martes, 19 de mayo de 2020

Emergencia Ambiental en el Estado Miranda



Aquí se conjugan varios elementos importantes para crear una “tormenta perfecta” en materia ambiental en el Estado Miranda, un verano particularmente seco y con altas temperaturas diurnas, las principales cuencas de la entidad se encuentran altamente intervenidas con invasiones, asentamientos irregulares, algunos de ellos promocionados o consentidos por las autoridades municipales, y que lo primero que hacen quienes son favorecidos por la “entrega de parcelas” es desforestar y quemar de manera sistémica todos los terrenos afectados, principalmente pendientes mayores a los 60º, lo que crea inestabilidad en las laderas y favorece los deslaves en invierno, por lo que es muy probable que ocurran derrumbes, fallas de borde en vías de penetración, y la erosión continua de la escasa capa vegetal, incluyendo las siembras que se hagan.
Ni el gobernador ni los alcaldes han aprendido la lección, utilizan el ambiente como una ficha para hacer política, los grupos de engordadores de terrenos, constructores de ranchos, los agricultores cómodos, esos que no quieren estar muy lejos de la capital, para no tener que viajar mucho, los refugiados de otras regiones del país, que se vienen a la región capital para gozar de algunos servicios, y el clientelismo político local, todos quieren tener parcelas en las cuencas y áreas verdes para tener un domicilio cerca del poder político.
Este conglomerado de gente, que pide un premio por su apoyo al gobierno, presiona sobre estos terrenos protegidos, se mete como invasores, tumba la vegetación, construye una casita con palos y techos de zinc y es entonces cuando se organizan en comunas, se registran en las dependencias del Poder Popular para las Comunas y, a partir de allí, logran la protección necesaria para obtener la supuesta impunidad por sus delitos ambientales.
Inmediatamente los censan, hacen una especie de catastro, les asignan números de registro a las parcelas y así se les abre a estos invasores un abanico de oportunidades para consolidar su posesión; a la mayoría de ellos lo único que les importa es vender lo antes posible y al mayor precio y, como hay ciertas normas que se lo impiden, utilizan testaferros y personas interpuestas, o pagan a los funcionarios para que falsifiquen fechas.
Pero ya metidos en una cuenca protegida, con papeles del gobierno y reconocidos como agricultores (conuqueros), entonces pueden pedirle a las alcaldía electrificación inversiones para caminos, mejoras de las viviendas, créditos para sembrar, servicio de agua… como las alcaldías están quebradas, no tienen dinero, éstas les permiten que se conecten ilegalmente a las redes eléctricas y acueductos existentes, abren ellos mismos unas trochas mal hechas, destruyendo la montaña y desfigurando el paisaje, siembran sin orden ni concierto lo que más rápido les de sustento (por lo general es una agricultura de subsistencia, caraotas, yuca, ñame, han sacrificado árboles centenarios, cedros, apamates, caobos, jabillos, ceibas y otras especies para sembrar conucos que, en su mayoría, no duran ni tres años antes de abandonar los terrenos, para dejarlos engordar en sus precios).
Hay una gran inmoralidad en este asunto de la agricultura alrededor de las principales ciudades, ya que el gobierno es el gran terrateniente de las principales tierras productivas y con vocación agrícola del país, pero estas se encuentran en el interior del país, lejos de las grandes ciudades, como debe ser… a quienes se consideren agricultores debería asignárseles parcelas en estos predios y no en áreas suburbanas, pero estos “agricultores citadinos”, en realidad, están haciendo pingues negocios inmobiliarios, fundando las nuevas barriadas informales en las áreas metropolitanas.
De esta manera, las montañas son devastadas, las quebradas quedan sin bosques, las pendientes son desnudadas de su cobertura vegetal y empieza un proceso de erosión acelerado, entre otras razones porque no hay rotación de los cultivos, agotando el suelo de sus nutrientes.
En casos como Guarenas y Guatire se van a incrementar las inundaciones, sobre todo en sus cotas más bajas, que estén a nivel de los ríos principales, como es el caso de Río Grande en Guarenas, donde todos los años hay cuantiosas pérdidas materiales por el agua que cubre las principales vías, estacionamientos, centros comerciales, sótanos de los edificios… las cloacas y obras sanitarias colapsan por el volumen de agua y la cantidad de residuos, basura y lodo que bajan de las cuencas.
Todo el esfuerzo que creen estar haciendo, en términos de producción agrícola, no sirve para mucho, ya que la calidad de los suelos en todo el Estado Miranda es muy pobre y poco apto para la agricultura, en especial por la gran cantidad de arcilla roja y esquistos de cuarzo, que abunda en la edafología de sus suelos, suelos geológicamente muy jóvenes e inestables; hay algunas excepciones en Barlovento y en tierras altas frente a la costa.
El otro factor, y quizás el más importante, es que el gobierno nacional no tiene entre sus prioridades al ambiente en sus políticas públicas; el hecho de que la Guardia Nacional, la Fiscalía y lo que queda del otrora Ministerio del Ambiente sean las únicas instituciones que atienden los ilícitos ambientales pone en evidencia una gran debilidad estructural; se trata de instituciones plagadas de problemas de presupuesto, de equipamiento, de personal y de herramientas administrativas para que puedan hacer un trabajo eficiente, muchas veces los funcionarios no se pueden movilizar por falta de vehículos, o porque no hay combustible, o por la falta de peritos en el área ambiental.
Esta crisis del COVID-19 ha favorecido a los grupos de invasores de terrenos, taladores de maderas, promotores de viviendas informales (ranchos) y oportunistas que buscan terrenos para engordar y vender posteriormente con ganancias; tranquilos, porque pueden invadir terrenos, quemar y desforestar sin preocupación de que aparezca alguna autoridad a poner orden.
Esta es la primera oleada de la forma como los socialistas entienden el urbanismo, la conquista de las cuencas hidrográficas para hacer de ellas extensos barrios, lo primero en aparecer serán los talleres mecánicos, bares y clubes sociales, focos de contaminación desde los cuales se empezarán a construir viviendas para alquiler, los conucos pasarán a ser corrales de cochinos y cabras, gallineros y camburales, estas comunidades emergentes serán atendidas por diferentes misiones controladas por las comunas y desde donde distribuirán las ayudas del estado y sólo entonces aparecerán los primeros médicos cubanos.
Los incendios, producto de las quemas para limpiar conucos, para hacer barbechos y despejar vegetación, han arrasado con incontables hectáreas de áreas naturales protegidas, parques nacionales, monumentos naturales, parques municipales, pero sobre todo cuencas hidrográficas que rodean al Área Metropolitana de Caracas; estas deforestaciones intensivas y sin ninguna justificación están acabando con los reservorios de agua subterráneas de la región,  condenando a las generaciones futuras a un proceso acelerado de desertificación de los suelos y el paisaje.
A todo esto debemos contabilizar como perdidas todas las especies de animales, incluidos insectos, que son parte fundamental de la ecología de la región, los monos quedan sin la espesura que los protege y mantiene, las aves migran, los venados son cazados al igual que los báquiros, lapas y con ellos se  extinguen los armadillos, los osos hormigueros, los rabipelaos, las perezas…
En los actuales momentos, el Estado Miranda se encuentra en estado de total indefensión en cuanto a la protección del ambiente; todos los organismos con jurisdicción en estos asuntos están colapsados e inoperantes, el tema parece no interesarle a las autoridades y lo que los ciudadanos presenciamos es una degradación profunda y continua de nuestro ambiente, lo que implicará una peor calidad de vida para todos.  
En estos momentos de crisis y de grandes carestías, los organismos encargados de proporcionarle a nuestro entorno natural una protección contra las invasiones y de los usos ilícitos de las áreas naturales, lo que tenemos es una estructura burocrática implantada para disuadir cualquier iniciativa por defender y rescatar el ambiente, que es un derecho humano consagrado en nuestras leyes y un legado al que tienen derecho las generaciones futuras.   -    saulgodoy@gmail,com


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