He
estado leyendo últimamente sobre las tendencias realistas tanto en política
como en sociología y caigo en cuenta que la mayor parte de nuestros analistas, y
peor, de los responsables de generar políticas públicas, aún cuando presumen de
altas dosis de realismo al enfrentar los problemas del país, terminan cayendo
en el terreno del chauvinismo y de una tendencia fatal hacia el auto halago y
un nacionalismo insufrible, que indican, que al momento de asumir
responsabilidades en el difícil trance de una reconstrucción del país, van a
privar políticas basadas en idealismo y
prejuiciados por mitos y buenas intenciones, que es todo lo contrario a las
políticas realistas que no son idealistas, que van directo a resolver problemas
aquí y ahora, basadas en hechos y no en deseos fantasiosos.
Dicho
esto, pongo como ejemplo todos esos planes de reactivación económica y de
rescate de las instituciones que organizaciones como el Frente Amplio, al
servicio de la candidatura de Juan Guaidó y su grupo de socialistas, que se
niegan a renunciar al estatismo a ultranza, al sistema presidencialista, a la
planificación centralizada, a la intervención de la política partidista en
actividades propias de la sociedad civil organizada.
Cuando
los dirigentes marxistas del Frente Amplio le pide a las regiones, a las
localidades, empresarios, sindicatos, gremios, universidades, instituciones de
investigación, comunidades y otras organizaciones, sus planes, visiones,
soluciones a los problemas que enfrenta en la actualidad sin un criterio de
admisión y conformación de estrategias, lo que vamos a encontrar es una
reposición de las condiciones del país antes de la revolución chavista, es
decir, la idea del país socialista antes de Chávez.
Con
lo que el llamado Plan País no es sino una sumatoria de empresas ineficientes,
instituciones dependientes de ayudas estatales, sectores productivos que
necesitan de subsidios, organizaciones dependientes de privilegios
gubernamentales, empresa quebradas por incapacidad de autonomía y mercados
propios, todos aquellos factores que sólo en un ambiente socialista,
intervencionista por parte del estado benefactor, que los proteja con
normativas y acuerdos que les limite la competencia de otras empresas,
sobretodo de multinacionales, en pocas palabras, la mayor parte de esos planes
es para propiciar el parasitismo y para limitar la libre competencia.
Hay
en ese inventario una gran cantidad de empresas estatales, mixtas y privadas
que en un ambiente de libre mercado y competencia no podrían sobrevivir sin el
auxilio del gobierno socialista, de allí que muchos sindicatos y gremios asuman
un papel de copartícipes en el rescate de las mismas, bien en calidad de
socios, directivos o responsables directos de insuflarle nueva vida, lo que
indica que claramente el modelo que propicia Guaidó y su grupo no es el
adecuado para un país que quiere ser competitivo e inserto en la economía
mundial, en muy poco tiempo tendríamos una enorme carga presupuestaria con
empresas y organizaciones de no son sustentables y autónomas en su desempeño.
El
socialismo, una ideología importada de Europa desde hace más de 40 años se ha
querido hacer pasar como el modo de ser de los venezolanos, nos la han impuesto
desde el estado, y cuando el chavismo quiere señalarnos el camino de la
actividad económica nos dice, y esto lo tomamos del llamado Segundo Plan Socialista de Desarrollo
Económico y Social de la Nación, 2013-2019
2.1.4.2. Propiciar un nuevo modelo de
gestión en las unidades productivas, de propiedad social directa e indirecta,
que sea eficiente, sustentable y que genere retornabilidad social y/o económica
del proceso productivo. 2.1.4.3. Impulsar la conformación de Consejos de
Trabajadores y Trabajadoras en las unidades productivas, en el marco de la
consolidación y fortalecimiento de la democracia participativa y protagónica.
2.1.4.4. Promover el desarrollo de instancias de coordinación entre los
Consejos Comunales y Consejos de Trabajadores y Trabajadoras. 2.1.4.5.
Desarrollar un sistema de estímulos para el fomento de las pequeñas y medianas
industrias privadas y empresas conjuntas, en un marco de máxima
corresponsabilidad social del aparato productivo, reconociendo el trabajo de
mujeres y hombres emprendedores.
Algo muy parecido a lo que propone el Plan País
elaborado por esa llamada Unión de la Venezuela democrática, una serie de
organizaciones del chavismo descontento y de la izquierda tradicional que no
pierde la esperanza en ensayar sus modelos fracasados y llenos de flagrantes
contradicciones, empezando por esta, en una de sus presentaciones nos dice el Plan País:
Todo plan para rescatar a Venezuela pasa
por liberarla de las fuerzas que la oprimen. Después de la liberación, es
imperativo.
1.- Recuperar al Estado venezolano y
ponerlo al servicio de la gente.
2.- Empoderar a los venezolanos a fin de
liberar sus fuerzas creativas y productivas.
3.- Reinsertar al país en el concierto
de naciones libres del mundo.
Liberar a Venezuela de las
fuerzas que la oprimen-
dicen, y están negociando una cohabitación con ellos, ¿Cómo se entiende eso?
Para
tratar con los socialistas y ahora, con los revolucionarios castrocomunistas,
hay que estar preparados para descubrir engaños y trucos retóricos, como no
tienen ninguna consideración por la verdad y porque actúan impulsados, no por
la voluntad general, sino por sus idearios partidistas e intereses grupales,
debemos examinar cada una de sus expresiones y estar constantemente
recordándoles cuales fueron sus compromisos.
Afortunadamente
el proceso de reconstrucción, liderado por los EEUU, viene dado por una larga
experiencia en este tipo de intervenciones, sobre todo en aquellos países que
han caído bajo la égida del socialismo, y en este punto debo retomar mi
argumento sobre el realismo en política.
Cuando
hablo de los EEUU como socio, aliado, ductor y guía en el proceso de
reconstrucción, lo hago impulsado por dos razones fundamentales, la primera,
son los EEUU, no Cuba, ni Europa, ni Latinoamérica, quienes van a ser nuestros
compañeros de ruta hacia la reconstrucción; yo tuviera muchísimo cuidado con
organizaciones como la ONU y otras organizaciones internacionales para el
desarrollo, en permitirles dirigir el complicado proceso de reconstrucción del
país debido a la enorme influencia que el socialismo tiene en muchos de sus
funcionarios de alta jerarquía, hay en ellos mucha influencia y poder sobre las
decisiones de países como Rusia y China que han demostrado fehacientemente no
ser amigos de la Venezuela democrática.
Con
los EEUU como principal socio en nuestra reconstrucción nos garantizamos una
comunidad de intereses y objetivos que tienen que ver con la paz y la
prosperidad de la región en términos del capitalismo, se trata de un país
vecino, con vínculos históricos que nos unen, los conocemos y ellos nos
conocen, se trata de la primera potencia mundial por antonomasia, y lo más
importante, está dispuesto a ayudarnos, ya no los han dicho, lo que tenemos que
hacer es coadyuvar a que el gobierno aliado del presidente Trump perdure en el
tiempo para poder garantizar un buen desarrollo de nuestra reconstrucción,
quien no haya entendido esto, simplemente no entiende lo que Venezuela se está
jugando, que no es otra cosa que su futuro.
Solos,
por nuestros propios medios no vamos para ningún lado, el país está quebrado y
destruido, hay que ponerle mucho empeño y trabajo en sacarlo adelante, y pocas
son las economías en el mundo que pueden asumir esta labor, no saben lo
afortunados que somos en tener ciertas condiciones y recursos que son de
interés para los EEUU, porque la otra cosa que debemos tener clara, es que
nuestra reconstrucción no es gratis, debemos pagarla, afortunadamente tenemos
con qué.
Los
que estén pensando en ideales y utopías, que el mundo nos va ayudar por pura
solidaridad, o que somos tan arrechos
que vamos a salir solos de este hueco, están dementes, hay demasiados intereses
conjugados para que nos quedemos en la prehistoria, y nunca salgamos de la
cueva en la que el chavismo nos ha metido, López y Guaidó, así como toda la MUD
están equivocados, no hay futuro en el socialismo, ni en una Latinoamérica
atenazada por el populismo, vean lo que está sucediendo en Argentina.
Con
los EEUU como socios tendremos las puertas abiertas en el FMI en el BM, en el
BID, ya tienen paquetes de ayuda preparados, tienen listos un menú de
inversiones, pero lo más importante de todo es la experiencia que tienen en los
procesos de reconstrucción, lo que sucede es que el ser socialista y tener
relaciones con países europeos donde las organizaciones socialistas prosperan
se ve, gracias a la propaganda y la ideología, como algo normal y hasta bueno,
pero que alguien hable bien de los EEUU se tiene como algo execrable, digno de un
“lame botas”, me niego a ser parte de ese grupo de acomplejados y oligofrénicos.
Hay
en Internet un excelente artículo del oficial retirado Andrew S. Natsios
(Lieutenant Colonel, USAR Ret.) quien ha trabajado con USAID, ha sido director
de la Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero de 1989 a 1991, y
ocupado cargos importantes en organizaciones similares, un hombre con una vasta
experiencia mundial en estos asuntos de la reconstrucción de naciones, y
habiendo pertenecido a las fuerzas militares entiende la naturaleza delicada de
estas intervenciones, su artículo se titula Los Nueve Principios de Reconstrucción y Desarrollo (2005).
Busquen
el artículo y léanlo con cuidado (sólo se encuentra la versión en inglés)
porque allí están resumidos las reglas de oro de este tipo de ayuda que estamos
pronto a recibir y es bueno que lo tengamos en claro.
Lo
primero que nos dice Natsios es que la actividad de reconstrucción de naciones
por parte de los EEUU se ha convertido en un esfuerzo prioritario para su
programa de seguridad nacional, sus últimas experiencias en Irak, Afganistán y
el Sudán se acumulan en una serie de intervenciones que por más un lustro y
desde aquel famoso Plan Marshall para la reconstrucción de Europa en la Segunda
Guerra Mundial, les han enseñado valiosas lecciones
El
primer principio en que la reconstrucción se basa en que la población sienta
que el proceso les pertenece, que no es de la comunidad de donantes ni de las
agencias actuantes, si se logra que la población sienta que el proceso es de
ellos, cuando las agencias terminen su labor habrá una continuidad en el
trabajo por parte de la comunidad.
El
segundo principio es la transferencia de la capacidad de construcción, tanto
del conocimiento técnico como las habilidades personales e institucionales,
pero no solo se trata de construir infraestructura, sino de construir el país
en oportunidades, como generador de riqueza, educación, desarrollo.
El
tercero es sustentabilidad, construir iniciativas cuyo impacto duren en el
tiempo, en el caso por ejemplo de rehacer las fuerzas militares y policiales no
se trata de resolver solamente el problema de seguridad del momento, sino de
prepararse para afrontar las amenazas y peligros en el futuro
El
cuarto trata de seleccionar las áreas de inversión, recordemos que se tratan de
recursos limitados que deben ser bien administrados de acuerdo a ciertas
necesidades, estando en primer lugar resolver los problemas humanitarios, luego
reforzar los puntos de interés para los EEUU, no podemos convertirnos en un
problema de seguridad permanente para nuestro socio y tiene el derecho de
exigirnos atención sobre ciertas áreas, y por último, invertir en preparar al
pueblo y sus líderes para reformas importantes. Todas la inversiones deben ir a
los sectores y áreas que signifiquen el mayor impacto posible sobre el
beneficio para el país receptor.
La
quinta regla es tener conocimiento de lo que el país necesita en todas sus
regiones, hay que hacer un trabajo de inteligencia que le indiquen a las
agencias necesidades, capacidad de absorción de recursos, cuales son las
mejores prácticas en las diversas áreas, cuales son las condiciones reales en
el sitio, una cosa es planificar desde una oficina y otra es enfrentar las
dificultades en el terreno, sin esta información el esfuerzo puede diluirse y
hasta perderse.
El
sexto principio habla sobre los resultados,
tienen que ser definidos estratégicamente, y sus resultados
perfectamente medibles para saber de su efectividad, se trata de un proceso que
debe ser monitorizado durante todo el
tiempo que dure, si se trata de reactivar el aparato agroproductivo, por
ejemplo, hay que tener todo planificado para que el objetivo a cumplir sea la
producción de alimentos suficientes para el sostén de la nación, lo que
conlleva complejos arreglos de insumos, créditos, recursos, asistencia técnica,
transporte, mercados, etc. Una de las exigencias de USAID es darle prioridad al
combate de la pobreza a la que considera principal en su esfuerzo de
reconstrucción (para el momento en que se publicó el artículo, USAID tenía 90
misiones en el mundo prestando ayuda a democracias frágiles ya algunos estados
fallidos).
El
séptimo renglón es de las asociaciones, colaborar de manera muy cercana entre
donantes, agencias, gobierno, comunidades, ONG’s, el sector privado, universidades y organizaciones
internacionales. Escoger quien será el socio en determinados esfuerzos como
serían, por ejemplo, programas para
fomentar la libertad de información y la libre expresión luego de largos
períodos de censura, preparar al público con la información que pudieran
necesitar para que decidan sobre el futuro de sus comunidades y regiones,
entrenar a los medios y periodistas en la búsqueda de la información que
ayudará al desarrollo humano de su público en valores democráticos y de
participación, en este caso sería los medios de comunicación y los diversos
gremios responsables de la actividad.
Octavo,
flexibilidad, el poder ajustarse a las condiciones cambiantes, tomar ventaja de
las oportunidades, y maximizar las eficiencias; para las agencias de desarrollo
la adaptabilidad es importante, el poder cambiar actividades ilícitas o
degradantes del ambiente por otras legales y de menor impacto en la naturaleza
es una tarea difícil y que toma tiempo, en este sentido las agencias, con el
gobierno deben determinar cuáles son las inversiones para programas a largo
plazo.
Noveno,
responsabilidad y transparencia, construir legitimidad basado en rendir
cuentas, y hacer contralorías, porque la lucha en contra de la corrupción debe
ser continua y a todo nivel, este tipo de ayudas y programas de reconstrucción
reciben de parte de las autoridades norteamericanas un estricta auditoría y a
su vez esperan de los gobiernos receptores la misma reciprocidad, todas estas
actividades deben contar con una serie de supervisiones especializadas, cada
contrato y subcontrato deben llevar auditorías, hay algunas prácticas que están
bajo estricto control sobre todo en la erogación de los recursos, en los que se exige el cumplimiento de
cronogramas y la calidad de los trabajos ejecutados.
Por
último para el gobierno norteamericano la intervención militar es el mejor
instrumento para entrar en ambientes de conflicto y proveer una fuerza de
estabilización inmediata, pero son las agencias civiles las mejores equipadas
para hacerse cargo, junto al gobierno receptor de la ayuda, para la
reconstrucción y desarrollo del país.
El
artículo comentado es mucho más detallado y amplio que esta breve reseña, sólo
quería dejar en mi público lector algunas de estas nociones y prácticas de las
que muy pronto seremos parte, en lo personal creo que Venezuela está en
capacidad de hacer nuestra reconstrucción una operación eficiente y rápida, un
nuevo modelo para estos tiempos difíciles.
Lamentablemente
para el país nos tocó a Leopoldo y Guaidó, y su grupo socialista liderar este
período, y ha retrasado y complicado la solución a nuestro problema, desviando
los esfuerzos en una negociaciones que no tienen ninguna justificación, ya
llegará el día de las explicaciones y de asignar responsabilidades, por lo
pronto, nuestros principal socio para la reconstrucción está listo para iniciar
el trabajo y el país ansioso por poner manos a la obra. - saulgodoy@gmail.com
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