viernes, 28 de febrero de 2020

El socialismo tiene manitas blancas



Me acabo de leer el artículo aparecido en la publicación Foreign Affairs, titulado El problema de Venezuela no es el socialismo (2020), firmado por Moisés Naín y Francisco Toro, a Moises Naín lo tengo ubicado como un tecnócrata de la planificación, el único libro que me leí de él fue Ilícito (2006), el cual me gustó y lo tengo como referencia obligada cuando investigo temas sobre el crimen organizado, en cuanto a Francisco Toro, conozco a alguien con ese mismo nombre del Colegio San Ignacio, no sé si es el mismo, no lo veo desde que éramos unos jóvenes estudiantes.
El escrito me pareció un acto de magia fallido, que trata de sustraer a la ideología socialista, o por lo menos, de minimizar su protagonismo en la inmensa torta que ha puesto el chavismo con nuestro país, los autores creen que visualizando el problema venezolano sólo desde la óptica ideológica no se comprende la devastadora situación, mucho menos, encontrarle solución.
La manera como plantearon el problema, deja el amargo sabor en la boca de que buscaban la manera de hacer desaparecer al socialismo como factor importante en la diabólica ecuación de la tiranía en Venezuela, no me imagino con qué propósito, para ello utilizan otras descriptivas de la situación que también hacen juego, como referirse al régimen como una Cleptocracia, que indudablemente lo es, como bien apuntan, hay involucrada una confederación criminal tanto nacional como extranjera, que son los principales promotores de la violencia y el desorden para aprovecharse de explotar las riquezas del país.
Argumentan el escrito tratando de hacer ver que es Maduro, un ladrón de siete suelas, quien trata de ocultar sus malas mañas detrás del mote de socialista, y que lo hace sólo para confundir, y estoy de acuerdo, no es verdad que haya construido un paraíso obrero en Venezuela, pero si les digo algo, el discurso, el lenguaje, las metáforas, las ideas, los argumentos, los principios, la política, los gestos, los símbolos, la música, las formas, la cultura, el humor, los ejemplos, las historias, como se viste, sus relaciones, por supuesto, la retórica, son todas socialistas.
¿Qué quiero decir con esto? Que si bien es verdad que son múltiples las causas y los motivos para esta aventura haya terminado en un estado fallido y en una crisis humanitaria compleja, la razón socialista ha sido y es parte fundamental del entramado, y que si bien tomándola solamente a ella como causa no explica adecuadamente la situación, no es excusando a la nefasta ideología socialista la manera como nos ayuda a comprender la realidad venezolana, donde hasta la oposición es socialista.
Estoy en desacuerdo con ustedes, se trata de un régimen autoritario burocrático, sí tiene aspectos de la clásica maquinaria opresiva de las dictaduras clásicas, sí recurre a la supresión de la disidencia (y lo hace con gusto y mansalva) pero además, tiene ese rizoma lujurioso de intereses y contactos con el crimen organizado internacional aumentando las fortunas personales de los capos locales, una cosa no impide la otra, todo, lo contrario, lo complementa.
El socialismo clásico se ha caracterizado siempre por su tendencia a involucrarse no solo con elementos criminales del proletariado, sino con los grandes intereses burgueses en las sociedades donde se desarrolla, e incluso creando nuevos ricos, y por supuesto, pobres también, en la India de Gandhi, en la Suecia de Palme , en la Suráfrica de Mandela, y hasta en el sur de Luther King, hubo grupos criminales y organizaciones extremistas que se beneficiaron de estos movimientos sociales, no estoy diciendo que sus líderes se beneficiaron (algunos opinan que sí) pero crearon oportunidades donde lo ilícito floreció aún bajo el mensaje humanista de Rosa de Luxemburgo, Gramsci y Rawls.
Donde hay obreros organizados, hay mafias operando en la trastienda, donde hay reformistas luchando por mejoras sociales hay usureros cosechando las necesidades humanas, de modo que no tiene sentido tratar de alejar al socialismo de una realidad que históricamente lo compromete, como cualquier otra ideología con las peores manifestaciones de la naturaleza humana, el capitalismo tiene la gran ventaja, y es que no necesita probarle a nadie sus virtudes, en cambio los socialistas cuidan la virginidad de su ideología como si fuera la de sus hijas.
Pero creo que su artículo tiene una lectura más profunda que solo tratar de salvarle el pudor al socialismo, y tiene que ver con la situación política en los EEUU, el bipartidismo se encuentra en problemas, la facción de los demócratas está de capa caída, entre otras cosas porque el votante norteamericano sí ve a los socialistas como una ideología que promueve intereses turbios, gobiernos de facto, violaciones de derechos humanos, asociaciones para delinquir desde el estado, comportamientos reñidos con la ética.
En esta fogosa campaña electoral los medios de comunicación se han encargado de sacar a la luz cualquier cantidad de inequidades y comportamientos desviados, los candidatos fueron expuestos a la opinión pública más como jefes de bandas de matones, que como ciudadanos dignos a los cargos de elección popular, y que como bien dice el adagio popular: La primera víctima en una guerra siempre es la verdad.
Yo entiendo que el socialismo en alguna de sus cepas, se convierte en una atractiva propuesta para los intelectuales y académicos, por ejemplo, el marxismo humanista, ese que desarrolló Luckács y que luego formó parte de la Escuela de Fráncfort, toda una entelequia basada en la teoría del valor de Marx, y que fue fundamental luego de los postotalitarismos de izquierda que sacudieron a la Europa del este, que crearon a una serie de dictadores socialistas uno más sangriento y despiadado que el otro, que se encargaban de perseguir y eliminar a quienes no estaban inscritos en el partido.
Esa metafísica económica marxista que llevaron Adorno, Marcuse y posteriormente Habermas a las universidades izquierdistas de los EEUU, a proclamar los errores del capitalismo, los desequilibrios que creaban con sus libertades mal entendidas, que animaban a la acumulación de la riqueza de unos pocos y la miseria para la mayoría, ese socialismo, el que proclamaba que ser rico es malo, que el capitalista es simplemente un esclavo de sus propio sistema productivo que está acabando con la sustentabilidad del planeta, fue el mismo que utilizó Chávez en sus discursos y proclamas y que lo llevaron al poder para hacer lo que ustedes claramente apuntan, robar y asesinar.
En este momento compatriota Naín y Toro, entiendo que ustedes y yo estamos en aceras opuestas, a pesar que abandoné los EEUU hace ya varios años y no he vuelto, mis simpatías están con el Sr. Trump y el partido Republicano, entre otras cosas porque ellos entiende, igual que yo,  que el socialismo es una ideología no solo peligrosa, porque adelanta la esclavitud de los pueblos en regímenes colectivistas, sino que promueve algunas asociaciones criminales con la peor gente pero, se ruborizan si alguien les dice algo al respecto.
Yo sí creo que el socialismo degenera al humano al quitarle sus dones más preciados que son la libertad y la individualidad, yo sí creo que el problema de Nicolás Maduro empezó cuando se afilió al socialismo, viajó a Cuba y lo indoctrinaron convirtiéndolo en un agente de La Habana, yo sí creo que el problema de Venezuela era su monomanía de querer ser buenos y tolerantes, pacifistas y buscando siempre un salvador y se encontraron con otro socialista, con Chávez, que tuvo en esa ideología, el socialismo, la perfecta excusa para robar y matar en el entendido que estaba construyendo un mundo mejor, un nuevo hombre.
Yo sí creo que el socialismo embrutece, hace de las personas unos criminales de “buena voluntad” y si se le deja prosperar como fuerza política, tiene la fuerza destructora de un arma nuclear; estoy de acuerdo con ustedes en que, efectivamente, concurren múltiples causales en el problema criminal venezolano, que son de orden sociológico, antropológico, económico y hasta biológico, pero me niego a que me saquen de la ecuación el factor “socialismo”, porque para entender la estructura criminal que se ha levantado en Venezuela, como si fuera la argamasa en una pared, es la que pega los bloques unos con otros.
Y en ese mundo criminal de las mafias internacionales estoy seguro todos esos capos se sienten más a gusto con el socialismo que con el capitalismo, por eso es que existen dos partidos en los EEUU, el de la derecha y el de la izquierda, y el norteamericano de a pie, el hombre común, ese que va a votar por Trump para que siga siendo presidente de esa gran nación, no quiere nada con los socialistas, empezando porque nunca dicen la verdad pero acusan a los demás de mentirosos.
Como conclusión, estimados Naín y Toro, les invito a que si sienten simpatía por esa ideología que tratan de preservar como pura, insípida e inodora que es el socialismo, hagan un cambio en sus vidas y voten por Trump, no sólo van a vivir mejor y más tranquilos, sino que ayudarán a los venezolanos a quitarnos este yugo socialista que ya tiene más de veinte años.    -     saulgodoy@gmail.com



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