viernes, 17 de enero de 2020

Petros, así no quieras



No es lo que no sabes lo que mete en problemas, es lo que crees saber por seguro, pero que no es.
Mark Twain.

La ignorancia es audaz y de eso hemos tenido un montón de ejemplos de esta revolución bolivariana socialista; Chávez y Maduro han sido responsables de innumerables momentos de desacierto, confusión y catastróficos errores, sobre todo en el ámbito económico, no en vano estamos como estamos, de últimos en los listados de países desarrollados del mundo, y de primeros en las naciones con mayores desigualdades, pobreza y deudas.
Pero lo que más llama la atención es que seamos un país con las mayores reservas petroleras del mundo, como tanto se empeñó el régimen chavista en restregárselo al mundo en la cara, y que vengamos de ser una de las economías con mayores ventajas competitivas de occidente, todo apunta hacia un culpable, la ignorancia, el escudero fiel de ese caballero de desvencijada armadura y esquelético jamelgo, llamado socialismo.
No soy economista y respeto mucho a los profesionales que se desempeñan en esa disciplina tan cuestionada como necesaria, que no llega a ser una ciencia exacta debido a ese factor humano tan importante imbricado en su estructura, que los obliga a ser psicólogos, sociólogos e historiadores, todo al mismo tiempo, pero que admite los rigores y las descripciones matemáticas que le dan sentido y dirección a las cuentas y proyecciones que utilizan en sus trabajo, donde hay ciertas leyes que regulan flujos y relaciones y que hay que cumplir so pena de acabar arruinados, para mí los economistas siempre han sido como unos chamanes sociales que pueden ver en los caracoles y el vuelo de las aves, los rumbos del progreso de una comunidad humana, y cuando hablan, los escucho con atención.
De acuerdo a la economía clásica el factor monetario era un elemento neutro dentro de lo que ahora llaman la ecología del sistema económico, ni el mismo Keynes quiso meterse con él, fue una tendencia reciente (Friedman, 1968) la que promovía la manipulación monetaria como forma de flotador, los economistas neoclásicos fueron los que pusieron a las políticas monetaristas a influenciar sobre los flujos de inversiones y ahorros para a su vez intervenir en las tazas de intereses, mucha agua ha corrido debajo del puente para llegar a los tiempos de las criptomonedas y toda esa extraña fauna de elementos de una economía virtual que hoy tenemos.
No sé de dónde saca sus economistas ésta revolución, pero en sus rostros se les ve esa expresión que retrata lo que dijo Twain de los que están seguros de lo que no es, lo que me lleva a ese acto de magia chimba y voluntarista, otra más, del extenso repertorio que maneja Nicolás Maduro Moros, el verdugo y enterrador de una Venezuela que jamás volverá, y hablo de esa ocurrencia de Chávez llamada Petro, que probablemente algún economista socialista importado, se lo sopló en la oreja durante un ritual santero en el Panteón Nacional, invocando al espíritu de Simón Bolívar.
Lo que ha hecho el régimen chavista con el bolívar, nuestra moneda, es un crimen de lesa majestad con consecuencias desastrosas para la gente de carne y hueso, que la ha utilizado en la adquisición de bienes y servicios en la economía del país, que ha sido parte fundamental de nuestra riqueza como nación, con la que interactuábamos en los mercados de divisas internacionales, logró lo imposible, en sólo veinte años la pulverizó debido a una pésimo manejo de la economía, y ahora quiere inventar una nueva moneda, que en el mejor estilo comunista, ni es moneda y solo él sabe cuánto vale.
Maduro tiene hablando del Petro como tres años y con más insistencia a medida que las sanciones económicas de los EEUU y de la UE los acorralaban con sus fortunas mal habidas, hemos visto como al sentirse más presionado se pone creativo, con el surgir de los obstáculos practica unas “contras” que parecen salidas de una novela de Harry Potter; los EEUU ilegalizó el Petro apenas tuvo conocimiento de sus intenciones, igual hizo la Asamblea Nacional y como si nada de esto importara, siguieron atendiendo el parto de aquella moneda que nace maltrecha.
Las vueltas que ha dado el Petro es producto no sólo de las asesoría que recibe de sus economistas y expertos en activos virtuales, sino de la incursión de las mafias y el crimen organizado en los terrenos de las criptomonedas y criptoactivos, varias son las confluencias del desarrollo de estas nuevas herramientas monetarias, en primera instancia, a medida que las finanzas mundiales fueron dependiendo más y más de la digitalización de sus operaciones, las transacciones se realizan en el ciberespacio, y la mayor parte de ellas no pasan de ser intercambios de información encriptada entre máquinas a la velocidad de la luz, por otro lado, el concepto y el desarrollo de comunidades virtuales incluía el desarrollo de una economía virtual, con productos, servicios y pagos que se hacían en monedas igualmente virtuales.
Algunos desarrolladores de software elaboraron complicados algoritmos que de alguna manera garantizaban la seguridad y protegían el valor de las transacciones virtuales, no pasó mucho tiempo en que el valor de las llamadas criptomonedas tuvieran su asiento y producción completamente dentro de los ambientes cibernéticos con algo que se llamó minería, o sea, el uso de las máquinas para calcular dentro de unas fórmulas su valor, un trabajo que implicaba extensivos cálculos, intercambio de información mundial en tiempo real y procesos numéricos, en una especie de “granjas” de máquinas consumiendo grandes cantidades de electricidad, día y noche.
La producción de las criptomonedas están avaladas por distintos protocolos de organizaciones que trabajan con los llamados Blockchain, los cuales tienen unos manuales y controles de muy estricto cumplimiento, el régimen de Maduro ha mencionado a varias de estas instituciones como socios en este proyecto, algunos han desmentido este apoyo, otros simplemente ignoran los anuncios, lo que conlleva a una indeseable desinformación que habla de los grados de improvisación de este plan.
Algunas de estas monedas llegaron al mercado financiero como novedosas formas de inversión, entre ellas el famoso Bitcoin, que ya es parte de las formas de intercambio de monedas en el mundo, pero para ello necesitó de una largo interludio de adelantos tecnológicos y de un estricto control de los términos de su valor y producción, además del factor “confianza” que impulsó a los inversionistas a tomarlas en serio.
Lo del Petro es una versión bananera de un grupo de narcotraficantes que necesitan tener un refugio para sus dineros producto de la corrupción y que ya no pueden gastar libremente en el mundo sin que implique el riesgo de ser detenidos y procesados como criminales, allí ni hay un interés de servicio a la nación por brindarle alternativas económicas a sus serios problemas, ni el deseo de competir en el mundo de las criptomonedas, que es un asunto delicado y un negocio en plena expansión, lo que verdaderamente resuma en este trágico esfuerzo, es el interés por lavar dinero de procedencia ilícita.
Y digo trágico esfuerzo porque detrás de este experimento estamos todo nosotros, obligados a participar en un esquema ilegal de enriquecimiento ilícito, nariceados por un solo hombre que pretende erigirse como juez y señor de su propia moneda, obligando a todo un país por medio de decretos a rendirse ante el Petro, sueños de un megalómano incurable, de esos que produce el socialismo por puñados.
El Petro hasta los momentos no sabemos que es todavía, se ideó como un criptoactivo y más tarde pasó a definirse como un certificado de ahorros. Ahora los economistas de Venezuela se refieren a él como una "unidad de cuenta", algunos funcionarios dicen se trata de una criptomoneda no minada (pero ya exhiben impúdicamente los certificados de minería expedidos por la Superintendencia de los Criptoactivos y Actividades Conexas Venezolana, en un país que no puede garantizarle ni a sus principales hospitales el servicio eléctrico estable).
Esta extraña criptomoneda está avalada por petróleo venezolano, enterrado en la tierra  y denominado como “reservas” con la particularidad de que su correlación con el precio de este volátil “comodittie” lo determina Nicolás Maduro de acuerdo a su personalísima apreciación, ya se ha mencionado que con el respaldo de más de 5.300 millones de barriles de petróleo, ubicados en el Bloque Ayacucho de la Faja petrolífera del Orinoco, aunque el abanico se ha abierto para incluir un Petro respaldado por las reservas de oro y no se extrañen, de muchas otras garantías que no son del padre de la moneda.
Nicolás sabe que con el factor “confianza” no puede contar, muy poca gente en el planeta confía en él, de modo que recurre a la fuerza, a la ley, a sus instrumentos represivos y ya ha decretado que las obligaciones de los ciudadanos para con el estado sean pagados en Petros, desde los impuestos, servicios públicos, permisos y licencias y hasta el jet fuel para los aviones.
Le metió a los pensionados, jubilados y personal activo del sector público como parte del aguinaldo, este pasado diciembre, medio Petro, que según Maduro equivale a 30 dólares, entre otras cosas dijo, para fortalecer la economía, y ¡pum! La inflación se disparó, y la pobre gente haciendo colas gigantescas frente a los pocos negocios que aceptaban aquel invento por mercancía remarcada en precios estratosféricos.
El voluntarismo de Maduro le hace creer que solo queriendo puede rehacer un sistema económico desde sus escombros, está visto que el Petro no cuenta ni con la infraestructura, ni la normativa, ni la experticia y mucho menos con la confianza de los mercados para poder tener una oportunidad, la economía no la construye un solo hombre y menos si lo hace a lo mero macho, porque le da la gana.
Ese experimento es apenas una muestra de lo que viene, nadie quiere Petros, ni los chinos, ni los cubanos, ni los rusos pero nos abre la boca y nos los empuja con su característica mala sangre, para muchos venezolanos es simplemente una nueva megaestafa, de unos criminales que no tienen consideración con la tragedia de nuestro pueblo y continúan usándonos como rehenes en experimentos sociales, que nada de diferente tienen con el nazismo en la Alemania de antes de la Segunda Guerra Mundial.
Hay algunos economistas que ven la situación de manera mucho más sencilla, el socialismo bolivariano destruyó la economía, entre los daños colaterales se cuenta nuestra moneda, el bolívar, el Petro no es más que una nueva moneda para hacer posible la economía postchavista, necesitan un nuevo sistema monetario que no sea el dólar o el euro, y visto que el yuan no tenía la fuerza necesaria, se decidieron por el Petro, el asunto es que si esto era así, fue totalmente innecesario escoger el complicado camino de una criptomoneda.
¿Tiene la maldad de estos engendros algún límite? ¿Son estos bichos con los que los vapuleados diputados, que dicen pertenecer a la oposición, pretenden cohabitar y gobernar el país?  -    saulgodoy@gmail.com







No hay comentarios:

Publicar un comentario