Me acabo de leer el artículo aparecido en la publicación Foreign Affairs, titulado El problema de Venezuela no es el
socialismo (2020), firmado por Moisés Naín y Francisco Toro, a Moises Naín
lo tengo ubicado como un tecnócrata de la planificación, el único libro que me
leí de él fue Ilícito (2006), el
cual me gustó y lo tengo como referencia obligada cuando investigo temas sobre
el crimen organizado, en cuanto a Francisco Toro, conozco a alguien con ese
mismo nombre del Colegio San Ignacio, no sé si es el mismo, no lo veo desde que
éramos unos jóvenes estudiantes.
El escrito me pareció un acto de magia fallido, que trata
de sustraer a la ideología socialista, o por lo menos, de minimizar su protagonismo
en la inmensa torta que ha puesto el chavismo con nuestro país, los autores
creen que visualizando el problema venezolano sólo desde la óptica ideológica
no se comprende la devastadora situación, mucho menos, encontrarle solución.
La manera como plantearon el problema, deja el amargo
sabor en la boca de que buscaban la manera de hacer desaparecer al socialismo
como factor importante en la diabólica ecuación de la tiranía en Venezuela, no
me imagino con qué propósito, para ello utilizan otras descriptivas de la
situación que también hacen juego, como referirse al régimen como una
Cleptocracia, que indudablemente lo es, como bien apuntan, hay involucrada una
confederación criminal tanto nacional como extranjera, que son los principales
promotores de la violencia y el desorden para aprovecharse de explotar las
riquezas del país.
Argumentan el escrito tratando de hacer ver que es
Maduro, un ladrón de siete suelas, quien trata de ocultar sus malas mañas
detrás del mote de socialista, y que lo hace sólo para confundir, y estoy de
acuerdo, no es verdad que haya construido un paraíso obrero en Venezuela, pero
si les digo algo, el discurso, el lenguaje, las metáforas, las ideas, los
argumentos, los principios, la política, los gestos, los símbolos, la música,
las formas, la cultura, el humor, los ejemplos, las historias, como se viste,
sus relaciones, por supuesto, la retórica, son todas socialistas.
¿Qué quiero decir con esto? Que si bien es verdad que son
múltiples las causas y los motivos para esta aventura haya terminado en un
estado fallido y en una crisis humanitaria compleja, la razón socialista ha
sido y es parte fundamental del entramado, y que si bien tomándola solamente a
ella como causa no explica adecuadamente la situación, no es excusando a la nefasta
ideología socialista la manera como nos ayuda a comprender la realidad
venezolana, donde hasta la oposición es socialista.
Estoy en desacuerdo con ustedes, se trata de un régimen
autoritario burocrático, sí tiene aspectos de la clásica maquinaria opresiva de
las dictaduras clásicas, sí recurre a la supresión de la disidencia (y lo hace
con gusto y mansalva) pero además, tiene ese rizoma lujurioso de intereses y
contactos con el crimen organizado internacional aumentando las fortunas
personales de los capos locales, una cosa no impide la otra, todo, lo
contrario, lo complementa.
El socialismo clásico se ha caracterizado siempre por su
tendencia a involucrarse no solo con elementos criminales del proletariado,
sino con los grandes intereses burgueses en las sociedades donde se desarrolla,
e incluso creando nuevos ricos, y por supuesto, pobres también, en la India de
Gandhi, en la Suecia de Palme , en la Suráfrica de Mandela, y hasta en el sur
de Luther King, hubo grupos criminales y organizaciones extremistas que se
beneficiaron de estos movimientos sociales, no estoy diciendo que sus líderes
se beneficiaron (algunos opinan que sí) pero crearon oportunidades donde lo
ilícito floreció aún bajo el mensaje humanista de Rosa de Luxemburgo, Gramsci y
Rawls.
Donde hay obreros organizados, hay mafias operando en la
trastienda, donde hay reformistas luchando por mejoras sociales hay usureros
cosechando las necesidades humanas, de modo que no tiene sentido tratar de
alejar al socialismo de una realidad que históricamente lo compromete, como
cualquier otra ideología con las peores manifestaciones de la naturaleza
humana, el capitalismo tiene la gran ventaja, y es que no necesita probarle a
nadie sus virtudes, en cambio los socialistas cuidan la virginidad de su
ideología como si fuera la de sus hijas.
Pero creo que su artículo tiene una lectura más profunda
que solo tratar de salvarle el pudor al socialismo, y tiene que ver con la
situación política en los EEUU, el bipartidismo se encuentra en problemas, la
facción de los demócratas está de capa caída, entre otras cosas porque el
votante norteamericano sí ve a los socialistas como una ideología que promueve
intereses turbios, gobiernos de facto, violaciones de derechos humanos,
asociaciones para delinquir desde el estado, comportamientos reñidos con la
ética.
En esta fogosa campaña electoral los medios de
comunicación se han encargado de sacar a la luz cualquier cantidad de
inequidades y comportamientos desviados, los candidatos fueron expuestos a la
opinión pública más como jefes de bandas de matones, que como ciudadanos dignos
a los cargos de elección popular, y que como bien dice el adagio popular: La
primera víctima en una guerra siempre es la verdad.
Yo entiendo que el socialismo en alguna de sus cepas, se
convierte en una atractiva propuesta para los intelectuales y académicos, por
ejemplo, el marxismo humanista, ese que desarrolló Luckács y que luego formó
parte de la Escuela de Fráncfort, toda una entelequia basada en la teoría del
valor de Marx, y que fue fundamental luego de los postotalitarismos de
izquierda que sacudieron a la Europa del este, que crearon a una serie de
dictadores socialistas uno más sangriento y despiadado que el otro, que se
encargaban de perseguir y eliminar a quienes no estaban inscritos en el
partido.
Esa metafísica económica marxista que llevaron Adorno,
Marcuse y posteriormente Habermas a las universidades izquierdistas de los EEUU,
a proclamar los errores del capitalismo, los desequilibrios que creaban con sus
libertades mal entendidas, que animaban a la acumulación de la riqueza de unos
pocos y la miseria para la mayoría, ese socialismo, el que proclamaba que ser
rico es malo, que el capitalista es simplemente un esclavo de sus propio
sistema productivo que está acabando con la sustentabilidad del planeta, fue el
mismo que utilizó Chávez en sus discursos y proclamas y que lo llevaron al
poder para hacer lo que ustedes claramente apuntan, robar y asesinar.
En este momento compatriota Naín y Toro, entiendo que ustedes
y yo estamos en aceras opuestas, a pesar que abandoné los EEUU hace ya varios
años y no he vuelto, mis simpatías están con el Sr. Trump y el partido
Republicano, entre otras cosas porque ellos entiende, igual que yo, que el socialismo es una ideología no solo
peligrosa, porque adelanta la esclavitud de los pueblos en regímenes
colectivistas, sino que promueve algunas asociaciones criminales con la peor
gente pero, se ruborizan si alguien les dice algo al respecto.
Yo sí creo que el socialismo degenera al humano al quitarle
sus dones más preciados que son la libertad y la individualidad, yo sí creo que
el problema de Nicolás Maduro empezó cuando se afilió al socialismo, viajó a
Cuba y lo indoctrinaron convirtiéndolo en un agente de La Habana, yo sí creo
que el problema de Venezuela era su monomanía de querer ser buenos y
tolerantes, pacifistas y buscando siempre un salvador y se encontraron con otro
socialista, con Chávez, que tuvo en esa ideología, el socialismo, la perfecta
excusa para robar y matar en el entendido que estaba construyendo un mundo
mejor, un nuevo hombre.
Yo sí creo que el socialismo embrutece, hace de las
personas unos criminales de “buena voluntad” y si se le deja prosperar como
fuerza política, tiene la fuerza destructora de un arma nuclear; estoy de
acuerdo con ustedes en que, efectivamente, concurren múltiples causales en el
problema criminal venezolano, que son de orden sociológico, antropológico,
económico y hasta biológico, pero me niego a que me saquen de la ecuación el
factor “socialismo”, porque para entender la estructura criminal que se ha
levantado en Venezuela, como si fuera la argamasa en una pared, es la que pega
los bloques unos con otros.
Y en ese mundo criminal de las mafias internacionales
estoy seguro todos esos capos se sienten más a gusto con el socialismo que con
el capitalismo, por eso es que existen dos partidos en los EEUU, el de la
derecha y el de la izquierda, y el norteamericano de a pie, el hombre común,
ese que va a votar por Trump para que siga siendo presidente de esa gran
nación, no quiere nada con los socialistas, empezando porque nunca dicen la
verdad pero acusan a los demás de mentirosos.
Como conclusión, estimados Naín y Toro, les invito a que
si sienten simpatía por esa ideología que tratan de preservar como pura, insípida
e inodora que es el socialismo, hagan un cambio en sus vidas y voten por Trump,
no sólo van a vivir mejor y más tranquilos, sino que ayudarán a los venezolanos
a quitarnos este yugo socialista que ya tiene más de veinte años. -
saulgodoy@gmail.com
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