lunes, 4 de mayo de 2020

El chavismo es la ausencia de la política



El chavismo es un cuenco hueco que no se puede llenar porque no tiene fondo o, si lo tiene está cuarteado, roto, nada puede contener, lo que le ponga se escurre por las grietas y cuarteaduras; el chavismo originario era plenamente stalinista, totalitario, un régimen militarizado y respaldado por las armas en la consecución de unos fines supuestamente socialistas, esa excusa, la de una revolución plena de justicia social, igualdad y comunitarismo, era lo que iba a llenar el envase, un contenido que nunca pasó del simple enunciado.
El cuenco era un truco, un artificio, un instrumento para la propaganda, para el engaño, pues el chavismo jamás tuvo a la política como norte, ni siquiera como accesorio en su cofre de maquillaje de hetaira al servicio de Fidel Castro, ni en el momento de mayor exposición y triunfo, con el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías en sus giras mundiales a los centros de poder del comunismo y el fundamentalismo islámico; en aquella odisea, que lo llevó a visitar a Sadan Hussein en su guarida en Irak y a Muhamar Kadafi en su cubil en Libia, a pesar de las trompetas de la guerra contra el terror, no dejó de mostrar aquel acercamiento mediático con los líderes criminales que tanto admiraba.
En esa cúspide de fama y exposición fue cuando Fidel decide eliminarlo, su agente venezolano se le estaba saliendo de control y estaba convirtiendo a la revolución en show de variedades, en un telemaratón, esto, mientras los barcos petroleros de PDVSA surcaban el mundo con sus cargamentos de drogas y de dinero de la corrupción a distintos puertos del orbe, y nuestras embajadas en el mundo servían de “casas seguras” para terroristas internacionales, que eran buscados por los servicios secretos de occidente, los maletines con contribuciones para las campañas electorales de la red de candidatos del Foro de Sao Paulo viajaban, sin pasar por aduana, como valija diplomática en la flota de aviones que manejaba Rafael Ramírez, nuestro propio jeque petrolero, el parque de armas de nuestras FFAA se iba por las trochas en la frontera para ser entregadas a la guerrilla del ELN y las FARC.
Nunca antes en la historia de la política mundial un país se había prestado para que su gobierno y el estado participaran como portaviones de tantas mafias criminales; el Alto Mando militar se convirtió en una organización criminal que tomaba provecho de cada desgracia y necesidad humana del pueblo venezolano para hacer negocios, se tratara de medicinas, alimentos, combustibles, emigrantes refugiados, documentos de identidad, salvoconductos, guías de transporte… todo lo que resultaba esencial para resolver los problemas de la gente en crisis, crisis creada por el mismo gobierno, tenía un precio y era controlado por la mafia uniformada.
Como era de esperarse, la política, en todos sus aspectos fundamentales, se fue prostituyendo, decayendo tanto en significado como en valores, hasta el punto de que tenemos hoy en día políticos de oficio, partidos, líderes comunitarios, analistas, medios de comunicación, universidades, gremios, etc., para los que política es cualquier cosa; han estirado el concepto de tal manera, para darle cabida a los mafiosos que dicen gobernarnos, que ya cualquiera puede ser político, no importa el conocimiento, ni la ética, ni las leyes, ni los símbolos y tradiciones, ni siquiera hace falta ser un ciudadano, menos aún, un nacional.
El concepto de lo político está tan relativizado que ya una tiranía militarista y totalitaria aspira a ser reconocida como un actor político, democrático, constitucional y, aunque implique una contradicción en términos, un factor civil, laico y sujeto de derecho internacional… todas estas contradicciones son simultáneas y aceptadas como “normales” por algunos países, entes multilaterales y opositores colaboracionistas.
Los chavistas tienen las cárceles llenas de  gente que se ha atrevido a pensar diferente y a no callar, hay decenas de miles procesados por injustas causas, con medidas precautelarías y con sus derechos fundamentales condicionados, y otro tanto que ni siquiera han tenido un debido proceso, porque sí actuaron como políticos, porque se atrevieron a alzar su voz para defender la libertad de expresión y les han reclamado al chavista su comportamiento fascista.
Haciéndose la vista gorda ante la continua violación de la ley y el orden, ante la ruina del país y el haber mal puesto a la comunidad internacional en contra de nuestra dignidad nacional, a pesar de todos estos pecados mortales, insisten en llamarlos políticos, confiriéndoles el tratamiento de una fuerza republicana, de gente respetuosa del estado de derecho y se han puesto a defender y promocionar un talante de personas civilizadas que no tienen, no les ha importado las acusaciones por secuestro, muerte y tortura continuada, por la corrupción desatada en sus gestiones administrativas, por sus componendas con un poder judicial constituido por pillos, serviles jueces y fiscales del terror.
Para nada importan las ejecuciones sumariales de los grupos de exterminio que frecuentan los barrios, la destrucción de nuestro hábitat natural… tampoco toman en cuenta la quiebra de nuestra industria petrolera, ni el desahucio de nuestro sistema de salud, o la perdida de nuestra capacidad crediticia internacional por su fama de maulas y ladrones.
Todavía hay políticos de oposición, partidos, periodistas que se atreven a poner al chavismo como opción política viable, como si no hubieran matado a una mosca… ¿Qué tipo de política tiene esta gente en mente? Ni me atrevo a preguntar por su concepto de democracia, porque estoy seguro de que me dirían puras cosas absurdas, galimatías y falacias… y ¡ojo! algunos de ellos tienen una preparación universitaria y no pocos son profesores.
Y no es que crea que están confundidos o son brutos, no, son unos oportunistas, unos ladrones de siete suelas.
Les recomiendo un libro extraordinario de ciencias políticas, una serie de estudios compilados en México por el profesor Gerardo Avalos Tenorio, de la Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Xochimilco, en la que varios destacados investigadores, de diversas tendencias ideológicas, participaron en la obra Redefinir lo político (2002); en ella, el profesor Avalos Tenorio nos dice:

Ya en este sentido general y abstracto del sustantivo “política” aparece su significado de arte o técnica usada para gobernar a los pueblos. La política se acredita como un cierto  tipo de saber, pero no se trata de un saber científico o teórico primordialmente, sino, como hemos sugerido, de un saber orientado a la práctica del gobernar o bien del ser gobernado. Sin embargo, este saber práctico puede ser aquel que se resume con la palabra “prudencia”, de raigambre aristotélica… El primer tipo de saber está vinculado con el reconocimiento de que los fines del gobernar tienen mucho que ver con el desarrollo de  las virtudes de los seres humanos. En este plano, gobernar se distingue de “ejercer el poder” o de “mandar despóticamente”, precisamente en los modos y fines con los que se asume la función gubernativa. No se gobierna oprimiendo a los pueblos.  

Pareciera que Nicolás Maduro y sus seguidores socialistas bolivarianos en el continente quieren imponer una nueva visión sobre lo político, confundiendo, enturbiando, mintiendo y destruyendo la esencia de lo político que, de acuerdo el libro, es un concepto sumamente amplio y, por lo mismo, multívoco, pero jamás inmoral y falso, como lo pretende Cuba y el Foro de Sao Paulo.
Hemos vivido durante veinte años bajo un intenso bombardeo de ideas equivocadas y muy peligrosas, que han abierto un boquete en nuestra concepción de lo político, y ya es hora de que los venezolanos volvamos a nuestras raíces; tenemos excelentes ejemplos del ser político y una historia llena de aprendizajes importantes que no podemos ignorar u olvidar.   -    saulgodoy@gmail.com


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