En un país con las condiciones económicas y sociales como
las de Venezuela, la estrategia del aislamiento y la cuarentena contra el
contagio del coronavirus, es una invitación al desastre. Esto es así porque el
socialismo ha acabado con los medios de subsistencia de sus habitantes, aún
antes de que llegara la epidemia, ya Venezuela sufría de un severo trance de
desabastecimiento y necesidades, que nos hacían un país vulnerable a cualquier
amenaza de contagio, viniera ésta de donde viniera.
Hay regiones en Venezuela que están sufriendo unos
niveles de carestía, inseguridad e insalubridad, que son ya focos, no solo de
epidemias, sino de niveles peligrosos de violencia, que pudieran desbordarse en
cualquier momento, aún frente a las medidas y las armas militares que los están
apenas conteniendo; Mérida y Maracaibo son dos ejemplos obvios en cuenta
regresiva, pero no los únicos, hay por lo menos veinte puntos críticos, entre
ellos varias zonas populosas en Caracas, que pudieran entrar ignición social en
cualquier momento, con una terrible consecuencia, la de desatar una cadena de
caos destructor.
Lamentablemente, contamos con unos usurpadores del
gobierno que han elegido el militarismo autoritario para enfrentar el problema
de orden público que representa tener a un estado convertido en enemigo de la
gente; se trata de pillos que sólo están pendientes de su seguridad personal y
la de sus fortunas mal habidas; controlan el estamento militar del país, como
guardia pretoriana; para ellos, el país se ha convertido en una turba de
seguidores y dependientes a quienes se hace cada día más difícil mantener.
En otras circunstancias un régimen autoritario hubiera
significado cierta ventaja, unas FFAA en condiciones de apresto optimas, una
economía que fluyera, aún con la paralización de actividades si hubiéramos
contado con existencias de alimentos y medicinas, con inventarios en los
comercios e industrias, si hubiéramos contado con un sistema monetario más o
menos sólido, si el país contara con un abastecimiento mínimo que nos
permitiera aguantar una cuarentena, si el gobierno tuviera credibilidad, si los
servicios públicos funcionaran, si la información circulara sin censuras ni
temores de represión, si la sociedad civil fuera tomada en cuenta en solucionar
nuestras emergencias, quizás un régimen de fuerza hubiera sido efectivo en
afrontar esta crisis, que es mundial.
El poder en Venezuela está concentrado en, un pequeño
núcleo dictatorial de familias que están atrapadas en sus propias redes de corrupción
y crimen; no tienen a dónde huir, no hay para ellos refugio seguro si no
cuentan con anillos de seguridad armados hasta los dientes; y no tienen como
mantenerse a salvo si permanecen en el país, justamente porque la civilidad se
derrumba a su entorno… lo que les viene encima es hambre, miseria, venganza y
sufrimiento, y bajo estas circunstancias se les hace muy difícil pensar, tomar
las decisiones adecuadas; trabajan desde el desconocimiento de la realidad que
les rodea, viven desde hace ya un tiempo, de creer en su propia propaganda que
es un engaño.
Pero con esta epidemia del virus chino, ellos son también
son víctimas; la receta del mundo ante el avance de esta epidemia ha sido
cerrar sus fronteras, de modo que ni siquiera pueden huir de la amenaza (esto
sin contar que son criminales buscados por las autoridades internacionales), no
les queda otra alternativa sino quedarse en el país, hacer un círculo con sus
carretas y esperar con nerviosismo el asalto de los salvajes.
En sus mundos privados de bodegas repletas de alimentos y
licores de todas partes del mundo, en sus reuniones “privadas” en restaurantes
de lujo con todo aquel exhibicionismo de autos último modelo y guardaespaldas
apostados en sus puertas, como si nadie se diera cuenta de quiénes están allí
consumiendo, sin vergüenza alguna, lo que le han quitado de la boca a miles de
venezolanos, o en sus instalaciones militares, bunkers y mansiones, cada vez
más vulnerables a un ataque, que probablemente venga de sus propios escoltas y
“amigos”, para apoderarse del botín en efectivo, oro, joyas y obras de arte que
acumulan en sus lujosas jaulas.
Y siguen con sus políticas ciegas, haciendo que la mayor
parte del peso y el sacrificio recaiga en un pueblo que ya no puede más, al que
le han quitado hasta la dignidad… y que, como ya no tiene nada que perder, se
ha convertido en una bestia desesperada y hambrienta, que huele la comida a
kilómetros. Personas tan radicales como Diosdado Cabello no se están dando
cuenta de que ya la amenaza no les está funcionando, todo lo contario, ese
teatro del “macho Camacho”, de que morirá con las botas puestas, contra quien
se atreva a desafiarlo, es solo más miel que se unta, para hacerse más
apetitoso a la marabunta que se apila frente a su casa; a estas alturas ya debe
estar desconfiando hasta en sus hombres claves para su seguridad, y como un
enajenado lo que hace es llamar la atención sobre sus rollizas carnes.
Maduro insiste en su papel de mandatario nacional, del
hombre de las dificultades, de la pieza clave e imprescindible en esta debacle
que tiene el sello inconfundible de su propia creación; en un acto de
desdoblamiento continuo trata de apartar de sí toda implicación, culpa o
pruebas en su contra que sólo lo señalan como culpable de la terrible situación
por la que atraviesa Venezuela, lo cual enardece los ánimos y agita las furias.
Su estrategia
comunicacional de más mentiras y llamadas a la calma, su intento permanente de
crear la ilusión de que tienen todo bajo control, está trabajando
aceleradamente en su contra, la solicitud que hizo al FMI fue un ejemplo de su
escaso margen de maniobra… si fuera inteligente, si su verdadero deseo fuera
sobrevivir, creo que estaría haciendo algo distinto, que rindiera resultados, y
no encolerizar aún más al pueblo.
Una de las claras señales de que poco a poco se están
inclinando hacia el peligroso curso del nihilismo revolucionario, que vistas
las circunstancias tan desesperadas en que se encuentran pudieran estar
aceptando el hecho de que están acabados, y entregarse, como lo hizo Hitler en
su bunker en Berlín a la salida cobarde, el problema con esto, es que no todos
los chavistas quieren jugar ese papel, muchos tienen aún esperanzas de vida y expectativas políticas, los sucesores de los
actuales líderes del chavismo ya tienen nombre y apellido.
Una cosa es segura, esta situación es insostenible, deben
tomar una decisión ahora, o lo perderán todo, incluso la inmortalidad
revolucionaria que tanto parece atraerles; creo que ya es hora de repensar su
posición en los actuales momentos, de modo que voy a echarles una mano antes de
que se los trague el tremedal.
Basta de maltratar a la gente, de poner presos a los
políticos, periodistas u opositores que no comulguen con sus absurdas ideas;
todo lo contrario, llegó el momento de vaciar las cárceles de los presos
políticos, la epidemia es una buena excusa y no se vería como un signo de
debilidad; llamen a reuniones urgentes a la oposición política, a Guaidó y sus
asociados, que aunque no son de mi agrado y ya han demostrado su debilidad
moral, son los que tienen reconocimiento internacional.
En esas reuniones que propongo se hagan urgente con la
oposición política, busquen las mejores condiciones posibles para su retirada,
pásenle el testigo a Guaidó y que corra hasta la meta, él tiene más
posibilidades de hacerlo que ustedes, él puede tomar medidas urgentes y lograr
respaldo de la comunidad internacional, ustedes no; no se pongan ambiciosos,
garanticen unas condiciones mínimas que les permitan tiempo para preparar sus
defensas, para movilizar sus piezas políticas, las que les queden.
Eso sí, aprieten esas nalgas, porque lo que viene es
joropo para ustedes, pero esos tres o seis meses que pudieran ganar, con cierta
impunidad, serían suficientes para organizar sus cosas y que el panorama se les
aclare, pero si hicieren como les digo, tendrían entre sus manos una carta
infalible para jugar a su favor, cuando más lo requería el país, pensaron en el
interés nacional y actuaron acorde, nadie podrá negarle que jugaron por el bien
general… al menos una vez.
Para hacer esto van a tener que poner orden a lo interno
del chavismo, todavía hay gente enferma y desquiciada que ha apostado a esta
aventura, y están viendo el caos como una oportunidad; no se engañen, en medio
de la desintegración social y la inopia, los más violentos y “locos” son los
primeros que caen, de modo que van a tener que ocuparse de estos cañones
sueltos en su barco y llamarlos al botón.
No traten de negociar parcelas de poder, ministerios o
territorios; entreguen todo una vez que negocien y firmen un acuerdo, para
ustedes no hay perdón posible, lo que pueden hacer es buscar condiciones,
aminorar las penas, tratar de conseguir beneficios en los castigos que les
serán impuestos, pero no piensen que van a salir lisos, en eso creo que estamos
claros.
Lo que pudiera presentarse si el país no supera esta situación
sanitaria es impredecible; un nuevo gobierno tiene mayores oportunidades de
éxito que ustedes y ustedes quieren seguir viviendo ¿O estoy equivocado?
Háganse un favor y piensen lo que les estoy explicando,
estamos sobre los minutos finales del conteo, no se dejen ofuscar por sus
miedos y las presiones a los que están sometidos; están ocupando el peor lugar
para tratar de solucionar sus problemas, hagan esa transición política, ganen
ese tiempo, pidan unas garantías mínimas, y brinquen de ese sartén donde se van
a carbonizar. - saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario