No entiendo como existen personas que piensan que se
puede convivir, tratar, llegar a acuerdos con el fanatismo y su desmedida
creencia de que puede prevalecer en sus opiniones y visión del mundo por sobre
el resto de la humanidad; sin importar argumentos, evidencias o hechos, siempre
defenderá su posición a costa de lo que sea, privilegiando actitudes y
posiciones irracionales.
Pero es peor cuando el fanatismo se hace fundamentalista,
cuando las creencias religiosas privan sobre todas las demás y sucede, como en
el caso del movimiento de pureza islámica, mediante la aplicación estricta de
la ley coránica en la sociedad, obligando al mundo no islámico a respetar su
supuesta superioridad, imponiendo sus estilos de vidas y costumbres, donde
quiera se encuentren, sumando el agravante de que los jefes religiosos, que han
tomado el poder político-militar en sus naciones, han amenazado con una guerra
sagrada de conquista al resto del mundo con el fin de convertirlos a la
verdadera fe o destruirlos.
El Islam es un pensamiento religioso que se apropia de
todas las demás formas de actuación de vida; una vez que estas creencias entran
el mundo de la persona, invaden su ámbito familiar, su actividad profesional,
sus relaciones sociales y políticas. El islamismo va permeando e
introduciéndose por cada intersticio de la cultura en que vive,
transformándola, se hace parte de un movimiento mundial de reclamos de derechos
y espacios con pretensiones hegemónicas y, casi sin darse cuenta, el creyente
se convierte en predicador, en militante de una orden cuya misión es captar
creyentes.
Este empeño en la defensa y publicidad de sus creencias
ha llegado a extremos en múltiples ocasiones, como sería el uso del terrorismo,
la guerra de exterminio y la inmolación suicida de sus miembros en nombre de su
Dios, lo que implica que llegado altos niveles de indoctrinación, en que los
individuos pierden toda consideración y valor a la presente vida, en aras de
una vida trascendente, más allá de la muerte, en paraísos donde la felicidad es
eterna.
Este tipo de fanatismo es sumamente peligroso, pues
arropa los territorios donde se les permite permanecer y dominan rápidamente a
cualquier otra forma de organización social; se trata de creencias que
mantienen a sus fieles en un constante estado de alerta y preparación para la
guerra, el mundo se divide en ellos, los hijos del verdadero y único Dios, los
convertidos, o los pueblos que han sido dominados y son sus súbditos, y los infieles,
o sea, el resto de nosotros que vivimos en el pecado y la ignorancia.
Las guerras sagradas necesitan de guerreros sagrados, de
servidores a Dios que están en estado de gracia, como no la tiene otro mortal.
Irán ha estado sumida en guerras, prácticamente desde su conformación como un
estado moderno; aparte del interludio con el Shá Reza Pallevi, Irán no ha
conocido otra forma de gobierno que el de los Ayatola, los líderes religiosos
del islamismo chiita, y personajes como
el que fuera el Mayor General Gassem Soleimani, Comandante de las Fuerzas
Armadas de Irán, el hombre fuerte del islamismo radical, todos guerreros en una
lucha por la conquista del mundo que nunca termina hasta la consecución del
califato universal.
Muchas personas opinan que Soleimani era el muro de
contención del Estado Islámico (ISIS) en la región, pero su conducta era
ambigua, manejaba importantes recursos con los que alimentaba no sólo grupos
radicales sino conflictos en otros países; los árabes nunca se sintieron
seguros con su presencia en la política del Medio Oriente, tampoco los
cristianos y judíos, recordemos también, que es con él que por primera vez se
da una internacionalización de sus grupos de fuerzas especiales, porque envió
contingentes de sus guerreros y expertos en seguridad a distintos países del mundo,
entre ellos el nuestro, Venezuela… estas fuerzas especiales iraníes se destacan
por conformar uno de los principales anillos de seguridad del tirano Maduro.
Los EEUU tenían años haciéndole seguimiento, pues era uno
de los operadores más activos y secretos de la insurgencia islámica; Soleimani
había construido una extensa red de operaciones en Siria, Libano, Sudán, Irak, Yemen,
Arabia Saudita, Emiratos Árabes, sus ojos y oídos tenían alcance hasta
Afganistán, India y buena parte del Sureste Asiático y del norte de África.
La pertenencia de Irán a la OPEP, el haber podido dominar
algunas etapas primeras del desarrollo nuclear, y al contar con una ingeniería
más o menos destacada en la construcción de armamentos, le dieron una fama
inmerecida como potencia regional, que fue puesta a prueba en varios conflictos
bélicos, entre ellos la cruenta guerra con Irak (1980-88), con bajas cercanas
al millón de personas entre ambos bandos, y una guerra de trincheras, en
combates casi cuerpo a cuerpo, con usos de gases venenosos y armas
bacteriológicas.
Durante los 62 años de vida del General Soleimani, Irán
se convirtió en una generadora de inestabilidad política para toda la región,
llegó a tener el ejército con mayor proyección y capacidad, y no fue en vano
toda esa historia de conflictos de Irán con las principales potencias del
momento, Rusia, Alemania, Francia, Inglaterra, los EEUU, Israel… los persas
vieron y sufrieron en su suelo la marcha de distintos ejércitos, por razones geopolíticas,
coloniales, por asuntos energéticos, por guerras religiosas, ha sido una de los
puntos más calientes del planeta, políticamente hablando, a través de la
historia.
Pero fue el gobierno de los Ayatolas el que produjo las
condiciones que impulsaron a que se convirtiera en un vector de violencia;
fueron gobiernos totalitarios, opresivos, sin ningún tipo de libertades para su
población, que se han distinguido por violar todos los derechos humanos en
existencia… el control es absoluto y, para ello, cuentan con una policía
siempre vigilante y un ejército preparado para inmolar la vida por su fe.
Soleimani escaló posiciones rápidamente en el seno de la
Guardia Revolucionaria y se concentró en las fuerzas élite Al Quds; prestó todo
su conocimiento en inteligencia, subversión y operaciones encubiertas para
montar una extensa red operativa, compuesta de los más disímiles elementos, entre
ellos grupos radicales como Hezbolah en el Líbano, ISIS en Irán y Siria, el
grupo rebelde Houthi del Yemen, Hamas y la milicia yihadista de Palestina,
entre otros, quienes recibían ayuda financiera, armas y entrenamiento de sus
redes.
Estuvo involucrado directamente en las guerras de Irak y
Siria, defendiendo con sus milicias al presidente Bashar al-Assad, tuvo protagonismo en la guerra del
Líbano; en Yemen, su presencia era un factor importante en la piratería de
tanqueros y barcos de carga en el estrecho de Ormuz; le ha causado una gran
cantidad de bajas a las fuerzas israelíes, norteamericanas, de Arabia Saudita, y
preparó atentados, asesinatos selectivos, secuestros, marchas en contra de
embajadas, manipulaba información y fake
news en los medios de la región; la mayor parte de las armas, sobre todo
cohetes y misiles de mediano alcance, usados en estos conflictos regionales
provienen de sus depósitos.
Es por todo esto que, desde el 2011, ya era denunciado como terrorista
por los gobiernos de USA e Israel, y el año pasado, el presidente Trump declaró
grupo terrorista a todo el grupo Al Quds. El presidente Obama tuvo una serie de
inexplicables errores de apreciación cuando tuvo que lidiar con este personaje,
aparentemente por temor, y prefirió darle dinero al gobierno de Irán para
apaciguarlo, en vez de terminar definitivamente sus correrías en contra de los
intereses de occidente… tuvo sus oportunidades de hacerlo y no quiso.
Pero ahora, el partido Demócrata, en una actuación ilógica y con un
gesto que muy pocos entendemos, anda exigiéndole al presidente Trump
“explicaciones sobrias” sobre su actuación en dar de baja a este terrorista que
ha asesinado a tantos norteamericanos. Se entiende la animadversión que
pudieran sentir por un competidor político, que los tiene pasando tanto
trabajo, pero es muy difícil de pasar que traten de entorpecer el deber de un
presidente de defender a su pueblo y los legítimos intereses de su nación.
El partido Demócrata y sus representantes en el Congreso, están amarrándole
las manos al único hombre con el poder y la decisión en este difícil momento de
defender a occidente en contra del fundamentalismo islámico y su expresión
terrorista, ya desde hace mucho tiempo Irán cuenta con una avanzada en
Latinoamérica, gracias a los gobiernos de Raúl Castro en Cuba y Nicolás Maduro
en Venezuela, varios analista tememos que incluso, dentro de las filas de los
Demócratas ya existan personas infiltradas defendiendo la causa de los Ayatolas
por encima de los intereses norteamericanos.
Trump actuó como un patriota al momento de ponerle fin a una amenaza
cierta, presente e inmenente; estoy seguro de que existen la inteligencia y las
evidencias que justificaron esta acción y que ambas son suficientes, pero la
actitud de los demócratas indica un grado preocupante de desapego y
consideración por la vida de sus compatriotas, al punto que algunos
observadores nos sintamos incómodos ante una posición tan absurda y
desconsiderada sobre un funcionario que solo está haciendo su trabajo y
cumpliendo con su deber. La ineludible pregunta: ¿Dónde estará el verdadero
interés? - saulgodoy@gmail.com
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