Se dice que en una ocasión que salía Benjamín Franklin de
una de esas reuniones que se celebraban en Filadelfia a puerta cerrada y donde
se discutían los detalles de lo que sería la nueva Constitución de los EEUU,
una mujer lo detuvo en la calle y le preguntó por qué tipo de gobierno se
habían decidido, si una República o una Monarquía, y Franklin le contestó: “Una República Señora, si es que gente como
usted puede sostenerla.”
Las siguientes notas son algunas aclaratorias necesarias
para las discusiones que se están dando sobre la pertinencia y ventajas de
estos dos conceptos en las ciencias políticas, que en algunos argumentos
esgrimidos parecieran contradecirse, yo en lo personal los utilizo de manera
complementaria, no antagónicos, todo depende de la definición de la que se
parta al momento de enfrentar uno al otro en términos críticos, como muchos
temas en política, sin una claridad de términos no es posible llegar a
conclusiones razonables.
Empecemos por decir que ambos términos se confunden en
varios momentos de la historia, fue el caso de Grecia, donde República y
Democracia convivían sin mayores contradicciones, aunque la escuela de Platón,
por boca de Sócrates tenía algunas observaciones y reclamos para la democracia
tal y como estaba planteada en Atenas; en aquellos tiempos una república podía
sin ningún problema estar bajo la conducción de un tirano o un gobierno
colegiado, de hecho tanto Atenas como Esparta eran consideradas repúblicas a
pesar de sus muy diferentes aproximaciones políticas sobre el poder.
La democracia ateniense era tenida por imperfecta debido
a la fácil intervención de manipuladores de opinión, de retóricos que
confundían fácilmente a los asambleístas en el foro público y manipulaban a la
masa para satisfacer sus intereses, y había quienes la diferenciaban de la
República, por el contenido es esta última de las virtudes cívicas, que tendían
hacia el bien común.
Democracia y República tienen unas muy diferentes
etimologías, democracia tiende más a configurar una doctrina política donde lo que importa es la voluntad de la mayoría,
Republica en cambio, era más bien referido a un régimen político, una
combinación de instituciones que trataban de equilibrar los juegos del poder,
pero de nuevo, en varios períodos históricos ambas era al mismo tiempo sistemas
políticos e ideologías, encontrábamos repúblicas democráticas y democracias
republicanas, dependiendo del énfasis que se ponía en principios y valores, o
en formas y procedimientos.
De esto resulta que la República Romana poco tuviera que
ver con la griega, era mucho más populista y la influencia de las élites más
determinante, todo lo contrario a la República Cristiana al principio de la
Edad Media, nacida de las comunas organizadas en pequeños feudos, el poder
hegemónico de la Iglesia fue fundamental para la evolución del concepto
republicano posterior, durante este particular período, las prácticas
democráticas estaban en su mínimo histórico.
La idea del republicanismo empezó su deriva hacia la
prevalencia de las facciones políticas, la búsqueda del consenso y las
coaliciones para asegurar la estabilidad de los gobiernos, esto sucedió con las
repúblicas que nacieron con las ciudades-estados, como Florencia, es por ello
que hay que tener cuidado cuando por ejemplo leemos a Maquiavelo o a Bodin, la
República de la que ellos hablaban, era muy específica y de acuerdo a sus
realidades y tiempo, no se puede generalizar, lo mismo sucede con el concepto
de república en la Ilustración y posteriormente, como fue entendida durante la
independencia de los EEUU.
De toda esta nebulosa situación es que todavía hoy
podamos encontrar Repúblicas con regímenes autoritarios y hasta dictaduras, que
nada tiene que ver con las verdaderas democracias, o democracias conducidas por
partidos únicos y que niegan la participación política a la sociedad en
general.
Con la democracia sucede igual, el concepto evoluciona a
medida que se van adelantando los agregados como derechos del hombre, dignidad,
soberanía, que se afinaban los términos de libertad, igualdad, participación en
los asuntos públicos; en los Estados unidos de Norteamérica en los tiempos del
presidente Lincoln, había democracia, pero también había esclavitud, las
mujeres no tenían derecho al voto, y los ciudadanos no tenían manera de
influenciar al gobierno federal, pero había una democracia funcional, que
llevaba al país adelante, entre otras cosas, porque aparte del ejercicio
democrático de sus derechos, también existían unas instituciones que compartían
y de alguna manera balanceaban el poder absoluto, era el aporte del republicanismo con instituciones que
interactuaban y hacían de contención al poder absoluto tanto del monarca como
del populacho, que hacían de contrapeso unas con otras, y posteriormente fue
clave la aparición de una opinión pública que permitía la discusión de los
grandes temas del país.
No es lo mismo hablar de republicanismo en Europa que en
Asia, los modelos varían, las instituciones cambian tanto en operatividad como
en fines, sin que una sea mejor que la otra, lo importante es que la acción
política logre sus cometidos.
El diccionario Webster del habla inglesa tiene unas
definiciones interesantes, define República de la siguiente manera:
1ª (1): Un gobierno que tiene un jefe de estado
quien no es un monarca y quien en tiempos modernos es un presidente.
(2):
Una unidad política (como una nación) que tiene un gobierno de este tipo
b (1): Un gobierno en el que el poder supremo reside en
un cuerpo de ciudadanos con derecho al voto y que es ejercido por oficiales
electos y representantes que responden a los ciudadanos y gobiernan de acuerdo a las leyes.
(2): Una
unidad política (Como el de una nación) que tienen esa forma de gobierno
c: Un
gobierno usualmente caracterizado como republicano en esa unidad, como la
Cuarta República Francesa
2: Un
cuerpo de personas que libremente se involucran en una actividad específica, la
república de las letras.
3: La
constitución política y territorial de una unidad de diversas naciones como
Checoslovaquia, URSS., o Yugoslavia.
En todas las
lecturas que he realizado para escribir estas notas, me he dado cuenta que
quienes propugnan por un modo republicano de gobierno le tienen desconfianza a
la debilidad del sistema democrático en cuanto a la contención de la
corrupción, a que algunas minorías privilegiadas o agresivas se adueñen del
poder, o alguna instancia (organismos electorales, presidencia o legislatura)
sea tomado por grupos de interés para hacer valer sus propias agendas por
encima del interés general.
Para ello propugnan
con instituciones como el de los Colegios Electorales, hacen un punto de honor
en la división de poderes, pero sobre todo, y como ya lo había notado el
pensador francés Alexis de Tocqueville, el gran secreto de la democracia
norteamericana se encuentra en su gobierno local y en la articulación de todos
los intereses de las comunidades en un bien común, que es el lugar donde se
hace realidad ese juego de virtudes cívicas que viene de la tradición
democrática de los griegos.
En los tiempos de
las guerras de independencia en las colonias Americanas, cuando Simón Bolívar
pensaba en República y republicanismo lo hacía sobre la experiencia francesa,
la concepción norteamericana de república era demasiado novedosa y avanzada
para ser tomada en cuenta aún; en el discurso que dio la historiadora
venezolana Inés Quintero (2010) en la Academia Nacional de la Historia, con
motivo de la conmemoración del 19 de Abril, día de la Independencia de
Venezuela, explica con lujo de detalles como se fue construyendo la idea de la
independencia hasta llegar a concebirla en términos de una nueva República que
nada tenían que ver con las tradiciones republicanas griegas, romanas,
medioevales o anglosajonas, sino con necesidades prácticas de gobierno al
hacerse un vacío con la Regencia en España.
Pero efectivamente,
la discusión actual que se lleva a cabo entre la supuesta contradicción que
existe entre republicanismo y democracia, es una diatriba superficial y absurda
entre intereses radicales de los partidos demócrata y republicano en USA, de
una mala interpretaciones de los llamados “originalistas” de la derecha
norteamericana de la posición que lideraba Madison, y que quedó recogida en El Federalista; para aquel momento en
que Franklin y los demás Padres Fundadores se reunían en Filadelfia y otras
ciudades, para darle los detalles finales a la Constitución, había una
tendencia en considerar a la democracia como la expresión política primitiva, de
las turbas.
Tal concepción del
término tuvo sus consecuencias, ni en la declaración de independencia, ni en la
Constitución de los Estados de Unidos de Norteamérica, se menciona la palabra
democracia, pero si el de la república, tampoco aparece en ningún símbolo
patrio ni en ninguna canción o himno; John Adams dijo: “Tenemos derechos que anteceden a todos los gobiernos de la Tierra;
derechos que no pueden ser desconocidos ni restringidos por leyes humanas;
derechos que derivaron del Gran Legislador del Universo.”
Con ese espíritu
fue escrita la Constitución de USA, el gobierno no es el dispensador de los
derechos, fue creado para proteger esos derechos que ya existían.
Precisamente por lo
ocurrido al calor de violencia revolucionaria en Europa, muchos le atribuyeron
a las bandas de exaltados y colectivos armados esa particular manera de imponer
su voluntad como ejemplo de democracia, de allí la importancia y el cuidado que
tuvieron de imponerle a esa mayoría soberana, filtros y espacios donde eran sus
representantes, quienes terminaban ejerciendo el gobierno, lejos de los
tumultos.
Los padres
fundadores de Norteamérica sabían desde el primer instante es que se reunieron
para ver cómo se organizaban, que era el gobierno mismo la primera amenaza a
sus libertades tan duramente defendidas, fue el mismo John Adams quien
advertía: “Recuerden, la democracia nunca
dura, se desgasta pronto, se agota y se
asesina a sí misma. No ha habido ninguna democracia hasta el momento que no
haya cometido suicidio”.
Y la verdad sea
dicha, para el chavismo democracia es muchedumbre vociferante y desorden, les
gusta la comparecencia de las masas armadas y fanáticas, producir políticas en
este ambiente de circo romano, para Chávez y Maduro su concepto de República es
la voluntad unipersonal del líder, un pensamiento único y una sociedad
organizada en comunas; en realidad el chavismo nada tiene que ver con valores
democráticos y mucho menos con principios republicanos.
La llamada
República Bolivariana de Venezuela, ni es una república, ni es bolivariana, y
mucho menos es de los venezolanos, pero si no son república, tampoco son parte
de una democracia, como les gusta a estos revolucionarios narcotraficantes
venderse en el mundo, Venezuela no es un país, es una parodia de nación y cada
vez menos es una sociedad civilizada, mientras el chavismo exista la verdadera
Venezuela no tendrá oportunidad de renacer dentro de sus tradiciones republicanas
y verdaderamente democráticas.
Pero en la
discusión que se está dando en USA concurro con la opinión del politólogo
norteamericano Ryan McMaken y editor de la publicación Mises Wire del Instituto Mises de USA, alega en su artículo Dejen de decir, somos una república no una
democracia (2017) lo siguiente:
Es un hecho, todos
los regímenes en el planeta se llaman a sí mismos “una democracia” calificandose
como una república de acuerdo a la definición de Madison. Todos los países que
se describen como democracias en el discurso contemporáneo usan algún tipo de
esquema representativo en su forma de gobierno, y todos poseen un sistema que
al menos en parte, “derivan sus poderes directa o indirectamente de un gran
cuerpo de gente”. También eligen representantes en vez de emplear métodos
directos. Consecuentemente, en terminología contemporánea, no existen
diferencias relevantes entre las palabras “república” y “democracia”. Por lo
tanto, destacando una preferencia por republicanismo sobre demócratas no comunica
información útil al menos que uno precise la definición de ambos términos de
manera que se diferencie de la definición de Madison.
saulgodoy@gmail.com
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