miércoles, 31 de julio de 2019

Guaidó y la rueda de la fortuna


Para las personas informadas en Venezuela, lo que intenta hacer el gobierno de los EEUU con Guaidó es muy claro y tiene sentido, escoger a un líder incidental dentro del mundo político, fortalecer su imagen y convertirlo en una figura de consenso, empoderarlo con funciones de gobierno, legitimarlo con reconocimientos internacionales, abrirle la posibilidad de aceptación como líder único nacional, que lo identifiquen como el encargado de la transición… según se desprende del material desarrollado por instituciones de reconstrucción de naciones y ayudas postconflictos de ese país, conseguir a ese líder es fundamental para los planes de ayuda humanitaria y concretar los esfuerzos de rehacer los tejidos democráticos de Venezuela.
No sé quién hizo la selección, supongo que funcionarios de ese gobierno se reunieron con los jefes de los partidos de la llamada oposición democrática, los mismos que venían de constituir la fallida MUD, me imagino que con Ramos Allup, con Henrique Capriles, con Leopoldo López, Julio Borges, Manuel Rosales, y toda esa pléyade de figuras políticas del socialismo “light”, que tenían la exclusividad en las apariciones los principales medios de comunicación del chavismo. Eran los personajes más destacados, por lo que alguien, sin conocimiento suficiente de nuestro mundo político, creyó que era el grupo correcto con quien negociar una figura para la transición…
Se hizo algo muy lógico, trabajar con la AN, que era el único órgano con legitimación de origen y, en todo ese manejo de a quién le tocaba el turno de presidir la Asamblea, le correspondía al partido Voluntad Popular, de Leopoldo López, tuvo lugar entonces el enroque famoso de Guaidó por Leopoldo, ya que éste último estaba inhabilitado y preso.
Lo que quizás no sabía el Departamento de Estado era que las lealtades de Leopoldo no estaban con los intereses de los EEUU, sino con los de Europa; su partido pertenecía a la Internacional Socialista, lo que traía consecuencias políticas (entre ellas las relaciones con el gobierno de Noruega y ciertos vasos comunicantes con Rusia), tampoco tomaron en cuenta que su principal interés era tomar el control del negocio petrolero, parecieron ignorar que todos estos partidos políticos venían en un declive de popularidad y representatividad producto de sus políticas colaboracionistas con el gobierno.
Aparentemente la idea de Leopoldo era que Guaidó le calentara la silla, pues él tiene entre ceja y ceja que va a ser el próximo presidente constitucional de Venezuela (tiene todo el derecho de aspirarlo), y que la gobernará por medio de un sistema de gobierno socialista muy al estilo adeco, un estado socialista benefactor, basado en programas sociales financiado por un gran fondo petrolero, para capturar una clientela política que le permitiría ganar elecciones, y gobernar una y otra vez, hasta hacerse un anciano.
Pero el problema fundamental con Leopoldo es su ascendencia sobre la voluntad política de Guaidó, pareciera lo maneja como quiere y éste hace lo que le diga, por lo que el juego de poder se haría por personas interpuestas, cosa difícil y peligrosa en una transición tan complicada como la de Venezuela, y con el cable pelado del chavismo castrista todavía vivo y soltando chispas,
Excepto por la dependencia ideológica y personal de Guaidó hacia Leopoldo (que quedó demostrada cuando se embarcó en aquella aventura descabellada para liberar a Leopoldo, presentándolo en La Carlota, y dejó entendiendo a sus seguidores), creo que Guaidó es un buen candidato para las masas: joven, fotogénico, con una bonita familia, valiente y huérfano de ideas propias, pero una terrible elección para administrar una transición, digámoslo sin tapujos, por su sesgo socialista y leopoldista.
Uno de los problema de Venezuela es que hay una parte del país que ha madurado mucho más rápido que la otra; somos legión los venezolanos que hemos entendido a cabalidad, y a fuerza de pérdidas y sacrificios, que el camino para el país debe quedar lo más lejos del socialismo, del militarismo y del estatismo que se pueda, pero nuestros muchachos de las nuevas generaciones políticas, que fueron cultivados por partidos como AD, Copei y el MAS, y nacieron marcados por un atavismo: La representación política es entendida como la conculcación de los deberes y derechos ciudadanos.
La representación, como todos los politólogos lo saben, es uno de los problemas más peliagudos de toda la política, Hanna Fenichel Pitkin en su obra, reconoce que la política “concierne a los gobiernos y a la influencia de los gobiernos”, de resto, lo que llamamos política es sólo un medio por el cual la gente pretende alcanzar metas pragmáticas en su cotidianidad, pero hasta eso, ha sido secuestrado por los partidos.
Ante este panorama, mi opinión es que debemos volver a las bases democráticas y contar con el pueblo, cultivarlo, darle responsabilidades, preguntarle sobre decisiones importantes y gobernar con él… porque 30 millones de personas piensan mejor que una, y la democracia se construye desde lo local hacia lo nacional y lo internacional, porque el gobierno de iluminados y castas se acabó en nuestro país.
El país que no ha madurado es el que apoya a Guaidó y a su corte en las actuales circunstancias, me atrevería a decir que es una minoría, a pesar de esas grandes multitudes que salieron a las calles en apoyo, no a Guaidó, sino al cambio político, no a un líder, sino por un nuevo sistema de gobierno; lo que sucedió es que el aparato de propaganda de Guaidó se apoderó de aquella gesta y lo hizo algo personal, pero el grupo de fanáticos que conserva sigue siendo esa gente que cree en la providencia, en los milagros y en los ungidos por la providencia… y en eso, Guaidó es un suertudo, se ganó el premio en la rueda de la fortuna, porque está contando con esos venezolanos, que creen que alguien les hará el trabajo, mientras ellos se dedican a otras cosas más gratas, Guaidó tiene el apoyo seguro de los que piensan que su única responsabilidad consiste en abultar las marchas, en votar y en tener mucha, pero mucha fe.
El asunto que me preocupa y me pregunto: ¿Cómo podemos enderezar el rumbo de la nave, sin perder el esfuerzo de estos últimos meses?, porque, la verdad sea dicha, se ha cubierto un buen trecho de logros que apuntan a la estabilización de una oposición dispersa y confundida, y a la salida del tirano, nuestros aliados extranjeros han hecho un trabaja de filigrana ejerciendo controles e imponiendo sanciones sobre los chavistas responsables del desastre venezolano, pero la realidad se distorsiona cuando vemos a los voceros del gobierno de Guaidó, y a Guaidó mismo, atribuyéndose esos logros, en la que muchas veces ellos mismos se opusieron a que se dieran.
El problema fundamental  es como contener los apetitos de poder de esa clase política representada por Leopoldo López y Ramos Allup, y entender que hay propuestas necesarias, interesantes, pertinentes… en nuestro grupo, los venezolanos que hemos caído en cuenta de todos esos manejos y peligros, que no somos socialistas, ni estatistas, que somos fundamentalmente unos demócratas críticos.
¿Cómo hacemos para que ese grupo, liderado por Guaidó y apoyado por los EEUU y Europa, se abra y acepte incluirnos, a nosotros, los demócratas críticos, en las esferas de toma de decisiones de la llamada oposición democrática, sin hacernos parte del Frente Amplio que, como todos sabemos, reúne en su seno al socialismo y al chavismo “light”?
Que se reconozca a desalineados como María Corina Machado, Antonio Ledesma, el embajador Diego Arria, los Guerreros del Teclado, todo ese grupo de libertario clásico de profesores, periodistas, filósofos, investigadores, empresarios, opinadores y economistas, que constituimos la conciencia originaria de la democracia.
Hay un escenario que está más o menos claro, debe haber una transición en Venezuela, que yo calculo debe durar unos dos años para poder hacer las cosas bien, y estaría liderada por Juan Guaidó, pero liberado de las ataduras y compromisos con su partido, con la participación activa de los demócratas críticos para balancear la influencia socialista; durante ese tiempo se debe preparar unas nuevas elecciones, elegir nuevas autoridades en el CNE, poner al día el registro electoral y tomar una serie de decisiones fundamentales sobre los comicios, para qué el pueblo pueda elegir consciente y en libertad, un gobierno constitucional y legítimo para nuestro país.
Esa transición significará un trabajo monumental, que empieza por enfrentar y solucionar la crisis humanitaria, y sigue con reparar la tragedia de la inflación, hacer justicia con quienes nos desgraciaron, reactivar nuestro aparato productivo, en especial el sector agroalimentario, levantar el sector salud, darle seguridad a la nación, crear las condiciones para que regresen los capitales para las inversiones, devolverle a los venezolanos su ciudadanía y su identidad, reconstruir el estadode derecho… se trata de tareas hercúleas y se va a requerir de algún tipo de unidad que, creo, podría lograrse con un pacto diseñado por objetivos, por tareas… pero que no nos convierta en una masa informe, en esa idea de la unidad soñada por la MUD, un chiripero revuelto que es un error, un imposible, un sueño socialista…
Creo que una de las condiciones Sine qua non de este asunto, sería la inmediata suspensión de negociaciones con el chavismo, no se puede permitir que ninguna representación política de Cuba pueda tener participación en elecciones libres y soberanas en nuestro país, el chavismo debe ser declarado ilegal en todo el territorio nacional por atentar en contra de la seguridad y existencia de la nación venezolana, este es un punto de honor para todos los que comparten los puntos de vista de los demócratas críticos.
Ese pacto al que me refería, que no tiene nada que ver con aquel otro de Punto Fijo, es uno de condiciones mínimas para la sobrevivencia del país entre grupos y corrientes de pensamiento e ideologías tan diferentes; sólo un pacto donde se establezcan responsabilidades por áreas de acción, designadas con nombre y apellidos, donde lo que importa sean los resultados para lograr las condiciones suficientes para que el pueblo de Venezuela pueda expresar su voluntad sobre su futuro, pueden hacer posible un trabajo en equipo entre venezolanos tan diferenciados.
Creo que es del interés tanto de europeos como de los norteamericanos poner de acuerdo a los venezolanos antes que tratar de llegar a un acuerdo con narcotraficantes y cubanos, las conversaciones que debería estar dándose  es entre los socialistas y los demócratas críticos.
Y para las elecciones que en algún momento pudieran realizarse, me encantaría ver a María Corina compitiendo en buena lid contra Leopoldo López, pero sin cofres secretos de tesoros de CITGO ni PDVSA para la campaña, y con igualdad en el acceso a los medios… sería algo así como un “dream challenge”, y una oportunidad de oro para discutir delante del pueblo ideas, visiones de país, formas de convivencia, planes de gobierno…
Estas son algunas ideas que quiero dejar sobre la mesa para su discusión… creo que es el camino. 
saulgodoy@gmail.com







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