miércoles, 15 de enero de 2020

Música de Ángeles




Pues aquel que canta alabanzas, no sólo alaba, sino que alaba con alegría
San Agustín.

Alex Ross, el famoso crítico de música, en un memorable artículo publicado por la revista New Yorker en el 2002, explicaba como la música de Arvo Pärt (se pronuncia Pairt) se había convertido en una petición generalizada en pacientes con enfermedades terminales; enfermos de cáncer y SIDA en sus últimos días, eran asiduos escuchas de la música de este compositor estonio pues les daba la paz, la esperanza y la confianza que necesitaban al final de sus vidas.
- Música de ángeles- la llamó uno de estos pacientes.
Otros datos, Pärt es el compositor más ejecutado en conciertos de música clásica en los últimos siete años en el mundo; según un listado (el Bachlist de 2019) es el segundo autor más vendido en el renglón de música clásica detrás de John Williams; son más de cincuenta películas que lo han usado en sus bandas sonoras, principalmente europeas, en Hollywood, entre otras cintas, fue parte del score en una de las películas de los Vengadores, Avengers: Age of Ultron, de Joss Whedon (2015).
El aspecto de Pärt es el de un monje de clausura, desgarbado, alto, medio calvo y con una luenga barba, pero cada día que pasa su fama de ser el compositor de música clásica más importante de la actualidad crece, a pesar de sus ochenta y dele años de edad; retirado en Lauslamaa donde hace dos años inauguraron la nueva sede del Centro Arvo Pärt, se encarga de ayudar en catalogar, preservar y promocionar su legado.
Artistas como Michael Stipe de R.E.M., y Bjork, compositores famosos como Steve Reich y Phillip Glass lo tienen como uno de los pioneros del “estilo minimalista”, aunque él lo niegue con vehemencia, su música coral debe ser de las más difundidas en el mundo no solo por la belleza de sus construcciones sino por la dificultad y el virtuosismo que entrañan para sus ejecutantes.
Arvo Pärt nace 1935 en la pequeña aldea de Paide cerca de Tallinn, la capital de Estonia, país situado en el Golfo de Finlandia y que fue ocupada por Rusia en 1944, su educación musical empezó tarde, pero contaba con una habilidad natural para la música que compensó el tiempo perdido, le tocó una Unión Soviética centrada en construir una estética socialista, rígida y con una academia que le dio la espalda a los adelantos del mundo, aislando a sus artistas en cánones formales y modelos clásicos ya agotados, era el período del mandato de Krushchev.
Pero aun así recibió por diversas vías nociones e influencias occidentales, fue de esta manera que pudo componer su obra Necrología, su primer experimento con música en el sistema dodecafónico, también aprovechó su tiempo para componer música para películas y teatro, trabajó por varios años como ingeniero de sonido para Radio Estonia y sorpresivamente, en 1963 gana, contra todo pronóstico, el primer premio en el Concurso para Jóvenes Compositores de la Unión Soviética con una cantata para niños, Nuestro Jardín, y un oratorio, Zancada del Mundo.
Hasta ese momento el compositor había trabajado con las influencias de los estilos neoclásicos de Shostakovich, Bartók, Prokofiev y por supuesto, Schoemberg y su técnica de doce tonos, todos aborrecidos por el régimen comunista.
Luego de trabajar durante varios años con el sistema dodecafónico y “el serialismo”, decide experimentar haciendo collages de varios estilos y sistemas y es como llega a la construcción de su obra Credo.
Credo es una distorsión metódica de la famosa pieza de Juan Sebastián Bach, Preludio en C Mayor para un clavecín bien temperado, donde el tema principal se desarrolla en medio de una turbulenta composición que parece ahogar el tema en cuestión, la obra fue muy mal recibida, principalmente por su espíritu religioso en una sociedad obligada al ateísmo, imperdonable era la declaración de fe “Yo creo en Jesucristo” que se escucha en el transcurso de la obra la cual fue censurada por las autoridades.
Aquello motivó a su compositor a su retiro de las orquestas y de la actividad pública, y a su inmersión en el estudio de la música coral francesa y Franco-flamenca de los siglos XIV al XVI: obras de Machaut, Ockeghem, Obrecht, Josquin. Al comienzo de los años 1970, escribió algunas obras de transición en el espíritu de la primitiva polifonía europea, como su Tercera Sinfonía en 1971.
Para ese momento Arvo Pärt había llegado a un límite en su tarea como compositor, se enfrentaba a un desierto creativo, los estilos hasta ese momento asumidos habían copado su utilidad y se encontraba en una difícil encrucijada, y su tabla de salvación lo encontró en la música polifónica, en los cantos gregorianos, fueron movimientos arriesgados que lo introdujeron en los peligrosos terrenos de lo que los músicos medioevales y renacentistas llamaban tritone, una de las fórmulas polifónicas de composición más difíciles, y que los estudiosos aconsejaban no tocar.
Vuelve a su retiro y sus estudios en 1976, momento en que ya tiene desarrollado los principios de uno de sus grandes aportes a la música contemporánea, la tintinnabulación, una técnica cuyo nombre deviene de la palabra latina, tintinnabuli, que significa campanilla, en sus propias palabras nos explica:   

“Tintinnabulación es el lugar donde deambulo cuando busco respuestas -en mi vida, en mi música, en mi trabajo... lo complejo y lo multifacético sólo consigue confundirme y debo alcanzar la unidad… todo lo que no es importante cae. La tintinnabulación es así. Aquí estoy solo con el silencio. He descubierto que es suficiente una sola nota tocada bellamente. Esta nota, o un compás en silencio, o un momento de silencio, me consuela. Trabajo con muy pocos elementos –con una voz, dos voces. Construyo con materiales primitivos –con la tríada, con una tonalidad específica. Las tres notas de una tríada son como campanas y por eso lo llamo tintinnabulación.”

La música que surge en este nuevo período es definitivamente portentosa, el compositor había encontrado un centro neurálgico en la estructura del lenguaje musical que le hablaba directamente al alma, que llevaba a su audiencia a estadios superiores de percepción, en combinaciones que, sin dejar de ser rigurosamente matemáticas, pulsaban elementos sensitivos de gran pureza y belleza.
Es así como surgen las nuevas composiciones como Fratres, Cantus In Memorian Benjamin Britten,  Tabula Rasa y Spiegel im Spiegel, obras que le dieron fama internacional y el reconocimiento que necesitaba para la nueva etapa de vida y de trabajo que tenía en mente.
En el informativo blog de temas musicales perteneciente a Javi Piqueres “¿Tomamos un café?” nos brinda un interesante comentario sobre la pieza Spiegel im spiegel, nos explica:

Spiegel im Spiegel forma parte de este segundo periodo compositivo, donde una voz melódica, de estilo tintinnabular, operando sobre escalas diatónicas, se sobrepone a una voz acompañamiento basada en la triada tónica. Su duración es de aproximadamente 10min, y fue originalmente concebida para piano y violín, aunque el violín puede ser sustituido por cello, viola, o flauta. La pieza es musicalmente minimalista, y produce una serena tranquilidad… Spiegel im Spiegel, del alemán, puede traducirse como "espejo en el espejo" y "espejos en el espejo", y se refiere a la infinidad de imágenes producidas por dos espejos paralelos y enfrentados: las triadas tónicas se repiten infinitamente con muy pequeña variación como si se reflejaran adelante y atrás.

El autor era un firme creyente de la ortodoxia rusa, en sus obras recoge textos sagrados, principalmente salmos, que sus coros cantan en adoración a Cristo, se escuchan oraciones en idioma eslavo, latín, griego y hasta en español como en el caso de su icónica pieza “Como Sierva Sedienta”, una de sus más opulentas en cuanto a composición musical.
Hay un tema de ese período, justo antes de su salida de Estonia, que es una de mis favoritas, se trata de Fur Alina (1976), una pequeña obra para piano que concentra la esencia de la simpleza y la belleza en las notas que el compositor escogió en su forma, una de las partituras más populares para piano de la historia, y el ejemplo más ilustrativo del estilo tintinobular.
El compositor se había casado con Nora, una conductora de orquesta de origen judío con la que tuvo dos hijos, por su intermedio había conseguido un permiso para emigrar para Israel y estuvo tramitando los permisos por un buen tiempo, hasta que finalmente en 1980 se lo otorgaron, pero a lo que salió de su país se dirigió primero a Viena, donde adquiere la nacionalidad austríaca, luego recibió una beca para irse a Berlín occidental y allí se quedó, trabajando y creando, perfeccionando sus conocimientos, luego se mudó a Inglaterra.
Fueron décadas de intenso trabajo y uno de los encuentros que impulsaron su carrera fue con el productor y ejecutivo de la empresa discográfica EMC, Manfred Eicher, quien no solo le dio todo el apoyo al compositor en la grabación de sus obras, sino que las mismas se realizaron con todo el cuidado y los avances tecnológicos, que las hicieron paradigmas de excelencia en sonido.
A partir de estas grabaciones se plantearon una serie de conciertos a nivel mundial que le han dado varios premios Grammy a su autor; es uno de los músicos más reconocidos en el mundo condecorado con la Orden Caballero de la Legión de Honor de Francia (2011), miembro del Consejo Cultural Pontificio del Vaticano (2011), Premio Imperial para la música de la Asociación de arte del Japón, Doctorado Honorario de la Universidad de Oxford (2016) y otros muchos reconocimientos más.
Nunca descuidó su activismo político por mejorar las condiciones de vida de los países oprimidos por los regímenes totalitarios, cuando en la Rusia de Putin fue asesinada la periodista investigativa Anna Politkovskaya, en octubre del 2006 en Moscú, todas las presentaciones de sus obras 2006-2007 en el mundo, fueron dedicadas a su memoria; su Cuarta Sinfonía, estrenada en el 2009, fue dedicada al magnate petrolero ruso, caído en desgracia ante el presidente Vladimir Putin y todavía preso político, Mikhail Khodorkovsky.
Hoy, Arvo Pärt es un octogenario respetado, volvió a su país natal donde vive con su familia, promoviendo a los nuevos músicos y ordenando, junto a su hijo su extensa obra musical; para quienes no conocen a este compositor les espera una agradable sorpresa, pero recuerden que Arvo Pärt tiene dos períodos claramente marcados, el primero que es el dodecafónico que pudiera no ser debidamente apreciado por un nuevo oyente ya que es una música compleja, y el segundo, que es el más depurado y minimalista, de este recomiendo especialmente Tabula Rasa, que lo disfruten.  -    saulgodoy@gmail.com





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