jueves, 9 de abril de 2020

Un nuevo comienzo



He sido generoso y abierto con algunas de mis propuestas; mis artículos los lee un gentío, quizás no en el momento que los publico, pero empiezan a rodar, mis lectores los comparten y muchas veces un artículo que tiene tres años de publicado emerge de pronto, como parte de otro artículo o en el discurso de alguien que utiliza mis ideas… eso no me molesta, todo lo contrario, me gusta que suceda, pues siento que le estoy dando letra a muchos otros voceros, que estoy educando, lo que también me complace, y poco a poco voy cambiando paradigmas e implantando ideas entre un grupo social al que le cuesta cambiar su visión del mundo… los venezolanos, una vez que adquirimos algunas ideas básicas, tendemos a fosilizarlas , sobre todo en política.
Pero acostumbro, y es lo justo, identificar siempre que se pueda de dónde viene la información, cuál es la fuente, quién es el autor y cuál es la obra, porque no sólo es un requerimiento y una cortesía académica, sino que es información importante para que cualquier lector pueda ahondar en los temas que le interesan. Soy un propagador nato de información, es parte de la naturaleza del opinador o articulista de temas generales, soy una abeja de la información y polinizo mentes, provengo de un panal que se llama El Tambor del Hortador, que construí con mucho esfuerzo, tal como me costó mucho hacer conocer mi nombre en la matrix, que poco a poco he asentado[UdW1]  como una referencia a nuestro país, una entre muchas.
Vienen tiempos de reconstrucción y creatividad, de interesantes discusiones sobre cuál debería ser nuestro futuro inmediato y a largo plazo, cuáles nuestras prioridades, qué áreas debemos atacar primero para hacer que nuestra recuperación sea lo más rápida y sólida posible, y para diferenciarnos de los socialistas y los comunistas, que son personas que desprecian la paternidad o maternidad de las ideas y quieren colectivizar todo, degradando el valor de las mismas ideas, despreciando los derechos de autor, las patentes de invención, los registros de propiedad intelectual, deberíamos empezar por respetar a los creadores de las ideas, por darles valor, por reconocer las fuentes de donde manan esas creaciones.
No estoy hablando de pagar unas regalías por usarlas, aunque hay conocimientos que están hechos con este fin, pero por lo menos para aquella información abierta y gratuita, como la mía, identificar de dónde viene, otorgar el crédito a quienes propusieron sus ideas, se convierte en un gesto de civilidad y esto va hacerse muy necesario en la Nueva Venezuela, donde la innovación va a jugar un papel estelar; en un estado donde se debe respetar el juego del libre mercado, los venezolanos debemos aprender ciertas reglas, que implican decirle no a la piratería (somos uno de los países donde más se violan los derechos de autor, donde más piratería existe y donde se roba sin ninguna sanción, y muchas veces propiciado por el mismo estado, la apropiación indebida del producto intelectual del otro).
Con esto en mente, voy a inaugurar una sección en mi blog y para mis artículos que voy a titular “Un Nuevo Comienzo”, para ir coleccionando allí, como si fuera la caja de herramientas de un mecánico, todas las ideas que se me ocurran para una refundación de mi país; algo parecido viene haciendo “El Doctor Político”, comentarista radial que lleva un seguimiento no sólo de sus propuestas, algunas muy interesantes y pertinentes, sino que todas sus exposiciones se encuentran, de una manera ordenada y sistemática, catalogadas y a la orden, indicando siempre dónde y cuándo se generaron.
Me gusta la idea de ser parte de esos Padres Fundadores de la nueva república, igual que ocurrió con el nacimiento de los Estados Unidos de Norteamérica, luego de su independencia de los británicos, cuando un dilecto grupo de hombres de gran visión ofrecieron luces y sentaron las bases sobre las cuales se erigió ese gran país; no fue una contribución anónima, todo lo contrario, dejaron innumerables documentos y registros de lo que pensaron, de lo que dijeron, discutieron, de quién lo dijo, en que momento y circunstancias…  nosotros vamos hacer algo parecido, de un país destruido por sus enemigos, en vez de estar recogiendo pedazos y tratando de pegarlos, vamos a refundar el estado y la sociedad que vamos a llamar nuestra casa, nuestro hogar, nuestra Venezuela.
Es una tarea colectiva de gran aliento y, por su naturaleza democrática altamente participativa, de hecho será el ejercicio inicial para construir ese gran foro nacional que vamos a necesitar en nuestra ruta hacia la democracia plena, cuando los venezolanos seamos realmente soberanos y libres, dueños de nuestro destino… calculo que nos tomará tres o cuatro generaciones llegar allí, mientras tanto, empecemos.

Una agenda ambiental para la reconstrucción de Venezuela.

Reconstruir a un país de sus ruinas es una tarea ciclópea, reservada para los grandes pueblos del mundo; es una labor que tiene varios niveles y hoy quiero referirme a uno de esos niveles, que tiene que ver más con la espiritualidad que con los logros materiales.
Tomo las ideas de uno de los naturalistas y ambientalistas más reputados del mundo, uno de los hombres que más admiro y del cual ya he escrito, se trata de Henry David Thoreau, el mismo de la laguna de Walden, en Concorde, Massachusetts y amigo dilecto de ese otro gran filósofo del pragmatismo norteamericano, Emerson; pues me acabo de leer el libro de Bob Pepperman TaylorLessons from Walden: Thoreau and the Crisis of American Democracy (2020) y me ha hecho reflexionar sobre la importancia de la conciencia ecológica para una democracia exitosa en nuestro país.
No sólo es fundamental tener la casa en orden y bien mantenida, sino que la misma naturaleza es un libro de sabiduría abierta para quienes sepan leerlo, y lo primero que nos enseña la naturaleza es mantener las cosas simples para que sean óptimas; la naturaleza humana necesita de ese principio de simplicidad para encontrar su propio equilibrio, nuestra forma de vida debe volver a lo básico y cultivar una especie de estoicismo, dejar de darle importancia a lo trivial, al exceso (la opulencia), al derroche y al consumismo exacerbado, empezando por limitar nuestro deseo de acumular riqueza y vivir la vida loca.
Esos estilos de vida creados en la abundancia no son buenos, la gente se enferma de excesos, se tergiversan los valores morales, se pierde la perspectiva sobre lo que tiene verdadero valor en la vida y, por lo general, terminamos destruyendo la naturaleza y degradando lo que es humano.
Si la idea es que nuestro país sea productivo, genere empleo, oportunidades y riqueza, no necesariamente significa que vamos a convertirnos en unos enajenados; para los que no me hayan leído, soy un estudioso de las culturas orientales, de la China, Japón y la India y en estas tres culturas milenarias, los hombres y mujeres poderosos, los que comandan las principales fortunas en estos países, son gente muy discreta y de bajo perfil, llevan una vida austera, son esencialmente personas generosas, altruistas, de gustos frugales y exquisitos; cultivan una cercanía con la naturaleza, la estudian y hacen suyas sus leyes, esto les viene por tradición, sus religiones, sus artes y pensamiento político parten de esta verdad natural, mantenerse lo más sencillo posible.
Thoreau hablaba de una “pobreza voluntaria”, quiere decir esto de una pobreza virtuosa, inducida, de la que se entra y sale sin esfuerzo, pues no se es pobre materialmente, todo lo contrario, saber que podemos comprarnos lo que queramos y atemperar nuestro deseo consumista, es un premio moral superior a poseer esas cosas y llenarnos de cachivaches que al final van a entorpecer, asfixiarnos, , ya que mientras más cosas tengamos, nuestra atención en conservarlas y mantenerlas nos va a quitar tiempo precioso en lograr otros objetivos mucho más importantes; atiborrarnos de ropa, muebles, objetos de arte, autos, aparatos de alta tecnología que nos obligan a vivir en mundos virtuales, nos inmoviliza y, probablemente, termine por hacernos infelices.
Thoreau nos hablaba de una pobreza  temporal, que dura lo que queramos, y no nos molesta ni nos degrada porque no nos angustia ni nos priva de nada, pero sí nos mantiene alerta, limpios de espíritu y nos hace disfrutar de los pequeños placeres de la vida, principalmente de la compañía de otros seres humanos y de compartir valores espirituales, principalmente de los que provienen de la contemplación de la naturaleza.
Por supuesto, en estas culturas podemos encontrar a los exageradamente ricos, magnates que viven como reyes, que no se privan de ningún placer que el dinero pueda brindar, son los que están incrustados en el sistema del consumo, los que viven de la opinión de los demás, los que tienen algo que demostrar, los que se dejan manipular por los medios… son esos “Crazy, rich asians” de las películas que nos enseñan aquel lujo oriental.
Un ejemplo vivo de lo que no debemos imitar, de lo que no deberíamos aceptar más nunca en nuestra patria, es precisamente el estilo de vida vacío y absolutamente vano de nuestros revolucionarios endógenos, los chavistas, que se robaron esa enorme riqueza y quebraron al país, una pobre y desdichada gente que se ahoga en los lujos y los placeres del dinero sucio y de la actividad criminal, con cuentas bancarias inmensas de una riqueza llena de sangre y sufrimiento de tantas familias, niños, mujeres, jóvenes y ancianos, que perdieron sus vidas para que ellos y sus familias vivieran en esa charada millonaria.
En ellos tenemos el ejemplo negativo de lo que no queremos: una gente desalmada que vendió a su país por un puñado de dinero, que creyó que se merecía esos lujos y que, principalmente, de la manera más inmoral y perversa destruyó nuestra casa, nuestra naturaleza, saqueó nuestra tierra, mares, bosques, montañas, ríos, fauna… para robar ese oro, tenerlo en las bóvedas de bancos extranjeros, contar con un portafolio de inversiones, tener caballos de carrera y 3 o 4 casas para pasar temporadas… y eso los hace tan felices, que ya han perdido cualquier tipo de sensibilidad sobre cuánta gente tendrá que morir por falta de atención médica en los hospitales para que ellos se den esos gustos.
En lo personal, creo que la prueba más contundente de que se trataba de unos farsantes, de unos ladrones y asesinos, no de humanistas y supuestos cristianos amantes de la paz y el amor, es el estado en que están dejando la naturaleza en Venezuela, no han tenido ningún reparo en destruir el país, no les ha importado que las generaciones que vienen no van a tener siquiera agua limpia que beber y buena sombra para protegerse del sol… para ellos, el mundo empieza y acaba entre sus vicios y sus bajas pasiones.
En mi agenda de un nuevo comienzo, está de primero en la lista el rescate ambiental de mi país, algo que nos va a tomar algunas décadas… nos volvieron el país un rancho, debemos volver a reforestarlo, a limpiar sus aguas, a descontaminar sus playas y a poblarlo de nuevo de aquellas especies que han sobrevivido a tanta maldad e inconsciencia.
En un programa de emergencia nacional, el gobierno de transición debe tener como uno de sus puntos principales el hacer una auditoría ambiental, estado por estado, para tener un control de daños que nos permita evaluar el deterioro de nuestra casa; estoy seguro de que nos vamos a encontrar con sorpresas muy desagradables, que deben ser atendidas con prontitud, en especial a lo concerniente con el llamado Arco Minero y los campos petroleros.
El segundo aspecto implica el saneamiento de ciertas zonas que se han vuelto focos de infecciones de enfermedades contagiosas endógenas muy peligrosas y que ya estaban extintas, tales como malaria, tuberculosis, mal de Chagas, disentería, leishmaniasis y otras.
El tercer punto, pero no menos importante, es atacar el problema de los desechos sólidos, la disposición final de la basura generada por nuestros centros urbanos, el manejo de desechos peligrosos y de sustancias tóxicas, el sistema de aguas servidas (con especial cuidado en toda nuestra franja costera, que está siendo utilizada para descargar de aguas negras) y la capacidad que tenemos de disponer de agua potable para el consumo humano (muchas de estas actividades necesitan de un suministro confiable y estable de electricidad, de allí la necesidad de priorizar y coordinar este esfuerzo de reconstrucción, tarea que exige a la gente más capaz del país, y no a monigotes que sólo quieren es aparecer en los noticieros hablando pistoladas y cobrar comisiones).
Para lograr este esfuerzo de recomponer nuestra casa, nuestra naturaleza tan golpeada, debemos en una primera instancia desmilitarizar al sector ambiental, involucrar a todas las demás instituciones en esta cruzada, eso incluiría un reformulado sistema penitenciario, orientado para que los penados tuvieran una actividad de reeducación y pago de su deuda social prestando servicios de reforestación, limpieza y remoción de escombros, se involucrarían todos los demás servicios de seguridad (policías, bomberos, Defensa Civil).
Nuestro sistema educativo jugará un papel preponderante, desde las escuelas, universidades, institutos de investigación… necesitamos que se inserten de manera decidida en este esfuerzo, en la creación de profesionales en todas las ramas de las ciencias naturales, que nos ayuden desde el rescate de las áreas más vulnerables, hasta la preservación de lo que todavía nos queda sano, hay allí un montón de especialidades como biología, antropología, ecología, química, física, geología, ciencias de la atmósfera, oceanografía, necesitamos gente cualificada para aplicar las últimas tecnologías en cada una de estas especialidades, que la transferencia del conocimiento sea posible y con facilidades para desarrollar nuestras propias respuestas.
Y allí hay una rica veta para los emprendimientos privados, firmas consultoras de ingeniería, de laboratorios, de estudios y proyectos, fabricantes de equipos, que se ocupen de resolver estos graves e inmensos problemas de contaminación de todo tipo, para los cuales se puede lograr financiamiento, maneras de hacer productivos estos esfuerzos, de exportar este know how, porque de un mar limpio, de islas y costas saneadas, de ríos rescatados, de tierras productivas, de ciudades sustentables, de servicios funcionales y óptimos, de selvas y montañas con una gran biodiversidad, de un país con una buena calidad de vida, con una bioseguridad controlada, con mínimos riesgos a enfermedades endógenas, que se traduce en un ambiente sano, surgen los mejores negocios y oportunidades para todos, no sólo en turismo, en la economía naranja, sino que es el ambiente ideal para atraer las mejores inversiones extranjeras.
Todo esto lo vamos hacer con gusto, porque es nuestro país, y es además un buen negocio. Y quiero explicarles un poco esto último, en mi visión de una Venezuela ecológica y sustentable, que no está reñida ni con el capitalismo ni con el libre mercado, debemos hacer un gran esfuerzo en descubrir nuestras riquezas naturales para las nuevas generaciones.
Nuestro sistema educativo debe estar fundamentado en conocer nuestra gran nación al detalle, tanto en mapas exactamente elaborados, como en el campo, recorriendo toda la geografía, primero de cada una de las regiones y cuencas hidrográficas, de nuestro mar, de nuestras islas, de nuestros bosques… hacer obligatorias asignaturas de ciencias naturales que impliquen visitar nuestros parques nacionales y monumentos naturales, reservas y áreas protegidas para estudiarlas; que se nos explique cómo trabajan los grandes sistemas ecológicos, que se nos ayude a comprender nuestro lugar en todo este esquema de la vida… que nos inculquen el amor por la naturaleza, que es el auténtico amor por un país.   -    saulgodoy@gmail.com





 

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