«Una
multitud libre se guía por la esperanza más bien que por el miedo, la que está
sometida se guía por el miedo más bien que por la esperanza. Una intenta
disfrutar de la vida, la otra se contenta con evitar la muerte»
Tratado
Político, Baruch Spinoza
Eso es lo que pretende el chavismo y, principalmente,
Nicolás Maduro, no les queda otra sino un juego de malabares, tratar de que no se
les vea el truco, y para ello mienten, proponen esquemas y programas, uno más
complicado e inverosímil que el otro… ya no les queda cuerda, el país se les
fue de las manos y ahora sólo les quedan las chapucerías.
Lo lógico, lo civilizado, lo normal, habría sido que, vista
su flagrante ineptitud y los problemas que les ha traído a los venezolanos, la
renuncia de Maduro debió ser adelantada hace ya mucho tiempo, desistiendo de sus
aspiraciones de poder indefinido para permitir tranquilidad a la nación… pero
no, prefirió “atornillarse” en la Presidencia, complicarle la vida a todos, con
el único propósito de proteger sus intereses y los de ese colectivo llamado chavismo.
Pero no es tan simple, en este momento ya Maduro no es
dueño ni de su vida ni de sus actos; es ahora un instrumento de Cuba y de
algunas mafias del narcotráfico, de manera que ellos deciden por él, se ha
convertido en una pieza de un gran mecanismo del crimen, de grandes negociados
ilícitos y de la opresión del comunismo internacional. Su rostro cansado y su
evidente desesperación son su carta de presentación; envejecido y ajado, se
encuentra en el límite de la resistencia, sus más cercanos colaboradores temen
que en algún momento pudiera “quebrarse”.
En lo personal, no me extrañaría que en cualquier momento
apareciera “suicidado” o involucrado en algún accidente fatal, que lo declaren
enfermo de algo y lo lleven a Cuba para tratarlo, para que nunca regrese, o que
hagan funcionar alguno de esos extravagantes planes de magnicidio de los peores
conspiradores de la historia del mundo y salga el cucuteño de la competencia,
por designio de sus amos de La Habana, dispuestos a nombrar a su sucesor
provisional; para Nicolás, su fecha de caducidad se cumplió hace ya rato, está
viviendo tiempo prestado.
Pero mientras tanto tenemos que soportar esos
experimentos de gobernanza, como la estrategia del martillo contra el
coronavirus, la flexibilización 5+10 de las medidas de cuarentena, o el nuevo
racionamiento de combustible, que llegó aderezado con nuevas formas de
corrupción, o las nuevas opciones de entretenimiento televisivo, preñado de
superproducciones hechas en países totalitarios, a falta de señal por satélite
o cable desde el imperio, o los nuevos usos del Carnet de la Patria, el Petro,
los avances en teleducación con una conectividad a Internet que tiene a todos
asombrados por su extrema lentitud… cuando hay señal.
El discurso del régimen peca de optimista, y hasta de triunfalista;
incapaz de enfrentar la gravedad de la situación, nos trata de vender la idea de que hay una vuelta
a la normalización, en la que por medio de complicadas fórmulas de abastecimiento
de gasolina y de la regreso a la actividad productiva, no traerán tranquilidad
y estabilidad; cumplirlas es tan arduo y difícil, vamos a estar tan distraídos
en cumplirlas, en hacer las colas y aprovechar las falsas ofertas de subsidio,
que nos tomará un tiempo caer en cuenta que, una vez más, nos tomaron el pelo.
Nuevamente nos están mareando para que no percibamos que nos chupa el desagüe.
Todo indica que las tenazas del comunismo se van cerrando
inexorablemente sobre nosotros, son medidas de control social, de supervisión
policial, de censura institucional, de explotación despiadada del régimen para robarnos
hasta nuestra última posesión de valor… el gobierno vigila el consumo de
productos, asigna cuotas, como ocurrió en la Rusia estalinista durante la
guerra. Para los que no se hayan dado cuenta, controlan, o hacen su mayor
esfuerzo por intervenir nuestro tiempo, nuestra productividad, nuestro
entretenimiento, la educación de nuestros hijos, el consumo de bienes básicos
de nuestros hogares… Venezuela entra en una muy peligrosa etapa de sometimiento
a un régimen militarizado y fascista.
Nuestra oposición política, ésa que está reconocida por
la comunidad internacional, ha entrado en un letargo inexcusable, ocupada de
los pocos recursos que puede controlar, dedicada a mantener su imagen
internacional, en lo que más bien parece una campaña de promoción de reinas de
belleza, tratando de mantener presencia en las redes sociales y la escasa
prensa libre que existe, ofreciendo insulsas declaraciones de principios y
anodinos rechazos a injusticias obvias, siempre alineándose con el socialismo
internacional, que los soporta y apoya, haciéndose cada vez más inservibles
para la conservación de los intereses de nuestros socios y aliados
norteamericanos…
Guaidó y sus asociados se enredan cada vez más en turbios
manejos administrativos, en negociaciones con la mafia, donde van a salir
trasquilados, con sendos expedientes por corrupción, en ese absurdo y
conveniente empeño de asegurar posiciones para no sufrir la crisis que todos los
venezolanos parecemos, excepto los privilegiados del régimen.
Se solazan de haber conseguido un acuerdo con el régimen
de Maduro para la distribución de ayuda humanitaria a los sectores más
vulnerables, con la participación de una organización multilateral, pero dado
el triste desempeño de la Asamblea Nacional y del presidente encargado en eso
de administrar recursos, y teniendo la experiencia del manejo chavista de
cualquier ayuda a la población, asistencia que siempre termina en obscenos
negocios o en la alimentación del parasitismo de su clientela política, muy
pocas personas confían en el éxito de tales gestiones.
Y ambas partes repiten el mismo discurso, que lo hacen
por Venezuela, por los que más sufren… lo que está a la vista es el intercambio
de los familiares presos de Guaidó por el acceso a esos recursos que les son
negados al régimen madurista… mientras esto ocurre padecemos de una absoluta
indefensión de nuestros intereses en el extranjero, y en nuestro terreno se
desata la voracidad de los
revolucionarios por el dinero o materiales para llenar su cada vez más vacías
cajas CLAP, o el reparto de “bonos” a la constancia de los suscritores del
indigno Carnet de la Patria.
Mientras nuestra oposición política no pueda quitarse la
bota militar del pescuezo, no hay argumentos ni negociación que valgan; pero, a
pesar de tener claramente frente a la ojos la única opción posible, que es la
de una intervención multinacional en el país, para desalojar a los usurpadores
del poder, se niegan a abrir esa puerta, porque eso tiraría a la basura sus muy
bien diseñados planes de compartir el poder entre los partidos de donde
provienen; para ellos, para la MUD-FA, nada debe cambiar en nuestro país, el
marco legal e institucional es perfecto, y se convierte en la única garantía de
que todo siga igual, para regresar a aquella partidocracia que teníamos antes
del chavismo.
Y es en este punto que quiero dejar muy en claro mi
posición, he escuchado argumentos a favor y en contra de hacer un
replanteamiento del diseño de nuestra nación; algunos opinan que tenemos una
constitución lo más cercana a la perfección, por lo menos en la letra y depende
de nosotros hacerla realidad o desviarnos de ella, como lo hizo el chavismo.
Estos mismos defensores del dejar todo como está,
permitiendo sólo algunos ajustes de forma más que de fondo, en su afán de
defender el “legado de los 30 años de democracia”, por el que debemos estar
agradecidos y respetar su continuidad, nos dicen que tanto nuestra Constitución
Nacional como nuestras instituciones encajan a la perfección en la visión y
misión de país que tenemos las generaciones que vamos a desempeñar esa tarea,
lo único que hace falta es un cambio de hombres, las leyes y las instituciones
deben perdurar.
Lo lamento, no estoy de acuerdo, hemos vivido en un
sistema y en un marco país en el que pudo nacer esa monstruosidad llamada
chavismo; en el momento de salir de él, de terminar con su ignominia, tenemos que
rehacer todo nuestro marco legal e institucional… no se trata de reeditar una
constituyente o un borrón y cuenta nueva, es otro tipo de trabajo, es una
limpieza y cauterización de todas las heridas, de eliminar lo podrido y lo que
no sirva para emprender un nuevo comienzo.
No hemos podido, no hemos sido capaces de detener la
destrucción y la degradación de nuestra democracia, nos hemos hecho cómplices
involuntarios de un horror muy parecido al nazismo, con sus campos de la
muerte, con la destrucción de lo más sagrado como lo es la dignidad humana.
Hay algo terriblemente errado y retorcido en esa idea de
país, ése que tuvo que aceptar los vicios y la inmundicia que derivaron en algo
parecido al chavismo, que lo aceptó como legal, que se le concedió beligerancia
y estatus de organización política, con todos los derechos… eso dice mucho de
las otras organizaciones políticas, que permitieron la coexistencia con esa equivocación.
Tenemos que ir a lo medular, discutir y normar sobre la
naturaleza humana, sobre el papel del estado, sobre el orden que queremos… se
necesita que las discusiones se hagan sobre temas puntuales, como las
relaciones económicas, el papel de las fuerzas Armadas, la división político
territorial del país, por mencionar algunos ejemplos, y deben tener una base
integral que las soporte, una visión holística que le de coherencia al país,
que tomen en cuenta el futuro… y una cosa no impide la otra, mientras estemos
en transición, luego en reconstrucción y, finalmente, en la estabilización del
país, debemos poder encargarnos de todo sin perder control ni posponer nada.
Viendo hacia atrás, en las décadas de nuestro derrumbe, caigo
en cuenta de algunas personalidades disfuncionales e ideas que estaban fuera de
la realidad, hubo personas y propuestas que fueron responsables en hacer
posible que el chavismo tuviera acceso al gobierno, algunos de ellos extranjeros
y con planes de colonización del país por parte de otros estados foráneos; una
vez en el poder, se le permitió al chavismo hacer el mayor daño, por más
argumentación jurídica y teorización política que realizaran para justificarlo,
todo apunta a que quienes participaron en aquel aquelarre estaban dañados, lo
peor de todo era que el sistema, el estado venezolano, como un todo orgánico,
no tenía antivirus o un sistema inmunológico fortificado.
La política electorera suplantó el sentido común, la
lucha por el poder obnubiló nuestro instinto de sobrevivencia, la propaganda y
la ideología arroparon la conciencia ciudadana, lo único que parecía importar
era la nueva liberación de Venezuela, una nueva independencia que nadie sabía
en qué consistía, y fue así como vimos a los partidos participar en las
“fiestas electorales”, prometiendo lo que nunca iban a cumplir con resultados
que ya estaban cantados.
Ya lo decía Baruch
Spinoza en sus ideas políticas: «Lo que
importa es establecer el Estado de modo tal que todos, gobernantes y
gobernados, quieran o no quieran, actúen del modo conveniente al servicio del
bien común». Es en este sentido que nuestro marco legal e institucional tiene
terribles fallas y omisiones, porque de nada sirven las leyes perfectas, hechas
para ángeles y no con hombres, como debería ser.
Los chavistas no se cansaban nunca de
vendernos “la mejor constitución del mundo”, la misma que les está permitiendo
llevarnos a todos al subsuelo de la historia… y eso tiene un antecedente, esos
40 años de democracia, donde se sembró la semilla de nuestra autodestrucción;
por ello no paro de recomendar un examen mucho más profundo de nuestra historia
contemporánea, porque no podemos resignarnos a las versiones triunfalistas, a
las elegías de los grandes nombres.
La evidencia está a la vista, ninguno
de esos prohombres de la democracia previó los rasgos salvajes que hoy
exhibimos, el país que estaban construyendo era para otros especímenes, no para
nosotros los venezolanos, que teníamos el chavismo dentro de la cueva.
Quienes han estudiado nuestra historia
saben de lo que estoy hablando; fuimos timados, las versiones de nuestro pasado
no pasan de ser una gran mentira mediática, por esta razón nuestro despertar
será rudo y doloroso, lo cual es una condición para que no vuelva ocurrir esta
desgracia. Los hombres y mujeres que van a salvar este país y a reconstruirlo
no figuran entre las estrellas que hoy
llenan la opinión pública, los he visto en la calle, les he escuchado y son todos
jóvenes venezolanos cabales y de temple, que se han criado en la necesidad y
las injusticias, ven a su alrededor y no les gusta lo que les hemos legado.
La Venezuela que ya se está levantando
no tiene nada que ver con los recurrentes invitados de esos periodistas
mercenarios que no quieren que nada cambie, apologetas de la opresión y las
limosnas, de esos que llenan los auditorios con sus mensajes de aguantar,
apretar los dientes, de tener paciencia y esperar por tiempos mejores.
Las generaciones de relevo que ya
están allá afuera sólo necesitan libertad y el aprecio al trabajo bien hecho
para que, en un tiempo relativamente corto, podamos volver a tener un gran
país; no son deseos ¿se acuerdan de que “deseos no preñan”?, es la energía que
les siento, es el brillo en sus ojos, a pesar de todas las desgracias que nos
ha traído el socialismo, un nuevo camino se está abriendo ante nosotros y para
esa nueva generación de venezolanos, va a ser importante que las cosas se hagan
bien, con honestidad y elegancia, y por primera vez en mucho tiempo, a la gente
le va a importar quién gobierna, como lo hace y le exigirán una rendición de
cuentas y responsabilidad por sus actos.
- saulgodoy@gmail.com
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