, expresando nuestra opinión
sobre asuntos públicos que terminarán afectando nuestras vidas, sobre las
actuaciones de políticos profesionales que queriéndolo o no, se inmiscuirán aún
en nuestras vidas privadas, pues su influencia ha sido tal que ya ni siquiera
tocan en nuestra puerta, sino que se arrogan ese derecho y pasan dentro de
nuestros hogares, tratando de controlar nuestras vidas, lo que comemos, la
escuela a la que tienen que ir nuestros hijos, los alimentos que debemos y
podemos comer, las cosas que podemos o no tener, hasta la manera de cómo
hacemos el amor… porque si no se han dado cuenta, esa es nuestra lucha diaria,
en contra de un estado omnipotente y omnipresente que quiere regular hasta
nuestra forma de caminar.
¿Qué
nos queda a los que pertenecemos a esa oposición radical? Seguir en nuestra
lucha diaria con las ideas, comunicando nuestras impresiones a pesar de la
burla y las operaciones psicológicas preparadas en nuestra contra, en algún
momento, y espero que no sea demasiado tarde, podremos contar con una masa
crítica de gente consciente, despierta y dispuesta a no irse al infierno
callados y con la cabeza abajo, y podamos liberar al país. -
saulgodoy@gmail.com
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