viernes, 5 de junio de 2020

El juego de “todo está normal”




«Una multitud libre se guía por la esperanza más bien que por el miedo, la que está sometida se guía por el miedo más bien que por la esperanza. Una intenta disfrutar de la vida, la otra se contenta con evitar la muerte»

Tratado Político, Baruch Spinoza

Eso es lo que pretende el chavismo y, principalmente, Nicolás Maduro, no les queda otra sino un juego de malabares, tratar de que no se les vea el truco, y para ello mienten, proponen esquemas y programas, uno más complicado e inverosímil que el otro… ya no les queda cuerda, el país se les fue de las manos y ahora sólo les quedan las chapucerías.
Lo lógico, lo civilizado, lo normal, habría sido que, vista su flagrante ineptitud y los problemas que les ha traído a los venezolanos, la renuncia de Maduro debió ser adelantada hace ya mucho tiempo, desistiendo de sus aspiraciones de poder indefinido para permitir tranquilidad a la nación… pero no, prefirió “atornillarse” en la Presidencia, complicarle la vida a todos, con el único propósito de proteger sus intereses y los de ese colectivo llamado chavismo.
Pero no es tan simple, en este momento ya Maduro no es dueño ni de su vida ni de sus actos; es ahora un instrumento de Cuba y de algunas mafias del narcotráfico, de manera que ellos deciden por él, se ha convertido en una pieza de un gran mecanismo del crimen, de grandes negociados ilícitos y de la opresión del comunismo internacional. Su rostro cansado y su evidente desesperación son su carta de presentación; envejecido y ajado, se encuentra en el límite de la resistencia, sus más cercanos colaboradores temen que en algún momento pudiera “quebrarse”.
En lo personal, no me extrañaría que en cualquier momento apareciera “suicidado” o involucrado en algún accidente fatal, que lo declaren enfermo de algo y lo lleven a Cuba para tratarlo, para que nunca regrese, o que hagan funcionar alguno de esos extravagantes planes de magnicidio de los peores conspiradores de la historia del mundo y salga el cucuteño de la competencia, por designio de sus amos de La Habana, dispuestos a nombrar a su sucesor provisional; para Nicolás, su fecha de caducidad se cumplió hace ya rato, está viviendo tiempo prestado.
Pero mientras tanto tenemos que soportar esos experimentos de gobernanza, como la estrategia del martillo contra el coronavirus, la flexibilización 5+10 de las medidas de cuarentena, o el nuevo racionamiento de combustible, que llegó aderezado con nuevas formas de corrupción, o las nuevas opciones de entretenimiento televisivo, preñado de superproducciones hechas en países totalitarios, a falta de señal por satélite o cable desde el imperio, o los nuevos usos del Carnet de la Patria, el Petro, los avances en teleducación con una conectividad a Internet que tiene a todos asombrados por su extrema lentitud… cuando hay señal.
El discurso del régimen peca de optimista, y hasta de triunfalista; incapaz de enfrentar la gravedad de la situación, nos  trata de vender la idea de que hay una vuelta a la normalización, en la que por medio de complicadas fórmulas de abastecimiento de gasolina y de la regreso a la actividad productiva, no traerán tranquilidad y estabilidad; cumplirlas es tan arduo y difícil, vamos a estar tan distraídos en cumplirlas, en hacer las colas y aprovechar las falsas ofertas de subsidio, que nos tomará un tiempo caer en cuenta que, una vez más, nos tomaron el pelo. Nuevamente nos están mareando para que no percibamos que nos chupa el desagüe.
Todo indica que las tenazas del comunismo se van cerrando inexorablemente sobre nosotros, son medidas de control social, de supervisión policial, de censura institucional, de explotación despiadada del régimen para robarnos hasta nuestra última posesión de valor… el gobierno vigila el consumo de productos, asigna cuotas, como ocurrió en la Rusia estalinista durante la guerra. Para los que no se hayan dado cuenta, controlan, o hacen su mayor esfuerzo por intervenir nuestro tiempo, nuestra productividad, nuestro entretenimiento, la educación de nuestros hijos, el consumo de bienes básicos de nuestros hogares… Venezuela entra en una muy peligrosa etapa de sometimiento a un régimen militarizado y fascista.
Nuestra oposición política, ésa que está reconocida por la comunidad internacional, ha entrado en un letargo inexcusable, ocupada de los pocos recursos que puede controlar, dedicada a mantener su imagen internacional, en lo que más bien parece una campaña de promoción de reinas de belleza, tratando de mantener presencia en las redes sociales y la escasa prensa libre que existe, ofreciendo insulsas declaraciones de principios y anodinos rechazos a injusticias obvias, siempre alineándose con el socialismo internacional, que los soporta y apoya, haciéndose cada vez más inservibles para la conservación de los intereses de nuestros socios y aliados norteamericanos…
Guaidó y sus asociados se enredan cada vez más en turbios manejos administrativos, en negociaciones con la mafia, donde van a salir trasquilados, con sendos expedientes por corrupción, en ese absurdo y conveniente empeño de asegurar posiciones para no sufrir la crisis que todos los venezolanos parecemos, excepto los privilegiados del régimen.
Se solazan de haber conseguido un acuerdo con el régimen de Maduro para la distribución de ayuda humanitaria a los sectores más vulnerables, con la participación de una organización multilateral, pero dado el triste desempeño de la Asamblea Nacional y del presidente encargado en eso de administrar recursos, y teniendo la experiencia del manejo chavista de cualquier ayuda a la población, asistencia que siempre termina en obscenos negocios o en la alimentación del parasitismo de su clientela política, muy pocas personas confían en el éxito de tales gestiones.
Y ambas partes repiten el mismo discurso, que lo hacen por Venezuela, por los que más sufren… lo que está a la vista es el intercambio de los familiares presos de Guaidó por el acceso a esos recursos que les son negados al régimen madurista… mientras esto ocurre padecemos de una absoluta indefensión de nuestros intereses en el extranjero, y en nuestro terreno se desata  la voracidad de los revolucionarios por el dinero o materiales para llenar su cada vez más vacías cajas CLAP, o el reparto de “bonos” a la constancia de los suscritores del indigno Carnet de la Patria.
Mientras nuestra oposición política no pueda quitarse la bota militar del pescuezo, no hay argumentos ni negociación que valgan; pero, a pesar de tener claramente frente a la ojos la única opción posible, que es la de una intervención multinacional en el país, para desalojar a los usurpadores del poder, se niegan a abrir esa puerta, porque eso tiraría a la basura sus muy bien diseñados planes de compartir el poder entre los partidos de donde provienen; para ellos, para la MUD-FA, nada debe cambiar en nuestro país, el marco legal e institucional es perfecto, y se convierte en la única garantía de que todo siga igual, para regresar a aquella partidocracia que teníamos antes del chavismo.
Y es en este punto que quiero dejar muy en claro mi posición, he escuchado argumentos a favor y en contra de hacer un replanteamiento del diseño de nuestra nación; algunos opinan que tenemos una constitución lo más cercana a la perfección, por lo menos en la letra y depende de nosotros hacerla realidad o desviarnos de ella, como lo hizo el chavismo.
Estos mismos defensores del dejar todo como está, permitiendo sólo algunos ajustes de forma más que de fondo, en su afán de defender el “legado de los 30 años de democracia”, por el que debemos estar agradecidos y respetar su continuidad, nos dicen que tanto nuestra Constitución Nacional como nuestras instituciones encajan a la perfección en la visión y misión de país que tenemos las generaciones que vamos a desempeñar esa tarea, lo único que hace falta es un cambio de hombres, las leyes y las instituciones deben perdurar.
Lo lamento, no estoy de acuerdo, hemos vivido en un sistema y en un marco país en el que pudo nacer esa monstruosidad llamada chavismo; en el momento de salir de él, de terminar con su ignominia, tenemos que rehacer todo nuestro marco legal e institucional… no se trata de reeditar una constituyente o un borrón y cuenta nueva, es otro tipo de trabajo, es una limpieza y cauterización de todas las heridas, de eliminar lo podrido y lo que no sirva para emprender un nuevo comienzo.
No hemos podido, no hemos sido capaces de detener la destrucción y la degradación de nuestra democracia, nos hemos hecho cómplices involuntarios de un horror muy parecido al nazismo, con sus campos de la muerte, con la destrucción de lo más sagrado como lo es la dignidad humana.
Hay algo terriblemente errado y retorcido en esa idea de país, ése que tuvo que aceptar los vicios y la inmundicia que derivaron en algo parecido al chavismo, que lo aceptó como legal, que se le concedió beligerancia y estatus de organización política, con todos los derechos… eso dice mucho de las otras organizaciones políticas, que permitieron la coexistencia con esa equivocación.
Tenemos que ir a lo medular, discutir y normar sobre la naturaleza humana, sobre el papel del estado, sobre el orden que queremos… se necesita que las discusiones se hagan sobre temas puntuales, como las relaciones económicas, el papel de las fuerzas Armadas, la división político territorial del país, por mencionar algunos ejemplos, y deben tener una base integral que las soporte, una visión holística que le de coherencia al país, que tomen en cuenta el futuro… y una cosa no impide la otra, mientras estemos en transición, luego en reconstrucción y, finalmente, en la estabilización del país, debemos poder encargarnos de todo sin perder control ni posponer nada.
Viendo hacia atrás, en las décadas de nuestro derrumbe, caigo en cuenta de algunas personalidades disfuncionales e ideas que estaban fuera de la realidad, hubo personas y propuestas que fueron responsables en hacer posible que el chavismo tuviera acceso al gobierno, algunos de ellos extranjeros y con planes de colonización del país por parte de otros estados foráneos; una vez en el poder, se le permitió al chavismo hacer el mayor daño, por más argumentación jurídica y teorización política que realizaran para justificarlo, todo apunta a que quienes participaron en aquel aquelarre estaban dañados, lo peor de todo era que el sistema, el estado venezolano, como un todo orgánico, no tenía antivirus o un sistema inmunológico fortificado.
La política electorera suplantó el sentido común, la lucha por el poder obnubiló nuestro instinto de sobrevivencia, la propaganda y la ideología arroparon la conciencia ciudadana, lo único que parecía importar era la nueva liberación de Venezuela, una nueva independencia que nadie sabía en qué consistía, y fue así como vimos a los partidos participar en las “fiestas electorales”, prometiendo lo que nunca iban a cumplir con resultados que ya estaban cantados.
Ya lo decía Baruch Spinoza en sus ideas políticas: «Lo que importa es establecer el Estado de modo tal que todos, gobernantes y gobernados, quieran o no quieran, actúen del modo conveniente al servicio del bien común». Es en este sentido que nuestro marco legal e institucional tiene terribles fallas y omisiones, porque de nada sirven las leyes perfectas, hechas para ángeles y no con hombres, como debería ser.
Los chavistas no se cansaban nunca de vendernos “la mejor constitución del mundo”, la misma que les está permitiendo llevarnos a todos al subsuelo de la historia… y eso tiene un antecedente, esos 40 años de democracia, donde se sembró la semilla de nuestra autodestrucción; por ello no paro de recomendar un examen mucho más profundo de nuestra historia contemporánea, porque no podemos resignarnos a las versiones triunfalistas, a las elegías de los grandes nombres.
La evidencia está a la vista, ninguno de esos prohombres de la democracia previó los rasgos salvajes que hoy exhibimos, el país que estaban construyendo era para otros especímenes, no para nosotros los venezolanos, que teníamos el chavismo dentro de la cueva.
Quienes han estudiado nuestra historia saben de lo que estoy hablando; fuimos timados, las versiones de nuestro pasado no pasan de ser una gran mentira mediática, por esta razón nuestro despertar será rudo y doloroso, lo cual es una condición para que no vuelva ocurrir esta desgracia. Los hombres y mujeres que van a salvar este país y a reconstruirlo no figuran entre las estrellas  que hoy llenan la opinión pública, los he visto en la calle, les he escuchado y son todos jóvenes venezolanos cabales y de temple, que se han criado en la necesidad y las injusticias, ven a su alrededor y no les gusta lo que les hemos legado.
La Venezuela que ya se está levantando no tiene nada que ver con los recurrentes invitados de esos periodistas mercenarios que no quieren que nada cambie, apologetas de la opresión y las limosnas, de esos que llenan los auditorios con sus mensajes de aguantar, apretar los dientes, de tener paciencia y esperar por tiempos mejores.
Las generaciones de relevo que ya están allá afuera sólo necesitan libertad y el aprecio al trabajo bien hecho para que, en un tiempo relativamente corto, podamos volver a tener un gran país; no son deseos ¿se acuerdan de que “deseos no preñan”?, es la energía que les siento, es el brillo en sus ojos, a pesar de todas las desgracias que nos ha traído el socialismo, un nuevo camino se está abriendo ante nosotros y para esa nueva generación de venezolanos, va a ser importante que las cosas se hagan bien, con honestidad y elegancia, y por primera vez en mucho tiempo, a la gente le va a importar quién gobierna, como lo hace y le exigirán una rendición de cuentas y responsabilidad por sus actos.     -    saulgodoy@gmail.com


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