lunes, 3 de febrero de 2020

Periodistas en guerra



Era mucho pedir que nuestros valientes periodistas no cayeran en el vórtice de la política, algunos sucumbieron a la corrupción, otros se alinearon políticamente con el bando cuyas ideas que les eran afines,  otros simplemente se dejaron llevar por sus intereses personales, muchos lo que querían era ejercer era la profesión en un medio que cada día se hacía más pequeño en oportunidades, querían ganarse honestamente la vida, con su oficio sin muchas consideraciones, otras que su sobrevivencia, la marea política los encontró en medios de comunicación para los que laboraban, que simpatizaban con tal o cual ideología, partido o candidato, por lo que automáticamente era identificados como simpatizantes.
No hay manera de que un periodista se zafe de la política, aun cuando su tema no tenga nada que ver con ella; para quienes cubren sucesos, deportes, farándula o sociales, considerados como áreas neutras en la vida del país, se refleja como una imagen en un espejo, a la política pasando por detrás.
Para un medio de comunicación es prácticamente imposible no estar metido en política, aún si se trata de medios educativos o de carácter religioso, al momento de reportar la noticia nunca se es neutro, menos todavía en un país tan hiper-politizado, siempre hay un punto de vista que puede ser coloreado con una ideología, o varias, pero nunca es un acto inocente y transparente, los “hechos” al ser procesados por el periodista, el editor, el corrector, el diagramador o, en el caso de la televisión, por el ancla, el escritor, el productor, el director, el editor, son todos parte de una gran aparato hermenéutico, de manera que las noticias sobre los hechos se convierten en interpretaciones colectivas.
El gobierno de Maduro ha sido muy claro al momento de promover y adelantar su esfuerzo por una hegemonía comunicacional, lo cual es ilegal, inconstitucional, que va en contra de nuestros DDHH, pero el hombre nos lo dice en la cara, el poder del estado es utilizado para conquistar nuestra mente, todo el espectro radioeléctrico así como la prensa escrita debe estar en función del aparato de propaganda del estado, si no te gusta tienes que combatirlo, no dejarte atrapar por este avance totalitario, o sucumbir a él.
Igual que en la Alemania en los tiempos de Hitler, y con Goebbles como su Ministro de Información, todo el aparato de las comunicaciones, incluyendo el periodismo, estaban en función de una sola ideología, de un solo propósito, hacer del pueblo alemán un instrumento efectivo y obediente a los fines del fascismo violento y conquistador, lo que no podemos admitir los venezolanos en el caso del fascismo que avanza el castrocomunismo en nuestro país, son esos terrenos movedizos de aceptarlo para proteger una licencia o un permiso, o un crédito, o una inversión, porque entonces cambia el objeto de la negociación y la naturaleza del compromiso, ya no es con la libertad de expresión, se trata ahora de defender un derecho económico.
El gran problema de ser dueño de un medio de comunicación es que se trata de una empresa privada que ejerce una función pública, y conservar el justo equilibrio en un ambiente político tan exacerbado como el nuestro, es un acto de magia; el chavismo ha entendido que acaparar medios de comunicación para su causa, bien sea comprándolos o por medio del terror normativo y la censura, se trata de una inversión estratégica para su partido socialista único, ya que ha mayor número de medios en propiedad por sus empresarios afectos, mayores son las oportunidades de prevalecer políticamente en el corto y mediano plazo.
La concentración de medios en un solo grupo o personas es ya un indicio de corrupción, y no lo digo yo sino organizaciones tan importantes como Periodistas sin Fronteras, organismos como Transparencia Internacional e instituciones como Freedon House y algunas universidades que le han dedicado sus investigaciones al tema, si no hay pluralismo e independencia de los medios entonces se impone el temido “tubo informativo”, cuando la prensa es uniforme y controlada, crece la impunidad política y la corrupción, eso es un hecho demostrado.
Persisten los medios en privilegiar el ideal de obtener la objetividad factual en la búsqueda de la verdad como un estándar de la industria, aún en medio del pensamiento relativista, de los “fake news”, de la posverdad, de la globalización de la información, del sesgo ideológico de los partididos, de los múltiples segmentos señalados por la mercadotecnia, todas estas variables han entrado y modificado los principios del periodismo actual, más no así su meta principal: llevar la información más confiable y completa para que los ciudadanos puedan hacer decisiones inteligentes.
Por otro lado, en un país donde no existe la libertad de expresión y donde impera una economía de capitalismo de estado, el periodista es otro profesional que sufre la escasez de las ofertas para trabajar con instituciones, empresas o personas libres, una buena parte de ellos debe aceptar trabajos en medios dominados por el chavismo o en medios privados controlados por la censura y el miedo.
Aparte de trabajar en una oficina de prensa, o como reportero en la calle, o investigando temas de interés, el periodista está en capacidad de brindar su conocimiento para convertir un evento, cualquiera que este sea, en noticia, sabe trocar información cruda en información inteligente, sabe construir discursos, imagen, proteger reputaciones, promover personalidades, difundir ideas, manejar crisis, contener desastres, resaltar bondades y denunciar injusticias, entre otras muchas funciones, por lo que es un profesional muy valioso para mucha gente, en diversos momentos y circunstancias.
Cuando una empresa o institución, o un partido político requiere los oficios de un periodista, como cualquier otro experto en comunicaciones, el periodista debe atender a sus clientes y hacer el mejor trabajo posible, de allí que veamos a periodistas cumpliendo funciones de mercadeo, de relaciones públicas, de promoción de imágenes corporativas, tienen todavía un mercado y, aún dentro de nuestra crisis, una responsabilidad social que abarcar.
Pero en Venezuela el periodismo está considerado una profesión de un altísimo contenido moral, lo que genera circunstancias bastante incómodas tanto para el profesional como para el público, el periodista a veces semeja el rol de un sacerdote o un médico, con sus respectivos juramentos deontológicos, que lo coloca en terrenos vocacionales y de servicios humanitarios que complican el ejercicio de su profesión, tal como sucede con el abogado, por ejemplo, que jura hacerle honor a algo llamado “justicia”, del mismo modo el periodista jura por algo llamado “verdad”.
Si bien es cierto que la libertad de expresión y el libre pensamiento se conjugan al unísono con el derecho que tiene el público de estar informado, y que la información que maneja un profesional del periodismo debería ser lo más cercana posible a la verdad y la objetividad, tampoco debemos olvidar que no todos los periodistas están en esas funciones todo el tiempo, y que no se pueden dar ese lujo ético, en nuestra modernidad, vivir en la “verdad” puede convertirse en una verdadera locura.
Tomemos el caso de lo que puede suceder en las redes sociales, unos grupos radicales de políticos se reúnen, crean una noticia falsa y utilizando robots y programas multiplicadores inundan la red con la información envenenada, repitiéndola de tantas maneras y en tan poco tiempo que muchos usuarios empiezan a creer que se trata de algo cierto, hasta que un medio la recoge y convertida en noticia, empieza a ser difuminada, cuando ya esto sucede es muy difícil contrarestarla.
Cuando a los periodistas les pagan por promocionar un equipo deportivo, un artista, un evento o un candidato o producto, por nombrar algunos casos, se encuentra ejerciendo su profesión y para hacerlo debe “vender” y destacar las bondades de sus productos, defenderlos de su competencia y llevarlos al éxito, a veces haciendo lo que cualquier publicista haría, poniendo el acento en ciertos aspectos y disminuyendo la importancia en otros, es decir, deja de ser objetivo para ser muy específico e interesado, en el sentido de que tiene una intención y una preferencia por sobre las otras opciones.
¿Qué implica todo esto que estoy diciendo? Que existe un falso dilema entre los periodistas venezolanos cuando se trata de determinar la posición política en que se posicionan, muchos de ellos asumen como natural, tratar de conservar su virginidad política y lo que ponen es la cómica delante de las cámaras o en sus columnas de opinión; por ejemplo, un periodista que trabaje en Globovisión, una empresa altamente marcada por imputaciones de corrupción y de servir a intereses oscuros y hasta criminales, los periodistas que allí laboran no tienen la culpa del origen de tales acusaciones, al menos que conscientemente estén obedeciendo unos lineamientos ideológicos y defendiendo unos intereses ilegítimos… entonces, simplemente, deberían admitirlo, si lo aceptan y seguir con su tarea, o , renunciar a sus cargos y denunciar la situación, pero no deberíamos esperar de ellos que se sacrifiquen en la hoguera de las vanidades, es decir, esperar de ellos la verdad verdadera, oportuna y verás, porque tal cosa no existe sino en la mente de tiranos y de gente muy ignorante.
Igual sucede con todos estos periodistas que están en la diáspora venezolana y que, gracias a su esfuerzo personal, han construido una empresa de información o un nicho de preferencia noticioso; todos tienen posiciones políticas, muchas de ellas contrarias, casi todos responden a ciertos intereses y algunos reciben dinero por defender o publicitar ciertas posiciones e ideas, nada de eso es malo o inmoral, están en el negocio de la promoción política y deberían ser muy claros al respecto, salir del closet de la obligación moral a decir una única verdad, o de ser tan democráticos y ecuánimes que deban dar la apariencia de que están y no están con sus clientes, o de que dicen una verdad interesada entre otras muchas.
Lo que sucede es que mucho de estos periodistas todavía arrastran la rémora de una ética que ya no es funcional ni ayuda a informar a la gente; tratar de ser un ente divino por encima del bien y del mal a pesar de que es claro que se ha escogido un bando no ayuda al equilibrio informativo, todo lo contrario, crean confusión, están con Guaidó y aparentan no estarlo, están con la derecha, como yo lo estoy, y actúan como si el socialismo fuera algo posible y viable luego del desastroso resultado en nuestro país, o están con el gobierno chavista y pretenden que son también de la oposición; a todas estas posiciones “ni-ni” se les ven las costuras y caen muy mal, de hecho, afectan la credibilidad de sus promotores.
El equilibrio informativo y la verdad no están en la persona del periodista, está allá afuera, en la compleja oferta de medios, programas, prensa, radio, redes sociales, donde existe la verdadera jungla de la opinión pública, los diversos factores que componen la variopinta oferta informativa nacionales y extranjeros, y depende del juicio del receptor, del consumidor de la información, acceder a las más diversas fuentes para poder hacerse un juicio de lo que está sucediendo en el mundo.
En la famosa cadena de la BBC en Inglaterra, la corporación de comunicaciones masiva del gobierno de ese país, está pasando algo muy típico de lo que sucede con la información y las tendencias políticas en occidente, la BBC está en crisis debido a que los políticos conservadores (el partido de los Tories) se la tienen jurada a la administración laborista (el partido de la izquierda) quienes han manejado a esta empresa tratando de privilegiar la ideología socialista; una serie de medidas les ha reducido el presupuesto brutalmente en 80 millones de Libras, lo que los ha obligado a quitar de su programación series completas, programas, eventos mundiales, que tenían programados.
Uno de los departamentos más afectados ha sido el de las noticias, y sus programaciones radiales, algo a los que los ingleses están acostumbrados, los socialistas están preparándose para movilizar la protesta pública por estos cambios radicales en la programación, y probablemente logren una presión importante, ya ha sucedido anteriormente, pero demuestra como la política puede cambiar el panorama comunicacional de un país, y en territorios que supuestamente son de la gente, del común y que no pertenece ni a la empresa privada, ni a los partidos ni a otros intereses que el gusto y la preferencia de los ingleses.
La época de los ideales absolutos caducó, la vida moderna admite las evoluciones e involuciones, las equivocaciones y los aciertos, las aproximaciones y las contradicciones, lo que sucede en el mundo de la información y del entretenimiento viene en parcelas, en una multiplicidad de segmentos dirigidos a cada grupo de interés; en los EEUU el mundo visto por Fox News es distinto al del Washington Post, el que se quiera hacer una idea de lo que sucede, debe hacer un trabajo de cortar y pegar y ver el collage desde su punto de vista.
Todavía en este complejo escenario los deberes del periodismo continúan siendo: separar las mentiras de los hechos, informar al público de la manera más honesta posible y de siempre apuntar hacia lo más aproximado que se pueda a la verdad.
Lo que sí no se admite es el acomodo circunstancial, el doble discurso, la hipocresía, quien lo haga pudiera pasar como un corrupto o alguien quien alienta la corrupción, si un periodista cree en algo, o le pagan para hacer que otros crean en una posición x, debe asumirlo, ser claros, no pretender estar con Dios y con el diablo, los tiempos en que un periodista podía ponerse varios sombreros al mismo tiempo pasaron, ya el público espera claridad en las posiciones lo que evitará una serie de situaciones desagradables y de destrucción de reputaciones.  
saulgodoy@gmail.com




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