Estoy
convencido que sin unos principios rectores que iluminen las acciones humanas, sin
una visión del mundo y de la vida que le den sentido a nuestra existencia, y
unos convencimiento básicos de lo que es bueno y malo, no importa si están equivocados,
lo que obviamente no garantiza la mejor de las respuestas, pero al menos las
explica, y se puede entender porque una persona hizo lo que hizo.
Lo que
sí es perturbador, inaceptable y sumamente peligroso, es no tener un respaldo
moral sobre los actos de la voluntad, actuar de manera aleatoria, algunos le
dicen: por conveniencia, otros porque todo es relativo, y los más cínicos, por
sobrevivencia.
El
mundo político venezolano de los últimos cuarenta años por lo menos, se ha
caracterizado precisamente por este recurso de “picaflores”, de esta volubilidad
extrema por parte de nuestra élite gobernante, de estar aplicando ese nefasto
meme “según vayamos, vamos viendo” o lo que es lo mismo “hacemos lo que
funciona sin importa de donde venga, si sirve, es bueno”, lo que sería para
quienes creemos en la responsabilidad moral de los individuos, y que nos
distingue de un animalito de monte, el carácter moral de nuestras acciones.
Eso
de “si sirve es bueno” es el resumen de algo que los políticos venezolanos han
mal llamado pragmatismo, y que creen que se trata de algo muy bueno para sus
carreras políticas, sin nunca detenerse en preguntar ¿Bueno para quién?
Porque
uno de los vicios más perniciosos de la cultura política de nuestra clase
política, es creer que lo que es bueno para ellos es bueno para el país, y eso
queridos lectores no es pragmatismo, que es una de las corrientes en filosofía
más importantes, responsable e interesantes de los últimos tiempos, sino que
condensa de manera demoledora uno de los pensamientos criminales más populares
y destructivos en nuestro país, y que explica el porqué estamos como estamos.
Esa
posición mal llamada pragmática que no es otra cosa que el interés propio
disfrazado del interés por los demás, no sólo es un acto de hipocresía, sino
que es la llave que abre la puerta al caos y la corrupción, a la aceptación del
crimen como rector de la sociedad y a la impunidad como premio a la indolencia,
eso es lo que ha estado matando a nuestra Venezuela, lo que la sigue
desangrando y hasta que no le demos un parado a esa actitud de no tener moral,
de hacernos los irresponsables ante nuestras propias faltas, de aparentar que
somos justos y ecuánimes cuando en realidad nos comportamos como cómplices y
aguantadores de ladrones, homicidas y mentirosos, hasta que no le pongamos un
parado a ese jueguito enfermizo de una doble moral, no vamos a detener la
desgracia que se ha cernido sobre nuestro pueblo.
Todos
sabemos que contamos con un gobierno inmoral y corrupto, no voy a gastar
palabras en comprobarlo o dar ejemplos, es un hecho, nuestra realidad nos grita
en la cara todos los días que el chavismo es una secta criminal internacional y
que se sostienen en el poder por vía de la violencia y la sinrazón.
Pero
a pesar de las evidencias tenemos a una enorme cantidad de políticos que por
vía de sus posiciones supuestamente pacifistas, cristianas y democráticas, le
tienen extendida a esta caterva de homicidas una red de seguridad y excusas que
asombra, empezando por el mismo Guaidó que no pasa de ser, en mi opinión, uno
de las creaciones publicitarias y políticas más nefastas de los últimos tiempos
y que nos está costando no solo en términos del desmantelamiento de lo que nos
queda del país, sino en términos de vidas humanas, un sacrificio inaceptable
por mantener a un status quo que ya
hace mucho tiempo ha debido haber desparecido.
Las
señales de decadencia de nuestra dirigencia política, alimentada por la
corrupción y la injerencia del castrocomunismo, es insoportable y obvia, todos
esos intentos de negociaciones, de darle largas a la terminación definitiva y
contundente de nuestro sufrimiento, a los show mediáticos que personeros tan
nefastos como Julio Borges, Carlos Vecchio, Timoteo Zambrano, la familia de
Eduardo Fernández, algunos representantes de la Iglesia, pero por sobre todo la
de un grupo minoritario de empresarios de Fedecámaras que le han tendido la
cama al régimen, y hacen negocios con la dictadura y la preservan y la
alimentan, desde los medios de comunicación, la banca y las finanzas, de la
industria de los alimentos y del transporte, por nombrar a los más obvios.
Desde
el momento que aparece la lamentable y pobrísima carta de los escritores
dándole el espaldarazo a Guaidó como la única salida que tiene el país a su
crisis existencial (sí es la más cómoda y la de menor riesgo), y tratando de
acallar las voces de la disidencia con una lamentable exhortación al silencio
más perruno, en vez de aceptar el error que cometieron y rectificar, se empeñan
en racionalizarlo y hacerlo cada vez más patético, lo escrito, escrito está, no
hay posibilidad de más interpretaciones y hermenéutica postmodernista.
Está
claro que el País se encuentra en un estado de confusión y en plena campaña de
apaciguamiento (canalizado en marchas y concentraciones que no han servido para
nada), en ataques en contra de un pequeño grupo de promotores de la libertad y
la verdadera democracia, esa que intentan acallar y destruir desde sus
contradicciones morales, de sus retóricas de un falso cristianismo, tratando de
destruir e invisibilizar a líderes de la talla como María Corina Machado, son
todas señales de una falta de dirección moral y ética.
Estamos
en medio de una tormenta gigantesca que pretende destruir nuestra alma y
conciencia, veo a la gente optar por las salidas más fáciles y cómodas, por las
fórmulas instantáneas, entiendo que hay desespero y miedo, ha pasado demasiado
tiempo y parecemos continuar clavados en el mismo lugar, sigue Maduro
imponiéndose con las armas, siguen los militares destruyendo el país, sigue
Cuba sembrando la confusión, siguen nuestro aliados deshojando la margarita
sobre qué hacer con esta nueva cepa de criminalidad globalizada, sin percatarse
del enorme peligro que representa para la paz y el orden mundial.
No
puedo sino expresar lo que siento, veo y comprendo, no puedo callar ante la
destrucción generalizada del venezolano, aún en nuestra desgracia tratan de
humillarnos y reducirnos a mendigos internacionales, pero no han podido, ni
podrán, en nuestra alma queda mucho genio, mucha creatividad y fortaleza, y
cada vez que veo esa grandeza aflorar en pequeños gestos y triunfo de nuestra
gente en el mundo y aquí, me da más ánimo para seguir sin desfallecer, porque
ahora, el trabajo tiene que ser de cada uno de nosotros, tallando y puliendo ese
diamante que tenemos dentro, corrigiendo lo torcido, levantándonos de las
caídas y siguiendo en esta lucha por ver de nuevo la luz del día. -
saulgodoy@gmail.com
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