martes, 26 de mayo de 2020

Una prospectiva del mundo post-pandemia



El espacio público está lleno de augurios y profetas clamando que pueden ver el mundo después del COVID… Pero el futuro post-COVID no existe. Existirá sólo después de que lo hayamos hecho.
Mark Lilla

Varios amigos me han pedido que opine sobre el futuro del mundo a partir de esta pandemia del coronavirus COVID-19 que, a mi entender, es apenas uno de los muchos coronavirus que existen en el catálogo de la naturaleza y que andan por allí rondando; pero no se puede negar el impacto que ha tenido en el mundo, principalmente, por haber detenido al aparato productivo mundial, afectando la economía planetaria de una manera que todavía habrá que estimar y reparar.
Soy de los que cree que somos multi-organismos vivos, compuestos en buena parte de una cantidad enorme de vida microscópica adherida externa e internamente a nuestros cuerpos, y que, gracias a un sistema inmunológico en equilibrio, es posible mantener el orden en ese zoológico andante que somos los humanos en nuestro tránsito por el planeta Tierra.
En nuestro pasado hubo muchas de estas epidemias, algunas diezmaron poblaciones enteras, otras nos dieron herramientas para la sobrevivencia, es decir, hicieron más fuerte nuestro sistema inmunológico, y es seguro de que tendremos otras muchas epidemias en el futuro, unas benignas, otras letales.
No sé cuándo tendremos una vacuna, si es que la tendremos; es posible que esta epidemia tenga un final, desarrollemos algún tipo de inmunidad o, simplemente aprenderemos a convivir con ella… y, como nos previenen algunos científicos, es bueno que nos vayamos acostumbrando a tenerla entre nosotros, afectando a unos más que a otros.
Lo que sí no veo muy claro es que esa pauta del distanciamiento social prospere como una norma obligatoria y perenne; sobre este punto en particular lo veo de la siguiente manera: va a haber personas que se impondrán un tipo de cuarentena sostenida, evitando el contagio, protegiéndose de los contactos, aislándose, utilizando todo tipo de materiales, técnicas y procedimientos para mantenerse “seguros” de los posibles infectados.
Pero también creo que vamos a ver grupos importantes de personas que no van a soportar el aislamiento y, aceptando los riesgos, van a continuar con sus vidas como hasta ahora, con los contactos próximos, con la convivencia social tal como la hemos conocido, por supuesto, aceptando los riesgos que eso implica, entre ellos, el de acortar de manera definitiva sus expectativas de vida y exponiéndose a la enfermedad, porque si hay algo que no podemos minimizar es lo peligroso que es este virus, puede hacer mucho daño.
Esto significa que el mundo será dividido en zonas libres del virus y zonas infectadas, y las personas que vivan en cada territorio no podrán entrar en contacto personal con los otros, lo que creará especies de guetos donde la vida llevará un sello particular en cuanto a estilos de vida.
Ya sabemos que el virus no actúa uniformemente con toda la población; hay grupos más susceptibles a ser contagiados que otros, y de estos habrá aquellos en los que el desarrollo de la infección será más difícil, incluso mortal… pero una parte podrá resumir su vida natural infectado, pero no enfermo. De modo que veremos el mundo dividido en varios estilos de vida: los que van a vivir en una burbuja, aislados de los otros, y los que vamos a vivir en peligro, pero en contacto con los suyos.
Creo que la elección debe ser libre, y que ambos modos de vida pueden coexistir sin problemas, si se toman las medidas de seguridad necesarias.
Yo sí creo que algún tipo de vacuna va a ser descubierta y que esta situación de prevención social para evitar el contagio será superada y la vida se resumirá como antes, pero ya en alerta para nuevos brotes y nuevos tipos de contagio, porque inevitablemente nuestra vida orgánica compleja se hace cada día más propensa a este tipo de brotes endémicos, principalmente porque somos demasiados, en el año 2050 seremos 6.5 billones de personas en el planeta, eso es excesivo para la capacidad de sustentabilidad de nuestro habitat.
Dudo mucho que la globalización se detenga, es un proceso que viene a la par con los adelantos tecnológicos en los campos del transporte y las comunicaciones, es la naturaleza del comercio mundial y del cosmopolitismo que resulta de estas interacciones; por supuesto, vamos a ver cambios, nuevos controles, algunas restricciones, pero nada que no se pueda solucionar, el mundo va a seguir integrándose, no hay vuelta atrás.  -   saulgodoy@gmail.com

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