El espacio público
está lleno de augurios y profetas clamando que pueden ver el mundo después del
COVID… Pero el futuro post-COVID no existe. Existirá sólo después de que lo
hayamos hecho.
Mark Lilla
Varios amigos me han pedido que opine sobre el futuro del
mundo a partir de esta pandemia del coronavirus COVID-19 que, a mi entender, es
apenas uno de los muchos coronavirus que existen en el catálogo de la naturaleza
y que andan por allí rondando; pero no se puede negar el impacto que ha tenido
en el mundo, principalmente, por haber detenido al aparato productivo mundial,
afectando la economía planetaria de una manera que todavía habrá que estimar y
reparar.
Soy de los que cree que somos multi-organismos vivos,
compuestos en buena parte de una cantidad enorme de vida microscópica adherida externa
e internamente a nuestros cuerpos, y que, gracias a un sistema inmunológico en
equilibrio, es posible mantener el orden en ese zoológico andante que somos los
humanos en nuestro tránsito por el planeta Tierra.
En nuestro pasado hubo muchas de estas epidemias, algunas
diezmaron poblaciones enteras, otras nos dieron herramientas para la
sobrevivencia, es decir, hicieron más fuerte nuestro sistema inmunológico, y es
seguro de que tendremos otras muchas epidemias en el futuro, unas benignas,
otras letales.
No sé cuándo tendremos una vacuna, si es que la
tendremos; es posible que esta epidemia tenga un final, desarrollemos algún
tipo de inmunidad o, simplemente aprenderemos a convivir con ella… y, como nos
previenen algunos científicos, es bueno que nos vayamos acostumbrando a tenerla
entre nosotros, afectando a unos más que a otros.
Lo que sí no veo muy claro es que esa pauta del distanciamiento
social prospere como una norma obligatoria y perenne; sobre este punto en
particular lo veo de la siguiente manera: va a haber personas que se impondrán
un tipo de cuarentena sostenida, evitando el contagio, protegiéndose de los
contactos, aislándose, utilizando todo tipo de materiales, técnicas y procedimientos
para mantenerse “seguros” de los posibles infectados.
Pero también creo que vamos a ver grupos importantes de
personas que no van a soportar el aislamiento y, aceptando los riesgos, van a
continuar con sus vidas como hasta ahora, con los contactos próximos, con la
convivencia social tal como la hemos conocido, por supuesto, aceptando los
riesgos que eso implica, entre ellos, el de acortar de manera definitiva sus
expectativas de vida y exponiéndose a la enfermedad, porque si hay algo que no
podemos minimizar es lo peligroso que es este virus, puede hacer mucho daño.
Esto significa que el mundo será dividido en zonas libres
del virus y zonas infectadas, y las personas que vivan en cada territorio no
podrán entrar en contacto personal con los otros, lo que creará especies de
guetos donde la vida llevará un sello particular en cuanto a estilos de vida.
Ya sabemos que el virus no actúa uniformemente con toda
la población; hay grupos más susceptibles a ser contagiados que otros, y de
estos habrá aquellos en los que el desarrollo de la infección será más difícil,
incluso mortal… pero una parte podrá resumir su vida natural infectado, pero no
enfermo. De modo que veremos el mundo dividido en varios estilos de vida: los
que van a vivir en una burbuja, aislados de los otros, y los que vamos a vivir
en peligro, pero en contacto con los suyos.
Creo que la elección debe ser libre, y que ambos modos de
vida pueden coexistir sin problemas, si se toman las medidas de seguridad
necesarias.
Yo sí creo que algún tipo de vacuna va a ser descubierta
y que esta situación de prevención social para evitar el contagio será superada
y la vida se resumirá como antes, pero ya en alerta para nuevos brotes y nuevos
tipos de contagio, porque inevitablemente nuestra vida orgánica compleja se
hace cada día más propensa a este tipo de brotes endémicos, principalmente
porque somos demasiados, en el año 2050 seremos 6.5 billones de personas en el
planeta, eso es excesivo para la capacidad de sustentabilidad de nuestro
habitat.
Dudo mucho que la globalización se detenga, es un proceso
que viene a la par con los adelantos tecnológicos en los campos del transporte
y las comunicaciones, es la naturaleza del comercio mundial y del
cosmopolitismo que resulta de estas interacciones; por supuesto, vamos a ver cambios,
nuevos controles, algunas restricciones, pero nada que no se pueda solucionar,
el mundo va a seguir integrándose, no hay vuelta atrás. -
saulgodoy@gmail.com
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