Todo este inesperado cambio de juego en la agenda de
Guaidó tienen un significado muy claro, el gobierno del Sr. Trump requiere una
rápida solución para el problema venezolano, su principal interés radica en
remover a Maduro del poder, es decir necesita neutralizar a un gobierno enemigo
de sus intereses y el causante de un problema grave de seguridad en la región,
y que es apenas una parte de un problema mayor donde están Cuba, Nicaragua,
Argentina, México, España y que se extiende a otros países fuera de la esfera
hispanoamericana.
No tiene tiempo de armarle el juego a la oposición
venezolana, las fuerzas de la derecha continúan desperdigadas y con un
protagonismo muy bajo excepto por su incidencia en la opinión pública por medio
de las redes sociales; la oposición de la izquierda está mejor organizada
porque viene de los partidos tradicionales, están estructurados en una unidad
muy activa en el tema electoral donde son buenos pero no tienen la fuerza para
cobrar sus victorias, pero son los únicos que tienen una presencia en la calle
y acceso a los grandes medios de comunicación.
De esta oposición de la izquierda viene Juan Guaidó, un
candidato incidental producto de los manejos de las brujas del llamado G-4 que
son los principales partidos políticos de la izquierda democrática venezolana,
al Sr. Trump le hubiera gustado contar con otro candidato y con otra
configuración de fuerzas políticas en Venezuela, pero eso es lo que hay, y con
eso es que están trabajando, repito, el objetivo principal es salir de Maduro,
lo que venga después sería mucho más manejable que estar trabajando con un
títere de La Habana.
A pesar de todos sus problemas y deficiencias Guaidó es
un peón manejable y con la presencia mínima permisible para montarlo en una
gira promovida por los EEUU y la UE, permitiéndole el acceso a importantes
tribunas como Davos y a ser recibido en las principales capitales europeas como
el representante legítimo del gobierno de Venezuela, el incidente de Delsy
Rodríguez, enviada de Maduro en España, dan cuenta del grado de desprestigio y
peligro que representa el chavismo en el mundo, son tratados como una nueva
especie del coronavirus de Wuam, nadie los quiere, excepto sus aliados
estratégicos como PODEMOS, y ahora el Presidente Sánchez del partido socialista
español quien quedó en evidencia.
El asunto es que el plan de Washington de acabar con la
nefasta influencia de Maduro y Raúl Castro en el continente va a velocidad de
crucero, y a medida que el chavismo siente la presión y se desespera, comete
garrafales errores como la de incorporar al representante diplomático de Cuba
en el gabinete de gobierno de Venezuela, una jugada que todavía no ha tenido
una reacción internacional contundente ante la grosera injerencia de La Habana
en los asuntos internos de otros países.
Lo que podemos observar es que los EEUU le ha imprimido
mayor velocidad a su juego en ayudar a Venezuela a salir del régimen
totalitario que la asfixia, y que una vez dejado atrás el mal trago del intento
demócrata de sacar al presidente Trump del poder por medio de una celada
judicial, muy de las democracias bananeras, por cierto, y que lo que viene es
joropo, Maduro lo sabe y está actuando como un animal acorralado tirando
dentelladas a lo loco.
Pero veamos el asunto desde otra óptica, a lo interno de
Venezuela, igualmente coincidimos con el interés norteamericano de salir de
Maduro, es una piedra de tranca que hay que remover a como dé lugar, ya se le
dieron las oportunidades de que lo hiciera por las buenas y no las aprovechó,
viene ahora un tratamiento un poco más rudo.
El problema para nosotros los venezolanos, es que todas
esas fuerzas corrosivas que conforman el alma podrida del chavismo, desde hace
ya algún tiempo están migrando hacia la oposición democrática de la izquierda,
partidos como Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y otros,
siguiendo en la práctica de sus políticas de que mejor es sumar que restar, de
la práctica de una muy mal entendida fórmula de tolerancia democrática y por
supuesto del insaciable gusanito de la corrupción, han permitido que sus líderes
se hayan aliado con gente indeseable y muy peligrosa.
Todas las evidencias apuntan en que han permitido que
capitales y negocios del chavismo se hayan prácticamente mudado a lo interno de
sus partidos, y que ya hay dineros financiando a sus políticos estrellas, y
lamentablemente, y todo apunta a que esto es así, el señor Juan Guaidó haya
caído entre sus redes.
Esta gira promocionando una Venezuela democrática y con
futuro en el mundo, ha debido realizarse hace mucho tiempo atrás, este primer
año perdido de la gestión de Guaidó lleno de graves errores y situaciones
incomprensibles al menos que se piense en un colaboracionismo con el chavismo,
la insistencia de unas elecciones con los mecanismos electorales intervenidos
por el comunismo internacional, es una clara señal de una cogestión con La
Habana, a los venezolanos no nos queda la menor duda del profundo grado de
penetración que tiene el chavismo en todos estos partidos de la izquierda.
El gran problema de aceptar el financiamiento chavista es
que detrás de él vienen los dineros del narcotráfico y del terrorismo, del
contrabando, de la insurgencia comunista, de los bolichicos, vienen los
compromisos, quiéranlo o no, con el crimen organizado internacional, que son
todos enemigos de los EEUU (algunos de ellos queriendo negociar con altas
autoridades de Washington una amnistía).
Estos intereses oscuros se están haciendo parte del
metabolismo de estos partidos políticos venezolanos y ya están reventando las
primeras pústulas de esa terrible enfermedad que es la corrupción, el
lamentable episodio de los parlamentarios traidores que se vendieron al
gobierno de Maduro, todos provenientes del stablishment socialista, que lograron
dividir a la Asamblea Nacional, fue una trama donde tuvo participación el Sr.
Guaidó (el permitir que los diputados chavistas participaran de nuevo en la AN,
fue su idea) y que todavía no ha explicado al país.
Los enemigos de los EEUU en Venezuela desde hace tiempo
están saltando como ratas del barco del chavismo que se va a pique, y se están
refugiando en el barco de la oposición democrática izquierdista venezolana, cuyos
líderes han aceptado este pacto con el diablo porque creen que en algún momento
en el cercano futuro, los van a necesitar para combatir, precisamente, a los
EEUU.
Y eso lo hacen porque esa es la naturaleza del escorpión,
para nosotros los venezolanos, esto es inconveniente en grado sumo para nuestro
futuro democrático, y estamos frente a una situación donde la prioridad es sin
duda salir de Maduro, pero tampoco podemos permitir que Guaidó sea la semilla
de una nueva mandrágora que nos emponzoñe el futuro.
Este dilema diabólico (los venezolanos somos expertos en
dejarnos conducir a este tipo de situaciones imposibles) tenemos que afrontarlo
con inteligencia, ya sabemos quién es Guaidó y quienes están detrás de él,
deberíamos estar trabajando preparando las alternativas para el futuro
inmediato, opciones diferentes que nos permitan una salida razonable y posible,
por los momentos creo que debemos apoyar el plan de Washington, sabiendo que
Guaidó es circunstancial, por los momentos, pero con la claridad y toda la
intención de no caer de nuevo en el lazo de los partidos de la MUD-G4-FA. -
saulgodoy@gmail.com
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