El chavismo es un cuenco hueco que no se puede llenar
porque no tiene fondo o, si lo tiene está cuarteado, roto, nada puede contener,
lo que le ponga se escurre por las grietas y cuarteaduras; el chavismo
originario era plenamente stalinista, totalitario, un régimen militarizado y
respaldado por las armas en la consecución de unos fines supuestamente
socialistas, esa excusa, la de una revolución plena de justicia social,
igualdad y comunitarismo, era lo que iba a llenar el envase, un contenido que
nunca pasó del simple enunciado.
El cuenco era un truco, un artificio, un instrumento para
la propaganda, para el engaño, pues el chavismo jamás tuvo a la política como
norte, ni siquiera como accesorio en su cofre de maquillaje de hetaira al
servicio de Fidel Castro, ni en el momento de mayor exposición y triunfo, con
el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías en sus giras mundiales a los centros de
poder del comunismo y el fundamentalismo islámico; en aquella odisea, que lo
llevó a visitar a Sadan Hussein en su guarida en Irak y a Muhamar Kadafi en su
cubil en Libia, a pesar de las trompetas de la guerra contra el terror, no dejó
de mostrar aquel acercamiento mediático con los líderes criminales que tanto admiraba.
En esa cúspide de fama y exposición fue cuando Fidel
decide eliminarlo, su agente venezolano se le estaba saliendo de control y
estaba convirtiendo a la revolución en show de variedades, en un telemaratón, esto,
mientras los barcos petroleros de PDVSA surcaban el mundo con sus cargamentos
de drogas y de dinero de la corrupción a distintos puertos del orbe, y nuestras
embajadas en el mundo servían de “casas seguras” para terroristas
internacionales, que eran buscados por los servicios secretos de occidente, los
maletines con contribuciones para las campañas electorales de la red de
candidatos del Foro de Sao Paulo viajaban, sin pasar por aduana, como valija
diplomática en la flota de aviones que manejaba Rafael Ramírez, nuestro propio
jeque petrolero, el parque de armas de nuestras FFAA se iba por las trochas en
la frontera para ser entregadas a la guerrilla del ELN y las FARC.
Nunca antes en la historia de la política mundial un país
se había prestado para que su gobierno y el estado participaran como
portaviones de tantas mafias criminales; el Alto Mando militar se convirtió en
una organización criminal que tomaba provecho de cada desgracia y necesidad
humana del pueblo venezolano para hacer negocios, se tratara de medicinas,
alimentos, combustibles, emigrantes refugiados, documentos de identidad, salvoconductos,
guías de transporte… todo lo que resultaba esencial para resolver los problemas
de la gente en crisis, crisis creada por el mismo gobierno, tenía un precio y
era controlado por la mafia uniformada.
Como era de esperarse, la política, en todos sus aspectos
fundamentales, se fue prostituyendo, decayendo tanto en significado como en
valores, hasta el punto de que tenemos hoy en día políticos de oficio, partidos,
líderes comunitarios, analistas, medios de comunicación, universidades,
gremios, etc., para los que política es cualquier cosa; han estirado el
concepto de tal manera, para darle cabida a los mafiosos que dicen gobernarnos,
que ya cualquiera puede ser político, no importa el conocimiento, ni la ética,
ni las leyes, ni los símbolos y tradiciones, ni siquiera hace falta ser un
ciudadano, menos aún, un nacional.
El concepto de lo político está tan relativizado que ya
una tiranía militarista y totalitaria aspira a ser reconocida como un actor político,
democrático, constitucional y, aunque implique una contradicción en términos,
un factor civil, laico y sujeto de derecho internacional… todas estas
contradicciones son simultáneas y aceptadas como “normales” por algunos países,
entes multilaterales y opositores colaboracionistas.
Los chavistas tienen las cárceles llenas de gente que se ha atrevido a pensar diferente y
a no callar, hay decenas de miles procesados por injustas causas, con medidas precautelarías
y con sus derechos fundamentales condicionados, y otro tanto que ni siquiera
han tenido un debido proceso, porque sí actuaron como políticos, porque se
atrevieron a alzar su voz para defender la libertad de expresión y les han
reclamado al chavista su comportamiento fascista.
Haciéndose la vista gorda ante la continua violación de
la ley y el orden, ante la ruina del país y el haber mal puesto a la comunidad
internacional en contra de nuestra dignidad nacional, a pesar de todos estos
pecados mortales, insisten en llamarlos políticos, confiriéndoles el
tratamiento de una fuerza republicana, de gente respetuosa del estado de
derecho y se han puesto a defender y promocionar un talante de personas
civilizadas que no tienen, no les ha importado las acusaciones por secuestro,
muerte y tortura continuada, por la corrupción desatada en sus gestiones
administrativas, por sus componendas con un poder judicial constituido por
pillos, serviles jueces y fiscales del terror.
Para nada importan las ejecuciones sumariales de los
grupos de exterminio que frecuentan los barrios, la destrucción de nuestro
hábitat natural… tampoco toman en cuenta la quiebra de nuestra industria
petrolera, ni el desahucio de nuestro sistema de salud, o la perdida de nuestra
capacidad crediticia internacional por su fama de maulas y ladrones.
Todavía hay políticos de oposición, partidos, periodistas
que se atreven a poner al chavismo como opción política viable, como si no
hubieran matado a una mosca… ¿Qué tipo de política tiene esta gente en mente?
Ni me atrevo a preguntar por su concepto de democracia, porque estoy seguro de que
me dirían puras cosas absurdas, galimatías y falacias… y ¡ojo! algunos de ellos
tienen una preparación universitaria y no pocos son profesores.
Y no es que crea que están confundidos o son brutos, no,
son unos oportunistas, unos ladrones de siete suelas.
Les recomiendo un libro
extraordinario de ciencias políticas, una serie de estudios compilados en
México por el profesor Gerardo Avalos Tenorio, de la Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Xochimilco, en la que varios destacados investigadores, de
diversas tendencias ideológicas, participaron en la obra Redefinir lo político (2002); en ella, el profesor Avalos Tenorio
nos dice:
Ya en este sentido general y abstracto
del sustantivo “política” aparece su significado de arte o técnica usada para
gobernar a los pueblos. La política se acredita como un cierto tipo de saber, pero no se trata de un saber
científico o teórico primordialmente, sino, como hemos sugerido, de un saber
orientado a la práctica del gobernar o bien del ser gobernado. Sin embargo,
este saber práctico puede ser aquel que se resume con la palabra “prudencia”,
de raigambre aristotélica… El primer tipo de saber está vinculado con el
reconocimiento de que los fines del gobernar tienen mucho que ver con el
desarrollo de las virtudes de los seres
humanos. En este plano, gobernar se distingue de “ejercer el poder” o de
“mandar despóticamente”, precisamente en los modos y fines con los que se asume
la función gubernativa. No se gobierna oprimiendo a los pueblos.
Pareciera que Nicolás Maduro y sus seguidores socialistas
bolivarianos en el continente quieren imponer una nueva visión sobre lo
político, confundiendo, enturbiando, mintiendo y destruyendo la esencia de lo
político que, de acuerdo el libro, es un concepto sumamente amplio y, por lo
mismo, multívoco, pero jamás inmoral y falso, como lo pretende Cuba y el Foro
de Sao Paulo.
Hemos vivido durante veinte años bajo un intenso bombardeo de
ideas equivocadas y muy peligrosas, que han abierto un boquete en nuestra
concepción de lo político, y ya es hora de que los venezolanos volvamos a
nuestras raíces; tenemos excelentes ejemplos del ser político y una historia
llena de aprendizajes importantes que no podemos ignorar u olvidar. -
saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario