Se
califica aquí de BRUTOS a los hombres incultos: no se hace la distinción por
humillarlos. BRUTO, se toma en el caso presente, por tosco…sin pulimento- y;
efectivamente, es bruto, o está en BRUTO para la sociedad, el hombre que nada
hace por ella… el que emplea toda su razón en satisfacer sus necesidades o
caprichos. Hay entre los individuos de esta especie de hombres, dos variedades
muy abundantes, aún en los países donde se prodiga la instrucción… la de los
brutos incómodos y de los insolentes: por más paciencia que se
quiera tener con los primeros, siempre fastidian- por mas desprecios que se
hagan a los segundos, siempre se entrometen y se atreven.
Luces y Virtudes Sociales, Simón Rodríguez, Chile, 1834
Ser
civilizado es una virtud, nos separa de los brutos, de quienes no son
civilizados y que se destacan por ser rudos, groseros, básicos, en sus maneras
y su forma de expresión, que dicen mucho de esa falta de respeto, de
reconocimiento del otro como un ser humano, como un igual en términos de
ciudadanía, por supuesto habla de una ausencia de educación y tacto, que en
condiciones normales la sola presencia de personas de comportamientos
antisociales provocaría una repulsa general.
Este
tipo de individuos sin educación y de comportamiento irregular por su sola
presencia, provoca miedo en la comunidad de ciudadanos, el ser incivilizado es
casi como una amenaza y causa rechazo por parte de quienes sí son civilizados,
que por lo general es una amplia porción de los ciudadanos que sí han tenido
una educación y se les ha inculcado las buenas maneras, porque vienen de
familias que han asimilado las costumbres y los códigos sociales en su relación
con su entorno y de los diferentes grupos sociales de las que son parte.
La
civilidad se aprende con el trato con las demás personas, a saludarlas con
respeto, a no interrumpirlas cuando hablan, a no levantarles la voz ni
comportarse con agresividad, a no violarles su espacio personal ni tocarlas sin
su consentimiento, a no usar malas palabras, a disculparse si hacen algo
impropio, esto puede irse complicando a medida que las relaciones se hacen más
variadas y complejas; hay reglas básicas de educación que exigen de la persona
levantarse de su asiento cuando entra una dama, la de despedirse de cada
persona del grupo, la de presentarse diciendo su nombre y tratando de retener
el nombre de la persona que se conoce, la de ceder su asiento a personas
mayores de edad o si se trata de una mujer, a no reír estrepitosamente, ni
hablar con la boca llena.
Son
tantos los detalles y las normas de buena conducta que solo es posible irlas
aprendiendo con la observación y la práctica de las mismas, lo importante es entender
que con la civilidad se hace posible una mejor relación humana, entre otras
cosas porque facilita la comunicación y el intercambio de ideas, pareceres y
hasta sentimientos, y todo empieza con una buena presentación, con estar
correctamente vestido para la ocasión, limpio, sin compartir olores ofensivos
ni dar rienda suelta a una serie de sonidos corporales que incomodan, pues se
supone deben ser resueltos en estricta privacidad.
Se
puede ir desde lo más básico a lo más complejo, por ejemplo, jamás asistir a
una reunión social borracho, hasta no utilizar expresiones hirientes y burlas
soterradas en las conversaciones de sobre mesa, las personas se reúnen para
ciertos objetivos concretos, una reunión social es muy distinta a una de
negocios, aunque ambas pueden coexistir, de hecho, es de lo más común cuando se
sabe cómo hacerlo, la experiencia y el rose social da la suficiente experiencia
como para determinar si la oportunidad se puede aprovechar; hay que aprender a
identificar quien es la persona con autoridad en un grupo, quien dirige la
reunión, su trato no es igual al de los demás y esto es importante tanto en un
tribunal de justicia como en un restaurant.
Hay
una palabra clave en todo este asunto de la civilidad y se llama decoro, que
para no desgastarme explicándolo, les doy su definición del diccionario:
Decoro (del lat. decorum, las conveniencias) m. Honor, consideración o respeto que
se debe a una persona. // Circunspección, seriedad. // Recato, decencia,
honestidad. // Honra, estimación. // lit . Correspondencia entre la condición
de un personaje y las acciones y discursos que se le atribuyen. // loc . Guardar
el decoro. Actuar honestamente o acorde a su condición social. // Guardar el
decoro a una persona o cosa. Corresponder adecuadamente a su estimación o a su
merecimiento
El decoro es importante para estar a la medida de las
circunstancias, es de esos conceptos difíciles de entender pero que resultan
importantes para no estar “fuera de lugar”, en caso de no entender la noción
valga el consejo, cuando no sabe de que se trata o como responder, actúe como
las demás personas lo hacen y si está muy confundido, es preferible pasar
inadvertido manteniendo un bajo perfil, pero si todavía se ve obligado actuar,
hágalo de acuerdo a su sentir, mientras no implique un escándalo ni llamar la
atención.
Todos pertenecemos a grupos naturales de los que
venimos, en estos grupos hay reglas de conductas la mayor parte de ellas no
declaradas, no convertidas en normas escritas pero que igual se exigen y las
personas las cumplen, en el vecindario, en la universidad, entre profesionales
en una empresa, en los clubes y en espacios públicos, hay comportamientos que
son aceptables y otros que son rechazados, el que quiera llevársela bien en
esos ambientes debe proceder de acuerdo a estas normas, hacer lo contrario es
un comportamiento que será visto como hostil y ofensivo y de seguro conllevará
una sanción, que puede ir desde un desalojo violento del lugar, hasta un
reclamo airado exigiendo conservar las formas.
En cualquier caso, las personas con poca o ninguna
educación son fácilmente identificables como no pertenecientes al grupo, aún en
un espacio público andar desnudo es algo que ofende a muchos usuarios y las
expresiones de rechazo no se hacen esperar, aún en lugares donde no se espera
mucho decoro, por ejemplo en una cárcel, los detenidos tienen normas y las
respetan, y quien las viola paga por ello, esto es así, porque no importa el
grupo, siempre hay autoridades, liderazgos, maneras, usos y hasta ritos que
deben ser seguidos.
Por lo general quienes se comportan fuera de lugar,
sin importarles la reacción de las personas que comparte ciertos espacios, lo
hacen usualmente para comunicar su desprecio, para insultar, para incomodar a
esas personas, son agresiones pensadas y actuadas a voluntad y que tienen un
fin, porque la mayoría de las malas maneras que se producen por desconocimiento
lo que provocan es risa, asombro, cuando menos desprecio, y como se fuera una
espina en un dedo, el grupo social se activa defendiéndose hasta expulsar el
elemento extraño y retomar la normalidad.
Pero en civilidad y con buen trato las relaciones
fluyen, se dan acuerdos, se comunican necesidades y comparten gustos, se logran
intercambios de información, es importante estar consciente que estas nomas de
civilidad pueden cambiar, evolucionan o degeneran con el tiempo, se enriquecen
y se hacen complejas, o por el contrario se simplifican, lo que es una mala
señal sobre la fortaleza del grupo y su identidad.
Es común que las personas por estar en compañía de
amigos, conocidos o familiares relajen sus conductas cívicas permitiéndose
algunas “libertades” o deberes en base a una confianza ganada en el tiempo,
esto es un error, si bien entre relacionados y en un ambiente relajado algunas
normas de conducta pueden ser dispensadas, hay un núcleo fuerte de modales que
jamás deben ser sacrificados pues se correría el peligro de ser mal entendidos
o dar un mal ejemplo, quedando expuesto a pasar como un falta de respeto, o
alguien a quien no le importa su grupo al querer imponer su gusto, opinión o
modales por encima de los otros.
Sucede a menudo en algunas redes sociales donde sus
miembros intercambian pornografía, o mensajes y consignas religiosas haciendo proselitismo
sin importarle los escrúpulos y gustos de los demás participantes, o chistes y
comentarios de mal gusto que pudieran herir susceptibilidades de otros
usuarios, y es importante recordar que el comportamiento cívico lo que busca es
precisamente la concordia por medio del respeto.
¿Qué en realidad significa ser civilizado? En primer
lugar recordemos que nuestros buenos modales son nuestra carta de presentación
con personas extrañas, o también, nuestra red de seguridad; es la manera como
demostramos que somos respetuosos con los demás, que estamos dispuestos a
asumir reglas y que nuestra intención es pacífica y no vamos a atentar en
contra del bienestar del grupo, se puede considerar como una manera de hacer
política, en el sentido de que es nuestro primer paso para influir sobre los
demás y permitir que ellos nos influyan.
Como bien dice el sociólogo norteamericano Edward Shils
“Necesitamos que las personas sean
decentes entre ellas si es que la vida social va a funcionar eficientemente y
con un mínimo de conflicto y choques”.
La política ha sido siempre uno de los campos más
conflictivos entre las personas con diferentes ideologías y lealtades, y aún en
los países considerados más desarrollados y civilizados, en sus propios
parlamentos hemos vistos esas lamentables escenas de contrarios dándose
trompadas delante de las cámaras, o representantes de un partido levantándose de
sus asientos y dejando al orador hablando solo, o grupos de intelectuales
descalificando a los opositores, o peor todavía, grupos de adeptos atacando a
políticos e hiriéndolos.
En Venezuela hemos tenido la mala suerte de tener
como gobierno a un grupo de revolucionarios de extrema izquierda que con toda
la intención de destruir el orden establecido, se han dedicado a demoler los
usos y costumbres republicanas, con el propósito de introducir maneras de ser
“populares” donde no hay consideraciones a la civilidad, ya que son considerada
formas de alienación y de dominación imperialista, reminiscencias colonialistas
que tienen que ser desplazadas, y en su lugar, sustituidas por fórmulas
igualitarias y comunitarias donde las relaciones que privan son las partidistas.
Todas las figuras públicas que antes servían de
modelo para los ciudadanos, en especial el de Presidente de la República se han
degradado hasta en la manera como hablan y se dirigen a sus seguidores,
cambiaron las formulas del buen trato social, y ahora parecen una pandilla o
cuando mucho alguna unidad de batalla de orden militar, en estos veinte años de
chavismo todo ese inmenso capital social acumulado en el país producto de sus
buenas maneras y costumbres, han sido sustituidos por crudas expresiones de
sometimiento y explotación, por odio social y vulgaridad, lo que ha provocado
un incremento en la violencia social.
La falta de buenas costumbres, de educación, del
trato civilizado, lo que hace es generar suspicacia y sospecha, lo que a su vez
hace imposible que ese capital social, que se valora en términos de confianza,
estabilidad y predictibilidad en el comportamiento de las personas e
instituciones, sea imposible de acumular y transmitir entre las generaciones.
George Washington, quien llegara a ser el primer
presidente de los EEUU, cuando contaba 16 años en 1748 cuando copió, en un ejercicio
de caligrafía, un antiguo panfleto que produjeron los jesuitas franceses sobre
reglas de etiqueta que se titulaba Reglas
de Civilidad & Comportamiento Decente Haciendo Compañía y Durante
Conversaciones entre Adultos, esta copia nunca lo abandonó y de hecho, le dio
muy buen uso durante toda su vida, no solo guiando su comportamiento personal,
sino haciéndolo a publicar y repartiéndolo entre sus oficiales y tropa.
Para esa generación de hombres en este lado del
mundo, la formación del carácter en la civilidad era de suma importancia, y
entre ellos incluyo a Simón Rodríguez y al mismo Simón Bolívar, quien tenía por
costumbre, reseñada por quienes le conocieron, durante sus campañas militares,
comer con la tropa para enseñarles las buenas maneras en la mesa y la
importancia de un trato cortés con las personas; el panfleto de Washington de
110 reglas del comportamiento terminaba con esta: “Esfuércese por tener siempre vivo en su pecho esa chispa de ese fuego
celestial que se llama consciencia”.
- saulgodoy@gmail.com
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