Lo que no comprenden muchos venezolanos y no pocos
gobiernos del mundo que quisieran ver a nuestro país libre de la plaga del
chavismo, es que la política venezolana, todo su sistema partidista, sus
líderes, que se dicen democráticos y a favor de un nuevo comienzo para el país…
que todo este ensamblaje institucional y de personalidades mediáticas están, en
su gran mayoría, podridos.
Nuestro sistema político está lleno de huecos, como si
fuera un queso Gruyere, y cuando digo que está podrido no es solamente por el
grado de contaminación y penetración que ha tenido el socialismo criminal, léase,
el chavismo o “socialismo a la cubana”, que ha sido extensivo y profundo, sino
por una falta absoluta de moral y de principios que hacen de toda iniciativa
libertaria y de rescate de la democracia, un negocio más.
Esto que acabamos de ver, con vergüenza y asombro, en el
entorno del presidente encargado, saboteando una operación militar que,
supuestamente, iba destinada a sacar a Maduro del poder, delatándose entre
ellos, traicionando unos supuestos acuerdos confidenciales, mandando a la
muerte, a la tortura y al encierro a venezolanos y extranjeros, no es más que una
manera de proceder y “hacer política” que ya habíamos visto entre los
responsables de nuestra oposición democrática.
Lo que ha debido ser un delicado esquema de búsqueda y
captura de algunos de los narcotraficantes más buscados del mundo, que
pertenecen al llamado gobierno chavista, así fuera de carácter exploratorio,
como ahora alegan algunos participantes, estaba lleno de errores, filtraciones,
trampas y mentiras desde el mismo inicio; contaban con demasiada gente que no
era la apropiada, en un sin número de
reuniones, por demasiado tiempo, y sin las medidas mínimas de seguridad… todo
apuntaba a que terminaría en tragedia y así fue como terminó.
Juan Guaidó parece tener la maldición (ya ha probado que
no es ninguna virtud) de rodearse de la peores personas posibles, que sólo
están junto a él por los negocios, buscando una manera rápida para enriquecerse
(con los pocos que ha podido tener alguna oportunidad de hacer algo bueno
durante su meteórica y desastrosa gestión, ha terminado peleándose o en
conflicto); sus logros, si hay alguno, son atribuidos más a la voluntad de
terceros, que han tratado de apuntalarlo como líder de la oposición
democrática, pero con desalentadores resultados.
No voy a analizar en detalle el rocambolesco episodio de
la intervención de la empresa Silvercorp en esta jugada fallida, pero es fácil
detectar que se arrancó de muy mala manera; ninguna institución que va a
embarcarse en averiguar asuntos que lindan con la violencia y algunos posibles
delitos, nombra una Comisión y un Agente encargado de la manera tan burocrática
y ostensible como lo hicieron con el Sr. Rondón y otros “comisionados
presidenciales”, y menos en un lugar de tan alta exposición como Miami.
Todas las reuniones, el contenido de las mismas, sus
participantes, quedaron en evidencia, entre otras cosas porque no hubo sigilo,
algunos de sus participantes eran personas con un alto nivel de contacto con
medios públicos e internacionales, con vínculos estrechos con el presidente
encargado y justamente en Miami, donde abundan los lobos mediáticos y de redes
sociales dedicados a la caza de indicios y cabos sueltos de conspiraciones, buscando
las recompensas, vengan de donde vengan. Hacer reuniones secretas en Miami es
casi una contradicción en términos; lo peor de este caso, es que Guaidó nunca
tuvo la oportunidad de negar su participación en los hechos, porque no pudo
esgrimir la negativa plausible que lo distanciara de un desastre, en caso de
que las cosas salieran mal, que fue lo que sucedió.
Me cansé de advertírselo a Guaidó, se dejó rodear de malas
compañías, nunca supo separar la amistad de la política, la familia de los
negocios, los negocios de su gestión como alto funcionario del estado, el
patrimonio de la nación de sus cuentas privadas… en ese enredo cometía errores,
una y otra vez, saltaban las chispas de los cables pelados, y en vez de apartar
al muchacho del peligro, para que dejara de hacerse y hacernos daño, la gente
que lo rodeaba, esa troupé de aduladores y creyentes en la corte de los
milagros, todos esos Guaido´s lovers,
jamás aceptaron lo que muchos analistas veíamos claramente, que la nueva
esperanza, encarnada en el joven político, no estaba preparado para el reto que
tenía enfrente, que no era el hombre adecuado para el momento.
Se trata de un clásico ejemplo del Principio de Peter, Guaidó nunca fue competente para el cargo que
ocupa, lo ha demostrado desde el principio, pero está allí porque los factores
de poder que lo rodean creen poder manejarlo a su antojo, usarlo como un monigote
para sus fines inconfesables; aún para eso, hay que tener un cierto grado de
inteligencia del que carece Juan Guaidó, entre otras cosas porque sus
prioridades son su propia seguridad económica, la de su familia y allegados, su
entorno político y clientelar, su ideología socialista, pacifista, democrática
y constitucional, todo eso le quita claridad cuando trata los asuntos de
estado, de modo que cuando quiere hacer algo por Venezuela, le sale una
morisqueta.
Lo reitero de nuevo, no me complace que haya metido la
pata, nunca me alegré de sus garrafales errores, su derrota era mi derrota como
venezolano… y en esta ocasión el retroceso es significativo, volvimos a quedar
como un pueblo fracasado, que no puede agenciarse siquiera la ayuda de terceros
interesados, a pesar de que vivimos momentos en que el régimen está en un estado
crítico y de debilidad; este episodio, lamentablemente, termina dándole aires a
Maduro y sus secuaces, debilitando nuestra posición, la de un país que desea
desesperadamente volver a la normalidad democrática ante la comunidad
internacional.
Hay un grupo de funcionarios trabajando para el gobierno
Guaidó, pertenecientes al partido Primero Justicia, que se han destacado por
sus acciones de traición contra una salida militar; ya llevan una cantidad de
oficiales y soldados muertos a su cuenta, y en algún momento deberán rendir
cuentas por sus delaciones; eso ha sido un factor de perturbación constante para
este sector de opositores, que igual que el chavismo en sus comienzos, creía en
una salida por las armas. Para estas alturas, Guaidó y su entorno deben ser
considerados un peligro para este grupo de la oposición, para la mayoría de los
militares descontentos, y no es descabellado pensar que todo lo sucedido fuera
parte de una estrategia que quiere dejar la salida negociada y de cohabitación
con el chavismo como la única puerta posible, que es la fórmula que más
favorece esta oposición colaboracionista.
Todo lo que está alrededor de Guaidó está contaminado,
sus contactos, su círculo de confianza, sus asesores; todo plan pareciera
terminar siempre en las manos de Maduro, nada se mueve en esa oposición
colaboracionista que no se discuta a las pocas horas en una sala situacional
llena de oficiales de inteligencia cubanos, planificando falsos positivos, secuestros,
arrestos, acusaciones judiciales, investigaciones criminales, torturas,
muertes… y resultan como víctimas principales los soldados y oficiales venezolanos,
quienes terminan pagando los platos rotos por pura incapacidad y descuido.
¿Cuántos muertos, desaparecidos, presos y exilados
debemos seguir soportando para mantener en el poder a una cuerda de ineptos que
no pueden poner orden en sus propias casas? ¿Cuánto sufrimiento debe seguir
pasando el pueblo de Venezuela mientras estos infelices siguen jugando a que son
los Vengadores de Marvel a lo Mahatma Gandhi?
Pero no ha terminado de asentase el polvo del nuevo
revolcón de Guaidó, cuando se oye a las plañideras preguntando qué hemos hecho
nosotros, los estupefactos testigos de tantas mamarrachadas por Venezuela, los
que le hemos advertido a gritos y, muchas veces, poniéndonos en peligro que no
sigan con sus insensatas transacciones, muchas de ellas secretas, debajo de la
mesa, condimentadas con veneno, y ofrecidas con la mirada del amor.
Cuando vea a influencers
gritándole en cámara de que él si cree en Guaidó porque los norteamericanos
creen en Guaidó, entonces podrá hacerse una idea de cómo algunos publicistas y
periodistas, que reciben su paga al servicio de esos partidos confabulados en
la corrupción política, no escatiman argumentos “contundentes, lógicos y
veraces”, para vender su producto, un candidato a ser el patrono y salvador de
Venezuela, sacado de las mismas mentes que le vendieron a usted al primer
espécimen de los nuevos candidatos redentores, a un tal Henrique Capriles, ¿Lo
recuerdan?
Todo esta situación es producto de un secuestro que le
hizo chavismo a las instituciones del país, y otro secuestro que le hizo la
llamada MUD-FA a la oposición democrática, Guaidó no es sino el relleno del
sándwich, una piedra en el zapato para Maduro y Diosdado que están loquitos por
desaparecerlo, pero gracias a que los EEUU lo tienen apadrinado, no se lo han “cargado”
todavía, porque el día en que el muchacho sufra un percance, la promesa es que
vendrán los Marines a buscar a los capos. -
saulgodoy@gmail.com
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