Antes de empezar con mi exposición voy hacer una
precisión, con la finalidad de simplificar el desarrollo de mi idea voy a tomar
el concepto de estado tal como lo formulaba el sociólogo Max Weber, como el nombre
de un aparato establecido de gobierno, estado y gobierno serán sinónimos aunque
hago la advertencia, de que efectivamente hay diferencias importantes entre
ambos, pero por no ser pertinentes a mis fines, serán obviados.
El chavismo no ha parado de cambiar desde que se hizo
poder en Venezuela, su capacidad de adaptación se debate entre una ortodoxia
ideológica, un país tradicionalmente capitalista, y a medida que la crisis
provocada por el chavismo aumenta, un acomodo de la sociedad a las nuevas realidades,
este último aspecto es fundamental pues la dirección que toma la sociedad
obliga al aparato chavista a mutar.
Y hablo de mutaciones no de evolución, las primeras son
más violentas, rápidas y por lo general poco elegantes, las segunda se hacen
con el consentimiento del tiempo, son más armónicas y duran más; el chavismo
como fuerza de cambio revolucionario no tiene tiempo para la evolución, todo lo
hace a la carrera, muchas veces sin pensar, y resultan en situaciones y
condiciones absolutamente anormales, como tumores que se multiplican en el
cuerpo social.
Observando su carrera en estos veinte años tengo la
impresión que el chavismo ha pasado de unas expectativas totalitarias a unas
absolutistas, es decir ha retrocedido en forma y contenido, nada tiene que ver
con el marxismo clásico, ni con el leninismo ni el estalinismo, y mucho menos
con el castro-comunismo, Venezuela no es Cuba.
Esta situación se genera entre otras cosas porque su
liderazgo no es ilustrado, ni Chávez ni Maduro son teóricos del marxismo, mucho
del corpus marxiano es ignorado, las directrices que se generan en La Habana
son más de tipo operativo, como aplicando un manual de dominación colonial, que
a veces se cumple y otras no, ese es el problema de tratar de gobernar por
control remoto, si no estás allí viviendo la realidad venezolana, no puedes
aprehenderla y menos controlarla.
Voy a tratar de demostrar que el chavismo ha retrocedido
en su forma de gobierno de un estado capitalista totalitario, a un estado
absolutista, casi feudal, el cual está integrado por una clase gobernante con
pretensiones de realeza, dos clase burguesas, una privada y tradicional que es
la que siempre ha producido riqueza, y otra parasitaria y rentista, los nuevos
ricos, “bolichicos”, empresarios rojo-rojitos, una clase media en extinción, y
una enorme clase llana, empobrecida, explotada y descontenta.
El historiador Henry H. Walsh de la Universidad de la
Universidad de Columbia hizo un estudio sobre el Concordato entre el Vaticano y
el gobierno de Napoleón firmado en 1801, en su investigación el profesor Walsh
habla de un “absolutismo de estado” fundado en la doctrina de Rousseau que fue
impuesta sobre los franceses como la absoluta unidad del estado en todos sus
aspectos, al respecto dice Walsh:
…Monseñor
Spina, el representante del Papa para la negociación del Concordato en París,
se encontró con una fuerte tendencia hacia un estado omnipotente, hacia una
soberanía indivisible del estado, hacia una politización de toda la vida social
en Francia, y dirigida a encerrar a todas las instituciones, incluyéndola
Iglesia, dentro de una sola estructura de nación y bajo una única autoridad
pública. Pero esta tendencia no era nueva, aparte de su decisiva imposición, ya
se había manifestado en el absolutismo, en el Galicanismo, y el nacionalismo
del ancien rigime, bajo el cual la
libertad y la independencia de la Iglesia quedaban severamente limitada.
La pregunta que surge de
inmediato es ¿Cuál es la diferencia entre un gobierno absolutista y uno
totalitario? Y no es cualquier pregunta, ya que un sistema de gobierno nos
remite a la época feudal y la otra a la modernidad de principios del siglo XX,
y esta diferencia histórica, cronológica, nos habla del primitivismo y lo
retardatario del gobierno de Nicolás Maduro.
El absolutismo fue estudiado
con mucho interés por Marx y Engels para sustentar sus ideas del desarrollo de
las diferencias de clase, recordemos que según el esquema de la crítica
comunista al capitalismo sustentada en el materialismo histórico, primero viene
el feudalismo como sistema de gobierno y explotación de la gleba, luego el
absolutismo, la concentración de poder en los reyes como paso intermedio al
desarrollo de la burguesía y la clase mercantilista, que finalmente darían paso
al capitalismo.
En este recorrido se darían
varias formas de estado en los países occidentales europeos, el de los señores
feudales, el de las primeras monarquías que se proyectarían hacia el período
renacentista, el de las ciudades-estados y a principios del siglo XIX el de los
primeros estados modernos con fuertes rasgos absolutistas, ya que encontramos
monarquías, que luego de la Revolución Francesa, ensayaría los modelos
parlamentarios y constitucionalistas, pero siempre, como nos lo recuerda el
historiador del pensamiento político Quentin Skiner: “Instituir una monarquía implica crear un tipo de autoridad pública en
el que todas las personas en general y como si fueran un solo cuerpo, juran
fiel lealtad a un monarca soberano como cabeza del estado”.
Esta forma de gobierno fue la
más popular en la baja edad media y en la que la burguesía prosperaría
restándole protagonismo a los señores feudales, entre otras cosas porque el
dinero sustituiría progresivamente otras formas de intercambio de valor, y el
monarca se haría adicto al dinero para poder administrar el estado, por su
conveniencia de tráfico y su convertibilidad en las transacciones.
Peter R Campbell de la
Université de Versailles St-Quentin, en su ensayo La Monarquía Absoluta noes
hace la siguiente descriptiva:
La
monarquía absoluta por mucho tiempo considerada como la forma esencial del
estado moderno por historiadores y sociólogos históricos. Está posicionada como
el estadio intermedio en la cadena de desarrollo que parte del estado feudal
basado en el patrimonialismo, al ständestaat o la “condición de estado” en donde los nobles e
instituciones representativas tenían diversos tipos de poder, hasta llegar a la
monarquía absoluta que erradicaba esos poderes de manera que se declaraba
pre-eminente, y finalmente derivó hacia las formas de estado constitucionales y
burocráticos propios de los siglos XIX y XX.
El totalitarismo, por otro lado, es un modelo
que nace posteriormente de la Revolución Rusa de 1917, se le atribuye su
paternidad como concepto, a Rudolf Hilferding del partido Menchevique quien en
un artículo publicado en el periódico socialista Sotsialisticheskii Vestnik, publicado en París en 1940, y en el mismo hablaba del capitalismo de
estado o de la economía de un estado totalitarista.
La
descripción que hace Hilferding de la forma de estado marxista de la Rusia
Soviética de 1920 al 30 es una concienzuda elaboración intelectual, un retrato
lo más preciso posible, de lo que Lenin había dejado funcionando luego de la
caída del régimen zarista y la llegada al poder de los bolcheviques.
“Hemos
creado un nuevo tipo de estado-
proclamaba entusiasmado Lenin en sus discursos- un cambio en el curso de la
historia del mundo ha ocurrido… la época del parlamentarismo burgués
democrático ha llegado a su fin; un nuevo capítulo en la historia ha comenzado;
la época de la dictadura del proletariado”.
La tesis
que desarrollan los Mencheviques es diferenciar al capitalismo ordinario, en
manos de los terratenientes y propietarios privados de los medios de
producción, del capitalismo de estado donde todo, absolutamente toda la
actividad económica está bajo control del estado, Hilferding describe a los
bolcheviques como unos bonapartistas, promoviendo el capitalismo ordinario
desde el poder del partido quien había tomado un sesgo terrorista y
dictatorial.
Stalin
maniobró entre las aguas turbulentas de una industrialización acelerada y un
colectivismo necesario para los fines de mantener viva los objetivos
revolucionarios, y fue de esta manera como Rusia llegó al capitalismo de
estado, que es el mismo modelo que quiso aplicar Chávez cuando pisó el
acelerador hacia su utopía totalitarista, donde trató de imponer técnicas de
control social que anulaban cualquier posibilidad de vida individual, pero en
esto fracasó, pues a pesar de cierto grado de censura y de controles económicos
no ha podido dominar la opinión pública y muchas áreas de la educación, entre
ellas, las universidades.
Pero con
Maduro las cosas se tornaron diferente, “heredó” de su padre, Chávez, una
especie de democracia socialista revolucionaria, quien había tratado de
acomodar al modelo cubano, pero debido al deterioro profundo de las condiciones
económicas del país y por la destrucción sostenida de su aparato productivo, a Maduro
sólo se le ocurrió retroceder en el pasado, a la idea del monarca soberano
absoluto, autodenominándose prácticamente como rey de Venezuela , exigiéndole a
los venezolanos la lealtad absoluta a su persona como encarnación del espíritu
nacional, y al cuerpo social como un todo obediente a su voluntad.
Es un monarca,
está por encima de cualquier elección popular, de la constitución, más allá de
la ley, es el padre creador de monedas, de nuevos ejércitos, hace lo que le da
la gana con las instituciones que deberían controlarlo, al punto que secuestra
el parlamento, persigue a jueces, dictamina precios, ordena sentencias de
muerte, cierra periódicos y radios si no le gustan lo que dicen, arruina a
empresarios, cierra fronteras, declara guerras, decide quien come y quien pasa
hambre…
Su
necesidad perentoria de dinero debido a la crisis, las sanciones
internacionales y la pérdida de confianza de sus socios naturales
(principalmente Rusia y China) lo han obligado a dictar una serie de medidas
que prácticamente nacionaliza todo el dinero que sus súbditos tienen en sus
bolsillos y en los bancos para financiar a su estado monárquico, ya el país
todo, sus recursos naturales, sus empresas, sus habitantes, están comprometidos
en una esquema de negocio que está tratando de vender a precio de koala
australiano chamuscado.
Para los
que no se han enterado, el país está en venta, Maduro necesita urgente fondos
para financiar su ejército, sus cajas CLAP, su partido socialista único, sus
milicias, sus huestes hambrientas, su burguesía roja-rojita, sus deudas
impagables, su costoso tren de vida… y la única salida que consiguió fue
retrotraernos a un modelo de estado absolutista medioeval, ya no es
totalitarismo, es una vulgar monarquía, con él como soberano, su esposa, la Primera
Combatiente como reina, un grupete de príncipes herederos de mala catadura
esperando la muerte del monarca, su círculo de chavistas privilegiados como su
corte y su ejército de mercenarios.
Hay varias
observaciones al modelo, no es perfecto, ya que por necesidad ha debido
negociar parte del territorio bajo su poder, y ceder su soberanía a grupos de
irregulares en armas que lo apoyarían en caso de guerra, la gran mayoría del
pueblo tampoco le pertenece, sólo puede imponer su voluntad con el uso de la
fuerza y la violencia a granel, su juego político se encuentra desnudo y a la
vista del mundo, y su naturaleza vil y salvaje es altamente contagioso por lo
que esta asediado y aislado por los cuatro puntos cardinales.
Pero tiene
una gran ventaja, tiene a una facción política que ha sido identificada como
nuestros representantes por la comunidad internacional, de aquellos que
queremos libertad, verdadera democracia e independencia, y que se pasean por el
mundo pidiendo elecciones donde participe el rey y su corte, este grupo de
cortesanos no están pidiendo la guillotina ni una guerra a muerte, sino
elecciones, para que el rey y su partido se legitimen, esta vez como presidente
y gobierno republicano, en una de las mayores incongruencias de la historia
política del orbe.
La historia
de Maduro se está escribiendo como uno de los reyes más crueles, sanguinarios,
mentiroso, que nadie quiso, que tomó a un país de tontos haciendo trampas, que
transcurrió su mandato saludando a una multitud que jamás estuvo allí y dando
unos discursos cargados de promesas y más mentiras, creyó por un momento que se
podía salir con las suyas, y ahora está atrapado en su propia fantasía
convertida en pesadilla, sin saber dónde huir y buscado como un criminal… ha
muerto el rey, viva el rey. - saulgodoy@gmail.com
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