domingo, 17 de mayo de 2020

¿Es el chavismo una organización terrorista?




Lo pregunto, ya que el gobierno de los EEUU está a un paso de declararlo de ésta manera, lo que acarrearía una serie de consecuencias graves para el muy golpeado prestigio de esta Revolución Bolivariana Socialista del Siglo XXI, y traería sobre sus principales dirigentes más sanciones y medidas punitivas de carácter administrativas, criminales y hasta militares.
A nadie le gusta un terrorista, es una denominación que a nivel mundial genera rechazo debido justamente a las connotaciones negativas que genera su simple existencia, asociada a la muerte, la destrucción, el vicio, el fanatismo; los terroristas son figuras ligadas a la destrucción de la convivencia social, a la interrupción de las economías y a generar la desconfianza en los gobiernos, ya que generan miedo y un clima de angustia colectiva, sus acciones están encaminadas a la devastación del orden con el fin de imponer una ideología y unos intereses, que por lo general pretenden la opresión y la supresión de libertades.
Ha habido intentos de hacer del terrorista una figura romántica, libertaria, han tratado de asociarlos a unos mártires por causas idealistas, pero sus acciones, todas bruscas, cobardes, injustas y destructivas, los han llevado a ser temidos, odiados, y a ser buscados y cazados cual alimañas, esa es la fama que se han ganado, excepto, en los grupos más radicales y violentos, que los reclutan, los entrenan, los mantienen y los utilizan.
Para tratar de sacar una conclusión sobre si el chavismo califica como grupo terrorista o promotor del terrorismo, vamos a analizar el concepto y contrastarlo con algunas de las acciones políticas y militares que ha caracterizado al chavismo en sus 21 años de hegemonía en el poder en Venezuela, para ello vamos a utilizar la definición que utiliza El Diccionario de Política, coordinado por Noberto Bobbio (1909-2004), Nicola Matteucci (1926-2006) y Gianfranco Pasquino (1942-), todos reconocidos politólogos, juristas, demócratas, socialistas y hombres públicos, esto lo hago para no ser juzgado como parcial, aunque de entrada les puedo decir que en lo personal considero al terrorismo como una acción plenamente criminal sin ningún contenido político.
Los hechos que vamos a reseñar son históricos, de carácter público y fueron reseñados por la prensa cuando ocurrieron, ni son inventos ni falso testimonio, quizás difieran en la interpretación de los mismos, ya que con el régimen chavista existe una “historia oficial” que pretende la verdad verdadera pero eso es cuestión ideológica.
La entrada en el Diccionario lo denomina Terrorismo Político y lo define de la siguiente manera:
Aunque usualmente el terrorismo se entiende como la práctica política de quien recurre sistemáticamente a la violencia contra personas o cosas provocando terror, la distinción entre este último y el terrorismo, representa el punto de partida para el análisis de un fenómeno que a través de los siglos ha ido aumentando constantemente su peso político. De hecho se entiende por "terror” un tipo específico de régimen, o mejor dicho un instrumento de emergencia al que recurre un gobierno para mantenerse en el poder.”
Estos autores se valen de inmediato de los ejemplos de la Revolución Francesa, mencionan a Maquiavelo en su Discursos sobre Tito Livio en el que consideraba al terror como herramienta útil para gobernar, a la Revolución Rusa y al terrorismo como una forma aceptable para mantener la dictadura del proletariado, y hacen esta interesante observación: “El recurso al terror por parte de quien ya detenta el poder dentro del estado no se puede considerar como una forma de terrorismo político, término por el que se entiende el instrumento a que recurren determinados grupos para hacer caer un gobierno acusado de mantenerse por medio del terror.”
La forma como el chavismo ha entendido el ejercicio del poder ha sido con un intensivo y extensivo uso del terror sobre la población y en contra de sus opositores, y efectivamente cualquier tipo de rechazo, reclamo o protesta es considerada como terrorismo, por parte del gobierno, en contra de una supuesta legitimidad democrática, que Chávez tuvo originariamente al ganar unas elecciones, pero que luego Maduro, utilizando la muerte del Teniente Coronel y una serie de fraudes y subterfugios, se hizo con el poder de manera ilegítima con lo que a partir de ese momento, y para seguir la lógica del Diccionario, se inauguró como terrorista y promotor del terrorismo.

Chávez gustaba del uso del terror como instrumento político, contaba con sus fuerzas de choque, sus Círculos Bolivarianos, sus colectivos armados, gente como la difunta Lina Ron y sus bandas que tenían aterrorizados a los medios de comunicación, un tumulto de gente dispuestas a invadir predios y propiedades, con sus sindicatos “rojitos” capaces de tomar plantas industriales completas y paralizar su funcionamiento, amenazando constantemente a sus contrarios con una “revolución pacífica pero armada”; su gobierno se distinguió por el uso de estas tácticas, como fue el atentado con una bomba en contra del Fiscal Danilo Andersen, para eliminar gente problemática dentro de su redil y hacer llegar un claro mensaje a sus seguidores.
Pero lo que más distinguió a Chávez como terrorista y a su partido político, el PSUV, como grupo terrorista, fueron las acciones armadas que emprendieron en las calles de Venezuela en contra de manifestaciones de ciudadnos pacíficas y desarmados, para protestar en contra de su gestión de gobierno, posicionando a sus grupos de exterminio en lugares estratégicos con armas letales y disparando a mansalva sobre las marchas, provocando graves bajas e infundiendo terror en la población, el gobierno siempre alegó que era la misma oposición la que se agredía buscando la violencia, y esto tuvo que hacerlo en varias ocasiones, ya que el pueblo de Venezuela clamaba por su libertad.
Pero lo que calificaría a Chávez como terrorista fue su apoyo, financiamiento y defensa de las causas subversivas de la guerrilla comunista colombiana, sus nexos cercanos con el IRA la ETA, el Hezbolá, Hámas, los movimientos guerrilleros de El Salvador, Nicaragua, Perú, sus contactos con los líderes de países del Medio Oriente en Irak, Siria, y Libia, su simpatía por los movimientos independentistas de Puerto Rico y luchas de minorías radicales de negros, hispanos y nativos aborígenes en los EEUU, su discurso agresivo en contra del imperialismo, el capitalismo y las libertades individuales lo convirtieron en el vocero de este selecto grupo de terroristas y violentos quienes tenían en nuestro país una base de segura de operaciones y entrenamiento.
No fueron pocas las noticias, denuncias y pruebas que aparecían en la prensa nacional e internacional de campamentos, donde expertos en fabricación de explosivos, francotiradores, instructores en guerrilla urbana, secuestros y extorsión, dictaban sus cursos bajo la anuencia y protegidos por el ejército venezolano, no pocas las ocasiones que jefes de la subversión eran atendidos en nuestros hospitales, y a muchos de ellos los vimos haciendo turismo y hasta rindiendo declaraciones a la prensa oficial.
El discurso de Chávez era el de endiosar a estas figuras del terror como líderes de causas populares y utopías imposibles, bandidos como Pancho Villa, el Ché Guevara, Ezequiel Zamora, el Comandante Marcos, Marulanda, eran los epígonos de sus elegías cuyas luchas eran las de los pueblos que no tenían voz, y la pétrochequera venezolana era una inagotable fuente de financiamiento de propaganda, candidatos y no pocas acciones deleznables en contra de los derechos humanos en países democráticos.
Cuba y el régimen de los hermanos Castro fueron sus favoritos, y para quienes no hubo límites en la generosidad y algo más que amistad que se planteó entre los gobiernos de Fidel y Chávez, la inoculación ideológica cubana fue total, la gesta libertaria (según la teología de la liberación), los aspectos post colonialistas pregonados por el Foro de Sao Paulo, la Justicia Social (tesis que sirve de ariete del Vaticano socialista en contra del capitalismo), el mundo “pluripolar” que fue parte del pensamiento de Obama y del partido Demócrata cuando decidieron unilateralmente dejar de liderar al mundo para darle paso a China como gran hegemón, fueron algunos de los aspectos ideológicos que privaron en aquel momento.
Pero quiero resaltar aquí dos tácticas esenciales que iban a  rendir sus frutos como tapaderas y coberturas a las acciones de terror y al terrorismo que fomentaba Chávez, la primera era hacerse pasar siempre como víctima del imperialismo, como el país pequeño y subdesarrollado frente a los poderes industrializados y globalizados, como el cristiano humilde que hace lo posible por ayudar a los más desposeídos, y de allí todos los alegatos de guerra económica, de atentados en su contra, de discriminación y abuso de poder para invisibilizarlo, Chávez siempre se presentó como el David frente a Goliat, y desde esa posición sus acciones terroristas se veían como legítima defensa y hasta como reacción necesaria y justa.
La otra estrategia es la de siempre avanzar, de estar a la delantera, de pegar primero y en medio de la refriega y las acusaciones, avanzar sin importar el costo, de esta manera, mientras estaba justificando su proceder, su muy bien engrasada maquinaria de terror ganaba terreno, tomando posiciones, oprimiendo a su pueblo un poco cada vez pero sin pausa, fue así que en medio de alegatos, señalamientos y discusiones, nacionales e internacionales, fue haciéndose con más y más poder.

En el Diccionario se nos dice lo siguiente: “El fenómeno terrorista en el plano internacional adquiere pues una relevancia que no tenía el terrorismo dentro del estado, por el hecho de que mientras que en este último ámbito no representa más que una entre las posibles formas de lucha, en el nivel internacional constituye en cambio el único camino abierto para quien no se identifique con la estructura existente del orden internacional.”
Tanto Fidel Castro como Hugo Chávez Frías creían a pie y juntillas sobre la tesis de Lenin sobre la internacionalización del movimiento revolucionario, y siendo el terrorismo una expresión de ella, era necesario reunir a todos estos grupos en una causa común, de allí este esfuerzo mundial por entrelazar a estas diferentes organizaciones violentas bajo una misma causa y convertir a Caracas, en la capital del terrorismo internacional.
Pero con el asesinato de Chávez por parte del castrismo en Cuba, el juego se tornó aún más violento ya que Nicolás Maduro era de una catadura mucho más despiadada; a Maduro le gusta compararse con bestias y advierte a sus opositores no buscarle su lado oscuro pues pareciera no poder controlarlo, de hecho, el número de muertos, heridos, torturados, presos y exilados aumentó de manera notable durante su tiranía.
Su alianza con el narcotráfico trajo al país la modalidad de los “descuartizados” tal y como ocurre en México por parte de sus socios, las fosas comunes para masacres completas (recurrentes en las zonas mineras), el etnocidio de aldeas indígenas, la desaparición de figuras públicas secuestradas por sus órganos de represión, la captura y persecución de periodistas, su constante vigilancia y amenazas hacia defensores de derechos humanos, la ejecución sumaria decenas de venezolanos cada semana por parte de sus órganos policiales de exterminio en las barriadas populares, la agresión directa y contumaz en contra de diplomáticos y las sedes de las misiones, escalaron a un grado inédito y aislaron al país.
Efectivamente, Maduro es mucho más letal y sanguinario que Chávez, la resistencia se hace a costa de la vida de los ciudadanos, que de manera pacífica continúan arriesgando sus vidas en contra del régimen.
El solo hecho que la vocería del chavismo sea su programa oficial “Con el Mazo Dando” y tenga a un exmilitar como su conductor, al inefable Diosadado Cabello, quien actúa como el juez y jurado de vidas y carreras de muchos venezolanos, que terminan luego de ser acusados en este espacio televisivo, de la peor manera posible, mostrando una cantidad de pruebas fabricadas, documentos falsos, y montajes de audio y video, que lo que dan es vergüenza ajena por lo burdo de su manufactura, es la manera que tiene el régimen de insuflar el miedo entre la población, porque el mal llamado gobierno chavista ya no gobierna, se impone a fuerza del terror judicial, policial, militar y psicológico.
Si el chavismo no promociona el terror, entonces no sé qué es terrorismo.
Termino con una cita del Secretario de Estado de los EEUU, George P. Shultz, con motivo del atentado contra el avión de PanAm en Lockerbil, en Escocia por comandos de Libia, el 25 de Octubre 1985, que resume muy bien el por qué los EEUU no puede bajar la guardia ante los terroristas.

Algunas personas han sugerido que tan siquiera contemplar el uso de la fuerza es rebajarnos al nivel bárbaro de los terroristas. Quiero referirme a este tema frontalmente. Es un absurdo argumentar que la ley internacional nos prohíbe capturar terroristas en espacio aéreo o aguas internacionales, o atacarlos en el territorio de otras naciones, o el usar la fuerza en contra de estados que mantienen, entrenan y cobijan terroristas o guerrillas.
La ley internacional no propicia tales resultados. A una nación atacada por terroristas le está permitido el uso de la fuerza para prevenir futuros ataques, puede capturar terroristas, o rescatar sus ciudadanos cuando no hay otra forma de enfrentarlos. No podemos permitir que las ambigüedades de la amenaza del terrorismo nos reduzcan a una total impotencia.
Una política llena con demasiados requerimientos y condiciones, que nunca podrán ser cumplidos, se equipara a una política de parálisis. Se resumiría a admitir que nuestras armas y nuestras fuerzas no son suficientes para defender a nuestros ciudadanos, o nuestros intereses, o nuestros valores. Esto, simplemente no lo puedo aceptar.
Los estados que protegen al terrorismo aumentarán por causa de nuestra sumisión, no por nuestra resistencia activa. Usaremos nuestros poderes militares solamente si el riesgo lo justifica, si no hay otra manera de enfrentarlos, y entonces solamente de una manera apropiada y con un objetivo claro. Pero no podemos huirle a cada reto. No podemos esperar por una absoluta certidumbre y claridad. Si lo hacemos, nuestro futuro estará determinado por otros, lo más probable por aquellos que son más brutales, más inescrupulosos y los más hostiles a todo lo que creemos.     -    

saulgodoy@gmail.com





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