miércoles, 10 de julio de 2019

El mito de la oposición radical



Estoy absolutamente convencido que la llamada oposición radical es un constructo cubano para designar de manera despectiva a quienes se oponen a sus designios en la política venezolana, es una etiqueta que tratan de poner sobre aquellas voces verdaderamente independientes y libres que hacen crítica, razonan, explican, argumentan, dan soluciones a los distintos temas políticos que están sobre la mesa en el país, esa etiqueta pretende poner en alerta, notifica al público en las redes sociales y en el resto de la opinión pública, de la existencia de un grupo de personas supuestamente peligrosas cuya tarea es sembrar confusión y engañar a los venezolanos.
La imagen que tratan de vender es que se trata de un grupo pequeño de venezolanos que responden a intereses oscuros, probablemente financiados por organizaciones extranjeras de inteligencia, radicados en su mayoría fuera del país, por lo que no hacen vida en Venezuela y no están empapados ni de su realidad ni de sus urgentes necesidades, son agentes del caos y el desorden cuyo interés es que el país no se estabilice ni política ni socialmente, y para ello, se abocan a un guión preparado para sembrar dudas, intrigas y miedo.
Esta campaña de desprestigio y odio en contra de la inteligentzia opositora y a favor de los partidos políticos tradicionales, es la razón por la que el aparato de comunicaciones del gobierno, en alianza con la de los partidos cooperantes del chavismo, estén empeñados en diferenciar y aislar a quienes son los verdaderos disidentes del régimen chavista, a quienes están diciendo la verdad y tienen la percepción correcta de la realidad.
Este grupo de venezolanos que es la verdadera oposición, ha podido desenmarañar un tupido tejido de complicidades, financiamiento, intereses compartidos, relaciones y contubernios entre
algunos miembros de la Asamblea Nacional, partidos políticos, figuras relevantes del stablishment, directores de ONG’s, dueños de medios de comunicación, empresarios, candidatos eternos y nuevos de la democracia corrupta, miembros de la Iglesia y academia, que por todos los medios posibles, y la descalificación es uno de ellos, están tratando desesperadamente de “aplanar” la opinión pública para que exista un pensamiento único o unitario que favorezca sus planes de cohabitación con el régimen de Nicolás Maduro, que es lo mismo que decir, con La Habana.
Definitivamente, la cabeza visible de estos cooperantes es Juan Guaidó, quien no ceja en su intento de negociar nuestro futuro y que terminará acudiendo unas elecciones a la medida de Maduro y sus huestes, con el mismo infausto CNE, pero eso sí, la MUD- el G4- el Frente Amplio, tendrán asegurados sus “espacios” para que puedan medrar a la sombra de sus amos y lo llamarán: “una victoria democrática”.
Como todos ustedes saben en este país “todo es negociable” y lo que nos viene es un largo y tortuoso camino de cohabitación, con unos mafiosos que a la primera oportunidad estarán aplicándonos estados de excepción, medidas extraordinarias, poderes especiales, situaciones de emergencia en el marco de la supuesta transición y reconstrucción del país.
Se volverá a llenar el país de vendedores de chatarra, de medicinas vencidas y comida podrida, porque eso es lo que saben hacer, robar y llenarnos de basura, pero esta vez con los hambrientos políticos de la oposición pacífica, constitucional y democrática, que no ven el día en hacerse con unos jugosos contratos.
Siguen los comunistas disfrazados de opositores diciendo que la oposición radical son unos flojos que no quieren que Guaidó haga su trabajo, que nada nos gusta ni satisface, que somos unos cobardes encerrados en nuestras torres de marfil y tecleando furiosamente nuestros agravios… siguen como perritos falderos el libreto del G-2 cubano, todas las ideas diferentes a las nuestras, censúrenlas, toda disidencia, denúncienlas, claman los gruppies de Guaidó- estamos tan cerca de obtener la victoria, votando, sin importar que las elecciones sea inconstitucionales, sin importar que el árbitro esté vendido, que las máquinas y el padrón electoral están podridos, tampoco importa, seremos tantos ese día en las calles, que será un verdadero Tsunami de votos a favor de Guaidó y sus caballeros de la mesa redonda, estamos salvados… las negociaciones nos devolverán a nuestro país y despertaremos como si nada hubiera pasado, apenas un mal sueño.
Sigan creyendo, los tienen a todos ensartados como conejos sobre la parrilla, y los están untando de chimichurri, a todos los trogloditas del PSUV se les sale la baba por la comisura de los labios, se van a dar banquete.
Uno de los grandes logros de la revolución bolivariana es que dejaron al país prácticamente descerebrado, nadie parece poder hilvanar dos ideas juntas, menos aun darse cuenta del enorme peligro que representa negociar con el narcotráfico y el terrorismo, todos están ansioso de que salga humo blanco, se estrechen las manos y Guaidó pida el levantamiento de las sanciones en cadena nacional desde VTV, las compuertas del dinero se abrirán y veremos de nuevo el Gran Carnaval Electoral, con cuarenta candidatos como decía Abraham, y Maduro tras bambalinas, moviendo sus fichas entre la batucada de los tambores y los caracoles, bailando la victoria de gobernar eternamente, como lo quería el Comandante Supremo.
Sigan echándole paja a los opositores radicales, búrlense de las voces agoreras, ignoren los llamados a la cordura de la gente mejor enterada y con mayor espíritu de sacrificio y entereza que haya visto este país en mucho tiempo, a esa oposición radical van a tener que hacerles un monumento y pedirles perdón a sus hijos porque fueron alertados y se rieron, les avisaron lo que venía y los mandaron a callar.
Deténganse un momento y piensen, respiren profundo y aclaren su mente ¿De dónde viene Guaidó y quienes están a su lado? Vean por un momento a su alrededor, el país destruido, la gente pasando necesidades y huyendo ¿Qué sentido tiene negociar con los causantes de semejante desastre? ¿Pedirles que paren? ¿Qué repongan el dinero robado? ¿Qué entreguen el gobierno y se vayan? Una cosa está muy clara, no pueden salir del país sino hay muy pocos lugares en el mundo sin que los arresten, son prófugos de la justicia internacional.
Vuelvan a respirar profundamente y entérense de las noticias del día, el gobierno sigue matando gente, continúa poniendo presos a los políticos, los militares continúan resguardando las guaridas de los pillos, muchos de ellos militares, los tribunales siguen haciendo de las suyas, la economía va de mal en peor, falta de todo, pero principalmente agua, luz, gas, gasolina, seguridad, trabajos productivos, la inflación nos carcome vivos, muy pronto no tendremos para comprar alimentos, todo esto a pesar de que han venido comisiones de la OEA, de la ONU, de la Cruz Roja, de la UE, de cualquier cantidad de ONG’s internacionales.
Esto no es una alarma, esto está sucediendo allá afuera en este momento y todos sabemos quiénes  son los culpables, los mismos con quien Guaidó ordenó reunirse ¿Para qué?
Bueno, en ese punto estamos, Guaidó está negociando unas elecciones con esos bichos sin alma que le quitan a nuestros niños el alimento de sus bocas, para ellos guardar sus divisas en bancos extranjeros y comprar autos lujosos y buena ropa, con ellos estamos negociando unas elecciones en la que van a venir veedores internacionales, gente de la ONU, de la OEA, de la OIT, del Vaticano, de cualquier cantidad de gobiernos y ONG’s internacionales y ellos van hacer trampa, como ya la han hecho, y por eso es que estamos como estamos, nos están masacrando frente a la mirada atónita del mundo, y el discurso que impera es que negociemos con nuestros asesinos.
Nuestros comunistas endógenos le gritan airados a nuestra oposición radical que critica y señala lo que les he venido refiriendo, ¿Y qué les dicen?: “Pero propón algo tu, ponte al frente y échale gónadas como lo está haciendo nuestro amado Guaidó, es muy fácil criticar y decir que yo no participo… a ver, ¿Cuál es tu plan? ¿Qué nos invadan? ¿Qué nos bombardeen?”
Y aquí hago una pausa.

No podemos hacer nada porque no nos dejan, hay gente de la oposición colaboracionista ocupando todos los lugares estratégicos en el país y no se van a mover, han logrado legitimarse y crear intereses en sus cargos, y ahora que creen que los van a poner donde hay, menos se van a mover, están allí atornillados, decidiendo por todos nosotros como se juega el juego, lo único que nos queda es opinar, denunciar, informar, criticar, porque igual que muchos de ustedes no somos soldados profesionales, no tenemos el entrenamiento ni las armas.
Pero allá afuera de nuestras fronteras si hay militares entrenados y equipados adecuadamente para atender este tipo de situaciones, ya nos lo han dicho, hay manera para lograrlo, pero Guaidó y su equipo no han querido, de hecho, se han empeñado en obstaculizarlo, en darles largas al asunto, en designar a saboteadores profesionales y con experiencia para retardar este tipo de medidas, para confundir a los organismos internacionales y complicar el camino de las intervenciones humanitarias, lo están haciendo con el sólo propósito de favorecer al gobierno de Maduro y realizar las elecciones en donde han puesto toda sus esperanzas y sueño de poder, son tan mediocres y falsos, que los único que les interesa es salvarse ellos, no renunciar al poco poder que tienen, y si pueden, hacerse de todo el pastel.
Porque ellos, al igual que el chavismo, en estos largos veinte años de oprobio, se han dado cuenta que los venezolanos somos fácilmente manipulables, nos tragamos cualquier cuento de camino mientras nos lo hagan con cierto glamur y por gente bella, acariciando nuestro ya no tan hipertrofiado ego, y vendiéndonos un sueño, pareciera que nos encanta que nos engañen.
Nuestros socios y aliados se han dado cuenta de esta jugada, de hecho, todavía quedan muchos socialistas con poder en Latinoamérica que están apoyando este retorno de la revolución bolivariana en el continente, y va a ser de esa manera, con una segunda caída de los venezolanos, producto de haber tropezado con la misma piedra.
Una cosa es clara, la gran mayoría de nosotros no somos políticos, desde nuestros oficios y profesiones estamos haciendo política como lo pudiera hacer cualquier ciudadano responsable ejerciendo su derecho a la opinión libre y reclamando, haciendo contraloría social sobre las actuaciones de quienes si se asumen como políticos vocacionales, y prestaron sus nombres para que fueran elegidos como representantes del pueblo.
Lo que sucede, es que los venezolanos hemos olvidado nuestro derecho que como ciudadanos libres tenemos de participar en política, expresando nuestra opinión sobre asuntos públicos que terminarán afectando nuestras vidas, sobre las actuaciones de políticos profesionales que queriéndolo o no, se inmiscuirán aún en nuestras vidas privadas, pues su influencia ha sido tal que ya ni siquiera tocan en nuestra puerta, sino que se arrogan ese derecho y pasan dentro de nuestros hogares, tratando de controlar nuestras vidas, lo que comemos, la escuela a la que tienen que ir nuestros hijos, los alimentos que debemos y podemos comer, las cosas que podemos o no tener, hasta la manera de cómo hacemos el amor… porque si no se han dado cuenta, esa es nuestra lucha diaria, en contra de un estado omnipotente y omnipresente que quiere regular hasta nuestra forma de caminar.
¿Qué nos queda a los que pertenecemos a esa oposición radical? Seguir en nuestra lucha diaria con las ideas, comunicando nuestras impresiones a pesar de la burla y las operaciones psicológicas preparadas en nuestra contra, en algún momento, y espero que no sea demasiado tarde, podremos contar con una masa crítica de gente consciente, despierta y dispuesta a no irse al infierno callados y con la cabeza abajo, y podamos liberar al país.    -    saulgodoy@gmail.com








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