Vivid en peligro
Nietzsche.
Yo digo que es una gran suerte que un filósofo encarnado
en un español, como lo fue Ortega y Gasset, ocupara una buena parte tiempo en
pensar sobre la vida en sociedad, un tema que le era caro y con el que trabajó
hasta el último suspiro de su vida, y esto lo digo porque a pesar del tiempo
que ha corrido desde su desaparición física, muy poco se ha avanzado en
dilucidar esa gran interrogante ¿Qué es lo que realmente constituye una
sociedad humana?
Don Ortega y Gasset se tomó la molestia de llevarnos
hacia adelante en estas nociones de la sociología, y aún sin resolver muchas
interrogantes ni aclarar otros conceptos fundamentales, exploró el asunto
gracias a la fuerza de su raciocinio y a su método envidiablemente claro y
preciso; en su libro El Hombre y la
Gente (1949), nos hace una invalorable observación que voy a permitirme
transcribirles en su totalidad por la manera en como lo abordó, y es que
buscando parecidos al hombre en la vida animal, se fue a un zoológico y allí
observó la vida en la jaula de los gorilas, y esto fue lo que vio:
Si sabemos permanecer un rato quietos
contemplando pasivamente la escena simiesca, pronto destacará en ella, como
espontáneamente, un rasgo que llega a
nosotros como un rayo de luz. Y es aquel estar las diablescas bestezuelas
constantemente alerta, en perpetua inquietud, mirando, oyendo todas las señales
que les llegan de su derredor, atentas sin descanso al contorno, como temiendo
que de él llegue siempre un peligro al que es forzoso responder automáticamente
con la fuga o con el mordisco, en mecánico disparo de un reflejo muscular. La
bestia, en efecto, vive en perpetuo miedo del mundo, ya la vez, en perpetuo
apetito de las cosas que en él hay y que en él aparecen, un apetito indomable
que se dispara también sin freno ni inhibición posibles, lo mismo que el pavor.
En uno y otro caso son los objetos y acaecimientos del contorno quienes
gobiernan la vida del animal, le traen y le llevan como una marioneta. El no
rige su existencia, no vive desde sí mismo, sino que está siempre atento
a lo que pasa fuera de él, a lo otro que él. Nuestro vocablo otro no
es sino el latino alter. Decir, pues, que el animal no vive desde sí
mismo sino desde lo otro, traído y llevado y tiranizado por lo otro,
equivale a decir que el animal vive siempre alterado, enajenado, que su
vida es constitutiva alteración.
No se alarmen, aunque el hombre, al
igual que el gorila, se encuentre inserto en la misma naturaleza, y sujeto a
las mismas circunstancias, nuestro filósofo también encontró esa diferencia
fundamental entre los humanos y los demás animales, en sus propias palabras la
describió de esta manera: “el
poder que el hombre tiene de retirarse virtual y provisoriamente del mundo, y
meterse dentro de sí, o dicho con un espléndido vocablo, que sólo existe en
nuestro idioma: que el hombre puede ensimismarse.”
Lamentablemente estimados lectores,
esa es una condición que el venezolano practica cada vez menos, en algunos
casos porque es prácticamente imposible hacerlo debido a tantos estímulos
operando sobre nuestra mente simultáneamente, pero principalmente porque hemos
olvidado como hacerlo, por lo que su descripción de la jaula de los gorilas
aplica de manera perfecta a como los venezolanos vivimos el día a día, y lo
peor, debido a esta lamentable actitud es que la comunidad internacional parece
reconocernos, y la razón que priva para que no hayan actuado para ayudarnos a resolver
nuestra calamitosa situación humanitaria, es que ven al país como si fuera una
jaula de monos.
Esto lo digo porque si una parte del
país, aunque fuera pequeña, se hubiera ensimismado, y reflexionado sobre
nuestra situación, nos hubiéramos percatado que no es correcto que tengamos
políticos de tan baja estatura moral e intelectual representándonos ante el
mundo y ante nosotros mismos, si pudiéramos pensar aunque sólo sea un momento,
se nos caería la cara de vergüenza de haber propiciado un sistema político que
se alimenta de la desgracia humana, de explotar a los más débiles, del uso del truco
y la mentira como políticas públicas.
Si tuviéramos ese momento para pensar,
nos habríamos escandalizado de contar con una clase de empresarios y
personalidades mediáticas que viven y necesitan mantener de un status quo corrompido, que propicien la quietud y la
desmovilización entre las masas para que la situación del país no cambie, para
ellos poder seguir disfrutando de los bienes y placeres que le dictan sus
apetitos.
No, no desprecio a los venezolanos, yo
soy uno de ellos, yo vivo en esa jaula, la diferencia pudiera estar en que yo
me doy cuenta y trato de que reaccionen, que se den cuenta que no es posible
que nuestra sociedad esté en manos de unos gorilas violentos y asesinos, y que
de nuestro lado nos representen chimpancés, que le bajan la vista y le ofrecen
flores y sus hembras para apaciguarlos, y no les quiten sus racimos de
cambures.
Yo no me preguntaba en que momento
perdimos nuestra calidad de humanos, ahora me cuestiono si en algún momento lo
fuimos.
Hagámonos la siguiente pregunta, si
todos podemos ensimismarnos ¿Por qué no lo hacemos?, hay varias respuestas y de
nuevo fue Ortega y Gasset quien nos lo explica, porque para poder estar dentro
de nosotros necesitamos primero la posibilidad de apartarnos del fragor diario
y poder sostener un momento contemplativo, eso no es fácil porque estamos
obligados a sobrevivir en condiciones muy precarias, también por que el
gobierno se empeña es perturbar cualquier momento de paz con ruido y amenazas,
pero igualmente porque nuestras vidas están llenas de aparatos, entretenimiento
e informaciones que nos distraen las 24 horas, lo cual hace imposible
despegarnos de la “tecnología inteligente”.
Luego está el problema de las ideas,
las ideas no ocupan lugar pero viven en nuestro interior y lamentablemente hay
muchos venezolanos que están vacíos de ideas, probablemente algunos tengan
ideologías, memes, recetas, consignas, pero esas ideas no son propias, son de
otras personas, no la pensamos nosotros; nos plantean un Plan País o Plan de la
Patria, que son ideas que no nos pertenecen y muchas veces no compartimos, y
aun así, es lo único que tenemos allá adentro, pero al menos es algo, hay
venezolanos que están absolutamente vacíos, se les ve en los ojos, convivir con
ellos es difícil.
¿Y en que piensan los hombres? Piensan
en el mundo, piensan en sí mismos, piensan en los demás… la utilidad del pensar
es transformar nuestro entorno, hacer de nuestra sociedad un lugar mejor, para
nosotros y las generaciones que vienen, el ensimismamiento no es más que la
proyección de un plan de acción en el futuro, una defensa en contra del mundo
tal y como se nos presenta, pero no es fácil, aislarse y pensar requiere un
esfuerzo, tener buenas ideas requiere de un trabajo mental, llevarlas a cabo
toman tiempo y sacrificio, pero hay que hacerlo, es nuestro papel como seres
humanos, es nuestra naturaleza, no la de unos simios gobernados por el más
fuerte y bruto, viviendo constantemente en el temor y las sorpresas.
Probablemente haya personas que se
sientan incómodas con mi alusión a que somos como una jaula de monos, no se den
mala vida y hagan algo por no serlo, porque ser humano implica riesgos enormes
y el principal es precisamente no ser humano, la deshumanización es nuestra
marca de Caín, no hay nada más fácil que volvernos unos animales y depredar a
los más débiles, es un acto heroico recoger las velas y cambiar nuestro rumbo,
y si eso es lo que toma para volver a ser humanos, pues hay que hacerlo.
Dos advertencias antes de terminar, el
pensar no es condición intrínseca del hombre, hay que desafiar, y con fuerza,
nuestras tendencias a no hacerlo, segundo, no crean en la idea de un progreso continuo
que viene dado por las fuerzas de la historia, es una seguridad falsa, somos el
ejemplo más patético de que el progresismo es una desdichada doctrina sin bases
reales.
Tenemos una inmensa fortuna, y es que
en nuestro pasado muchos venezolanos han pensado y de manera brillante, nos han
dejado un legado de ideas sobre cómo debería funcionar nuestra sociedad, de
quienes somos, de dónde venimos, eso es un verdadero tesoro que debemos
aprovechar, deberíamos como sociedad y como individuos construir sobre esas
bases, elaborar con esas ideas unas nuevas, hacer del mundo que ellos vivieron
y crearon un mejor espacio para la vida; no es destruyendo ni volviendo a la
prehistoria la manera de avanzar hacia un futuro mejor, tampoco cometiendo los
mismos errores una y otra vez.
Sólo espero que esta reflexión haya
servido de algo. - saulgodoy@gmail.com
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