Lo
primero que debo decir en este respecto es que considero que los venezolanos
del siglo XX venimos de un excelente pool genético, constituido por una mezcla
de de lo mejor de occidente; tenemos una enorme mezcla de razas donde predomina
el mestizaje de lo blanco, con lo negro y lo aborigen, con raciones moderadas
tanto de razas semíticas, orientales y árabes… cada una ha aportado de sus
genotipos lo mejor de sus herencias, y porque se han integrado, porque ha sido
posible que todas estas razas de alguna manera se han encontrado y producido
descendencia, es que podemos contar hoy con una fuerte y exitosa combinación
humana; y creo que, con ésta diáspora que estamos experimentando, con tantos
venezolanos regados por el mundo, ese mestizaje se va a potenciar.
Ya
está demostrado que el mito de las razas puras era sólo eso, un mito, y el
ejemplo más evidente es lo que está sucediendo con Japón, esa encerrona que
tienen, de no permitir dentro de su país, como política de estado, la
emigración, los está degenerando; por supuesto, siguen siendo una raza fuerte,
su cultura es exitosa y es uno de los verdaderos países potencias del mundo;
pero Japón se encuentra en una calle ciega, su número empezó a decrecer y ya
tienen una serie de problemas que vienen con el envejecimiento de las razas
puras, que no han tenido la oportunidad de renovarse y potenciar sus mecanismos
biológicos de supervivencia.
La
ciencia nos dice que el mestizaje es la vía para coleccionar herramientas para
la sobrevivencia en un planeta cada vez más complicado, en el catálogo
biológico de los venezolanos hay verdaderas joyas para mejores sistemas
inmunológicos, mostramos pautas de crecimiento equilibrado, estamos produciendo
individuos no muy altos (ser muy alto es una desventaja enorme desde el punto
de vista de la resistencia a la gravedad; según la NASA, las personas altas no
son adecuadas para viajes espaciales), pero tampoco somos muy bajos como
continúan siéndolo la mayor parte de nuestros hermanos suramericanos.
Y
estoy consciente del tremendo impacto que el socialismo bolivariano del siglo
XXI ha causado en esos atributos, tan duramente ganados por nuestra biología;
uno de los pecados imperdonables del chavismo es habernos causado un gran daño
en nuestra evolución humana, no menos del 30% de nuestra población se ha visto
definitivamente afectado por la desnutrición, el resurgir de enfermedades
contagiosas endógenas, la falta de servicios sanitarios y atención a la salud,
el continuo bombardeo de impresiones negativas, de angustias, miedo y amenazas,
que han afectado el equilibrio mental de esa población…
A
esos venezolanos, que fueron víctimas eugenésicas de estas prácticas
devastadoras de control social por medios de la biopolítica, y que conforman un
plan, diseñado desde Cuba, desde donde se cursó la orden ejecución, con el fin de
degradarnos como raza, de sacarnos del juego del desarrollo y convertirnos en
una raza de esclavos, embrutecidos, dependientes y obedientes, para poder
oprimirnos a gusto y adueñarse de nuestro país; a todos esos compatriotas,
afectados de alguna manera en su integridad genética, hay que garantizarles el
cuidado y la atención humanitaria necesaria, para que lleven a cabo sus vidas
de la manera más honrosa y sean útiles a Venezuela de acuerdo a sus
posibilidades.
El
costo humano que hemos tenido ha sido, sin duda, el más doloroso e imperdonable;
los efectos de esas acciones, en las que participaron venezolanos traidores, se
verán por lo menos en dos generaciones en nuestra población. A ellos, a esos
seres viles, la promesa de una justicia implacable, porque son unos criminales
y como tales serán tratados. Esos cientos de miles de niños, que han quedado
afectados en sus capacidades cognitivas y defensas contra enfermedades, serán
un extenso recordatorio de nuestra tragedia; fue nuestro propio Chernóbil,
nuestra Hiroshima y Nagasaki, y lo superaremos, no queda otra.
Los
venezolanos ya entramos con este “hándicap” en el segundo milenio; afortunadamente,
podemos todavía corregir los daños y retomar nuestra senda hacia un futuro del
cual soy optimista; la inteligencia y el genio de los venezolanos está aún vivo
y en plena creación, no son pocas las mentes que, por todo el mundo, están
innovando y descollando en nombre de nuestro gentilicio.
Favorablemente,
70% de nuestro stock genético está a buen resguardo, fuera y dentro del país, y
a ellos debemos dedicar la mayor parte de nuestra atención como nación; ese es
nuestro recurso más valioso y nuestra garantía de futuro, y es a partir de
ellos que debemos construir la nueva idea de país, un país que lo primero que
tiene que hacer, con base en esta calamitosa experiencia socialista, es
aprender a defendernos, a tener los medios y el conocimiento para que esta
situación no vuelva a repetirse nunca más, a construir la oportunidad para
repeler estos ataques de nuestros enemigos, y para suprimir cualquier otra
manifestación que intente destruirnos, desde adentro o desde afuera… para ello
debemos dejar a un lado el cuento y la mojigatería de que somos pacifistas;
creo que no hay discurso más perjudicial y cobarde que negarnos a defender
nuestro estilo de vida, nuestra cultura y nuestra libertad, como sea y en el
campo que sea.
Y no
estoy hablando de militarismo, ya sabemos lo que han traído esas aguas, tenemos
que evolucionar y romper con el paradigma del policía y del militar necesarios;
creo que, al igual que los israelitas, debemos convertirnos en una sociedad que
inspire respeto, una sociedad que pueda funcionar perfectamente, bien
informada, entrenada y con prácticas continuas para su autodefensa, en modo de
paz o en modo de guerra, sin dejar de producir, sin sacrificar la cotidianidad
ciudadana, sin frenar las manifestaciones culturales, sin enviar señales
equivocadas a nuestros amigos y vecinos; aquí estamos, esto es nuestro, y
mientras nos respeten serán bienvenidos y podrán compartir con nosotros.
Hay
ciertos rasgos de nuestro carácter que debemos tener bajo control, como nuestra
propensión al bochinche, al amiguismo desbordado, a la generosidad sin
barreras, a creernos lo máximo sin tener con qué, como nuestra superficialidad…
rasgos que nos han traído demasiados problemas; debemos cultivar la serenidad,
la modestia, el equilibrio, un poco de ascetismo nos caería bien, la idea no es
convertirnos en santones indios ni monjes budistas, pero debemos tomar la vida
más en serio y nuestras decisiones tienen que ser más ponderadas, sobre todo
las políticas.
Somos
un poco demasiado apasionados y sentimentales, debemos aprender a administrar
nuestras emociones, ser más racionales y objetivos, valorar la verdad y los
hechos, tomarnos la molestia de verificar ciertos supuestos antes de actuar… y
sin dejar de seguir nuestros instintos, poner en primer plano nuestra seguridad
e intereses, porque la solidaridad desmedida ha probado que puede resultar
desastrosa.
Tenemos
que acostumbrarnos a que la justicia no depende de nuestro propio interés y que
todo curso de acción tiene consecuencias, y si hay daños causados, debemos
hacernos responsables por los mismos, debemos honrar nuestra palabra, respetar
a nuestros mayores y cuidar de nuestros niños y desvalidos.
La
pobreza debe considerarse un asunto de seguridad antes que de un tema moral; por
principio, la pobreza es mala, porque los pobres son nocivos; las personas
hambrientas, sin bienes, los desposeídos y marginados atentan contra nuestra
seguridad personal y familiar, principalmente porque los pobres son resentidos
sociales y sujetos fáciles para la violencia inducida, por lo que hay que
evitar y suprimir toda circunstancia y situación que alimente la pobreza; la
pobreza es un estado mental del que sólo se benefician el socialismo y ciertas
religiones, por lo que se hace un deber social proporcionarle a las clases
menos favorecidas las herramientas y oportunidades materiales y de instrucción para
que salgan de ese estado tan peligroso para todos.
La
pobreza estructural y social, tal como ha sido largamente estudiada en nuestros
países latinoamericanos, es una condición creada por gobiernos y ciertos grupos
de interés, para tener una base electoral que les permita competir con cierta
comodidad en las elecciones democráticas o para cultivar revoluciones; la
pobreza es creada a propósito, con el fin de de favorecer el populismo y los
diferentes tipos de comunismos que existen y mantienen a una desalmada casta de
políticos que se dicen demócratas, pero que, en la realidad, sólo son corruptos
y parásitos de la miseria humana… acabando con la pobreza, acabamos con ellos.
Estos
grupos obtienen en sus discursos de solidaridad, llenos de justicia social y
lástima por el prójimo, en sus actos de altruismo y beneficencia, oportunidades
para enaltecer moralmente a espíritus inconclusos, seres que necesitan
destacarse como buenos samaritanos y sostener toda una infraestructura, para
alimentar la pobreza en el país, conservarla, aumentarla y, en lo posible,
extenderla al mayor número de venezolanos posible, con fines eminentemente
políticos y económicos.
La
lucha contra la pobreza será más efectiva si se convierte en un tema de
seguridad… y la pobreza nos superará si dejamos que dependa únicamente de
nuestra “generosidad” y compasión, o cuando actuamos para sentirnos magnánimos
y justos, no soy un peniafóbico (fobia a la pobreza, uno de los principales
miedos que acosan al ser humano) pero tampoco me gusta, la pobreza es una
enfermedad social curable, pero si ataca y contamina a un segmento de la
población, ésta se acostumbra a ella, entre muchas razones, porque la misma
sociedad está condicionada a mantenerla allí, alimentándola, para tener un espejo,
mirarse y sentirse a gusto practicando su generosidad, la pobreza es el campo
de futbol de la vanidad humana, pero en el caso venezolano, se ha convertido en
una gangrena que amenaza en destruir todo el tejido social.
Los palangristas pro-cubanos, seguramente,
van a disparar sus cañones en mi dirección y van a aseverar que soy un enemigo
de los pobres; en realidad, no importa, porque estoy totalmente en contra de quienes cultivan y se aprovechan de la
pobreza, de quienes la necesitan para sentirse “buenos”, estoy en contra de los
políticos que planifican la economía nacional alrededor de los pobres,
olvidándose de la productividad y la creación de fuentes de empleo, acentuando
el papel del estado como benefactor y redistribuidor de la renta, modelos y
programas de justicia social que utilizan para cometer sus fechorías, para
ampliar su clientela de parásitos y venderse como redentores.
En
próximas y no tan regulares entregas, iré profundizando y ampliando mi
visión-país, para ustedes, porque quiero compartirla y saber sus opiniones e,
incluso, sus visiones sobre este tema; todo ese “imput”, esas contribuciones, irán enriqueciendo un plan alterno y
poniendo en evidencia las insuficiencias y “más de lo mismo” retratadas en el
Plan País, que ustedes saben quienes nos lo tienen preparado, para que todo siga
igual y nada cambie. - saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario