No es lo que no
sabes lo que mete en problemas, es lo que crees saber por seguro, pero que no
es.
Mark Twain.
La ignorancia es
audaz y de eso hemos tenido un montón de ejemplos de esta revolución
bolivariana socialista; Chávez y Maduro han sido responsables de innumerables
momentos de desacierto, confusión y catastróficos errores, sobre todo en el
ámbito económico, no en vano estamos como estamos, de últimos en los listados
de países desarrollados del mundo, y de primeros en las naciones con mayores
desigualdades, pobreza y deudas.
Pero lo que más
llama la atención es que seamos un país con las mayores reservas petroleras del
mundo, como tanto se empeñó el régimen chavista en restregárselo al mundo en la
cara, y que vengamos de ser una de las economías con mayores ventajas
competitivas de occidente, todo apunta hacia un culpable, la ignorancia, el
escudero fiel de ese caballero de desvencijada armadura y esquelético jamelgo,
llamado socialismo.
No soy
economista y respeto mucho a los profesionales que se desempeñan en esa
disciplina tan cuestionada como necesaria, que no llega a ser una ciencia
exacta debido a ese factor humano tan importante imbricado en su estructura,
que los obliga a ser psicólogos, sociólogos e historiadores, todo al mismo
tiempo, pero que admite los rigores y las descripciones matemáticas que le dan
sentido y dirección a las cuentas y proyecciones que utilizan en sus trabajo, donde
hay ciertas leyes que regulan flujos y relaciones y que hay que cumplir so pena
de acabar arruinados, para mí los economistas siempre han sido como unos
chamanes sociales que pueden ver en los caracoles y el vuelo de las aves, los
rumbos del progreso de una comunidad humana, y cuando hablan, los escucho con
atención.
De acuerdo a la
economía clásica el factor monetario era un elemento neutro dentro de lo que
ahora llaman la ecología del sistema económico, ni el mismo Keynes quiso
meterse con él, fue una tendencia reciente (Friedman, 1968) la que promovía la manipulación monetaria
como forma de flotador, los economistas neoclásicos fueron los que pusieron a
las políticas monetaristas a influenciar sobre los flujos de inversiones y
ahorros para a su vez intervenir en las tazas de intereses, mucha agua ha
corrido debajo del puente para llegar a los tiempos de las criptomonedas y toda
esa extraña fauna de elementos de una economía virtual que hoy tenemos.
No sé de dónde
saca sus economistas ésta revolución, pero en sus rostros se les ve esa
expresión que retrata lo que dijo Twain de los que están seguros de lo que no
es, lo que me lleva a ese acto de magia chimba y voluntarista, otra más, del
extenso repertorio que maneja Nicolás Maduro Moros, el verdugo y enterrador de
una Venezuela que jamás volverá, y hablo de esa ocurrencia de Chávez llamada
Petro, que probablemente algún economista socialista importado, se lo sopló en
la oreja durante un ritual santero en el Panteón Nacional, invocando al
espíritu de Simón Bolívar.
Lo que ha hecho
el régimen chavista con el bolívar, nuestra moneda, es un crimen de lesa
majestad con consecuencias desastrosas para la gente de carne y hueso, que la
ha utilizado en la adquisición de bienes y servicios en la economía del país,
que ha sido parte fundamental de nuestra riqueza como nación, con la que
interactuábamos en los mercados de divisas internacionales, logró lo imposible,
en sólo veinte años la pulverizó debido a una pésimo manejo de la economía, y
ahora quiere inventar una nueva moneda, que en el mejor estilo comunista, ni es
moneda y solo él sabe cuánto vale.
Maduro tiene
hablando del Petro como tres años y con más insistencia a medida que las
sanciones económicas de los EEUU y de la UE los acorralaban con sus fortunas mal
habidas, hemos visto como al sentirse más presionado se pone creativo, con el
surgir de los obstáculos practica unas “contras” que parecen salidas de una
novela de Harry Potter; los EEUU ilegalizó el Petro apenas tuvo conocimiento de
sus intenciones, igual hizo la Asamblea Nacional y como si nada de esto
importara, siguieron atendiendo el parto de aquella moneda que nace maltrecha.
Las vueltas que
ha dado el Petro es producto no sólo de las asesoría que recibe de sus
economistas y expertos en activos virtuales, sino de la incursión de las mafias
y el crimen organizado en los terrenos de las criptomonedas y criptoactivos,
varias son las confluencias del desarrollo de estas nuevas herramientas
monetarias, en primera instancia, a medida que las finanzas mundiales fueron
dependiendo más y más de la digitalización de sus operaciones, las
transacciones se realizan en el ciberespacio, y la mayor parte de ellas no
pasan de ser intercambios de información encriptada entre máquinas a la
velocidad de la luz, por otro lado, el concepto y el desarrollo de comunidades
virtuales incluía el desarrollo de una economía virtual, con productos,
servicios y pagos que se hacían en monedas igualmente virtuales.
Algunos
desarrolladores de software elaboraron complicados algoritmos que de alguna
manera garantizaban la seguridad y protegían el valor de las transacciones
virtuales, no pasó mucho tiempo en que el valor de las llamadas criptomonedas
tuvieran su asiento y producción completamente dentro de los ambientes
cibernéticos con algo que se llamó minería, o sea, el uso de las máquinas para
calcular dentro de unas fórmulas su valor, un trabajo que implicaba extensivos
cálculos, intercambio de información mundial en tiempo real y procesos
numéricos, en una especie de “granjas” de máquinas consumiendo grandes
cantidades de electricidad, día y noche.
La producción de
las criptomonedas están avaladas por distintos protocolos de organizaciones que
trabajan con los llamados Blockchain, los cuales tienen unos manuales y
controles de muy estricto cumplimiento, el régimen de Maduro ha mencionado a
varias de estas instituciones como socios en este proyecto, algunos han
desmentido este apoyo, otros simplemente ignoran los anuncios, lo que conlleva
a una indeseable desinformación que habla de los grados de improvisación de
este plan.
Algunas de estas
monedas llegaron al mercado financiero como novedosas formas de inversión,
entre ellas el famoso Bitcoin, que ya es parte de las formas de intercambio de
monedas en el mundo, pero para ello necesitó de una largo interludio de
adelantos tecnológicos y de un estricto control de los términos de su valor y
producción, además del factor “confianza” que impulsó a los inversionistas a
tomarlas en serio.
Lo del Petro es
una versión bananera de un grupo de narcotraficantes que necesitan tener un
refugio para sus dineros producto de la corrupción y que ya no pueden gastar
libremente en el mundo sin que implique el riesgo de ser detenidos y procesados
como criminales, allí ni hay un interés de servicio a la nación por brindarle
alternativas económicas a sus serios problemas, ni el deseo de competir en el
mundo de las criptomonedas, que es un asunto delicado y un negocio en plena
expansión, lo que verdaderamente resuma en este trágico esfuerzo, es el interés
por lavar dinero de procedencia ilícita.
Y digo trágico
esfuerzo porque detrás de este experimento estamos todo nosotros, obligados a
participar en un esquema ilegal de enriquecimiento ilícito, nariceados por un
solo hombre que pretende erigirse como juez y señor de su propia moneda,
obligando a todo un país por medio de decretos a rendirse ante el Petro, sueños
de un megalómano incurable, de esos que produce el socialismo por puñados.
El Petro hasta los momentos no sabemos que es todavía, se
ideó como un criptoactivo y más tarde pasó a definirse como un certificado de
ahorros. Ahora los economistas de Venezuela se refieren a él como una
"unidad de cuenta", algunos funcionarios dicen se trata de una
criptomoneda no minada (pero ya exhiben impúdicamente los certificados de
minería expedidos por la Superintendencia de los Criptoactivos y Actividades
Conexas Venezolana, en un país que no puede garantizarle ni a sus principales hospitales
el servicio eléctrico estable).
Esta extraña criptomoneda está avalada por petróleo
venezolano, enterrado en la tierra y
denominado como “reservas” con la particularidad de que su correlación con el
precio de este volátil “comodittie”
lo determina Nicolás Maduro de acuerdo a su personalísima apreciación, ya se ha
mencionado que con el respaldo de más de 5.300 millones de
barriles de petróleo, ubicados en el Bloque Ayacucho de la Faja petrolífera del
Orinoco, aunque el abanico se ha abierto para incluir un Petro respaldado por
las reservas de oro y no se extrañen, de muchas otras garantías que no son del
padre de la moneda.
Nicolás sabe que con el factor “confianza” no puede
contar, muy poca gente en el planeta confía en él, de modo que recurre a la
fuerza, a la ley, a sus instrumentos represivos y ya ha decretado que las
obligaciones de los ciudadanos para con el estado sean pagados en Petros, desde
los impuestos, servicios públicos, permisos y licencias y hasta el jet fuel
para los aviones.
Le metió a los pensionados, jubilados y personal activo del sector público como parte
del aguinaldo, este pasado diciembre, medio Petro, que según Maduro equivale a
30 dólares, entre otras cosas dijo, para fortalecer la economía, y ¡pum! La
inflación se disparó, y la pobre gente haciendo colas gigantescas frente a los
pocos negocios que aceptaban aquel invento por mercancía remarcada en precios
estratosféricos.
El voluntarismo de Maduro le hace
creer que solo queriendo puede rehacer un sistema económico desde sus
escombros, está visto que el Petro no cuenta ni con la infraestructura, ni la
normativa, ni la experticia y mucho menos con la confianza de los mercados para
poder tener una oportunidad, la economía no la construye un solo hombre y menos
si lo hace a lo mero macho, porque le da la gana.
Ese experimento es apenas una
muestra de lo que viene, nadie quiere Petros, ni los chinos, ni los cubanos, ni
los rusos pero nos abre la boca y nos los empuja con su característica mala
sangre, para muchos venezolanos es simplemente una nueva megaestafa, de unos
criminales que no tienen consideración con la tragedia de nuestro pueblo y
continúan usándonos como rehenes en experimentos sociales, que nada de
diferente tienen con el nazismo en la Alemania de antes de la Segunda Guerra
Mundial.
Hay algunos economistas que ven la
situación de manera mucho más sencilla, el socialismo bolivariano destruyó la
economía, entre los daños colaterales se cuenta nuestra moneda, el bolívar, el
Petro no es más que una nueva moneda para hacer posible la economía
postchavista, necesitan un nuevo sistema monetario que no sea el dólar o el
euro, y visto que el yuan no tenía la fuerza necesaria, se decidieron por el
Petro, el asunto es que si esto era así, fue totalmente innecesario escoger el
complicado camino de una criptomoneda.
¿Tiene la maldad de estos engendros
algún límite? ¿Son estos bichos con los que los vapuleados diputados, que dicen
pertenecer a la oposición, pretenden cohabitar y gobernar el país? -
saulgodoy@gmail.com
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