Pues aquel que
canta alabanzas, no sólo alaba, sino que alaba con alegría
San Agustín.
Alex Ross, el famoso crítico de música, en un memorable
artículo publicado por la revista New
Yorker en el 2002, explicaba como la música de Arvo Pärt
(se pronuncia Pairt) se había convertido en una petición generalizada en
pacientes con enfermedades terminales; enfermos de cáncer y SIDA en sus últimos
días, eran asiduos escuchas de la música de este compositor estonio pues les
daba la paz, la esperanza y la confianza que necesitaban al final de sus vidas.
- Música de ángeles- la llamó uno de estos pacientes.
Otros datos, Pärt
es el compositor más ejecutado en conciertos de música clásica en los últimos
siete años en el mundo; según un listado (el Bachlist de 2019) es el segundo autor más vendido en el renglón de
música clásica detrás de John Williams; son más de cincuenta películas que lo
han usado en sus bandas sonoras, principalmente europeas, en Hollywood, entre otras
cintas, fue parte del score en una de las películas de los Vengadores, Avengers:
Age of Ultron, de Joss Whedon (2015).
El aspecto de Pärt es el de
un monje de clausura, desgarbado, alto, medio calvo y con una luenga barba, pero
cada día que pasa su fama de ser el compositor de música clásica más importante
de la actualidad crece, a pesar de sus ochenta y dele años de edad; retirado en
Lauslamaa donde hace dos años inauguraron la nueva sede del Centro Arvo Pärt,
se encarga de ayudar en catalogar, preservar y promocionar su legado.
Artistas como Michael Stipe de
R.E.M., y Bjork, compositores famosos como Steve Reich y Phillip Glass lo
tienen como uno de los pioneros del “estilo minimalista”, aunque él lo niegue
con vehemencia, su música coral debe ser de las más difundidas en el mundo no
solo por la belleza de sus construcciones sino por la dificultad y el
virtuosismo que entrañan para sus ejecutantes.
Arvo Pärt nace 1935 en la pequeña
aldea de Paide cerca de Tallinn, la capital de Estonia, país situado en el Golfo
de Finlandia y que fue ocupada por Rusia en 1944, su educación musical empezó
tarde, pero contaba con una habilidad natural para la música que compensó el
tiempo perdido, le tocó una Unión Soviética centrada en construir una estética
socialista, rígida y con una academia que le dio la espalda a los adelantos del
mundo, aislando a sus artistas en cánones formales y modelos clásicos ya
agotados, era el período del mandato de Krushchev.
Pero aun así recibió por
diversas vías nociones e influencias occidentales, fue de esta manera que pudo
componer su obra Necrología, su
primer experimento con música en el sistema dodecafónico, también aprovechó su
tiempo para componer música para películas y teatro, trabajó por varios años
como ingeniero de sonido para Radio Estonia y sorpresivamente, en 1963 gana,
contra todo pronóstico, el primer premio en el Concurso para Jóvenes
Compositores de la Unión Soviética con una cantata para niños, Nuestro
Jardín, y un oratorio, Zancada del Mundo.
Hasta ese momento el compositor había
trabajado con las influencias de los estilos neoclásicos de Shostakovich,
Bartók, Prokofiev y por supuesto, Schoemberg y su técnica de doce tonos, todos
aborrecidos por el régimen comunista.
Luego de trabajar durante varios años con el sistema
dodecafónico y “el serialismo”, decide experimentar haciendo collages de varios
estilos y sistemas y es como llega a la construcción de su obra Credo.
Credo es una
distorsión metódica de la famosa pieza de Juan Sebastián Bach, Preludio en C Mayor para un clavecín bien
temperado, donde el tema principal se desarrolla en medio de una turbulenta
composición que parece ahogar el tema en cuestión, la obra fue muy mal
recibida, principalmente por su espíritu religioso en una sociedad obligada al
ateísmo, imperdonable era la declaración de fe “Yo creo en Jesucristo” que se
escucha en el transcurso de la obra la cual fue censurada por las
autoridades.
Aquello motivó a su compositor a su retiro de las
orquestas y de la actividad pública, y a su inmersión en el estudio de la música coral francesa y Franco-flamenca de los siglos
XIV al XVI: obras de Machaut, Ockeghem, Obrecht, Josquin. Al comienzo de los años
1970, escribió algunas obras de transición en el espíritu de la primitiva
polifonía europea, como su Tercera Sinfonía en 1971.
Para ese momento Arvo Pärt
había llegado a un límite en su tarea como compositor, se enfrentaba a un
desierto creativo, los estilos hasta ese momento asumidos habían copado su
utilidad y se encontraba en una difícil encrucijada, y su tabla de salvación lo
encontró en la música polifónica, en los cantos gregorianos, fueron movimientos
arriesgados que lo introdujeron en los peligrosos terrenos de lo que los
músicos medioevales y renacentistas llamaban tritone, una de las fórmulas polifónicas de composición más
difíciles, y que los estudiosos aconsejaban no tocar.
Vuelve a su retiro y sus estudios en
1976, momento en que ya tiene desarrollado los principios de uno de sus grandes
aportes a la música contemporánea, la tintinnabulación, una técnica cuyo nombre
deviene de la palabra latina, tintinnabuli,
que significa campanilla, en sus propias palabras nos explica:
“Tintinnabulación es el lugar donde deambulo
cuando busco respuestas -en mi vida, en mi música, en mi trabajo... lo complejo
y lo multifacético sólo consigue confundirme y debo alcanzar la unidad… todo lo
que no es importante cae. La tintinnabulación es así. Aquí estoy solo con el
silencio. He descubierto que es suficiente una sola nota tocada bellamente.
Esta nota, o un compás en silencio, o un momento de silencio, me consuela.
Trabajo con muy pocos elementos –con una voz, dos voces. Construyo con
materiales primitivos –con la tríada, con una tonalidad específica. Las tres
notas de una tríada son como campanas y por eso lo llamo tintinnabulación.”
La música que surge en este nuevo período es definitivamente
portentosa, el compositor había encontrado un centro neurálgico en la
estructura del lenguaje musical que le hablaba directamente al alma, que
llevaba a su audiencia a estadios superiores de percepción, en combinaciones
que, sin dejar de ser rigurosamente matemáticas, pulsaban elementos sensitivos
de gran pureza y belleza.
Es así como surgen las nuevas composiciones como Fratres, Cantus In Memorian Benjamin
Britten, Tabula Rasa y Spiegel im Spiegel, obras que le dieron
fama internacional y el reconocimiento que necesitaba para la nueva etapa de
vida y de trabajo que tenía en mente.
En el informativo blog de temas musicales perteneciente a Javi
Piqueres “¿Tomamos un café?” nos
brinda un interesante comentario sobre la pieza Spiegel im spiegel, nos explica:
Spiegel im Spiegel forma parte
de este segundo periodo compositivo, donde una voz melódica, de estilo
tintinnabular, operando sobre escalas diatónicas, se sobrepone a una voz
acompañamiento basada en la triada tónica. Su duración es de aproximadamente 10min,
y fue originalmente concebida para piano y violín, aunque el violín
puede ser sustituido por cello, viola, o flauta. La pieza es musicalmente
minimalista, y produce una serena tranquilidad… Spiegel im Spiegel, del
alemán, puede traducirse como "espejo en el espejo" y "espejos
en el espejo", y se refiere a la infinidad de imágenes producidas por dos
espejos paralelos y enfrentados: las triadas tónicas se repiten infinitamente
con muy pequeña variación como si se reflejaran adelante y atrás.
El autor era un firme creyente de la ortodoxia rusa, en sus obras
recoge textos sagrados, principalmente salmos, que sus coros cantan en
adoración a Cristo, se escuchan oraciones en idioma eslavo, latín, griego y
hasta en español como en el caso de su icónica pieza “Como Sierva Sedienta”, una de sus más opulentas en cuanto a
composición musical.
Hay un tema de ese período, justo antes de su salida de Estonia,
que es una de mis favoritas, se trata de Fur
Alina (1976), una pequeña obra para piano que concentra la esencia de la
simpleza y la belleza en las notas que el compositor escogió en su forma, una
de las partituras más populares para piano de la historia, y el ejemplo más
ilustrativo del estilo tintinobular.
El compositor se había casado con Nora, una conductora de orquesta
de origen judío con la que tuvo dos hijos, por su intermedio había conseguido
un permiso para emigrar para Israel y estuvo tramitando los permisos por un
buen tiempo, hasta que finalmente en 1980 se lo otorgaron, pero a lo que salió
de su país se dirigió primero a Viena, donde adquiere la nacionalidad
austríaca, luego recibió una beca para irse a Berlín occidental y allí se quedó,
trabajando y creando, perfeccionando sus conocimientos, luego se mudó a
Inglaterra.
Fueron décadas de intenso trabajo y uno de los encuentros que
impulsaron su carrera fue con el productor y ejecutivo de la empresa
discográfica EMC, Manfred Eicher, quien no solo le dio todo el apoyo al
compositor en la grabación de sus obras, sino que las mismas se realizaron con
todo el cuidado y los avances tecnológicos, que las hicieron paradigmas de
excelencia en sonido.
A partir de estas grabaciones se plantearon una serie de
conciertos a nivel mundial que le han dado varios premios Grammy a su autor; es
uno de los músicos más reconocidos en el mundo condecorado con la Orden
Caballero de la Legión de Honor de Francia (2011), miembro del Consejo Cultural
Pontificio del Vaticano (2011), Premio Imperial para la música de la Asociación
de arte del Japón, Doctorado Honorario de la Universidad de Oxford (2016) y
otros muchos reconocimientos más.
Nunca descuidó su activismo político por mejorar las
condiciones de vida de los países oprimidos por los regímenes totalitarios,
cuando en la Rusia de Putin fue asesinada la periodista investigativa Anna
Politkovskaya, en octubre del 2006 en Moscú, todas las presentaciones de sus obras
2006-2007 en el mundo, fueron dedicadas a su memoria; su Cuarta Sinfonía,
estrenada en el 2009, fue dedicada al magnate petrolero ruso, caído en desgracia
ante el presidente Vladimir Putin y todavía preso político, Mikhail
Khodorkovsky.
Hoy, Arvo Pärt es un octogenario respetado, volvió a su país natal donde vive con su
familia, promoviendo a los nuevos músicos y ordenando, junto a su hijo su
extensa obra musical; para quienes no conocen a este compositor les espera una
agradable sorpresa, pero recuerden que Arvo Pärt tiene dos períodos
claramente marcados, el primero que es el dodecafónico que pudiera no ser
debidamente apreciado por un nuevo oyente ya que es una música compleja, y el
segundo, que es el más depurado y minimalista, de este recomiendo especialmente
Tabula Rasa, que lo disfruten.
- saulgodoy@gmail.com
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